Partida Rol por web

Mannfred asintió con la cabeza ante la propuesta del líder, luego se puso de pie y se pronunció decidido:

- Estoy de acuerdo, pero para saber a que valor venderlo deberíamos visitar primero a ese brujo en Middenheim. No sea cosa que terminemos regalando por un par de coronas la reliquia a ese sujeto.

- Por ahora aquí tenemos la nada despreciable suma de 100 coronas en oro, sin contar los demás objetos preciosos a los cuales minimamente podríamos sacarles otras 200 coronas en el mercado negro. -Agregó señalando el tesoro apilado cuidadosamente sobre la mesa.

-En fin,- concluyó un tanto impaciente- lo que vayamos a hacer debemos hacerlo rápido sino queremos caer bajo la maldición de ese condenado fetiche...

Eric arqueó una ceja al escuchar las intenciones de su jefe. Desde luego no le gustaba la idea de que alguien más, excepto ellos, supiera que tenían el extraño artefacto en su posesión. Y mucho menos el supuesto dueño de aquello.
Fue una cuestión de segundos; cuando escuchó el total aproximado del botín se le dibujo una habitual sonrisa pícara en el rostro.

-Muy a mi pesar, veo que todos queréis venderlo y desde luego que prefiero venderlo antes que intentar averiguar cual es su función o significado. – Se giró hacia Felix, se encogió de hombros y le sonrió amablemente, intentando hacerle ver que no quería ofenderlo. – Como bien decía un maestro y amigo – Se llevó la mano al pecho y la mantuvo un par de segundos. – Trabaja lo menos posible pero cuando lo hagas, hazlo bien. Si vamos a venderlo, primero deberíamos saber que tenemos entre manos y si es tal Diergër puede ayudarnos deberíamos visitarlo a él primero.

Se levantó de un salto de la silla y apoyando sus manos en la cadera fue mirándolos uno a uno.

No se puede nadar a contra corriente. O sales del río o nadas fuerte corriente abajo, y la verdad es que yo estoy muy a gusto en este río.

-Como dice Mannfred contra más rápido nos pongamos en marcha mejor. Iré preparándome. – Se dirigió a su habitación, para terminar de vestirse y recoger sus enseres, con el semblante alegre que lo caracterizaba.

Eric salió de su habitación con paso firme y completamente preparado para partir a donde fuera que tuvieran que ir. Su abrigo, largo y de cuello alto, entre abierto dejaba ver las dos pistolas que llevaba en el cinto, así como su preciado estoque.

Viendo que sus camaradas aún seguían deambulando por la estancia arqueó una ceja y miró a ambos lados, realizando un movimiento muy lento con la cabeza.

-Uno que ya está listo para partir. Alfred, ¿Al final vamos a buscar a ese tal Rüdiger, que sólo su madre sabrá donde se encuentra, o visitamos al contacto de Mannfred en Middenheim? – Se sentó desganado en la silla más próxima y lanzó un sonoro bufido.- Compañeros no seáis vagos y daros prisa, que ya sabéis lo que opino yo sobre la puntualidad ¡Ehh! – Una sonrisa inconfundiblemente característica apareció en su rostro, teniendo en cuenta que sus compañeros siempre se quejaban de su holgazanería y su falta de puntualidad, era algo cómico- ¡Hahahahahahaha! Bueno ahora en serio, ¿Qué hacemos?.... Yo visitaría a ese tal Diergër de Middenheim, ahí lo dejo – Levantó la mirada mientras se acariciaba la perilla, no quería parecer pesado pero le interesaba muchísimo saber que iban a hacer con el extraño botín. Contra antes decidieran, antes perdería lo de vista.

Mannfred volvió a meter los objetos de valor en un saco, el cuál se echó al hombro mientras se dirigía hacia afuera.

-Bien dicho, Eric. Pero antes de partir dadme tiempo a enterrar esto. No sea cosa que alguién visite la cabaña en nuestra ausencia.- Dijo antes de salir del lugar. Luego buscó un lugar a la sombra de un gran arból y enterró allí el tesoro.

