Partida Rol por web

Tras unos minutos dando vueltas por los alrededores, el campamentero ve a lo lejos acercarse a Tarado hacia la puerta de donde descansa el grupo. Da un par de pasos rápidos en su dirección y le hace un ademán con la mano para pararle y hablar con el.

- ¡Tarado! ¿Donde has estado? Espero que tengas una explicación para el cabo. Lengua Negra me ha enviado en tu busca. Preséntate delante de el. Trata de no inoportunas lo, ya sabes lo ocurrido en las votaciones... Y el hecho de que nos mandara salir de allí a todos en fila de a dos, sin encontrarte no augura nada bueno. Trata de comportarte. Ahora, vamos a dentro a ver a Lengua Negra.

Se encogió de hombros con desinterés. Si lengua Negra quería verle, no le iba a quitar el gusto. Siguió a Piojillo por los pasillos a donde estuviera el oscuro.

Empezaba a pensar que quizás aquella peregrina idea, relativa a un árbol y una soga, hubiera resultado adecuada. No tenía intención de hablar o decir nada, no le interesaba en lo más mínimo hacerlo.

Piojillo entró en la sala habilitada para los campamenteros junto con Tarado. No había pasado mas de media hora, desde que el kl'hata diera con el paradero de su compañero. Cuando vio a Lengua Negra al fondo de la sala se acercó hacia su posición, y al llegar realizó otra leve reverencia con la cabeza, la cual ya se convertía en costumbre por parte del campamentero hacia su superior.

- Señor... Si me necesita estaré poniendo a punto el material.

Lo que vendría era cosa de ellos dos. Piojillo entendía que había cumplido las órdenes. Como no le había tocado guardiA, aprovecharía el tiempo que le quedaba en pulir su lanza y acicalar su escudo.

Al volverse, tras mirar a Lengua Negra a los ojos, miró a Tarado, a la vez que levantaba las cejas a su paso, antes de sobrepasarlo.

- Suerte...

Fue lo único que le dijo a su compañero.

La mirada dirigida a Tarado hubiera podido congelar las llamas del infierno, tal era su frialdad.

-Aguarda, Piojillo. Quiero que permanezcas con nosotros, en tanto se resuelva este pequeño inconveniente. Seguidme a mi habitación.

Comenzó a andar en dirección a la misma. Los ánimos estaban soliviantados tras las votaciones y no era el momento de resolver ciertas cuestiones de forma pública, enervando aún más los sentimientos en la víspera de la jura.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: ANTÍLOPE (DÉCIMO MES, PRIMERO DEL OTOÑO).

DÍA: PRIMERO DE MES.

AL ALBA.

PALACIO DE LA DISCORDIA:

- Por fin llega el día de la Jura, y de la celebración por la victoria, una victoria que a muchos se les antoja prematura. Sin embargo, desde un punto de vista político, probablemente sea muy necesaria para la minada moral de la población de la ciudad.

- Durante demasiado tiempo, la guerra ha ido mal para Cho'n Delor. En el campo, aldeanos y campesinos vivían atemorizados por los continuos ataques de Chugrat y Chuda, del Último Inmortal, y de la Segadora. Puede que muchos incluso pensaran en cambiarse de bando y doblar las rodillas ante los invasores, los antiguos vasallos convertidos en nuevos saqueadores.

- En tiempos anteriores a la llegada de la Compañía Negra, los mercenarios independientes hicieron cuanto pudieron, comandados por Sierra y Golkas, aunque sus fuerzas no pararon de mermar al caer en una emboscada tras otra. Los mercenarios independientes no pertenecían a ninguna Compañía mercenaria cohesionada, sino que eran gentes de los orígenes más variopintos, dispuestos a luchar bajo el estandarte de Cho'n Delor a cambio de monedas de brillante plata. Su desunión y heterogeneidad jugaron en su contra, y tuvieron pérdidas espantosas pasando en unos cuantos meses de más de quinientos efectivos a menos de veinticinco, pese al apoyo de las tropas regulares y de los Escorias de Cho'n Delor comandados por la Coronel Mindy.

