Partida Rol por web

Partisteis el día siguiente a la reunión con Keeper. Una viaje transatlántico sin sobresaltos, aunque vuestras cabezas estuvieran dándole vueltas una y otra vez a la situación de vuestros hijos y a como cada vez que alguno de todos vosotros parecía estar cerca la posibilidad de encontrarlos se desvanecía delante de vuestras narices.

En seis días el prodigio de la ingeniería naval había cruzado el océano y vosotros vísteis por primera vez el peñón de Gibraltar.

Según las instrucciones que el Mayor Leighton le había entregado a Keeper debíais contactar con el capitán Jhonson en la base que la Royal Navy tenía en Gibraltar y eso fue lo que tratasteis de hacer en cuanto volvisteis a pisar tierra firme.

No fue difícil encontrarla, pues la península inglesa era de poco más grande que Central Park. Justo en la puerta, haciendo cola para pasar los controles, pudisteis ver a los compañeros que estaban en España, si os hubieseis puesto de acuerdo no habríais estado más sincronizados.

Según el telegrama de Keeper teníais siete días para llegar a Gibraltar tiempo más que de sobra según os confirmaron los hermanos Cabo, así que decidisteis aprovecharlos en trabajar en el aparato que obtuvisteis de los seres que habitaban Tartesos.

Tras días de pruebas conseguisteis redirigir la enorme energía eléctrica del aparato a una zona a la que no afectará al portador. Y aunque no habíais descubierto como conseguir que volviera a lanzar rayos podía usarse como una especie de puño americano que soltaba una descarga letal a la víctima.

Cuando fue el momento de partir os despedisteis de los hermanos Cabo, que habían decidido volver a Barcelona a continuar con sus investigaciones. El profesor Olive os acompañaría hasta Gibraltar desde partiría nuevamente hacia los Estados Unidos, donde esperaba conseguir que el cerebro del profesor Zarramenov volviese a hablar.

El viaje en tren fue lento e incómodo y diez horas después de vuestra partida pudistéis ver por primera vez el peñón de Gibraltar.

Según las instrucciones que os envió Keeper mediante otro telegrama recibido dos días después, debíais contactar con el capitán Jhonson en la base que la Royal Navy tenía en Gibraltar.

No fue difícil encontrarla, pues la península inglesa era de poco más grande que Central Park y en ella todo el mundo hablaba vuestro querido idioma. Justo en la puerta, mientras hacíais cola para pasar los controles de seguridad de entrada a la base militar, pudisteis ver a Sonny y Daphne, que sabíais que estaban en España gracias al telegrama de Keeper. Si os hubieseis quedado para llegar a la misma hora no habríais estado más sincronizados.

Sonny estaba tan impaciente por reunirse con sus compañeros que cuando los vio al otro lado delos controles dio un sobresalto.

- ¡Ahí están!- Exclamó agarrando a Daphne quizás con demasiada fuerza.-¡Ups, perdona!- Era normal que estuviera hiperexcitado después de un viaje que aunque corto no dejaba de ser seis largos días en los que habían estado encerrados en una lata de sardinas. Saludó a sus compañeros agitando la mano en el aire para que pudieran verlos. Parecían estar todos, bueno, a excepción de Steffan.

–¿Eh?– Daphne estaba despistada mirando a aquellos extraños monos que pululaban por todas partes y espantando a uno que intentaba meter la manita en el bolso cuando Sonny empezó a tirar de ella, fuera de sí de alegría. La mujer volvió la cabeza y se le iluminó la cara. Junto a Sonny, avanzó rápidamente hacia ellos. 

–Matt– dijo dando un abrazo y u beso a su marido. Le había echado mucho en falta y estar sin hacer nada más que fumar y esperar no había contribuido a paliar los nervios. Después, se volvió al resto de sus compañeros y los saludó afectuosamente –¡Chicos! ¿Como estáis? ¿Craven? ¿Cómo está Stephan? ¿Sabéis algo?

Matt devolvió el abrazo a su mujer más, cuando esta le besó se sintió de pronto mareado. Tanto tiempo esperado tenerla entre sus brazos y ahora, el suave aroma a tabaco de su mujer, le recordó al aliento de Craven...  Tenía que superar aquello, maldita sea. Al fin y al cabo, Craven le había salvado la vida...aunque fuese de aquella manera.

