Partida Rol por web

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Tarado recibió la visita del Chamán Rastrojo y gracias a sus poderes mejoró un poco su condición. Aún estaba débil para entrenar, pero al menos ya podía moverse por el campamento y hacer tareas menores.

Ballestero había dado órdenes para que los heridos que pudieran ayudaran estando de guardia o en la cocina. Tarado no era particularmente bueno con la cocina, pero con las instrucciones adecuadas podía cortar cosas y servir la comida a los compañeros que llegaban. Al menos eso le hacia sentirse más útil.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Para caer bien no valía. Caía mal. Era antipático. Pero su voz áspera tenía cierta cualidad como de rebote. Desde el sitio en el que había llevado obligado a Sabandija a hacer guardia podía llegar es voz átona diciendo: ―No te duermas.

Así mismo, a Dolor le había dicho: ―¿Te crees demasiado bueno para palear boñigas? No necesito que sepas de animales para limpiar boñigas. ―Al parecer el guerrero Dolorita (con quien compartía una antigua cultura) creía que era demasiado bueno para rebajarse a pasar un cepillo a los caballos o limpiar de mierda los establos. ―Pelagatos, vigila a este, que trabaje en todo cuando le toque, como los demás.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Ver de nuevo al inquisidor en pie hizo que un escalofrío recorriera toda la columna vertebral de Grito, aquello sin duda no era natural y no le hacía especial gracia aquellas  artes.

El segundo asintió a las ordenes de Capitán cuando fue abordado por Preocupado.

Claro, dime que necesitas.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

No había dormido bien tampoco aquella noche. Las pesadillas, habituales, conllevaban sueños que redundaban en una situación parecida, una y otra vez. Aunque nunca iguales, lo perturbador de ellos resultaba que incidían en un entorno, una disposición y una ubicación similares. Y familiar. Al igual que los funestos y dramáticos finales que le despertaban abruptamente.

Desde que volviera con el carro del cementerio, al anochecer y pasara un rato despidiéndose de Desastre ante su tumba, la noche no había sido llevadera. Nunca lo era, cuando las sombras se hacen las dueñas del lugar, se enseñorean durante horas de la faz de la tierra y ocultan tras sus velos a los seres más sombríos y temibles. En la realidad y en los sueños.

El jaguar, de alguna manera tocado y conectado con aquellas entidades sombrías, pasaba por el suplicio de enfrentarse a ellas cada noche y por ello, casi todas las mañanas, se despertaba agotado. Había dormido, sí, pero no descansado.

Tras desperezarse, asearse y desayunar, pasó por la Tienda de Heridos donde, la habilidad de Plumilla y el buen hacer de Rastrojo, algo raro y caro de ver, hacían que su presencia en ellas no fuera necesaria. Pensó entonces en la pierna de Ponzoña que debía haber sido intervenida la tarde anterior. Pero acontecieron muchos sucesos.

Tras entrenar el resto de la mañana, tratando de ahuyentar las malas sensaciones del día anterior y de la noche, llegó el mediodía. Allí, tras la comida sucedieron varios acontecimientos: la plana mayor se iba de paseo, algo que empezaba a ser habitual; Ballestero con cara de estreñido ladraba órdenes; y Serpejo, el ensartado, hacía acto de presencia.

Guepardo había pensado que la indicación de Capitán sobre que el inquisidor "cara de cuervo" seguía entre ellos se trataba de una farsa. Una impostura. Pero verlo allí, tensó al joven. O lo habían reanimado con magia oscura o era una ilusión falsa del tal Fadresh. Fuera como fuese, el molesto Ballestero resultó una buena manera de no tener que contemplar aquella incómoda y repulsiva visión.

- Puedo encargarme de los animales - afirmó al segundo de hostigadores, en relación a los de cuatro patas mientras miraba de soslayo a los inquisidores del dios de la oscuridad. O lo que realmente fueran.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Mi vigilancia se detiene un momento cuando veo que aparece en el exterior el Inquisidor Serpejo, seguido del otro que llegó. Serpejo debería ser un cadáver maloliente y, en cambio, ahí está moviéndose y sonriendo con una aura aun más maligna de la que tenía en vida, denotando lo antinatural de su nueva existencia. Verle me trae muy malos recuerdos de Cho'n Delor, de las peores cosas que se hacían en las cámaras de los sacerdotes y hechiceros, de las peores obras de alguien adorado como un dios.