- Previamente a la llegada de los primeros mercenarios, las Guerras Pastel ya habían ido considerablemente mal. El famoso General de la Sangre, predecesor del General Supremo Sar Krogan, se estrelló contra la Puerta de Galdan, junto con la crema y nata de los ejércitos chondelorianos. Posteriormente, su hijo mayor, falleció y perdió al resto de las tropas de elite intentando vengar a sus padres. Muchos creen que ambos fueron traicionados, y de hecho muchos ministros anteriormente juramentados al Señor del Dolor ocupan ahora cargos prominentes en el Reino Pastel, al servicio de los príncipes hermanos o del Irredento Hermano.

- La Compañía Negra ha barrido al Triplete de las Tierras de Cho'n Delor, logrando las primeras victorias significativas en muchos meses. Muchos son en Cho'n Delor los que piensan que la Duodécima de Khatovar es la mejor Compañía Libre del mundo. Tal vez sea cierto.

- Para cuando llega el alba de este día señalado, muchos en la Compañía llevan ya tiempo despiertos y preparados. Aseados, con todo el metal de sus armas y equipo pulido hasta el punto de brillar, el cuero engrasado, las vestimentas de gala limpias y arregladas (ya sean negros y grises uniformes de Soldado, o variopintas y coloridas vestimentas tribales, ricas en plumas y abalorios de colores).

- Parece que todo está preparado.

- El Pelotón de Instrucción está formado en el Patio por escuadras de diez. Por un lado cinco escuadras de Aspirantes. Por otro lado, dos escuadras de Reclutas del Pelotón de Reservas, que fueron comisionados a las órdenes del Sargento Gulg y la Cabo Rompehuesos para proteger el Palacio, y por tanto no han tenido ocasión de luchar y ganarse su derecho a Jurar.

- Hoy Juran los supervivientes de las escuadras Cortaplumas y Ballestero, de los Reservas 3 y 4, de la Escuadra Cortaplumas, y los Reservas 11, 12, 14, 16 y 17. Siete de veinte, todos sus demás compañeros han muerto, y ellos han sangrado sobradamente por la Compañía.

- También renueva su Juramento Campaña. Su Hermano de Capa es y seguirá siendo su tío, el Cabo Barril. No puede estar aquí debido a sus heridas, por lo que Ponzoña, segundo de los Hostigadores, hará los honores en su lugar.

- Por parte de los Campamenteros de Lengua Negra, están listos y dispuestos para la Ceremonia los Reclutas: Niña de Oro, Perdida, Piojillo, Plumilla, y Tarado.

- Además, Rompelomos, Ridvan, Matagatos, Lengua Negra y Serpiente recibirán nuevas insignias, al ser promocionados a nuevos rangos militares. También repetirán de nuevo las palabras del Juramento, reforzando así sus lazos hacia la Compañía. En el caso de Serpiente, se ha añadido una frase adicional acerca de no usar la magia para dañar a sus Hermanos o a la Compañía.

- El nuevo Capitán electo entrega las capas y broches de plata para los nuevos Juramentados a los jefes de Escuadra. Después, pasa por el Patio del Palacio, donde cada Jefe de Pelotón le da la novedad. El Capitán parece claramente desmejorado, está claro que tiene mala salud y su tono de piel no es muy saludable. Además, parece que tiene frío.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).

DÍA: SEGUNDO DE MES.

Lengua Negra había ordenado que todos los Campamenteros se aproximaran al punto central del lugar que les había sido adjudicado durante su estancia en Cho´n Delor. Su rostro habitualmente serio mostraba un gesto adusto. Ante el Pelotón reunido, paseó de un lado a otro, las manos a la espalda, guardando silencio durante un tiempo, dejando que dicho silencio diera pie a pensamientos, conclusiones o divagaciones acerca del porqué de aquella inesperada reunión.

Finalmente se detuvo y los miró uno por uno.

