Partida Rol por web

La Compañía Negra 2: La Puerta de Galdan.

Cementerio: Piedras en la Llanura Brillante.

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28/02/2016, 11:22
[RIP] Ojopocho.

OJOPOCHO:

MUERTO POR ARQUERAS DE ELITE DE GALDAN Y FANTASMAS IRREDENTOS LA NOCHE DEL ÚLTIMO DE LA JIRAFA DE 201 DE KHATOVAR.

Los días pasaban tediosos, los turnos iban corriendo y sólo deseaba que no me tocara fuera de la protección de la muralla cuando el enemigo atacara.

Cada vez faltaba menos para que algo pasara, y eso se notaba en el ambiente. Mientras tanto, sólo nos quedaba hacer nuestros turnos cada vez que nos tocaban, y esa noche, Tristeza y yo teníamos turno más allá de la empalizada.

Paseábamos por el Este, esperando que el sol saliera, pero aún era pronto, o tarde según se mire. La noche transcurría apacible, hasta que logré ver centellear tres figuras a unos metros de allí. Mi vista nunca me ha fallado, aunque mi fama siempre me acompañara, pero aquella vez no me equivocaba.

Tristeza - ¡Tenemos compañía! – intenté avisar a mi compañera, totalmente desprevenida, mientras preparo el arco para avisar al campamento sin alertar a los enemigos que pudieran estar al acecho - acerquémonos a la empalizada para que puedan apoyar nuestra defensa – quizás mi consejo fue nuestra perdición. Quizás debería haber atacado a las tres figuras furtivas, pero la cuestión fue que decidí alertar a mis compañeros sacrificando nuestra propia vida…

La vida es algo efímero, un día tus compañeros pierden su vida salvando la tuya y al siguiente, es la tuya la que hay que sacrificar por el bien de la Compañía.

Tristeza cayó asaeteada, y llegó mi turno… dos malditos fantasmas irredentos consiguieron lo que no habían conseguido muchos otros antes. Un golpe de mala fortuna, el destino, una decisión equivocada, quién sabe qué es lo que pasó, pero mi vida se diluyó junto al campamento que defendíamos. Sólo espero que no fuese en vano y que el resto de compañeros tomaran cumplida venganza de mi muerte…

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21/06/2016, 12:49
[RIP] Niño Guerrero, Pelotón de Exploradores.

NIÑO GUERRERO:

MUERTO POR ARQUERAS DE GALDAN EN EMBOSCADA DEL GRUPO DE BRENDA Y KANO A LOS EXPLORADORES, ATARDECER DEL CUARTO DÍA DE LA HIENA DE 202 DE KHATOVAR.

 

Todo estaba oscuro, pero siempre había estado oscuro.

Todo había estado oscuro cuando con poco más de once años le habían echado de su casa, con una acusación falsa de violación sobre una de sus hermanas. Pero también había estado todo oscuro antes, cuando su familia le había ignorado y sus hermanos le prohibían ir con ellos. Pero había aprendido a vivir con ello, a hacerse fuerte tras eso. Cuando sus hermanos no le dejaron ir de caza, él aprendió a ser sigiloso para poder seguirlos y aprendió a cazar sin ayuda. Cuando le habían expulsado de su tribu, fue capaz de llegar hasta la Compañía Negra y hacerse un hueco, incluso cuando el Sargento Gulg no apostaba porque fuera capaz de superar su período de instrucción. Pero lo hizo, se movió entre la oscuridad y triunfó.

Muchas cosas habían pasado desde entonces, muchos compañeros habían muerto, pero él había continuado, se había adaptado, había aprendido y prevalecido. Siempre lo hacía, estaba acostumbrado a no tener nada y tener que salir adelante. En el último año, había aprendido mucho. Había escuchado los sabios consejos de Preocupado, las historias de Ikharus que siempre querían decir más de lo que aparentaban, había entrenado duro con Ridvan y había derrotado a muchos de los miembros del Pelotón de los Arqueros en pruebas de puntería. Se estaba haciendo un nombre y estaba progresando en el camino hacia su objetivo, el objetivo que se había marcado al entrar en la Compañía Negra, alcanzar el importante puesto de Portaestandarte. Lo había dicho por activa y por pasiva, y él jamás había dudado de que eso fuera a cumplirse.

Por eso cuando en aquella patrulla de reconocimiento, el Cabo Ridvan le había ordenado comandar un pequeño grupo y atacar un flanco enemigo, no dudó. Se lanzó a ello sin temor, eran menos y en las filas enemigas había dos importantes guerreros del Triplete, tanto que se cantaban canciones sobre ellos. Para muchos eso hubiera supuesto un efecto disuasorio, pero, para el joven explorador era una motivación añadida. Avanzó con sus dos compañeros y todo empezó bien, su flecha acabó con la vida de un enemigo, pero todo duró poco. Las flechas enemigas se clavaron en su pecho y lo volvieron a dejar todo oscuro. La oscuridad siempre volvía.

Él había aprendido a salir de la oscuridad y esa vez, no iba a ser menos. Iba a salir de aquella oscuridad, con esfuerzo. Eso no iba a acabar así, tenía que abrir los ojos, tenía que moverse y ser útil para los suyos. Ese fuerte pensamiento de grupo y unión, le sirvió para enderezarse. Sus ojos se abrieron, levemente, pero lo suficiente, como para saber que aún estaba vivo, tanto como para hacer algo. Quizás no combatir, pero sí, el poder ir a buscar ayuda o intentarlo. Se movió o al menos trató de hacerlo, todo lo que pudo. Intentando ser sigiloso, como siempre era. Como siempre menos esa vez, escuchó el ruido de los arcos tensarse y las flechas silbar a su alrededor, mientras hacía todos los esfuerzos posibles, para arrastrarse y alejarse de allí. Hasta que una flecha no falló y le atravesó. Antes de ser engullido por una oscuridad eterna, tuvo tiempo para un fugaz pensamiento, quizás al final de todo, no iba a llegar a ser Portaestandarte.

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21/06/2016, 13:02
[RIP] Cabo Ridvan, Pelotón de Exploradores.

CABO RIDVAN:

ASESINADO POR EL HÉROE MENOR DEL TRIPLETE KANO EL SEMIBESTIA, EN UNA EMBOSCADA DEL GRUPO DE BRENDA Y KANO A LOS EXPLORADORES DE LA COMPAÑÍA NEGRA, EN EL CREPÚSCULO DEL CUARTO DE LA HIENA DE 202 DE KHATOVAR.