- Ya esta hecho. Bajo el viejo nogal, no lo olviden.- Comentó discretamente al entrar de nuevo en la guarida. Luego tomó sus escasas pertenencias y se aprestó a partir.

- Vamos, tenemos mucho camino por delante....

Eh esperad un momento, ¿alguien sabe algo acerca de ese tal Rüdiger? No se si seria cauteloso ir a buscarlo sin saber ni donde esta, ni si es de fiar... estoy con Manfred y ir a buscar a su contacto... ¿Diergër era? - Dice Julia intentando tranquilizar un poco al personal que parecía un poco excitado por la situación, y aquello solo les llevaría ha hacer alguna estupidez sin pensar - Una vez lo tengamos decidido y estemos listos todos saldremos - Dice con tono firme esperando que Alfred le apoyara en su decisión.

Al final habían decidido ir a vender, aunque no le gustaba la idea, le habían hecho caso en lo de averiguar que era aquel infame aparato, al final dijo:

-Si no queda mas remedio lo vendemos y yo estoy de acuerdo, pero antes tendremos que averiguar que es el aparato y como bien decís vamos a ver a ese tal Dierger o como se llame

Mientras decía esto preparaba su equipaje y las armas, ya que el viaje podría ser peligroso y largo

-Cuando queraís no podemos ir, pero presiento que el viaje puede estar lleno de peligros

Alfred no hizo caso a sus compañeros al estar pensando todo el rato en el extraño artefacto Espero que esto no nos meta en muchos problemas... mira que hemos tenido buena suerte con el botín y a la vez tan mala, parece que el destino tiene un curioso sentido del humor

Las palabras de su mujer hicieron que volviera a prestar atención a la conversación - ¿Que?... ¡A si! tienes razón, mejor vayamos a buscar al contacto de Manfred, por lo menos sabemos donde está, ¿No? Por el camino podremos buscar información de ese tal Rüdiger. Sacudió su cabeza para despejarse y dejar de pensar en el extraño artefacto y se dirigió a su habitación para prepararse.

Cuando terminó de prepararse para el viaje, Alfred volvió al salón donde se encontraban todos sus compañeros - Bueno, ¿Por donde quereis que vayamos? ¿Por el Bosque o por el camino? También podemos parar en la posada de tu padre Dijo mirando a su mujer.

- Con los tiempos que corren pasear por el bosque no me haría mucha gracia. Yo eligiría el camino.-Dijo el contrabandista  casi de inmediato en respuesta al líder de la banda.

Además podríamos pasar la noche y descansar a buen recaudo cerca de la taberna, siempre es mejor que acampar en medio del bosque ¿no? - Dice Julia mientras intenta evocar en su mente la vieja taberna, que recuerdos, ya hacia bastante que no la visitaba. Después de prepararse y coger el resto de cosas para salir vuelve a la sala - ¿Estamos todos listos? - Dice con ganas de salir hacia la taberna de su padre.

La pregunta que había hecho Alfred lo había hecho dudar. En ningún momento se había planteado deambular por el bosque, pero tampoco se había imaginado al grupo recorriendo el camino cargado con el cofre dichoso.

-Hmmmmm…..Sí, yo también prefiero pasar la noche en la taberna del viejo Reinold antes que dormir al raso en el Drakwald. – Hizo una pausa mientras miraba al gran cofre, que tendrían que transportar, con el morro torcido. – Pero, pensar que cargando este cofre por el camino que lleva a Middenheim, llamaremos mucho más la atención. Y no es que a mí me importe ¡Eh!, pero quizás al dueño o a los que buscan esa cosa – Señaló en dirección al cofre.- Sí les resulte agradable.

¿Estás sugiriendo pasar la noche acampando en mitad del Drakwald? Ni por todo el oro de Altdorf. Que una cosa es pasar las noches en esta granja y otra muy distinta es hacerlo en cualquier parte del bosque al descubierto. ¿Quién sabe si lo que cuentan será verdad?... Aunque el interior del cofre parece ser una buena prueba de ello.

-Eh…Eh…Eso, que yo también prefiero ir por el camino.

