Partida Rol por web

Shalom te miró directamente a los ojos... su mirada pareció turbia por un instante, las primeras preguntas lanzadas le incomodaron y no se vio capaz de responder - por eso mismo le elegí, hace las preguntas que se deben hacer. En fin. Las ordenes las tendrá mañana a primera hora Lukas.

Se empezó a marchar, pero antes de hacerlo se giró brevemente, solo la cabeza - La inquisición nos vigila, así de sencillo. Somos una mancha andante y corrupta para todos ellos - se giró y se marchó dejandote ahí solo.

Sturnn hizo el saludo militar a la espalda de su coronel según se alejaba. Sin saber muy bien que hacer, se giró sobre sí mismo y volvió a su asiento. Contó los pasos de vuelta - 67, como a la ida - mientras evitaba pisar las líneas de las baldosas. Echó una visual al comedor, para ver si la situación se había enfriado, y volvió a su asiento.

Sturnn reapareció en el comedor, ensimismado, caminando ligeramente encorvado y concentrado en algo en sus pies. Alzó la vista y echó una visión panorámica al comedor, para encaminarse de nuevo a su asiento. Se sentó, agarró su jarra de amasec, le dio dos vueltas sobre sí misma, y dio un trago largo. Mañana tendrían trabajo.

El comisario sonrió a Lukas cuando volvió y con su voz ronca alzó la copa que llevaba en las manos - enhorabuena teniente - y le dio un pequeño sorbo a su bebida sin quitarle ojo... realmente le estaba dando la enhorabuena, pero daba la sensación de que pudiera esconder algo

Las inesperadas palabras amables del Comisario sacaron a Sturnn de su ensimismamiento. - Gracias por su amabilidad, Comisario, pero humildemente he de decir que no sé que ha hecho este pobre peón para merecerla. Aún así, - Sturnn asintió hacia el comisario- agradezco sus palabras.

No se haga el idiota delante de mi, y no me tome por tonto - le dijo... a priori esas palabras podrían ser las ultimas que Lukas llegará a escuchar, y más viniendo de quien vienen; pero por extraño que parezca estaba sonriendo amigablemente - le acaban de dar el mando, de manera oficial, de una escuadra ¿No?

Pero en ese preciso instante, el Inquisidor Venris hizo aparición. Le seguía un pequeño grupo de hombres y mujeres... todos uniformados y con los rostros tapados con mascaras ceñidas de color negro... sin duda debían de ser los integrantes de su "equipo", aprendices, pupilos... lo que sea.

Os dedico una severa mirada, incluyendo al comisario el cual ni se inmuto, es más, se mantuvo firme, con el rostro bien alto... como desafiante. Ante aquella demostración Wolf sonrió secamente y se quedó mirando fijamente a su hermana durante unos instantes para luego empezar a "hostigaros"... iba paseando por la zona, evaluandoos a cada uno de vosotros, a cada soldado de la 272... en silencio... y allí donde su mirada se posara todos callaban nerviosos; su mirada era turbadora e inquisitiva.

 Fortuna asiente ante su superior, aceptando que luego le tocara recibir una buena reprimenda por su bochornosa actuacion. No sabia porque cada vez que tenia cerca a su hermano su mente se enagenaba, se llenaba de odio y frustracion.

Siguió comiendo, sentada en su lugar, pensativa, callada. Hasta que la puerta se abrió. ¡Su hermano!. Su corazon palpitaba fuerte y acelarado. Casi amenazando con salirle por la boca. No recordaba el dia que lo habia tenido tan cerca.

Sus ojos se cruzan, una mirada de....ternura sale de ella?

¿Que diablos te pasa Fortuna?¡No le mires asi!

Pero no deja de mirarlo, ahora necesitaria abrazarlo, sentir el amor de su hermano una vez mas. Como la apoyaba, como la ayudaba...pero todo ello quedó atras. Ahora el era inquisidor, ella soldado....debia estar preparada para cualquier cosa, y su hermano era de lo mas impredecible.

Queda en silencio ante su mirada inquisitiva, como sus ojos contuvieran rayos X para examinarlos de arriba a abajo. Como si buscara la disformidad en nosotros.