Las frías sombras de la noche se mueven por los rabillos de mi ojo mientras la idea de que moriré se hace más patente. Disparo tres rápidas flechas hacia el hombre mitad bestia que se acerca a mí, pues espero ser capaz de matarlo antes de que él sea capaz de cobrarse mi vida.

Sus cuernos se mueven como una promesa de muerte venida directamente desde el averno. Entonces reacciono a que el desgraciado está cargando contra mí a pesar de tener cuatro flechas clavadas en el cuerpo. Mi cuerpo tiembla mientras intento mantener la precisión de mis movimientos y ser capaz de evitar su golpe pues, después de tantas heridas de flechas envenenadas, dudo mucho de poder sobrevivir a aquello.

El puño de la criatura pasa muy cerca de mi cuerpo, pero consigo evitar su letal agarre mientras un aliento de calma, momentánea, efímera, se escapa de mis labios.

Doy un paso atrás, desesperado por poner un poco de distancia que me permita continuar mi ataque, con la esperanza de poder acabar con este monstruo. Suelto tres flechas hacia Kano y sólo dos se ensartan nuevamente en su cuerpo, pero no basta para hacerle retroceder ni morir.

Mis hombres mueren, mi escuadrón ya casi no existe y en pocos segundos sólo quedarán muertos y cautivos, si se dignan a tomar prisioneros. El Triplete ha demostrado ser tan despiadado como Cho'n Delor, por lo que dudo que mantengan a alguien con vida más que para torturarlo o ejecutarlo en público.

"Sicofante y los rufianes."

Mi estómago se aprieta pocos segundos antes de que escuche los pasos atronadores del destino tras de mí. El ataque de un veterano del Triplete que me ensarta una lanza corta en el hombro con violencia, lo que hace que me tambalee, pero no caer. Le miro justo en el momento en que un Fantasma Irredento se acerca a mí y me atraviesa el estómago con su lanza de dos manos.

Le miro de frente a los ojos, con mis ojos totalmente abiertos y mis dientes apretados con furia. Siento que mis piernas se doblan y sujeto su lanza con mis manos, pues he dejado caer mi arco sin notarlo. Los músculos de mi estómago se retuercen y el dolor es terrible. El mundo da vueltas a mi alrededor y el sentido se escapa de mi mente con rapidez.

La oscuridad se acerca rápidamente, pero no lo suficiente, pues aún capto imágenes cuando veo la enorme pezuña del híbrido dirigiéndose a mi cara con gran violencia. Sólo espero que sea rápido mientras maldigo la suerte de mi Pelotón y mi primera misión al mando.

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23/06/2016, 20:47
[RIP] Correcta, Pelotón de Exploradores.

CORRECTA:

TRAS SER DERROTADA POR UN VETERANO DEL TRIPLETE EN UNA EMBOSCADA DEL GRUPO DE BRENDA Y KANO EN EL LLANO DE GALDAN AL OCASO DEL 4 DE LA HIENA DE 202 DE KHATOVAR, SE CORTA EL CUELLO CON SU DAGA PARA EVITAR SER CAPTURADA CON VIDA.

No... no me llevarán con ellos. No me torturarán. No me usarán de juguete. No me sacarán información...

Con las pocas fuerzas que me quedan, desenfundo mi daga, y me corto mi propio cuello.

Que me perdonen mis hermanos por no haber sido más útil, y no haber podido avisar ni traer refuerzos...

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23/06/2016, 20:54
[RIP] Belleza, Pelotón de Exploradores.

BELLEZA:

MUERTA POR UN FANTASMA IRREDENTO EN EMBOSCADA A LOS EXPLORADORES DEL GRUPO DE BRENDA Y KANO EN EL LLANO DE GALDAN AL OCASO DEL 4 DE LA HIENA DE 202 DE KHATOVAR.

Seguía reptando, pero aunque no hiciese ruido, escuchaba lo que sucedía a mi alrededor. Me estaban cercando. Kano vagaba cerca, lo podía intuir a través de la hierba... tarde o temprano me vería. Lo presentía, lo sabía...

Diosa... ¿qué debo hacer?

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02/10/2016, 00:25
[RIP] Pipo.

PIPO:

FALLECIDO EN LA BATALLA POR LA PUERTA DE GALDAN. MUERTO POR CAMINANTES DE GALDAN EN EL LLANO ANTE LA FORTALEZA.

Tras salir del campamento principal con la escalera al hombro a Pipo le vino algo de confusión. Las cosas se ponían un tanto borrosas. Conocía la sensación. Dentro de poco estaré sentado en la Tienda de los Heridos con agujeros por todo el cuerpo. Tocaré la flauta para mis hermanos y tendré ganas de beber mucho, mucho.

El camino fue largo hacia el Llano de Galdan. No pesaba mucho la escalera. Todos respiraban fuerte y se acoplaron los pasos de unos y otros. La Compañía Negra iba a la batalla.

El Llano era una ciénaga apestosa, palabra. Chof, chof, al entrar en aquel barro, los pasos de Los Diez al Compás formaron música. Los Diez al Compás eran los Hostigadores, claro. Pipo les había bautizado para su magín. Al final del Llano, las montañas. Entre las montañas una hendidura. Tapando la hendidura una muralla de piedra. Montaña de piedra labrada por esclavos, puesta ahí para impedir el paso de La Compañía Negra.

¡Los muertos se levantan! Decía Caracabra. Matagatos discutía con Plumilla. Todos jadeaban mientras tiraban del armatoste. Chof, chof, el barro hacía rítmicos sonidos al compás de las pisadas, que alegraban a Pipo.

Todo en derredor se levantaban Aquellos Que Se Han Marchado Para Siempre, en palabra de Pipo. Más de un Poder actuaba en la batalla.

Matagatos estaba ciego por alguna peste. Ponzoña tomó el mando. Ahí delante, los Dolorosos habían sido dispersados por un Dragón que había salido de detrás de la muralla. Ver a los Dolorosos tan asustados sacó a Pipo de su confusión, porque tenía una pequeña idea rondando por la cabeza:

¡Matagatos! Dijo Pipo. Dolorosos temen. Dolorosos son como ratones asustados. Puede que si Pipo toca la flauta, Dolorosos escuchan la flauta y vengan hacia Pipo. ¿Desea Matagatos que Pipo toque la flauta?

Chof, chof, la escalera no dejaba de avanzar.

Los muertos se levantaban. Serpiente cantaba una canción para ellos, todavía fuera de la vista, casi una pequeña sombra que se confundía con unos arbustos ahí delante, entre la bruma apestosa. Pero no era suya la letra, ni la melodía.