- Os preguntaréis por qué os he mandado llamar. Algunos ya lo sabéis. Otros, no. Pero saberlo o no, no es importante. Como habéis podido ver, la Compañía vive momentos de cambio, momentos difíciles que exigen de todos y cada uno de nosotros una actitud adecuada y un comportamiento aún mejor. Corren rumores, hay habladurías, conversaciones en corrillos, inquietud y unos y otros parecen saber qué es lo mejor para todos y no dudan en criticar abiertamente o de forma subrepticia los comportamientos ajenos, las decisiones de los superiores o la falta de disciplina ante los desmanes o la desobediencia de algunos soldados - dijo Lengua Negra con voz alta y clara-. Curiosamente, muchos de los que se lamentan de la falta de disciplina son los que muestran comportamientos más indisciplinados, en una clara falta de respeto hacia las tradiciones de la Compañía y hacia sus compañeros y mandos. Todos y cada uno de vosotros os unisteis a ella por diferentes razones, dejando atrás costumbres, familias y tribu. No es fácil tal ruptura y aun así, quisisteis iniciar una nueva vida entre nuestras filas. Todos y yo el primero, aceptamos que nada queda definitivamente atrás, que no todo es o puede ser olvidado. Incluso que no desea ser olvidado. En vuestras áreas privadas nada se os impide siempre y cuando no choque con la Compañía.

Un nuevo silencio, breve, permitió que las palabras permearan.

- Sois miembros de la Compañía, del Pelotón de Campamenteros, hombres y mujeres bajo mi mando directo. Habrá quien sojuzgue mi mandato, quien se muestre tentado de tirar de la cuerda para comprobar si se rompe o no. Y veo claramente, que algunos aprovechan la actual situación de aparente debilidad para actuar como creen conveniente, ajustándose a su criterio personal, obviando sus responsabilidades como Campamentero, como Soldado, como miembro de la Compañía, la Duodécima de Khatovar. Hubo quien desobedeció las órdenes directas del Capitán en funciones y que ahora están aquí. Hay quien ha desatendido órdenes directas mías. Quien ha alterado el orden en la fiesta de ayer pese a que se pidió claramente no provocar ningún altercado -señaló Lengua Negra, la mirada oscura sombreada por la dureza de su tono-. Tenéis una responsabilidad. Todos y cada uno de vosotros. Y faltando a esa responsabilidad, ofendéis a la Compañía, dais una imagen de ella tergiversada a quienes han contratado nuestros servicios y la debilitáis, reforzando lo que vosotros mismos u otros llegan a criticar. No puedo ni quiero permitirlo. Todo acto tiene su consecuencia. Y las faltas de insubordinación han de ser castigadas. Derviche, Tarado, un paso al frente -ordenó.

Aguardó a ser obedecido antes de proseguir.

- Ambos, por razones distintas, habéis faltado a vuestro deber. Tú, Tarado, por vagar por la ciudad desobedeciendo mis órdenes. Tú, Derviche, por tu espectáculo de ayer durante la fiesta posterior a la jura de tus hermanos y reparto de dádivas. Ambos recibiréis cinco golpes de vara en la espalda, se duplicarán vuestras guardias y os encargaréis de las letrinas durante nuestra estancia en Cho´n Delor. Cada Campamentero asestará un golpe. Asesina, Belleza, Keropis, León Anciano y Lombriz os encargaréis del castigo de Derviche. Manta, Niña de Oro, Perdida, Piojillo y Sabandija, del de Tarado. No quiero tullidos y no admitiré saña en el castigo. Plumilla vigilará el estado de salud de los castigados. Proceded.

Tendió la mano y en ella pudieron apreciar la presencia de una vara de caña. Era hora de que todos cumplieran con su deber y hacer cumplir a quien había fallado en él.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).

DÍA: SEGUNDO DE MES.

Derviche acudió a la llamada de Lengua Negra de muy mala gana. Podía verse claramente como tenía los nudillos despellejados y con la incipiente costra de unas heridas recientes. Su rostro estaba pintado con sangre, ya reseca, como ciertas marcas rituales en consagración a su Diosa. Un brillo demente, como febril, se observaba en la profundidad de sus ojos.

