Partida Rol por web

Arborang falla el ataque de su flecha pero Adabella logra encajar un par de golpes que dejan al enemigo completamente inerte. Cuando doblaron la esquina para alcanzar la puerta que había en aquel pasillo, otra criatura similar se encontraba al fondo de este dispuesta también a atacar a la damisela.

Rod logra encajar un nuevo golpe a la criatura pero como está malherida no consigue atacarle. Pero la que si lo logra es la otra que encaja un mordisco en su cuello dejándolo en un estado excesivamente precario. Aquellas dos criaturas estaban haciendo demasiado daño a Rod, y quizá fuese un buen momento para curarse o al menos para huir del combate.

Descargo de nuevo un mazazo sobre mi enemigo aunque sin mucho convencimiento.tienes una piel dura pro no me creo que no tengas ninguna grieta

El primer enemigo había caído pero había otro similar luego. Teníamos que continuar con esta lucha en busca de ese hombre. Yo era una mujer de paz pero ahora no había tiempo para ella. Mi espada, aun manchada de sangre de la anterior pelea, se blandió nuevamente en el aire para embestir a este otro obstáculo en el rescate que teníamos que llevar a cabo.

Con el tiempo bien presente en nuestra cabezas, salto por encima del cadáber del guardián siguiendo a Adabella con una nueva flecha dispuesta a lanzarse contra cualquier otro custodio de la ésta tétrica prisión. Pero entretanto, mi cabeza había empezado a dar vueltas a una idea, ¿qué motivos habían llevado al secuestro del caballero?

Quizás fuera algo tan simple como la eterna lucha entre el bien y el mal o el caos y la ley, los terribles opuestos incapaces de entenderse por toda la eternidad, lo que al fin y al cabo sería un buen resumen que perdería los auténticos matices que habían llevado a tan desafortunado destino. Quizás únicamente fuera una mera distracción para buscar nuevas víctimas y dejar al principado indefenso mientras sus héroes caían una y otra vez en la misma trampa, quizás...

Me ví obligado a dejar de pensar cuando un nuevo guardián apareció ante nosotros con el fín de retrarsarnos aún más. Y eso era algo que no podíamos volvernos a permitir.

El combate continuaba igual, por mucho que trataran de encajar golpes el uno contra el otro sus armaduras frenaban gran parte de las acometidas y ninguno resultaba herido. Aquella carrera era contrarreloj y quizá estuviera perdiendo un tiempo muy valioso, aunque lo más sensato era insistir quizá más allá estuviera Sir Ragnar.

Arborang y Adabella continuaban combinando sus ataques de una manera letal y mortífera. La última criatura contra la que se enfrentaron ni si quiera tuvo tiempo de alzar el arma. El primero encajó una flecha en su estómago y la mujer aprovechaba la distracción para rebanarle la cabeza con su espada.

El cuerpo del enemigo cayó al suelo dejándoles ante una encrucijada, podían continuar por el pasillo o adentrarse por la puerta que tenían al lado.

-Digo si hay una puerta es por algo, para abrirla.

Esta vez simplemente lo hice, estaba segura de que mi compañero no opondría resistencia. Es que era ilógico seguir adelante y luego tener que volver sobre nuestros pasos para hacerlo.

El guerrero se vio superado por los dos canes. Uno de ellos le había propinado un mordisco en el cuello de donde la sangre no dejaba de manar. Usando una posición defensiva con su arma retrocedió mientras pedía ayuda a sus compañeros

- Y es lógico que se encuentre encerrado.

Confirmo su decisión y me preparo para invocar por primera vez las fuerzas del destino sobre las flechas de mis compañeros.

- Tir bénie.

Huyes del lugar y por fortuna las criaturas no te siguen y no te atacan, parece que están allí para defender la zona, no para perseguir a los incursores. Así que retrocedes y atraviesas la habitación, llegas hasta el pasillo ancho donde te aventuraste solo y llegas a la encrucijada de caminos, a la derecha, por donde se enfrentaron Adabella y Arborang a la criatura, cuyo cadáver aún yace en el suelo, o por la izquierda por donde se marchó Wylvern tras vuestra decisión de dividiros.

Cuando abrís la puerta os encontráis con dos criaturas, son unas bestias parecidas a lobos de pelaje oscuro con una malévola inteligencia en su rostro y ojos. A la derecha de la habitación hay otra puerta, quizá la mejor opción sea continuar por ella, pero es probable que los extraños lobos os dificulten la entrada...

El combate empieza a degenerar en una serie de torpes intentos por alcanzar al rival  pero sin un gran éxito por ninguna de las dos partes.Cuando la Maza vuelve a rebotar en su armadura no puedo evitar gruñir decepcionado antes de decir.Y si modelo jugamos a suertes? .Te sientes afortunado hoy?

El tener que ir por el otro lado no era una opción. Esas dos criaturas seguramente nos impedirían el paso así que otra vez no quedaba opción más que enfrentarlos. 

De nuevo utilicé mi espada contra el primero de los enemigos: que eran como lobos pero en sus ojos se adivinaba una inteligencia malévola.

-No te dejes engañar, compañero. Estos son más duros de lo que aparentan...

El guerrero siguió a Wylvern por el pasillo por el que se había adentrado

No pensaba hacerlo. Inmediatamente cogí una de las flechas con punta de plata y la situe sobre la cuerda al tiempo que tensaba para en lo que dura una inspiración soltarla libre en dirección a una de las criaturas.

Tomas el camino de la izquierda y avanzas por él, sonidos de lucha te llaman la atención y los sigues, el pasillo continúa, pero también gira de nuevo a la izquierda. Al fondo de éste, Wylvern se está enfrentando a una criatura semejante a la que durmió Arborang. Por desgracia había muy poco espacio y a no ser que intentases un ataque a distancia de poco podrías ayudarle.

Por lo visto Wylvern y la criaturas se estaban enfrentando y tu compañero había sido herido, pero no su enemigo.

Vuestros intentos de golpearos seguían siendo un fracaso hasta que de pronto notaste que alguien venía tras de ti, temías que fuera un enemigo, pero por fortuna era Rod que a juzgar por su aspecto estaba realmente malherido, aunque todavía en pie.

Desgraciadamente, el estrecho pasillo en el que te estabas enfrentando a la criatura dificultaba la ayuda que tu compañero pudiera facilitarte.

Arborang descargó una flecha de plata sobre la criatura y ésta se clavó en ella haciéndole que sangrase. Ambas criaturas enrabietadas se abalanzaron contra ellos, por suerte tanto él como Adabella lograron esquivar sus dolorosos mordiscos. Después Adabella trató de dañarles con su espada bastarda pero esta vez no tuvo tanta suerte.