Rastrojo decía:

Tranquilos... lo de los muertos es solo una ilusión mágica. Sería absurdo gastar todo este potencial mágico en alzar a los muertos para que reciban las flechas como simples cebos, cuando se puede hacer lo mismo con una magia menos gravosa dándole al enemigo blancos imaginarios.

Oh, no, anunció Pipo en voz alta y clara. No son mentiras ni sueños. Son los que ya se han ido para siempre y ahora vuelven. Aquellos que habitan los sótanos de la fortaleza negra lo dijeron entonces, Pipo escuchó bien.

De momento la escalera no le estaba pareciendo demasiado dura de llevar, y eso que faltaban dos porteadores. Quedaba, claro está, un largo trecho hasta la muralla. De pronto recordó que era Ponzoña quien llevaba el mando, así que repitió su anterior pregunta dirigiéndose a su espalda, hacia su derecha, más bien, al otro lado de la escalera, donde hacía su trabajo de cargar con el armatoste, como todos.

¿Quiere Ponzoña que Pipo toque la flauta? Pipo ha traído la flauta que Ponzoña hizo para él.

Matagatos dijo: ¡no!

Matagatos era el jefe, al fin y al cabo, así que Pipo se decidió a seguir llevando la escalera sin música. Una pena. Quedaba el sonido rítmico de las pisadas, para su consuelo. El cuerno de batalla, llegado de quién sabe dónde, confirmó la orden y prestó a la música de los pies una melodía y una letra muy sencillas: ¡Avanzad! Decía el cuerno. ¡Avanzad!

Volvió a su anterior confusión al escuchar el sonido de aquel cuerno. Algo rojo rondaba tras sus ojos. Creció y creció. Aquella música había tocado una fibra sensible. Tras eso ya no hubo Pipo (Pipo volaba ya por sobre el Llano de Galdan, mirando cómo bailaban muchos muñequitos, cómo los Dioses jugaban desde el cielo). Aquí abajo el momento de las sutilezas había pasado. El Otro, aquel que se adueñaba de aquel cuerpo cuando hacía falta, gruñía por lo bajini de de vez en vez, impaciente por el momento en el que trepara esa pared y pudiera saciarse con la sangre de los alfeñiques que se asomaban por entre las almenas.

¡ADELANTE, EMPUJAAAAAD! Ponzoña gritaba mientras empujaba. Todos charlaban por los codos durante la marcha. Se podía oler el miedo.

El Otro empujaba también. Estaba tranquilo. Sin miedo. Ciertamente no era factible más que una especie de trote cochinero con semejante trasto. Se preguntó si alguna de las carroñas se pondría en su camino, y si lo pisotearían. Se preguntaba también qué sabor tendría la carroña. Era carne, después de todo. Los gusanos que salían y entraban de las llagas de aquellos muertos eran gordos y jugosos. ¿Estarían buenos? Consideraba el experimento maquinalmente mientras procuraba ignorar cómo el madero que tenía al hombro se clavaba en él sin misericordia.

Los Hostigadores llegaron al tran tran hasta donde estaba el Alfeñique (el joven con ojos de serpiente). Los muertos parecían dudar. No hacían nada. Y es que el Alfeñique parecía como cansado. El Alfeñique controlaba a aquellas carroñas. El Otro lo sabía. ¿Cómo? Quién sabe.

"El jóven con ojos de serpiente" La voz llegó al Otro como venida de ninguna parte, al ver al alfeñique derrumbado en medio del cieno. Tuvo visiones de un rostro pálido e inquisitivo en la oscuridad. Dejó todo de lado para empujar. Le importaban un bledo aquellas imágenes que asaltaban su cabeza algunas veces. De momento solamente existía aquel conjunto de maderos que cada vez se hacía más pesado. Sus pies se movían a ritmo regular. A veces resbalaban, lo que hacía que se movieran sobre el mismo suelo sin avanzar, mecánicos, pero el desequilibrio inherente a tal circunstancia se veía compensado por lo regular del ritmo que mantenía.

El pálido de largas barbas dejó su puesto, que estaba justo a su lado. Eso hizo que el madero se clavara más y más en su hombro.

De vez en cuando, con su paso, hacían que saliera a la superficie, desde el cieno, una burbuja de gas apestoso. Daba igual. Se podía respirar. Se podía continuar el movimiento hacia el premio rojo y jugoso de la sangre, propia o ajena. Había animales ahí delante, subidos a unas piedras, que se podían cazar, matar, devorar, destrozar.

Los cachorros que, ahí delante, habían perdido el ánimo, parecían recuperarlo al ver llegar al resto de la manada. A algunos ya les estaban rebasando, pero estos no eran sino cosas quemadas por aquel lagarto. El Otro salivó. Tenía un poco de hambre ya. Pero había que seguir portando aquel madero. Algo se rompió entonces. Un Mal surgió de la tierra y tomó el control de las carroñas. El Otro se alegró. Pelearían. Puede que tuviera un segundo o dos para probar aquellos gusanos gordos y jugosos.

La manada charlaba a su alrededor. Venían las carroñas, que no deseaban bailar al son de la música del Alfeñique. Así era la vida: se te ponían cosas delante y tú las cazabas, o te cazaban ellas a ti. Los que antes eran una especie de cosas que orbitaban en torno a la familia se habían tornado amenazadores. En principio tomó el machete del cinto sin dejar de empujar el carro, esperando ir quitándoselos de en medio sin tener que parar, pero una orden imperiosa venida del Alfa hizo que se pusiera más cómodo. El armatoste paró, y se preparó para recibir la embestida de lo que viniera. Animales de sangre jugosa, marionetas de carne muerta cuajada de gusanos... lo que viniera estaría bien.

Por el rabillo del ojo pudo comprobar que el joven con ojos de serpiente había despertado de su sopor. ¡Silencio! Decía. Ya no era amo de ninguna marioneta, el joven con ojos de serpiente, el Alfeñique. Así era la vida: a veces cazabas, a veces alguien te cazaba a ti.

Ser hora de cantar, Gorrión, masculló Uro en dirección al Otro, que se encontraba justo a su lado machete en mano, contemplando el avance de las siniestras criaturas. Que Diosa sonreírte.

"Gorrión" Ese sonido le gustaba. "Gorrión". Sonaba bien. Por primera vez se vio en el rostro del Otro... de Gorrión un asomo de sonrisa: no más que la comisura de los labios y la mirada más afilada. Pero pronto pasó.

Gorrión observaba cómo las cosas venían a ellos. Observó cómo algunos de los hermanos, de su familia, avanzaban a su encuentro. Malo. ¿A qué consumir energías? ¡Venían ellos solos! En su mente animal el concepto de enemigo flanqueando estaba claro como el agua. Adelantarse a la carga contra una manada superior en número a la tuya era malo. Había mucha caza que cazar. ¡Mucha! Todavía había que ir a aquel montón de rocas y sacar de ahí toda la carne aprovechable.

