Partida Rol por web

El jorobado miro apesadumbrado como su moneda de plata se iba en el montón. Suspiro apesadumbrado y saco dos monedad de plata de la bolsa. No sabia muy bien porque seguía jugando, ya había perdido una moneda y podía perder otras dos, pero la intriga de ganar más y el hecho de que sus compañeros continuaran apostando le animaba a seguir jugando. ¿Que pensaría la vieja bruja de esto? Nunca la había visto jugar con dinero y nunca le había dicho nada sobre él.

Vasija refunfuña en silencio mientras saca otras dos monedas de un bolsillo y las introduce al cuenco.

Finalmente mira a Astado. Es el único jugador que queda por decir si participará en la siguiente ronda o no. Y será de nuevo el primero en tirar, dada la suerte de Boñiga.

Aunque a lo mejor es el primero en retirarse también. Vasija mira a Astado con suma atención.

ASTADO aguardaba paciente y en silencio a que continuara el desarrollo del juego. Su mirada continuaba escrutando serenamente a los demás participantes, sobre todo a los Oscuros, con aquella inalterable parsimonia que solo los sabios o los estúpidos consiguen lograr.

Finalmente, casi por pura casualidad, cruzó su mirada con el llamado VASIJA, que al parecer aguardaba por su decisión.

Sin sobresaltarse, el antiguo chamán tomó un par de monedas de su bolsa y las depositó indolentemente dentro del cuenco. Mientras lo hacía, comentó como al pasar, sin siquiera calibrar las reacciones de los presentes.

- Un plan de combate se hace con buenas ideas. Y también con información. Desgraciadamente, creo que esta última se nos escapa. He tratado a todos los heridos del campamento. Y aún no encuentro a uno solo que pueda decirme cómo se siente el Fuego del Dragón...

Tras ello, tomó los dados y los arrojó varias veces sobre la mesa.

Caracabra cogió los dados y tiro. Los dados revotaron hasta quedar quietos sobre el tapete mostrando dos doses. Miro los dados con cierta alegría y con cierto temor, no sabía muy bien que significaba, sabía que los dos unos era algo muy malo. ¿Pero dos doses? ¿Qué querían decir dos doses? Miro a sus compañeros de juego esperando a que uno proclamara el resultado de la jugada.

Vasija ha colocado sus dos monedas en el cuenco antes de que Astado comience a lanzar su tanda.

Todos guardan silencio en tensión mientras Astado arroja los dados hasta seis veces... No consigue sacar ninguna tirada pareada y lamentablemente se pasa con un total de treinta y seis.

El siguiente, casi sin esperar a que Astado lance su última tanda, es Caracabra, que arroja y obtiene dos doses en su primera tirada.

Precio observa y muestra una sonrisa maliciosa.

- "Lo lamento pero pierdes tu apuesta esta ronda." - Comenta mientras recoge los dados y se los pasa a Tendero.

Tendero es el siguiente, mueve la muñeca y arroja los dados hasta tres veces consecutivas antes de obtener dos treses.

- "Veinticinco". - Comenta con una sonrisa. No es una mala puntuación.

Luego le pasa los dados a Vasija.

Vasija agarra los dados como si le fuera la vida en ello, cierra los ojos y comienza su tanda de tiradas.

Sabe que superar la tirada de Tendero será cuando menos complicado y cuando llega a veinticuatro aferra ambos dados con mucha fuerza.

Se prepara para una tirada más deseando no pasarse de treinta o sacar un doble... De lo contrario estará perdido.

Y por suerte saca dos treses para un total de treinta en su puntuación.

- "¡Sí"- Exclama sin poder evitarlo. Luego, ocultando la sonrisa le pasa los dados a Reyezuelo.

Afanándose por seguir todas las tiradas no le resulta fácil sumar las cantidades con la agilidad de sus camaradas de juego que, parece obvio, tienen más experiencia lúdica que Reyezuelo. No obstante enarca una ceja, cuando Tendero se jacta de sus veinticinco, del todo extrañado pues le parece que los dados suman menos. No obstante la siguiente tirada de Vasija sienta el nuevo reto a superar y cuando le pasan los dados un desalentado muchacho se pregunta si la fortuna le sonreirá tanto como para mejorar los treinta.

Al menos, espero no sacar dobles en la primera tirada -. Piensa algo atemorizado mientras hace temblar los dados en sus dedos antes de lanzarlos. Enseguida respira aliviado al ver la inocente combinación que reposa en la mesa, un uno y un tres que suman cuatro.

Lanza los dados de nuevo y contempla asombrado su primer doble, demasiado pronto como para significar algún provecho. Su tirada suma diez, lamentablemente aquí no hay tercer puesto.

De nuevo es otro el que se hará con el preciado metal -. Piensa con enojo. Cede los dados a Boñiga con la leve curiosidad del que ya no tiene nada que ganar.

Boñiga observa a Vasija con cara de pocos amigos. Ese treinta va a ser difícil de superar.