–Cariño...Te he echado de menos. Stephan...Está bien, dentro de lo que cabe, pero no ha podido venir con nosotros–.Poco a poco, el color que había desaparecido al oler el tabaco volvió a aparecer.– Por cierto, creo que no... os hablamos de el estado de Zama... Zarra...Zarremov.

-Señora Greywood -saludó cortesmente Colt al acercarse y ver que era la mujer de Mat. Tras esto se acercó a su compañero Sonny y lo abrazó.

- ¡¡Sonny, viejo zorro!! Me alegro de verte, aunque aunque me hubiera gustado más en otras circunstancias.

Dicho esto se echó a un lado para que el resto de compañeros se saludaran.

Buenos días.- Encantado de conocerles, saluda el hombre que os acompaña estrechando la mano a Sonny y Daphne. Desde que salió de Tartessos Olive se ha vuelto un hombre taciturno y poco conversador y una vez más, vuelve a hacer gala de su sombrío estado de ánimo cuando se separa un poco de vosotros.

 Roderick era muy poco propenso a establecer más relaciones personales de las necesarias, especialmente cuando había dramas familiares de por medio y aquello no iba a ser ninguna excepción, de hecho tenían aún más motivos para tratar de escabullirse... estaba empezando a tomarle cariño al americano, a su mujer y a sus compañeros y aquello no podía ser nada bueno dado el porcentaje de supervivencia que conllevaba aquella desventura en la que estaban envueltos...

De manera que por respuesta a los requerimientos de Daphne sacó su pitillera y se encendió un cigarrillo, para cuando Craven había expulsado el humo el señor Greywood ya estaba consolando a la mujer, así pues se centró en atender a Olive y a Withetucker.

- Buenos días caballeros- dijo en tono serio

Sonny no pudo contener una sincera sonrisa al saludar a sus compañeros. Los echaba de menos y había temido por su suerte. Saber de boca de Matt que Steffan estaba bien era un alivio.

- Encantado, me llamo Sonny.- Se presentó al taciturno acompañante de sus amigos. En cuanto pudo trató de relatarles lo que había sucedido cuando fueron a visitar a Richard en su hospital.- No os lo vais a creer, bueno, sí, supongo, pero cuando recibimos vuestro telegrama... - Hizo una pausa escénica, esperando que con sus miradas confirmaran que habían sido realmente ellos lo que se lo habían mandado y, ahora que podían hablar claro, les descifraran el verdadero significado del mensaje.- Cuando llegamos allí el hospital estaba completamente derruido, como si hubiera sufrido un terremoto. Interrogamos a la enfermera y nos dijo que un ser sin forma bajo del cielo, cayendo sobre el hospital destruyendo todo a su paso, absolutamente todo.- Se detuvo pues al no haberlo visto con sus propios ojos aún dudaba de que la enfermera no les hubiera contado todo eso presa de un shcok.- Todo menos a Richard. Después de destruir el hospital, el ser se elevó nuevamente al cielo, llevándose con él a Richard Harper despierto por primera vez en años y sin ninguna sola herida. Según ella se reía como un auténtico demente...

Encantado.- Responde Olive estrechando la mano que se le ofrece.- George nos dijo que siguieran los pasos del viejo loco hasta el desierto, que allí encontrarían a sus hijos.

Luego retira un trozo de sábana que cubre lo que Sonny y Daphne piensan que es una especie de pajarera y veis con sorpresa y perplejidad un cilindro de unos veinte centímetros de alto y diez de diámetro. Dentro flota lo que parece sin lugar a dudas un cerebro humano.

Saluda a estos señores George.- le pide Olive sin que este responda, antes de volver a tapar el cilindro metálico con la sábana.

Poco a poco la cola que hay en el control de entrada a la base va vaciándose hasta que llega vuestro turno. Preguntáis por el capitán Bader,la persona que os indicó Kepper mediante telegrama, e inmediatamente os indicaron el camino hasta los hangares. No había pérdida.

Allí, trabajando en un moderno avión había un hombre alto, bien parecido. Al veros llegar deja la llave de tubo junto al resto de herramientas y se limpia la grasa de las manos con un trapo. - Buenos días. Capitán Dogulas Bader.- Se presenta.- Me han dicho que son ustedes mi copiloto y mi equipaje. ¿No?