"Es casi como volver a casa y volver a odiar todo lo que me rodea."

Escupo en el suelo con patente desagrado por aquella hechicería que, aunque supongo ayuda a nuestros fines actuales, no es más que suciedad que infecta el mundo como lo hizo con el mío, llevándolo a una destrucción de la que apenas pudimos huir.

Las palabras de Ballestero me sacan de mis pensamientos, con el tema de los animales, que quiere que me encargue de ellos a pesar de no saber nada de sus cuidados. Escucho que me ordena palear mierda y cepillar a las bestias, preguntándome si soy demasiado bueno para ello. Supongo que es una pregunta retórica pero aun así le respondo después de encogerme de hombros:

 - "Lo mío es la mierda que intenta defenderse pero no, no soy demasiado bueno para ninguna tarea. Órdenes son órdenes, Señor."

Así que me alejo de la empalizada siguiendo la orden y tomo una pala para comenzar a sacar el excremento y tirarlo con el resto. Mientras lo hago, supongo que lo siguiente será cepillar a esas bestias. Nunca me he acercado a un caballo lo suficiente para tocarlo pero no creo que sea complicado si se lo piden a cualquiera.

Miro a las bestias y desconfío un poco de ellas.

"Atrévete a morderme y te haré filete para la cena."

Pero bueno, supongo que así se empieza. ¿Quien sabe? Quizás este es el primer paso para volverme un jinete y esas cosas. No le veo mucho la gracia todavía a no tener mis pies sobre el suelo, pero supongo alguna tendrá ya que todos los ejércitos quieren tener caballería.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Sabueso detuvo su entrenamiento cuando las dos figuras siniestras salieron de la tienda y se dedicaron al macabro ritual. Nuevas punzadas en las sienes le atacaron. Y el inquietante y persistente sonido de los muertos, que se había pegado a su mente como lo había hecho a su nariz el olor a muerte que viciaba el aire. Cada segundo que pasaba les acercaba más a la condenación.

Volvió a su entrenamiento intentando sobreponerse a los horribles estímulos que recibía, llenando sus sentidos con cada uno de los golpes que propinaba a los estafermos, pero no era suficiente.

Volvió a interrumpir el entrenamiento para buscar en alguno de los montones de cañas una que fuera verde y flexible. Una vez encontró algunas candidatas y, seleccionando la que más se amoldaba las características para la flagelación que consideraba adecuadas, se dirigió al extremo del campamento más alejado del oscuro ritual. Descubrió su espalda y se arrodilló, esperando que los azotes sí que fueran suficientes para dejar de escuchar, y de saber.

Al cabo de varios minutos y con la espalda ya surcada de cañazos se dio cuenta de que no lo eran. Debía insistir con más fuerza.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Tras comprobar satisfecho que la gente hacía sus cosas, y a pesar del ambiente asqueroso que producía la magia negra y las moscas rondando la carne muerta (¿o quizá por esa razón?), se relajó y se le pasó por la cabeza que quizá podía ofrecer alguna explicación.

―Sabes, ―respondió a Guepardo. ―Harás tu turno. Pero: ¿Y si te hieren? ¿Y si hieren a Pelagatos? ¿Quién sabrá? Darles de comer y que estén limpios. Nada más eso. ―Señaló a Dolor y con un ademán a los otros, que no sabían ni por dónde se ponía la silla. ―Los cuidarán ellos y tú les dirás cómo. Y todos harán su turno. Yo haré mi turno.

Estaba seguro de que no habían entendido nada. Tenía la sensación de que lo que en su cabeza era claro como el sol su boca no lo reflejaba tal y como era, pero se había resignado ya hacía tiempo, y hacía lo que podía.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Entonces Ballestero replicó algo que dio que pensar al jaguar. Silencioso en primera instancia, asintió solemne a las palabras del segundo de hostigadores.

