Partida Rol por web

Justo antes de irte, has podido fijarte en las ropas de ese hombre. Elegantes, pero prácticas... Aunque son de buena calidad, resulta difícil ocultar un justillo de cuero bajo una camisa de buena seda. Has visto muchas veces a jóvenes pomposos vestidos con capas de ropa innecesaria cuya única función recaía en señalar la cantidad de dinero de su propietario. Pero las ropas del hombre de la barra eran ligeras, preparadas para movimientos rápidos y ágiles. Además, ese hombre te miraba a ti, como si te calibrara. Como si te midiera. Como quien se agazapa entre matorrales, observando con cuidado a su presa, justo antes de lanzar un ataque mortal.  

Haciendo un asentimiento a Wolfgang, y mirando a Lollenda, me estiro en toda mi altura, y relajo los musculos en unos ligeros movimientos. Por lo bajo.

-Mi señora, la noche acaba de empezar y aqui un servidor se retira a dar una refrescante vuelta, mañana podra encontrarnos desde bien temprano en la plaza del lugar, en la parte norte, alli estaremos esperandola ha que nos comunique el carruaje o la forma que tendremos para viajar, me es indiferente si usted me entiende - dando una vuelta en redondo, intento dilucidar por donde se ha ido el encapuchado para intentar seguirlo, levanto una mano a modo de despido.

Empiezo por mirar los callejones de los lados y las calles, a ver si veo algo, si hay alguien por la calle le pregunto si ha visto alguien con la descripción que tengo. Ya lejos de la nueva jefa.

-Venga Recios! hay que trabajar un poco ... mientras me giro y les marco una sonrisa a mis dos compinches.

Lollenda asintió a la maga ante su pregunta pero no abrió la boca, sabía que Alvaro y Wolfgang no tardarían en hacerlo; solo tuvo que esperar un par de segundos y así fue. Los escucho, como de costumbre con expresión curiosa y asintiendo de vez en cuando en aquellas afirmaciones en las que les daba la razón. No pudo evitar poner los ojos un poco en blanco ante la afirmación del enano y sonrió divertida por la respuesta de Wolfgang a lo que ella añadió - Maese Enano, subestima demasiado a los humanos -

Cuando Alvaro pareció despedirse, Lollenda se despidió con una ligera genuflexión y siguió por detrás al líder del grupo

Suelto un bufido al oír las palabras de Wolfgang humano, para vivir hay que luchar, y no siempre porque uno quiera. ¿Qué harás cuando te llegue el momento, acurrucarte en una esquina gimoteando y llamando a tu madre? Muevo la cabeza lentamente de lado a lado con gesto desesperado esto debe de ser otro castigo por mis pecados. Valaya, dame fuerzas para poder aguantar hasta que el destino me envíe la redención que tanto busco.

Mientras que nuestros nuevos compañeros se preparan para volver a internarse en la posada apoyo el hacha en el suelo por el mango con un sonoro golpe, coloco ambas manos en la parte superior y escupo hacía un lado al escuchar las palabras de la elfa, sin prestarles atención ninguna bueno humana, ¿y ahora que hacemos mientras esos tres se quedan con toda la diversión?

Álvaro, Lollenda y Wolfgang se internan de nuevo en la taberna, desapareciendo en la oscuridad. Vosotros os quedáis solos.  

Así pues, os internáis de nuevo en la taberna, para tratar de investigar al extraño que os miraba con tanto interés. Obviamente, no sería buena idea entrar de nuevo por la puerta principal, a no ser que queráis batiros con el tabernero y sus dos hijos, que, por otro lado, tampoco parecen ser grandes rivales para la espada de Alvaro o la pericia de Lollenda.  

Mirando de reojo por los alrededores, indico a Lollenda una de las esquinas de la casa, -daremos la vuelta por detras, tú mantente vigilando la entrada y alerta con tus ojos de elfo, si ves algo inusual, avisanos o desaste de él, según tu criterio. Wolfgang vamos a entrar por detras y a ver donde se mete este petrimete, le vamos a sacar toda la información de manera limpia, seguramente ya nos habra visto mas que de sobra, asi que no nos taparemos la cara.- mientras vamos dando la vuelta al rededor de la casa, mientras miramos en las esquinas oscuras, por si tiene algun compinche.

En un susurro - quizas tenga su caballo cerca, o algún compinche, tened cuidad, no quisiera que nos clabaran una saeta por la espalda a ninguno- dirijo al Wolfagan por detras, mientras vamos echando viztazos por las ventanas(si la hubiera) y atentos a cualquier movimiento, mientras Lollenda se queda en una esquina escondida y preparada mirando hacia detras y hacia la entrada de la posada.

Me  coloco bien la ropa y miro que tenga las armas bien a mano, y mientras camino al zoco de la pared, mientras rozo las armas de vez en cuando nervioso por lo que pueda pasar.

Editando.

Lollenda asintió con sequedad y se quedó a unos pocos metros de la entrada principal con el arco preparado dispuesta a abatir al que saliera corriendo y si es que era aquel tipo que buscaban. Lo único que no le gusto era eso de avisar... no tenía ninguna gana de ponerse a dar voces y que posiblemente alertara a la guardia si estaba por las inmediaciones... nunca se sabía.

La vieja maniobra de "Tu quédate detrás vigilando que nosotros nos la jugamos". Y lo mejor del caso es que siempre solía salir bien. Porque Lollenda era lo suficientemente buena como para abatir a los perseguidores de Álvaro y Wolfgang sin llegar a tocar a sus compañeros cuando tenían que salir corriendo en su dirección.