Esperó, pues, a que vinieran a él. Al menos esa fue su intención, hasta que Manta dijo: ¡Dedos, Pipo! ¡Vamos a por esos! Señalando con la mano enfundada en el guantelete al grupo de carroñas que se acercaba a su flanco del carromato. Gorrión escuchó a Manta, a pesar de que le había llamado con ese nombre odioso, y se lanzó.

Estaba lindamente destrozando a uno de esos monigotes, cuando escuchó que su hermano le llamaba de nuevo con ese odioso nombre. Torció el gesto y, mientras terminaba de apuntillar jubiloso a la cosa agusanada que se retorcía en el suelo, probó a mirar con el rabillo del ojo al lugar donde le señalaba Manta.

Gruñó. Negó con la cabeza. Ya había un hueco demasiado grande debido a su escapada. Había que retroceder, para proteger a la manada. ¿Su hermano estaba loco, o le faltaba un tornillo?

Se dispuso a acabar con el otro adefesio que amenazaba con flanquearle si le perdía de vista, y se dispuso a retroceder, para que los que venían por su izquierda no rebasaran la linea de defensa.

Gorrión decidió comportarse con cierta frialdad, ya se había adelantado demasiado. Estaba solo. Las carroñas no eran enemigos para él, pero... ¿Frialdad? Bien, toda la que pudo reunir. Frialdad porque los gusanos, por muchos que fueran, no eran una caza decente. Golosinas. Lo mejor estaba por llegar. Había tomado posiciones en un montón de ramas y cascotes. Estaba cómodo entre esas ramas y cascotes, las piltrafas intentaban alcanzarle y no podían. Despachó a uno con las manos demasiado largas y se dispuso a enfrentar a los que venían por su izquierda. Nosequién gritaba algo, pero sus gritos de batalla sonaban más altos todavía:

¡AAAAAAAAAAH! ¡¡AAAAAAAAAAH!! ¡¡¡AAAAAAAAAAH!!!

Pinchaba y pinchaba. Era fácil, pero no dejaban de moverse. Advirtió que lo único que funcionaba era cortar tendones y músculos, que podían tener las tripas por el suelo y seguir intentando alcanzarle. Era difícil matarlos así, con un colmillo. Hubiera sido mejor atacar con la hoja reluciente que ahora colgaba de su muñeca por su lazo de cuero. Mejor seguir con el colmillo largo, de empuñar la hoja reluciente tendría que soltar el colmillo largo, y este no tenía manera de ser atrapado si se veía obligado a salir de ahí. Se resignó a intentar apuntar a nódulos de músculos necesarios para mover aquellas piltrafas de cuerpo agusanado con aquel colmillo largo y grande. No se percató de que algunos de sus hermanos comenzaban a apuntar a la cabeza, que era mejor idea. Gorrión no estaba mirando a sus hermanos, y por eso no pudo copiar tal estrategia. Error.

A pesar de su pequeño despiste estaba disfrutando de lo lindo. Pinchó a otro una y otra vez. Era divertido. Era una especie de juego antes de que comenzara lo serio. Todavía pensaba en los animales tras su montaña de piedra, ahí delante. Había que llevar la cosa esa por todo este barro. Había que usarlo para subir la pared de piedra. Como si aquella especie de acantilado no se pudiera trepar. ¿No tenían manos sus hermanos para trepar, que había que traer cosas de madera, como si fuésemos castor...

Notó el sabor de la sangre. Jugosa, deliciosa sangre. De repente resbalaba en cantidad por su boca y su garganta. Estaba respirando sangre. No había conocido el su corta vida una sensación más dulce que esa. ¡Sangre! ¡Roja! ¡Caliente!

Le parecía estar como en una nube roja. El mundo era vertical. Notaba una especie de tirones en su cuello, en su barriga. Algo le cogió del brazo. No podía permitir que se le acercaran tanto, tomó el colmillo largo y... pero, cuando miró, se dio cuenta de que ya no tenía mano. Era un muñón rojo. Rojo, rojo, rojo, qué delicia. Se lo llevó a la boca, para saborearlo, pero no supuso diferencia alguna, porque ya tenía la boca llena de sangre, de sangre deliciosa.

Ahora que lo pensaba, el suelo no estaba en su sitio. ¿Por qué el suelo estaba junto a su oreja?

Lo que andaba tironeando de su cuello dejó de hacerlo por un momento. La piltrafa agusanada se había parado un ligero instante para mirar a Gorrión. Quizá, con su medio cerebro podrido, se preguntaba por qué Gorrión no protestaba por el trato que se le daba a su cuello y otras cosas. ¿Cómo iba a comprender que Gorrión era feliz?

Entre tanto los muertos devoraban a Gorrión y el ácido lanzado por Serpiente disolvía su cuerpo, Pipo volaba por encima de todo, mirando cómo los Dioses jugaban a los dados. Había varios grupos de Dioses. Sobre el campo, lineas invisibles tiraban de pequeños muñequitos. Formas rectangulares como ventanas estaban abiertas sobre el cielo. Quietas, muy quietas. En sus cristales, símbolos extraños iban y venían: complejos, musicales. En una cadencia y un tempo muy diferentes, por encima, rodeando el jadear de los pequeños muñequitos que corrían y morían por el Llano de Galdan se oía como un matraqueo extraño: traca traca traca tra... traca, traca trá... Trá. Traca traca traca. ¡Ting!

Y el viento traía consigo sonidos de respiraciones sosegadas. Algunas risas lentas y tranquilas. ¿Tan raros eran los Dioses, que eran como niños?

Las figuras monstruosas tras las ventanas abiertas en el cielo estaban... Pero... ¡Hola! ¿Qué era esto? Un pequeño gorrión se había posado en el hombro de Pipo. Traca, traca, traca trá... el extraño matraqueo creció en derredor de ambos, Gorrión y Pipo. Una linea de fuego tocó sus pensamientos paralelos. El paisaje se borró. En su lugar, una llanura polvorienta llena de columnas, grabadas con símbolos exóticos. El viento jugaba con el polvo por entre las piedras.

Piedras brillantes sobre las columnas.

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05/12/2016, 20:51
[RIP] León Anciano.

LEÓN ANCIANO:

FALLECIDO EN LA BATALLA POR LA PUERTA DE GALDAN.