Una vez estaís listos os miraís sonriendo, algo os dice a unos que todo saldra bien y conseguireís dinero suficiente para retiraros de esta vida perra, otros sonrien más nerviosos que alegres... Entre dos conseguís levantar el cofre y comenzaís la marcha con el sol saliendo de su escondite nocturno.

Las alargadas sombras de los árboles se bañan en la neblina escarchada de la mañana, no hace frío pero la noche deja notar su paso por el tenebroso bosque de Drakwald. Una vez llegaís al camino, borraís vuestras últimas huellas en el bosque y comenzaís la verdadera marcha.

Todo parece muy tranquilo, hay pocos transeutes y ninguna marca de carro. Parece que ultimamente no viaja demasiada gente entre Altdorf y Middenheim y eso ahora os alegra, es mejor no encontraros con nadie que pregunte por el cofre que portaís.

A mitad de la tarde algo cambia en la tranquilidad que empezaba a poneros nervioso. A lo lejos, en un giro del camino escuchaís varios caballos al galope. Tan rápido como podeís saltais a los lados del camino y os escondeís alerta por si fueran guardias relacionados con el carruaje. Al cabo de unos segundos, tres caballos pasan a toda prisa por delante de vosotros. Montados encima de ellos van tres hombres, les cuelgan arcos en la espalda y visten humildemente, como cazadores. Veís que se fijan muchísimo en lo que tienen alrededor... sin llegar a veros... al poco rato ya han pasado y continuaís la marcha preguntándoos que los habrá hecho correr de esa manera.

Apenas falta una hora para que llegeís a la ansiada posada del padre de Julia cuando el sonido de los caballos al galope os vuelve a sorprender. Esta vez el camino está en linea recta y para cuando os daís cuenta los tres hombres ya os han visto. Se detienen en seco a vuestro lado...

Uno de ellos se baja del caballo, tranquilizandolo con una caricia en el morro se acerca a vosotros con paso lento, fijándose en vuestro aspecto y sobre todo en vuestra pesada carga que por si no fuera suficiente ha hecho como una convulsión provocando que solteís el cofre y se caiga al suelo, con un sonido pesado...

-¿Quiénes sois, hacia donde y para qué viajaís allí? Pregunta sin mas miramientos y a ninguno de vosotros en concreto.

Podeís ver que del cuello le cuelga una insignia de Shallya, la diosa, pero sus ropas no indican la pertenencia a ninguna orden... menos a Shallya siendo hombres.

Cuando los "cazadores" les pillaron, Alfred se les quedó mirando de manera desafiante. Al ver que los cazadores llebavan la insignia de Shallya les miró con desconfianza ¿Qué es esto? ¿Aparecen seguidores de Shallya en mitad del camino justo cuando estamos transportando un artefacto de Nurgle? Demasiada casualidad me parece a mí.

Alfred miró a sus compañeros uno a uno con una mirada que todos sabian que significaba: "Preparaos para atacar". Aunque había hecho una "señal" a sus compañeros, esperaba salir de la situación sin derramar una sola gota de sangre - ¿Quién lo pregunta?

El hombre parece decepcionado ante la respuesta, mira a ambos lados con cansancio y se vuelve hacia Alfred.

-Felix Harren, explorador y cazador al servicio de las sacerdotisas de Shallya que viajan hacia Altdorf dados los tiempos que corren... ahora responded para que podamos volver a la taberna a descansar, llevamos todo el día asegurando los caminos.

A Alfred no le gustaba nada la actitud de Félix, le hubiera gustado cortarle el cuello por ser tan impertinente, pero decidió comportarse como un viajero normal, asi que cambió la cara y sonrió a los exploradores

- Disculpad mis modales. Sólo somos unos humildes viajeros que buscamos una buena aldea para establecernos, trabajar la tierra, criar animales... ¡lo normal!

Alfred se sentía ridículo hablando así, y se imaginaba la cara de su mujer y las de sus amigos Seguro que se están aguantando la risa, los chistes que voy a tener que aguantar por culpa de esto...