Daphne vio a lo que antes era...bueno a lo que Olive llevaba en aquella jaula y estuvo a punto de darle un pasmo. Era justo decir que, igual que los todos los miembros del equipo, en especial Roderick, que había estado con ella en el castillo de Tronoir, había visto muchas cosas...pero ninguna como aquella.

–Pero...

Las palabras murieron en su boca, y antes de que se diese cuenta, estaba camino de uno de aquellos chismes odiosos que tanto gustaban a Matt.

Las noticias que les trajo Whitetucker sumieron a Roderick en el mutismo más absoluto, aún después de todas las investigaciones que había estado haciendo, no conseguía darle sentido o más bien su mente de humano normal... se negaba a aceptarla, tan sólo reaccionó cuando se vio subido en el avión con Daphne a su lado y el loco del cerebro en formol enfrente. Ante al sorpresa de la mujer el capellánle posó una mano sobre las suyas para tratar de consolarla.

- No muerde- le dijo dándole unas palmaditas- no se preocupe, en peores nos la hemos visto, uno ya se acostumbra a todo- se sacó su pitillera, se puso un cigarrillo sobre sus labios y le ofreció uno a Daphne 

Sonny miró extrañado el contenido del cilindro mecánico y más que retroceder del asco se inclinó hacia delante como un niño curioso en el museo de biología  ante tipo de especímen conservado en formol. ¿Qué diablos hacían sus compañeros paseándose por ahí con algo semenjante? Al decir queno mordía Sonny golpeó un par de veces el cristal con los nudillos.

Toc, toc.

- Estáis de guasa, ¿no?- Miraba a los demás buscando alguna sonrisa contenida o algo. NO sería la primera vez que le tomaban el pelo aunque la situación actual, con sus hijos desaparecidos, no era la más idónea para bromas semejantes. Hasta el pánfilo del bigote decía haberle puesto un nombre, "George".

Al llegar al hangar donde les esperaba el avión Sonny se acercó presto a ayudar en todo lo que fuera necesario. Era un buen mecánico.

- Buenos días, Capitán. Si necesita ayuda para poner a punto este maravilloso juguetito hágamelo saber.

Douglas sonrió.- ¿Sabe de mecánica?- Preguntó retóricamente, pues señaló inmediatamente a un inflador.- Compruebe la presión de los neumáticos si es tan amable.

Luego dirigiéndose al grupo añadió mientras volvía a evaluaros a todos.- ¿Quién se supone que será mi copiloto?

Matt dio un par de golpecitos suaves a Daphne en el hombro mientras esta miraba al reverendo con una expresión insondable, como si tratase de verificar que aquello no era una broma.

–Yo, señor. Greywood a su servicio, con más horas de vuelo que un halcón.–Matt ofreció la mano para estrecharsela– Estos son mi mujer, Daphne, el reverendo Roderick, Nick Jefferson, Abe Colt y el bueno de Sonny Whitetucker. Nadie pega puñetazos como Sonny, se lo puedo asegurar. Así que este es su "pequeño" PN-12, es una hermosura... En fin, tendría que ver como le llaman los españoles al pobre...

Matt miraba casi con cariño el avión, hacía tiempo que no pilotaba y aunque prefería los aviones individuales, reconocía que aquello era una hermosura.

–¿Y como se llama?–preguntó refiriendose a la aeronave

–Que no muer– por un momento se imagino al cerebro mordiendo y un escalofrío recorrió su cuerpo. En especial al recordar como le había llamado Olive–.¿George? ¿George Zarramenov? Creo que...aceptaré ese cigarrillo dijo cogiendo el pitillo con la mano temblorosa y estirándola para que el capellan pudiese encenderlo.

Encantado de conocerles.- Estrechó la mano de Matt y saludó con la cabeza al resto.- Gwendoline.- contestó acariciando la chapa metálica de la aeronave.

Llevo días esperándoles, así que saldremos en cuanto todo esté en orden.- Os cuenta justo después.

Pueden ir dejando el equipaje. No tardaremos mucho y menos ahora que tengo dos ayudantes.- Sonríe.- Acomódense, tenemos 12 horas de viaje hasta Túnez donde repostaremos y luego otras doce horas hasta el Cairo. Por cierto ¿Alguno tiene nociones de fotografía?

Sonny fue inmediatamente a hacer lo que le había pedido el piloto.

- Espero que Gwendolyn no se moleste.- Dijo a la par que sin miramientos se remangó las mangas y se puso en faena.