Toda aquella cháchara le pareció una pérdida de tiempo y esfuerzos por parte del ahora considerado por ella, cobarde jefe. No entendía como podía estar hablando de todo aquello, sin sentir ninguna punzada en su honor personal. Los primeros que rompían las tradiciones eran los oscuros, los primeros que se insubordinaban eran ellos, ¿Y a quien castigaban? a los desgraciados y desgraciadas como ella, y además doblemente, ya que no contento con quitarle la dádiva, encima, le imponía un castigo doble. Que así fuera.

Lo poco que quedaba de respeto a Lengua Negra se terminó por desaparecer, como el polvo ante una ráfaga de aire fuerte y lo peor de todo, es que se podía observar claramente en su rostro y ojos. Podía haberle contestado mil cosas, todas ellas ciertas, pero sabía que eso es lo que esperaba su jefe, así que se calló, y cuando escuchó la sentencia, se apresuró a quitarse la camisola, dejando al descubierto todo su torso, busto y espalda. Completamente desnudos.

Tras esto se dirigió a los encargados de acometer el castigo, y dándoles la espalda, les dijo:

-Vamos, ¿A que estais esperando? no os reprimais-

Dí todo lo que quieras, obtendré mi venganza sobre el eunuco tarde o temprano.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO)

DÍA: SEGUNDO DE MES.

Di un paso al frente antes de que empezaran a llover golpes sobre Derviche y Tarado. Me moví sin pensar en algo que decir, fue un poderoso impulso. Sin embargo, como sucedía cada vez que actuaba de manera parecida, los pensamientos subconscientes que impulsaron mi cuerpo se manifestaron rápidamente cuando acepté la voluntad de actuar. Esto me sucede a menudo incluso ahora, y cada vez que pasa siento que soy el instrumento de algo más grande que yo, de algo que no puedo comprender... Por ahora.

— Señor —me dirigí a Lengua Negra con un tono respetuoso. Esperé a que se fijara en mí y me indicase con un gesto a que hablase. Una vez obtenido el permiso, hablé—. No me opongo al castigo de Derviche ni de Tarado, pero quisiera hacer dos cosas: una consideración y una petición. Primero la consideración; creo que ha faltado alguien por ser incluido en el reparto de golpes y es usted. Usted es el primero del pelotón, y sin embargo nos ha ordenado a nosotros impartir disciplina en nuestros hermanos. Creo que eso no hace más que abrir una brecha entre usted y nosotros, sus subordinados. Debería usted, Cabo, ser el primero en impartir disciplina con la vara. Si bien el fin último es mantener la disciplina entre la tropa, si participa en los castigos como uno más, luego de esto seremos más unidos —hice una pausa. Creo que me expresé bastante bien, pensé—. Y como me gusta sustentar con acciones todas mis palabras, mi petición es que el golpe de vara que me toca a mí, en lugar de Tarado pueda dárselo a Derviche. Es mi amiga y fui yo quien llamó su atención durante el banquete, es mi deber para con ella castigarla, o le sería desleal.

Una vez terminada mi perorata, me cuadré firme y sacando pecho. Lo único que Derviche respeta es la fuerza, Lengua Negra, y lo interesante de la fuerza es que viene en muchas más variantes que sólo la fuerza física. Espero que te des cuenta del mensaje que hay en mis palabras, o nunca te ganarás al pelotón entero... y no quiero asaltar la Puerta de Galdan sin unidad.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO)

DÍA: SEGUNDO DE MES.

Ahí cada uno tenía su capa un sayo, pero Lombriz se guardaba sus ideas... quizá porque no tenía capa, quizá porque picaba un poco aquí y allí. En parte le daba una pizca de razón a Derviche, en parte sólo una pizca porque era su hermana Derviche de quien estaban hablando y sería de majaderos tomar el lado de aquella loca completamente. Él era de los que no estaban demasiado a gusto con el nuevo régimen, pero seguía siendo un Soldado... y bastante cabreado estaba ya con que los jefes tuvieran que decir en voz alta "aunque no os guste Analista obedecedle" como si fueran niños monillos corredores. Eso sólo mostraba falta de respeto por los hombres, o miedo por lo que podía venir. Nada era bueno.

