Se oye rápidamente el descorrer de cerrojos, y dos enanos algo debilitados, pero de noble porte, salen al exterior y os saludan formalmente: Balin y Oin, a vuestro servicio. Pero vayámonos de aquí rápidamente, esto está lleno de seres del pantano.
- Encantado de conoceros, dice Fredegar con una reverencia. Mi nombre es Fredegar Madriguera, de la Comarca.
Miro a los dos enanos. Tanto esfuerzo para esto. Logro a duras penas mis deseos de decir alguna frase hiriente sobre el lugar donde se ocultaban, y sobre lo demás. Aunque es posible que se note en mi rostro. Los pensamientos oscuros se han multiplicado en mi cabeza desde que empezamos el viaje.
- Me alegro que consiguiéramos rescatarlos. Pero es verdad: debemos irnos. - a duras penas recuerda su obligación de presentarse, y lo hace con elegancia, pero sin calidez- Eurainon, erudito, emisario y guerrero de los elfos del Bosque Negro
- Las presentaciones, bien lejos del pantano... Volveremos rápido por donde hemos venido ¿Quién se adelanta para ver que esté el camino libre?
Rápidamente os dais cuenta de que los dos enanos no están, ni para una pelea, ni para explorar nada, así que os toca a vosotros haceros cargo de la situación.
- Yo puedo ir por delante...pero no vayáis muy lejos por si pasa algo, dice Fredegar que se separa del grupo.
Motivo: Sigilo
Rangos de habilidad: 3
NO: 14
Tirada: 4 + (3, 1, 2)
Total: 4 + 6 = 10
Fracaso
Vaya mierda de tiradas que llevo
Ioli no habría pospuesto las debidas formalidades de no ser por la recomendación de Akin, un compañero enano de los dos emisarios. No quería resultar descortés, pero desde luego habrían mejores ocasiones.
Etiqueta aparte, el muchacho sí parece encontrar tiempo para una corta presentación mientras Fredegar se adelanta.
Ioli, hijo de Olvard y hombre de Bardo, a vuestro servicio.
La intención de Ioli es ser el último de la comitiva, cerrar el grupo para que entre todos formen una protección efectiva para los enanos.
Mata tampoco se había presentado todavía.
Estaba esperando el momento en el que el enano terminara de hablar. No sabía como se podían tomar los enanos que se metiera en la conversación. Una vez su compañero hubo terminado, Mata se acercó a los dos enanos que estaban encerrados en la habitación y se presentó.
- Me llamo Mata Dalam. Es un placer conoceros. -
Pero automáticamente, siguió a Fredegar, como hizo hace algún tiempo en el lago.
- No te alejes demasiado, amigo. -
OK, ¿vais directos a salir por donde entrásteis, o exploráis algún otro pasillo?
Ahora que hemos encontrado a los enanos no nos vamos a poner a explorar, nos comeremos la emboscada
Eurainon se coloca a un costado del grupo, protegiendo a los dos heridos enanos que van en el centro. El elfo mira con cuidado y preocupación
Estoy con Fredegar
Mata se colocó en la vanguardia del grupo, armas listas.
No iba a permitir que todo se vaya al traste ahora.
- Salgamos de aquí. -
Mientras salís en dirección hacia las escaleras por las que entrásteis, oís ruido como de lentos chapoteos procedente del pasillo que hay entrando a la izquierda.
¿Queréis investigar?
Fredegar se vuelve y mira a sus compañeros. La curiosidad le lleva a ver qué es lo que pasa allí pero la cautela le recuerda su misión. Da un tímido paso hacia el pasillo donde se ha escuchado el ruido esperando a que sus compañeros decidad por él...
Ioli mira en la dirección del sonido para luego ojear en dirección a Neblin. El chico golpea ligeramente el suelo con el extremo de su lanza, como diciendo... ve si quieres, mediano. Yo me quedo aquí.
Corréis escudando a los enanos hacia el tramo de escaleras y os metéis en el agua, vadeando los pocos metros que os separan del estanque de entrada.
Al cabo de unos segundos emergéis al otro lado, nadie se ha despistado y de momento no veis signos de persecución, más allá de las cornejas negras que levantan el vuelo, asustadas, al veros correr.
En unos minutos estáis, jadeantes, junto al bote que os trajo hasta aquí, y remáis ferozmente durante un buen rato hasta salir de las marismas. Los dos enanos, exhaustos, se han tumbado en el fondo del bote y beben ávidamente de un odre de agua que alguien les ha acercado.
De momento estáis a salvo.
¿Qué hacéis ahora?
Pues va a ser que no investigo XD
- Bueno, creo que ya estamos a salvo... por ahora. - Dijo Mata con una sonrisa mientras se apoyaba en el borde de la barcaza.
Miró a los enanos y asintió con la cabeza.
Estaban sanos y salvos y eso no le disgustaba para nada... aunque sentía curiosidad por saber qué les había pasado.
- Señores. - Les dijo a los recién salvados. - ¿Qué ha pasado allí dentro? -
Balin, con voz apagada por el cansancio, dice: la maldita campana nos sumió en una especie de trance, y cuando despertamos estábamos dentro. Luego empezaron a aparecer seres del pantano, una especie de anfibios, con muy malas intenciones. Corrimos a encerrarnos en la bodega y pudimos aguantar la puerta, pero estábamos empezando a desfallecer cuando llegásteis, sin comida ni agua.
- Si son seres anfibios - interviene Eurainon- no debemos bajar la guardia hasta que hayamos abandonado nuestra embarcación y regresado a la orilla. ¿Llegaron a heriros a cualquiera de los dos, Balin? - pregunta el elfo mientras observa las aguas que rodean la barca