Finalmente la Compañía iniciaba el asalto a la Fortaleza del Galdan. Tras dividirles en varias escuadras, León Anciano tenía claro cuales eran sus órdenes: llevar aquella enorme escala hasta llegar a la muralla para iniciar el asalto. Las defensas serían duras, pero no sería algo a lo que no podrían hacerle frente. No había miedo en la Compañía, sólo la determinación de cumplir con su objetivo.

La orden de avance llegó y la escuadra se puso en marcha hacia el sur, lenta, pero sin detenerse en ningún momento. Tenían aún bastante trecho que recorrer antes de llegar a su destino. De pronto a mitad de camino los muertos se alzaron, magia oscura proveniente de su bando para ayudar en la batalla. Aquella imagen no agradaba a León Anciano, pero bien sabía que toda ayuda sería más que necesaria para el combate. Por eso no se esperó que los muertos dieran la vuelta y fueran hacia ellos. Algo había salido terriblemente mal para que eso ocurriera. Pero las órdenes del Cabo eran claras y eran seguir avanzando por lo que León Anciano sólo pudo asir con mas fuerza la escala y proseguir su avance. Mientras tanto, otros de sus compañeros harian limpieza de los no muertos que avanzaban hacia ellos. Era el único plan factible dadas las circunstancias.

El avance proseguía y el combate con los no muertos era más cercano, a su frente pudo ver como Asesina y el Cabo hacían frente a alguno de esos seres y León Anciano quiso ayudar a sus dos compañeros. Soltando la escala, sacó su lanza corta y corrió presto a ayudar a sus camaradas. Realizó una buena carga, clavando al no muerto de Asesina su lanza en el pecho. A pesar de todo el ser no sintió nada y como acto reflejo lanzó un poderoso golpe con su espada al guerrero que le dejó medio herido. Afortunadamente el otro golpe que le venía encima pudo esquivarlo con suerte.

A pesar del golpe, León Anciano no iba a echarse a atrás: lanzó otra estocada, pero esta vez no tuvo tanta suerte y falló el golpe. Para su desgracia su enemigo no falló su golpe. Lanzando otro formidable golpe, la espada atravesó limpiamente el pecho de León Anciano, acabando con su vida.

El cuerpo de León Anciano cayó al suelo, sin vida y sin el honor de haber podido llegar a la muralla. No pudo hacer mucho más en aquel combate. Su último pensamiento fue esperar a que la Compañía tuviera éxito en su misión.

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05/12/2016, 20:57
[RIP] Niña de Oro.

NIÑA DE ORO:

FALLECIDA EN LA BATALLA POR LA PUERTA DE GALDAN.

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05/12/2016, 23:35
[RIP] Ikharus.

IKHARUS:

FALLECIDO EN LA BATALLA POR LA PUERTA DE GALDAN.

 

Había peleado muchas veces a lo largo de su dilatada vida, en ocasiones como simple matón a sueldo que partía las piernas y rompía quijadas de los morosos de Usurero o Gordo Wem y, en sus últimos tiempos, como mercenario para la Compañía Negra. Pero nunca había estado ante una cosa así. El asalto a la Puerta Galdan era la madre de las batallas, dudaba que nadie de los allí presentes hubiera estado jamás en una batalla de tal envergadura, ni siquiera los más veteranos o los oficiales. Se sentía pequeño, viejo e insignificante ante lo que iba a tener que hacer.

Estaba preocupado por su hijo, por el Mago Serpiente y cuando lo vio aparecer y desplegar tal horrible e inconmensurable poder, se sintió abrumado y atemorizado. Su vástago en aquel momento era más similar a una bestia infernal que a un ser humano. Quiso huir y renegar, pero no lo hizo. Era su hijo hasta las últimas consecuencias. Poco quedaba en su vida que le mereciera la pena; su hijo. Su hijo, pese a que le repudiara, era lo único que le mantenía allí.

El viejo leñador no entendió demasiado bien lo que ocurrió después, pero supo que estaban en problemas y de alguna forma éstos implicaban a su hijo. No le quedaba más remedio, debía estar ahí, quedarse y protegerlo como pudiera. El combate se inició y fue cruel, salvaje y doloroso. Ikharus no tardó en comprender que era demasiado anciano para poder salir bien parado de una batalla de semejante nivel. Los golpes se fueron acumulando y con cada uno, una nueva herida brotaba. No era su lugar para batallar, ya no podía combatir en primera línea y en aquel momento ya no tenía más opciones de intentar algo diferente. No se percató cuando el último golpe de aquel enorme ser no muerto le derribó, todo se volvió oscuro con rapidez y perdió el sentido.

Su cuerpo se levantó tiempo después y atacó al que en algún momento fue su Cabo, pero eso ya nada tenía que ver con Ikharus el Leñador, miembro del Pelotón de los Hostigadores.

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05/12/2016, 23:37
[RIP] Escudo, Pelotón de Exploradores.

ESCUDO:

FALLECIDO EN LA BATALLA POR LA PUERTA DE GALDAN.

 

Escudo estaba en el taller de carpintería cuando llegaron las órdenes. Se estaba preparando un ataque a gran escala contra la muralla enemiga, pero antes de ello era necesario un reconocimiento sobre el terreno.

Cabo Ridvan dio sus órdenes al grupo. Directas y sencillas: ir, mirar y regresar con la información. Escudo es disciplinado y nunca cuestiona nada, tomando su escudo siguió al grupo de Exploradores en su misión. Era para lo que estaban allí, su principal finalidad en la Compañía.

Las cosas fueron mal. Escudo ni se pregunta porqué ni se plantea si podría haber sido de otra forma. Fueron descubiertos por las fuerzas enemigas y se vieron obligados a luchar. Escudo luchó con honor y no retrocedió ya que nunca recibió la orden de hacerlo. Al final se vio rodeado de enemigos, pero aún así siguió luchando hasta caer abatido.

Debería haber muerto en ese momento, pero no tuvo suerte. Mientras los días pasaban la suciedad, el hambre, la sed y sobre todo la sensación de profundo abandono fue profundizando en su alma. Ni siquiera cuando era esclavo del Profanador sufrió una tortura similar.

En visiones recorrió parte de su pasado. Veía a Testudo portando la capa con la que iba a ser apadrinado, un día feliz, el día en que se hizo de verdad un hombre, el día en que recuperó su orgullo herido.

Veía a Perdida, la hermana a la que había apadrinado. Una vez más sentía un profundo orgullo... ¿qué futuro le espera a la muchacha? Escudo rogaba a sus ancestros para que le dieran la fuerza y la presencia para sobrevivir a la batalla y si ello no fuera posible que su muerte fuera con honor.