Tomó la caña mientras veía cómo Derviche se desnudaba sin ningún problema: todos sabían que era mujer macho. Se apoyó la vara en el hombro mientras esperaba.

-Buenas tetas, Derviche. Parece que no, pero firmes. Buenos músculos también -comentó el K´Hlata- Lombriz empezará, si nadie decide que...

Pero se perdió un poco cuando Manta empezaba a hablar, especialmente cuando dejó de ser empezar y pasó de la primera frase. Qué. Qué estaba diciendo. Era la segunda mano en el cuerpo, y él mismo sólo estaba por debajo del tirado escurrebultos en autoridad y posición, remedo de los tiempos pasados que sólo él ha conservado (oficialmente; seguía teniendo extra una buena formalidad).

-...¿está mi hermano enfermo tras la noche? -preguntó- Cabo puede elegir hacer trabajo o no; es su autoridad. Ca. Bo -recalcó- Él es primero en organizar disciplina: él manda hacer. No mandara, no disciplina.

Le parecía increíble tener que estar explicando esto, así que optó por asumir que estaba perjudicado por la noche anterior, y esperó dando a entender eso que Lengua Negra lo viese así y pasase por alto aquellas palabras que le podían costar un buen puro; seguía siendo el segundo al mando, y podían concedérsele esa clase de dispensas. En cuanto a él... esperó la confirmación siquiera visual del Cabo para descargar un varazo seco y recio sobre la espalda de Derviche, preparado con las piernas extendidas, la vara levantanda y en posición para descargar el primer zurriagazo. no dijo nada más: el resto era evidente, y era peligroso decir mucho más en según que situaciones: sólo actuar y esperar al viento.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).

DÍA: SEGUNDO DE MES.

Con la mirada perdida y el pensamiento aún sobre la suave y morena piel de Sierra, Sabandija permanecía mudo, como siempre, ante el discurso de Lengua Negra.

¿Un castigo?- Se le pasó el susto cuando supo quiénes serían los objetos de tal escarnio. Otra vez Tarado y, como no, Derviche. Le hubiera gustado intercambiar posiciones con alguno de sus compañeros para dar un varazo a la loca mujer de carácter intratable. No por él, sino por su Hermana de Capa, a la que acosaba constantemente. Por supuesto no iba a decir nada. Haría lo que tenía que hacer y cuanto antes mejor. Le aplicaría el castigo en su justa medida. Ni muy flojo para que no le tildaran de pusilánime, ni muy fuerte para que Tarado no acabara enemistado con él.

Cuando Derviche destapó su torso no sintió ningún tipo de reacción en la entrepierna. Haber vaciado la vejiga había funcionado. Aquello parecía muerto, como si le hubieran sorbido toda su virilidad. Mejor. Aún le dolía cuando tocaba su miembro y sólo podía pensar en darse un descanso y refrescarse sus partes con algo de agua fresca. Pero para eso tenía que cumplir con las órdenes de Lengua Negra. La intervención de Manta y Lombriz impacientó el explorador K´Hlata. La verdad es que Sabandija estaba más de acuerdo con Lombriz que con el segundo a mando. Esperó su turno y aplicó el castigo con un golpe seco y rápido.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).

DÍA: SEGUNDO DE MES.

Escucho a Lengua Negra. ¿Dar un varazo a uno de sus compañeros? ¿Por qué? Bueno... se supone que desobedeció órdenes... bueno es tenerlo en cuenta.

Miro a Tarado y de verdad siento pena por él. No es algo de gusto, es un escarnio en toda regla. Lo que hizo no fue tan grave... aunque claro, desobedeció a un superior. Mi gesto se tuerce un poco cuando cojo la vara. Espero que Tarado se descubra la espalda.