Recoge los dados que le pasa Reyezuelo con un silencioso gesto de agradecimiento con la cabeza y tras agitarlos sin ritual alguno los arroja sobre la mesa.

Un tres y un cinco. Entrecierra los ojos y repite el procedimiento otras tres veces, sin obtener en ninguna un resultado doble. Tras la cuarta tirada su puntuación supera por poco la treintena, pero es suficiente para que pierda esta mano.

- "La victoria es tuya." - Dice a Vasija mientras se recoloca en su silla.

Precio se acerca al centro de la mesa, recoge el cuenco y se lo ofrece a Vasija que recoge todas las platas y las deposita en un montón junto a él.

- "La apuesta sube a tres platas." - Anuncia Precio mientras agita el cuenco delante de todos los jugadores para que el que quiera apostar y jugar la siguiente ronda pague su precio.

Tanto Vasija como Boñiga no dudan en pagar sus tres platas cada uno.

Tendero parece un tanto receloso, pero tras unos instantes de duda introduce su mano en un saquito que cuelga de su cinturón y saca otras tres platas que añade al cuenco.

Uro, puedes realizar una nueva tirada de Otear oculta para esta próxima ronda.

Cuando todos digan si apuestan o no, de nuevo puede comenzar a realizar sus tiradas Astado (y seguimos el mismo orden). Esperad hasta que el jugador anterior acabe todas sus tiradas y postee el resultado.

La duda cada vez era más pesada, por una parte seguía intrigado por la experiencia que suponía aquel tipo de reuniones, en su opinión aún no se había arriesgado lo suficiente como para saborearla en toda su plenitud. Por la otra, en cambio, veía como desaparecían sus exiguos ahorros que, si bien no destinaba para nada en particular, sabía que llegado el momento le harían un gran servicio.

Con un suspiro, acompañado de una desafiante mirada, echó las monedas que se le requerían en el bote que Precio hacía sonar con su contenido cada vez que presentaba ante alguien.

El jorobado no sabía cómo describir las emociones que sentía, por un lado quería seguir apostando para ganar más platas pero por otro la prudencia le aconsejaba dejar de jugar. Finalmente la emoción y la alegría de estar rodeado de buenos compañeros en un buen ambiente hizo que Caracabra sacara tres monedas de la bolsa y las dejara en el cuenco.  

Uro seguía de pie, observando atentamente como las monedas iban amontonándose sobre la mesa. Sus verdes ojos volaban de un jugador a otro, esperando encontrar una señal que le advirtiera de subterfugios fraudulentos. Nada sería mejor que pillar a uno de esos oscuros con las manos en la masa y darse el placer de estrangularle hasta que se le salieran los ojos de las cuencas...

- He encontrado algunas tiendas chamuscadas. Eso sí... - comentó ASTADO mientras pagaba las 3 platas para entrar, retomando lo que a esta altura parecía un auténtico monólogo de su parte - Pero se trataba de fuegos normales... sin rastros de la presencia del Dragón...

Tras ello, volvió a tomar los dados y los arrojó indolentemente sobre la mesa.

- "La verdad es que no ha sido para tanto." - Comenta Tendero mostrándose de acuerdo con el ánimo positivo de Astado.

- "Hemos sido afortunados..." - Sonríe, recoge los dados y se los pasa a Caracabra.

- "Aunque algunos siguen siéndolo en esta partida." - Añade mirando hacia Boñiga por un momento.

- "Tu turno." - Dice volviendo a mirar a Caracabra.

- "La verdad es que en nuestra zona apenas hubo incendios." - Admite Precio mientras observa la mesa. 

- "A lo sumo algun pequeño fuego provocado de forma fortuita por las carreras de algunos compañeros temerosos." - Continúa.

- "Esa criatura inspiraba un miedo aterrador... pero parece que no ha causado daños tan graves como prometía..." - 

Lanzaba los dados mecánicamente y los recogía otra vez para lanzarlos, estaba más interesado en la conversación que en la partida en ese momento. Hasta que vio los dos seises sobre la mesa. Entonces lo ojos de Caracabra se abrieron como platos. Si dos unos era muy malo, dos seises debía de ser algo muy bueno.  El jorobado espero impaciente la explicación de la jugada. 

- "Un veintiocho. Nada mal, no señor." - Dice Tendero examinando la jugada de Caracabra.

Frunce el ceño y recoge los dados sabedor de que es difícil de superar.

- "A ver si tengo algo de fortuna..." - Dice mientras los arroja una, dos, tres y hasta cuatro veces sin obtener ningún doble.

Lleva 28 puntos, exactamente los mismos que Caracabra. Su única oportunidad es sacar un doble. Tendero lo sabe pero no confía mucho en la suerte... Agarra los dados, le tiembla la mano, lanza y...

Dos cuatros. Ha obtenido un resultado pareado y se pone en cabeza. Sin poder controlarlo pega un salto de alegría sobre su sitio.

- "¡Sí! ¡Sí!" -