¿Y él? ¿Qué sería de sí mismo? Rebuscando en su memoria a veces llegaba un recuerdo ancestral, ¿su padre? Era difícil precisar, las cicatrices del Profanador eran profundas en su mente.

Los recuerdos, las privaciones, la tortura... todo ello se juntaba en la enferma mente del guerrero K’Hlata. Y a veces soñaba... ¿cómo hubiera sido una vida normal? A veces en sus alucinaciones se veía al lado de Perdida, en una granja y con un montón de niños a su alrededor...

El tiempo era imposible de calcular cuando su jaula fue alzada sobre el campo de batalla. Al principio pudo distinguir a otros miembros de su Pelotón en otras jaulas, pero no podía precisar si estaban vivos o muertos. Una niebla intensa impedía ver con nitidez qué pasaba en la llanura.

Al tiempo pudo apreciar grupos de guerreros empujando escalas mientras luchaban con algo impreciso, una figuras que se movían lentamente. Entonces bajaron su celda al suelo, delante de la muralla.

¿Por qué? ¿Un arrebato de piedad o simplemente una maniobra para retrasar el ataque? Un compañero lo liberó de la celda. ¡¡Estaba libre!!

Pero el tiempo que llevaba encerrado había pasado factura y estaba muy débil. Quedó a la retaguardia del grupo para no frenar su avance mientras que los no-muertos se acercaban. Al final intentó subir por la escalera hasta lo alto de la muralla, pero no tenía fuerzas.

Cayó entre el grupo de no-muertos que finalmente la alcanzó. La muerte fue rápida, casi sin dolor. Escudo murió al pie de la muralla en la Batalla de llano de Galdan, pero murió libre y con honor.

Su espíritu se presentaría orgulloso junto a sus ancestros.

 

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05/12/2016, 23:39
[RIP] Asesina.

ASESINA:

FALLECIDA EN LA BATALLA POR LA PUERTA DE GALDAN.

 

Mis músculos apenas me respondían. No estaba segura del paso del tiempo. Sólo podía ver más y más enemigos acercándose a nuestras posiciones. Mis ojos me ardían debido a mi transpiración que recorría mi calva cabeza, podía ver tanta sangre, tantos miembros y compañeros muertos. Estábamos humectando con nuestros fluidos esta tierra tan seca. Me dolía mi mano derecha, apretaba fuertemente mi compañera de batalla, mi daga tribal que no me desconocía a la hora de acertar un golpe, estaba segura que venceríamos, o por lo menos quería creerlo.

A lo lejos pude ver la muralla, nuestro objetivo primario. El armatoste ya estaba en su posición para ser escalado y yo
sería una de las que lo hiciera. Puse ambas manos en él y comencé a subir con una ansiedad incontrolable. Pude divisar
varias arqueras que no contabilicé, no podía detenerme a eso, todas caerían, no importando el número que fueran. Comencé a escalar rápidamente sin soltar mi daga por si debía usarla en el camino hacia lo alto. Podía sentir como las flechas me rozaban el cuerpo, un pequeño viento que producían al pasar cerca de mi piel, ninguna me había dado hasta ahora. Estaba teniendo suerte y una sonrisa fugaz se dibujó en mi rostro hasta que ví como una de aquellas mujeres armadas disparaba una flecha a uno de mis compañeros, no lo pensé y tomé la oportunidad de clavar el filo de mi arma en su cuerpo con la intención de matarla, era la primera, hasta que sentí un dolor indescriptible.

Mi cuerpo temblaba mientras el dolor se hacía más agudo al paso de los segundos, no podía respirar a pesar del esfuerzo que gastaba en ello. Me miré mis extremidades, estaban limpias, tanto piernas como mis brazos, mi vientre y mi pecho también lo estaban, tardé un tiempo en darme cuenta de por qué tenía dificultades para respirar y entonces el horror me inundó la mente. Una de mis manos tanteó la flecha en un punto mortal, mi garganta. La sangre me bañó el cuerpo tal como si el agua de un río lo hiciese, me sentí mareada y me solté de la escalera, como si durara una eternidad caí de espaldas al abismo de la muerte.

La victoria estaba tan cerca para mí. No supe en qué momento fue mi deceso, quizás no fue la caída, pero mi vida terrenal había llegado a su fin. Lo último que pude ver fue el cielo despejado y cómo el sol me encandilaba los ojos, lentamente mi mirada se nubló y mis sentidos se hicieron menos agudos, después de un espasmo violento dejé de respirar. 

Era extraño que mis sentidos desaparecieran porque aún podía sentir hambre.

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05/12/2016, 23:41
[RIP] Astado, Pelotón de Campamenteros.

ASTADO:

FALLECIDO EN LA BATALLA POR LA PUERTA DE GALDAN.

El día de la batalla había llegado y Astado ocuparía su lugar al lado del resto de Campamenteros.

Era el momento de poder salir un poco de la rutina. Astado se sentía un poco "de más" en el campamento: cumplía sus labores correctamente, pero tampoco destacaba por nada en especial.

Su memoria había sido tocada por el Profanador. Había sido chamán, pero si alguna vez tuvo contacto con los espíritus o poderes sobrenaturales, todo había quedado en el pasado y sepultado por esa parte de su memoria a la que no podía acceder.

En los preparativos de la batalla, grandes poderes iban a ser invocados. Astado se sentía marginado: hubiera dado todo lo que tenía, incluida su propia vida por unirse a esa fuerza ancestral. Pero aquella vía había desaparecido mucho tiempo atrás.

Ocupó su puesto en la batalla. Su misión: empujar la escala para apoyarla en la muralla de la Puerta de Galdan. Una misión humilde, pero al menos a la escala del esfuerzo que sabía que podía hacer.

La batalla no funcionó como debía y los poderes que deberían haber sido conjurados a nuestro favor se torcieron y fuimos victimas a la vez que verdugos. No-muertos invocados para la batalla de pronto no tenían bando por el que luchar y simplemente atacaban todo aquello que portara algo de vida.

Siempre siguiendo las órdenes de su Cabo, Astado se centró en su labor, empujando la escala hacia su destino contra viento y marea. Otros compañeros luchaban y despejaban en camino, pero Astado arrimaba el hombro con ganas. Era su misión y cumpliría con ella aunque su labor permaneciera en el olvido.

Llegaron por fin ante la muralla y Astado sacó sus armas, presto a ascender por la misma y poder al fin teñirlas con la sangre del enemigo. Entonces los no-muertos que los seguían llegaron a la retaguardia de la escala para atacar a sus compañeros.

Astado ya no tenía órdenes que cumplir y tenía sus armas preparadas. Retrocedió un poco su posición y atacó a uno de los no-muertos, atravesándole el cráneo con su lanza.