No soy tan fuerte, y además los compañeros piensan que soy más débil de lo que realmente soy. Aprovecho esto para dar un golpe que resuena mucho, pero que en realidad va con poca fuerza y apenas si deja una marca en la espalda de Tarado. Miro a Lengua Negra, con cara de "no he podido darle más fuerte, espero que sea suficiente", y dejo paso al siguiente, con los ojos aún húmedos por las lágrimas que amenazan con aflorar de ellos, ante lo que tienen que sufrir mis compañeros.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).

DÍA: SEGUNDO DE MES.

Lengua Negra miró fríamente a Manta. Una vez más demostraba la falta de templanza necesaria para ocupar el puesto que ocupaba así como la total ausencia de oportunidad a la hora de hablar en público.

-Campamentero Manta, agradezco sobremanera tus comentarios acerca de cómo percibes la realidad del mundo y del mando -dijo cáusticamente-, aun cuando no haya solicitado los mismos. No obstante, deja que puntualice tus apreciaciones. Tú no impartes disciplina. Lo hago yo. Tú ejecutas una orden. En este caso una sentencia. No confundas golpear con una vara con impartir disciplina. Respecto a tu petición, desestimada. No quiero que entre tú y Derviche se abra una brecha que mine vuestra amistad como consecuencia del castigo - en su ironía no había opción a réplica y Manta ya se había adentrado en un terreno pantanoso.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).

DÍA: SEGUNDO DE MES.

¡Prrrrfffff! No sólo no le había pasado nada a Manta sino que Lombriz no se había tenido que comer nada por salir al rescate. Todo con todo, tenía que considerarlo muy positivo... era una lástima que nadie considerase al Cabo por lo inteligente de su proceder y medir los pros y los contras, ¡especialmente tras ver cómo Analista se manejaba!, pero sus compañeros en general no estaban por la labor. Aquí la gente se estaba volviendo muy flor con el tiempo, necesitaban que alguien alejase los espíritus que los hacían blandos, muelles y pidones.

Un escarnio era exactamente lo que aquello era. Y ni siquiera uno grande: la vergüenza y la humillación deberían ser mucho más fuertes que los golpes. Que escocían. Aun con todo personalmente él preferiría los varazos un día si le echaran un cubo después que las guardias dobles y el trabajo de letrina.

No era la primera vez a aquellas alturas que Lombriz había participado en un vareo, aunque... aquel era mucho menos horrible. Acomodó el bambú entre sus dedos y echó agua por encima, para que el golpe fuera más robusto pero se clavase menos en la mujer, haciendo su efecto, y descargó el golpe sobre su espalda: un golpe sentido, recio, un golpe de bambú. Hizo un asentimiento para que pasara el siguiente y se apartó.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).

DÍA: SEGUNDO DE MES.

No le parecía a Piojillo que fuera la mejor forma de castigar, de algún modo a sus hermanos, pero las órdenes del cabo Lengua Negra estaban por encima de todo lo demás. Pensaba interiormente que todo aquello conllevaría, de alguna forma, un bien mayor para todo el cuerpo de campamenteros. De otra forma, los actos del cabo serían distintos, o al menos había mostrado inteligencia en todos sus actos.

Observó como Lombriz fué el primero en cumplir su cometido, dando un varazo en la espalda de Derbiche. El K´hlata sacó fuerzas de flaqueza para aproximarse y coger otra de las varas para hacer lo propio con Tarado, con quién había mantenido una conversación esa misma mañana. Trató de mirarle a los ojos y trasmitirle sus sentimientos antes de golpearle, como queriendo decirle que todo era por su bien. Cuando estuvo listo, le asestó el golpe de vara en la espalda, cerrando los ojos. Al terminar, dió la vuelta sobre sus pasos y tendió la vara al siguiente que le tocaba hacer lo propio con Tarado.

Cuando se alejó momentaneamente del grupo, hizo un gesto con la cabeza a Lengua Negra y se acercó a él para hablarle.

- Lengua Negra, cuando todo esto termine, hay algo de lo que me gustaría hablarte. Es sobre anoche. Me gustaría comentártelo en privado. - Le dijo Piojillo a su cabo, con gesto serio.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).