Reimius termina, sin demasiado entusiasmo, su taza de licor, siguiendo a Sturnn con la mirada, como este vuelve al comedor con su equipo una vez más. No puede sino dibujar media sonrisa ante el diálogo entre Sturnn y el comisario, la que era, obviamente, quizás la única voz de la razón. El único con poder que estaba siempre al lado de la infantería. El único oficial que valía la pena. Oculto su expresión con el vaso de licor, que fue menguando hasta vaciarse del todo. Y en ese momento entró el inquisidor. Una visita inoportuna, de un personaje que parecía haberse convertido en el centro de atención de aquella parte de la mesa del banquete. Todos se levantaron casi como manejados por un resorte. Reimius, aunque se cuadró como los demás, lo hizo con menos entusiasmo. Para él, un inquisidor al que no había visto luchar no le merecía más respeto que un recluta. De hecho, Fortuna le odiaba, y Reimius confiaba mucho más en la palabra de su compañera de trinchera que en lo que pudieren decir los informes. El inquisidor le clavó la mirada al comisario, pero este alzó la cabeza, desafiante. Luego inspeccionó a cada uno de los hombres con la mirada. Reimius no pudo evitar ladear un momento la mirada, hacia Fortuna. En su fría mirada, se dibujó un sentimiento. Curiosidad. 

Sturnn sonrió al Comisario, una sonrisa genuina. Aquel hombre le había caido en gracia. Le saludó con un asentimiento de cabeza y alzó su copa... Y el Inquisidor entró. La temperatura del cuarto bajó unos cuantos grados.

Bueno, ya había probado la paciencia del Comisario y la paciencia del Coronel. Tocaba probar la paciencia del Inquisidor. Eres un genio a la hora de cometer estupideces, Lukas. Sturnn no reacciona a la entrada del inquisidor. Intentó evitar fijarse en él. No soportoba que revisase a sus hombres como si fuesen ganado: le estaba faltando al respeto a sus hombres. Hacía que le hirviese la sangre. Y encima Fortuna parecía ponerle ojitos. No, a pesar de las consecuencias, Sturnn iba a tener que poner en su sitio al Inquisidor. Definitivamente, a tener ideas estúpidas no hay quien te gane.

Cuando le llegó el turno de ser escrutado, Sturnn no mantuvo su mirada desafiante hacia el Inquisidor, ni agachó la vista en señal de miedo. Con una expresión de curiosidad indiferente, se puso a estudiar al séquito del Inquisidor, ignorando la presencia del propio maestro. Se abrió la solapa del bolsillo camisero y sacó un paquete de varas de lho. Desvió la mirada de los distintos miembros del séquito un segundo para encender el cigarrillo, y volvió a escrutar a los secuaces con aquella expresión casi socarrona de indiferencia. Por hacer algo para mantener la apariencia de curiosidad, Sturnn intentó reconocer cuales eran servidores y cuales humanos, cuales varones y cuales mujeres. La indiferencia de Sturnn hacia el Inquisidor parecía casi un ataque físico.

Sigue comiendo a pesar de las malas vibraciones que hay en el ambiente entre la gente de la 272 y el Comisario, aunque realmente eso a ella no le importa mucho ya que quiere demostrar que es una buena soldado... mantenerse fría, mantener la calma... eso es lo que cuenta en esos momentos...

Justo después del retorno de Lukas a la sala donde están todos, aparece el Inquisidor con todo su séquito... deja lo que está haciendo y se levanta de la silla y se cuadra... nota la mirada del Inquisidor fijándose en todos los allí presentes... 

Mantiene su cabeza alta, mirando al frente...

El inquisidor no hizo mucho caso a Lukas, únicamente le miró con una curiosa mueca que parecía un sonrisa socarrona. No tardó mucho en irse una vez os inspeccionó. Su séquito, siempre tras el se marchó con siguiendo sus pasos...

El Tecnosacerdote, al ver al Inquisidor no pudo reprimir un leve movimiento de su cabeza hacia Fortuna. Cuando vio que todos se levantaban, el los imitó. Las Ordos Inquisitorialis siempre me han fascinado... pero la presencia de este integrante de la Inquisición no hace mas que añadir más valor a la constante de mi ecuación.

Cuando pasó a su lado, simplemente le miró. No expresó emoción alguna... porque entre otras cosas no sentía nada en ese momento, pero lo que si hizo fue activar su memoria deiética para archivar todas las caras de la gente del séquito. Lo hizo instintivamente...