Posiblemente se dejó llevar por el momento de euforía, pero cuando se dio cuenta se encontraba solo, sus compañeros ya estaban ascendiendo por la escalera.

Intentó llegar a ellos, pero un grupo de esos engendros se interpuso en su camino. Intentó sortearlos, pero su suerte estaba echada.

Astado murió gritando mientras el grupo de no-muertos lo golpeaba y observaba como sus compañeros ascendían por la escalera sin mirar atrás.

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05/12/2016, 23:45
[RIP] Loor.

LOOR:

FALLECIDA EN LA BATALLA POR LA PUERTA DE GALDAN. FUE ATACADA POR UN CAMINANTE DE GALDAN CUANDO TRATABA DE ASCENDER POR LA ESCALA DE LOS CAMPAMENTEROS.

 

Todos los hombres mueren. A pesar de ser princesa de su tribu, a pesar de haber podido tener una vida regalada... el destino de Loor como última de sus hermanos siempre había estado escrito: ser la enviada de la Diosa, la representante de la misma, llevar el conocimiento de la Diosa, los secretos de esta, fuera de las tierras de las Lágrimas de la Diosa, a cualquiera que pudiera escucharlas, quisiera o no.

Loor había intentado cumplir esa obligación en todo momento, cada día de su vida. Recordaba aún, en estos últimos segundos de su vida, la alegría con la que había recibido la noticia del regreso de la Compañía Negra, y la gratitud ante su padre cuando este le había dicho que debía unirse a la compañía de mercenarios más importante del mundo, y la más grata a los ojos de Su Señora.

Loor a la Diosa.

Sí, había tratado con todas sus fuerzas de llevar la fe a todos esos desalmados de diverso pelaje a los que, a pesar de todo, había llegado a considerar familia. Había discutido con ellos, sangrado a su lado y, siempre, siempre, había tratado de evitarles mal, de evitarles daño.

Loor había intentado cumplir con su obligación.

Y había fracasado.

En ese postrer momento, cuando malherida como estaba comprobó que el ataque del muerto viviente iba a acabar con su vida, no tuvo tiempo de pensar en nada. Sólo en suplicar perdón a la Diosa por no poder cumplir su misión. La Compañía Negra daba la espaldas al único ser divino que sentía afecto por ella, y ni la Diosa se beneficiaría de su fe, ni tampoco la propia Compañía Negra tendría quien le valiera en las esferas de los dioses.

Por su fallo, por su fracaso, el mundo seguiría siendo el infecto lugar de miedo, guerra, sangre y sufrimiento. No sería purgado. El Edén seguiría lejos de ellos.

¿Y entonces qué? Loor no se había hecho ilusiones en toda su vida, y tampoco cayó en esa trampa en el momento de su muerte. Adoraba una diosa atrapada en el submundo por los turbios manejos del dios de la sangre, y del resto de los dioses y demonios que, aliados con este, y temeroros ante el poder de la Única que los superaba a todos, la habían atrapado. Ella adoraba a la Diosa. No esperaba ninguna vida futura, no esperaba ningún reencuentro con Hermana, ni con Belleza, ni con Niña de Oro. Tampoco esperaba la misericordia de la Diosa puesto que, atrapada, no podría darla.

Si hubiera tenido que apostar, hubiera apostado por el tormento en los infiernos de este o aquel dios, al menos, hasta el grato momento que la Diosa se alzara y los destruyera a todos. ¿Y entonces? ¿recuperaría el alma de su fiel Loor? La princesa K´Halata no lo sabía. Pero lo descubriría: antes o después, lo descubriría.

Perdonadme Diosa: he fallado. Perdonadme padres: he fallado. Perdonadme hermanos de la Compañía: he fallado.

¿Sintió en medio de ese dolor cierta satisfacción por el resultado de la batalla? ¿Por su contribución decisiva para que parte de los Campamenteros hubieran sobrevivido ese día aciago? Lamentablemente, no. Lo que sintió fue una profunda rabia. La batalla estaba ganada, los gritos por la muerte de la Heroína resonaban por todo Galdan. Iban a huir. ¡Si tan sólo en vez de escapar arriba los Campamenteros se quedaran abajo protegiendo a los heridos! ¡Si tan sólo...! De todos los Campamenteros, en ese momento, sólo fue capaz de recordar con algo parecido al cariño a dos: Odio y Derviche. ¡Ojalá Derviche al menos sobreviviera a la batalla!

Había intentado subir, también ella, al ver los tórpidos y cobardes intentos de los últimos Campamenteros, ascendiendo cuando, en el fondo, fácilmente hubieran podido vencer a los enemigos que restaban. Ese pensamiento, ese riesgo que pensaba, le habían obligado a asumir y que, finalmente, le había costado la vida, emponzoñó sus últimos instantes.

¿Recordarían entonces que fue ella quien avisó de donde atacar a los muertos vivientes? ¿Que ese aviso hubiera podido incluso salvar la vida al Teniente si hubiera aceptado escucharlo en vez de hacer caso omiso? ¿Recordarían que había corrido hasta la extenuación por todo el campo de batalla, eliminando Caminantes, y sobre todo Toscos y Embrujados, evitando que sus hermanos sucumbieran? ¿Recordarían que había dado órdenes adecuadas, evitando que...?

Inútil. Inútil todo.

Diosa, perdóname. Diosa, ilumínalos.

Malherida como estaba, era imposible sobrevivir a ese golpe. El ataque le desgarra las entrañas. Oscuridad. Loor muere.

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19/12/2016, 23:37
[RIP] Perdida.

PERDIDA:

FALLECIDA EN LA BATALLA POR LA PUERTA DE GALDAN. FUE ATACADA Y ABATIDA CUANDO TRATABA DE ASCENDER POR LA ESCALA DE LOS CAMPAMENTEROS.

 

Aquella mañana tenía la sensación de haber despertado despejada. O es que quizás no había dormido. El caso es que sabía lo que tenía que hacer, a dónde tenía que ir. Una sensación, si no nueva, bastante inusual en mí.

Desayuno rápido y reunión con el Pelotón. Después seguir órdenes, eso era todo. Tan claro como un cielo azul despejado.

Primera orden: Colocarme en mi posición junto al armatoste para empujar la escala.

Segunda orden: Empujar la escala.

Las puertas del Campamento se abrieron, y dejaron pasar el silencio y la niebla. La escala avanzaba a través del silencio blanco.

Un silencio que parecía ser amigo de las conchas de mis tobilleras, que no desentonaban con mis pasos. Silencio que se rompió cuando una voz levantó a los muertos, y todo se volvió negro.