DÍA: SEGUNDO DE MES.

MEDIODÍA.

- Tras un algo deslucido desfile de regreso por las calles de Cho'n Delor desde el Bastión del Dolor, el grueso de la Compañía Negra y Khadesa retornan al Palacio de la Discordia, guardado por miembros de los Reservas y del nuevo Pelotón de Dolorosos.

- No mucho después, Lengua Negra reúne en el Patio a los Campamenteros presentes para impartir disciplina.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).

DÍA: SEGUNDO DE MES.

MEDIODÍA.

Asintió en silencio ante Piojillo.

-Cuando esto concluya, Piojillo.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).

DÍA: SEGUNDO DE MES

Había acudido a las órdenes de hasta ahora su cabo, Lengua Negra. Había escuchado con atención sus órdenes, y éstas eran las de impartir disciplina a dos de sus compañeros. Era justo y necesario.

Cogí una vara, y miré que ésta no incumpliese ninguno de los mandamientos que seguía. Sonreí ante la impaciencia de Derviche, seguro que en el fondo lo disfrutaba y todo.

No me explayé en el castigo, dándole un golpe seco, con la fuerza justa como para que no me hicieran repetirlo.

Había cumplido mi parte. Ya sólo me quedaba esperar a ver si hubiese alguna otra orden.

AÑO: 201 de Khatovar.

MES: Antílope (mes décimo, primero del otoño).

DÍA: Segundo del mes.

MEDIODÍA

Los varazos de Lombriz y Belleza apenas despertaron un gruñido bajo de los labios de Derviche. La mujer aguantaba estoica su castigo, recibiendo los latigazos del bambú como si no fueran más que picaduras de mosquito. A buen seguro que el dolor era agudo y punzante, pero el rostro de la Jaguar Asesina solo transmitía un odio frío e intenso. Tarado, el otro campamentero sancionado, recibía también su parte en silencio.

Keropis dio un paso al frente, abandonando la formación del Pelotón de los Campamenteros. Tomó la vara de bambú de manos de su compañera de pelotón y se plantó a escasos pasos de la soldado. La espalda de piel aceitunada mostraba un par de verdugones que cruzaban desde el omoplato derecho hasta casi la cadera izquierda. El Guardián de los Muertos bajó la mirada hacia la estrecha varilla de bambú, observándola por unos segundos desapasionadamente. Aquí y allá, soldados de otros pelotones observaban el castigo desde las ventanas de la primera planta o apoyados en el dintel de una puerta.

El brazo de eremita ascendió lentamente, pero tras un instante pareció vacilar y volvió a bajarlo. El yelmo que coronaba la herrumbrosa armadura rotó hasta encarar al cabo Lengua Negra. Una profunda inspiración precedió las palabras del ermitaño:

— Toda la Compañía tuvo derrrecho a sssolicitarrr una dádiva al Ssseñorrr del Dolorrr. Todosss, menosss esssta... sssoldado. Perrro no esss sssuficiente para nuessstrrro cabo... —siseó Keropis, con su habitual tono frío e indiferente, casi hastiado—. Ahorrra sssusss compañerrrosss de pelotón deben azotarrrla a la visssta de toda la Duodécima.

El Guardián de los Muertos volvió a posar su inquietante mirada verde sobre la espalda de Derviche. Antes de que nadie dijera nada, el brazo acorazado el eremita se alzó con un movimiento rápido y descargó un terrible varazo sobre la piel desnuda de la Jaguar, dejando un surco sanguinolento que empezó a hincharse en el acto. Con un paso al frente, la máscara del ermitaño quedó a escasas pulgadas de la cabellera de la fanática, como si estuviera oliendo la fragancia de su melena. Al cabo de unos instantes, volvió a separarse de ella y se dio media vuelta para dirigirse otra vez a Lengua Negra.

— No esss ressspeto o obediencia lo que ssse derrrrama por la essspalda de esssta mujerrr... Esss vergüenza y rrrabia.

Y sin más palabras, dejó caer la vara al suelo y volvió a su lugar dentro de la formación.