Pero algo le decía al bueno del charlatán que esta vez iba a ser algo diferente. Aquel tipo que les había estado vigilando le daba muy mala espina y todo aquel asunto de enanos y magas le ponía los pelos de la nuca de punta. Pero el dinero era el dinero y un trabajo como aquel no aparecía dos veces en la vida. Había que coger el toro por los cuernos.

Con movimientos sigilosos nacidos de la práctica y la repetición, Wolf se acerca hasta la entrada trasera de la posada, después de haber ido comprobando ventana por ventana, a ver si localizaba a su objetivo, siguiendo la iniciativa del líder del grupo. Siempre con un ojo en la espalda, por supuesto.

Mientras Lollenda se queda vigilando la puerta, Wolfgang y Alvaro, éste ultimo delante, buscan con sigilo entre el callejón y la casa, a través de las ventanas. 

Por más que enfocas la vista en la oscuridad, en el callejón no logras ver nada. No parece haber nada que se salga de lo habitual. Sin embargo, a través de las ventanas si ves como ese tipo que os ha vigilado habla con otros dos. Y a las espaldas de estos dos, cinco hombres armados con lanzas y alabardas, y protegidos por armaduras.

Mientras miras por la ventana, en algún lugar de la calle, oyes con *click*. El inconfundible sonido que hace un arma de fuego al amartillarse.  

Mirando a todos los hombres, y sobre todo lo bien armados que estan, veo una locura entrar a saco por él, como tenia pensado, ir directo al grano tambien es una estrategia - mientras se me dibuja una sonrisa en la cara- señado ha Wolfgang la ventana hago un gesto con el dedo de la mano mientras lo muevo de derecha ha izquierda, cuando derrepente suena un *click* ese horrible sonido.

Esta claro que tendre que morir de algo, esta vida no es para siempre y solo los dioses saben que nos esperan, pero lo que realmente tengo miedo es de no poder hacerle cara como un hombre, con el hierro en la mano y bañado en mi sudor y en mi sangre por igual, mientras intento llevarme al abisto al malnacido que lo intente.

Pero una pistola, eso si que es un problema, pero tendra que elegir entre dos y quizas nos de una oportunidad a uno de los dos. Me giro de derecha a izquierda escuchando el origen del sonido, mientras semi levanto las manos a la vez que me hagacho un poco, mitad por reflejo mitad por si acaso.

Tratas de averiguar de dónde viene el sonido, mirando por todas partes, pero no ves nada. Solo oyes pasos, y pasos de alguien que se intenta mover en silencio embutido en una coraza armado con un mosquete, pero que, no obstante, no dispara. 

Observas que Alvaro se empieza a comportar de modo extraño. Levanta las manos, y mira hacia los tejados, con cara de terror.  

Tal vez deberíamos ir al establo, y al vez buscar un carruaje como el que comentaban antes, si bien no es la mejor opción, tal vez nos pueda proteger de las traicioneras flechas, dando tiempo a llegar al cuerpo a cuerpo.-Sonrío sin ganas, cansada. Toda la charada se me esta haciendo mas difícil por momentos, y tengo la sensación de que algo terrible va a suceder.

Poso la mano en el hombro del enano, notando sus fuertes músculos, tensos par entrar en acción en cualquier momento.

Gracias Hargin, me alegro de que nuestros caminos se cruzasen, al menos hay alguien de cuya palabra puedo fiarme sin dudar. Vamos.

En un susurro, casi sin mirar a Wolfgang:

-¿Que ves Wolf?

No se porque pero empiezo a temblar, ¿es el miedo o el frio?, sera el frio un machote como yo no podria temblar por el miedo, yo me rio de la muerte, sobre todo cuando esta lejos, venga Cagafuegos, con dos cojones.

Un arma. Sin duda alguna alguien tenía un arma de fuego y los estaba apuntando. Porque sino a ver por qué demonios Álvaro había levantado las manos. Su amigo y jefe solo levantaba las manos para dos cosas. O bien para coger dinero, cosa que hacía todo el mundo, o bien cuando lo apuntaban con un arma de fuego. El resto de situaciones prefería resolverlas con sus hierros en las manos y una sonrisa desafiante en la cara.

Wolf tampoco le tenía especial cariño a las armas de fuego. En realidad, no le tenía especial cariño a ningún tipo de arma. Y esa noche las coas se estaban poniendo cada vez mas feas. Ya tenía bastante agujeros en el cuerpo como para jugársela y conseguir uno más.

Con cuidado, comienza a pasear la mirada de un lado a otro, buscando una sombra o cualquier otro indicio que le pudiera revelar la posición del supuesto tirador.

- De momento... A ti con los brazos levantados... - No estaba bromeando. Estaba intentando parecer calmado y tranquilo, como si en realidad no estuviera aterrado por la perspectiva de morir o perder a su amigo.

De repente, tus orejas de elfa oyen algo, no muy lejos. Un sonido imperceptible, unas tejas que se mueven. Bien podría ser un pájaro, o una rata, o lo que es peor, Alvaro y Wolfgang realizando alguna majadería de las suyas. 

No conseguís, ninguno de los dos, ver nada. Y un arma de fuego en la oscuridad es algo malo, algo muy malo. Esto empieza a ponerse feo... 

Mirando de derecha a izquierda una vez mas, me doy por vencido, bajo los hombros y subo aun mas las manos poniendome de espaldas a Wolfgang, de tal manera que él tenga la espalda en la pared, y con una voz de autoridad:

-¿Quien anda ahi? sal de donde estes maldito rufian, enfrentate como un verdadero hombre!!

No soy muy dado a las palabras, pero atentar contra el honor de un hombre siempre funciona, almenos con migo es asi.

Habro bien los ojos para que no se me escape donde esta, el fogonazo solo lo vere una vez, y si no me da a mi, se lo voy ha hacer pagar con dolor.