De nuevo nada estaba claro y hasta las órdenes se confundían en mi cabeza. Había que atacar. Tiraba mis lanzas a aquellos cuerpos, pero no funcionaba. Me subí a la carreta. Quizás desde arriba... Nada.

¿Por qué los cuerpos no caían? ¿Por qué mis amigos morían y volvían a levantarse?

¿León Anciano, eres tú?

No, no era él. O quizás sí y por eso la lanza sí funcionó en su cuerpo. En su cabeza. No, no es León Anciano, ya no. El hombre al que yo había querido como a un padre, ya no existía. Era una carcasa informe tirada en el suelo con la cabeza destrozada. Mi lanza ya no tenía la punta limpia. Se tiñó de rojo.

Su lanza sí estaba limpia. La lanza de León Anciano. Sí era su lanza. Él ya no era él, pero era su lanza. Había perdido dos de las mías y tenía hueco en mi portalanzas.

Nueva orden: Seguir avanzando.

¿Hacia dónde? Adelante. No tenía muy claro lo que eso significaba. Niña de Oro nos seguía, pero no empujaba la escala. ¿Por qué? Porque ya no era Niña de Oro. Mi lanza también funcionó con ella. Otra carcasa, una carcasa dorada, también caída al suelo.

Más ordenes: Contener a los cuerpos levantados mientras los demás levantan la escala.

Pero mi lanza de nuevo no funcionaba. Las suyas sí. Me hirieron, la sangre que ahora era mía empapaba mis ropas.

Otra orden más: Escalar.

Pero mis manos estaban resbaladizas. No funcionaban, no agarraron bien la escala y no conseguía subir. Las carcasas me alcanzaron y seguían hiriéndome. De repente mi vista se volvió marrón, como la tierra.

¿Por qué el suelo estaba tan cerca? Mi corazón perdió fuerza a la vez que mis heridas perdían sangre. Intenté pedir ayuda, pero ya no podía. Me convertí en una carcasa.

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16/05/2017, 17:29
[RIP] Odio.

ODIO:

FALLECIDO EN LA BATALLA POR LA PUERTA DE GALDAN. DEVORADO POR EL CADÁVER REANIMADO DE RIDVAN AL TRATAR DE ASISTIR A LOS PRISIONEROS.

El llano de Galdan se convirtió en un infierno, al menos en alguna versión del infierno lúgubre y húmeda, pues el barro reinaba por doquier, y los cuerpos se alzaban en una marea sin fin. El plan de empujar la escala hasta la muralla de la Puerta de Galdan se vino abajo a la primera de cambio, debían luchar, abrirse paso entre la carne putrefacta de guerreros ya olvidados para poder pensar siquiera en acercar esas grandes estructuras hasta los muros. Odio prefería no pensar en estrategias, empujar y matar, empujar y matar.

Poco tardó en darse cuenta de que no todos los enemigos eran iguales, en la primera oleada Loor descubrió cómo acabar con ellos rápidamente, para desgracia del K’Hlata, que encontraba divertida la forma en la que se sacudían en el suelo una vez desmembrados. Mas en la segunda descubrió que no sólo residía el poder mágico en el tenebroso hecho de que los muertos andaran, sino que algunos de los muertos poseían habilidades especiales.

Un mandoble de uno de esos monstruos le sacó de su error, arrancándole parte de su armadura de cuero y abriéndole una gran herida en su torso, capaz de haber matado en el acto a un hombre menos robusto. Pero Odio no se amedrentó, continuó luchando a sabiendas de que aquel podría ser su final, ya que su arma no era capaz de dañar lo suficiente a la criatura.

Parecía cuestión de tiempo que el K’Hlata fuera abierto en canal, pero de pronto apareció ella. Loor, en su frenético paseo por el campo de batalla destrozó el cráneo del gran cadáver que avasallaba a Odio, este, haciendo gala de su nombre, escupió a un lado y se dio la vuelta, le había arrebatado a su presa o, visto de otra forma, su gloriosa muerte en combate. Si hubiera sabido lo que estaba por llegar habría tenido un gesto de agradecimiento con la guerrera.

La lucha se prolongó hasta que por fin tuvieron el camino libre para llevar la escala hasta el muro donde, para sorpresa de Odio, se encontraban suspendidos en jaulas la desaparecida escuadra de Exploradores.

Un atisbo de esperanza brilló en los ojos del K’Hlata. Él, que había sido repudiado por traicionar a los suyos. Él, que nunca logró olvidar las caras de aquellos que fueron sus amigos. Él, que vivía atormentado a cada instante recordando cómo fue engañado para guiar a los suyos a una trampa. Había encontrado la forma de redimirse.

En ese momento no lo dudó, acudió raudo al muro tratando de auxiliar a sus compañeros, un gesto amable, pero egoísta en el fondo, que le permitiría reconciliarse con los espíritus de sus antiguos hermanos, redimirse ante sus ojos, los de ellos y los de él mismo, pues desde ese día, siempre se había visto con un odio irrefrenable en la mirada.

Poco se percató del mal estado que se encontraban los prisioneros, de todos modos no era tan ingenuo como para pensar que no les habrían torturado de mil formas antes de colgarlos allí.

Cuando las jaulas cayeron desde lo alto de las almenas, apresuró su carrera buscando sacarles de allí, pues pronto la zona de las murallas sería un infierno.

En ese momento se abrieron las jaulas…

Odio no tenía muy claro lo que sucedía a su alrededor, se aproximó hacia las jaulas, pero de pronto sus compañeros fueron los que se pusieron en pie y las abandonaron, con el Cabo Ridvan a la cabeza, dirigiéndose hacia él… no no podía ser, no podía estar pasando.

El resto de Campamenteros se apresuró a combatir contra los cadáveres de sus antiguos hermanos, pero Odio sencillamente no pudo. Sólo recordaba una y otra vez la cara de sus hermanos al descubrir su traición, traición que había cometido cegado por el alcohol y los alucinógenos, apenas fue consciente de lo que ocurrió aquel día, y ahora estaba pasando de nuevo, debía acabar con sus hermanos, pero… ¿y si se trataba de una ilusión, habían vuelto a drogarlo? ¿Estaban los Exploradores realmente muertos?

La mente de Odio abandonó su cuerpo en una espiral de duda y desesperación, sólo el impacto contra el frío suelo le devolvió a la realidad, tenía al Cabo encima mordiéndole y desgarrándole el cuello, notaba su sangre caliente deslizarse por su cuello…

…pero Odio ya no era un guerrero…

…Odio sólo quería volver con sus hermanos …

…Odio había por fin dejado de odiar…