- Tiene sentido y mucha lógica - reconoció a su interlocutor -. Así se hará - aseveró cuando, haciendo amago de ir a los establos se paró de golpe e inconscientemente se llevó la mano a la espalda, aferrando el asta de la Lanza del Jaguar guardada en su portalanzas. Miró con evidente acritud a los dos inquisidores y a las plegarias blasfémicas que emitían en un oscuro ritual.

- ¿Capitán y el resto de mandos están de acuerdo con... eso? ¿Se supone que debemos permitirlo? - preguntó inseguro a Ballestero, desconociendo si aquella acción de Serpejo y Fadresh, o lo que fueran realmente, era algo que hacían con la connivencia del comandante de la Compañía.

Pero para bien o para mal, no lo sabrían. Ya que la plana mayor al completo se había ido de paseillo.

Sencillamente, brillante, pensó el jaguar ante el vacío de poder e inseguridad que en un instante se había generado en el campamento ante la ausencia total de todos y cada uno de los oficiales. Bueno, dependiendo de quien estuviera aquí tampoco se marcaría diferencia alguna. O quizás sea beneficioso, tuvo que admitir pensando en algún que otro mandamás en concreto.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

―Patrones. ―Y, para él con eso estaba todo dicho. No entendía a Dolor, por ejemplo, para quien parecía que el enemigo era despreciable. ¿Por qué iba a ser despreciable el enemigo si a ellos les ofrecía trabajo? ¿Y hasta cuándo eran patrones los patrones? ―Hasta que lo diga Capitán. ―Ni más ni menos.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Frontera, desde las cocinas limpiando las ollas de la comida observó confuso a los dos inquisidores. Pronto empezaron a hacer magia tenebrosa, de la que daba muy mal yuyu, y un escalofrío recorrió la espalda del explorador y cocinero.

—¿Qué se supone que están haciendo? ¿Y Serpejo no había muerto ayer? —preguntó en voz baja a cualquiera de los Hermanos que pasaran cerca, sin entender nada.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

El propio cielo pareció tornarse mas gris cuando los dos inquisidores destaparon a los muertos, la muerte estaba más presente que nunca en el campamento, su hedor podía cortarse con cuchillo y las sombras parecían no tener fin.

Grito observaba la reacción de cada uno de los hombres, muchos sucesos extraños habían pasado en el alma de los hombres y temía que algún nuevo alma pudiera sucumbir ante el mal presente.

¡Vamos he visto a niños entrenar mejor que vosotros!

Aquellas palabras no trataban de abroncar, sino de desviar la atención al campo de entrenamiento, sin duda era mejor mantener las mentes ocupadas.

Mientras desviaba la atención al entrenamiento echó una mirada cómplice a Ballestero,  estaba claro que aquella situación no era la mejor para los hombres.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Miro a Frontera y me inclino de hombros. No es más que nigromancia, magia de los muertos. Similar en cierto modo a la que se utilizó en la batalla de Galdan o la que utilizó el explorador de Zon Kuthon para levantar los esqueletos. Mientras se mantengan a distancia, y es poco probable que vayan a salir del campamento, dará la impresión de que siguen vivos.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Detuvo por unos momentos su entrenamiento en solitario, mirando fijamente a aquellos que manipulaban los cadáveres... Una parte de él, muy primaria, muy enterrada... le decía que le estaban quitando su comida; un pensamiento fugaz, y lo desterró a base de voluntad, para volver a centrarse en los ejercicios que estaba practicando.

No le gustaba lo que parecía que estaba pasando... pero claro... ahora era el menos indicado para protestar o hacer alguna observación sobre el trato a los muertos. Era consciente de ello, y apretó las mandíbulas para concentrar su enfado en sus propias rutinas, para darles más energía, más vigor.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

- Grito, pensaba en Desastre. Somos pocos ya en la Compañía. Es algo que me preocupa. Cada hermano cuenta. Pero ahora más que nunca. Además, hemos visto que la corrupción no nos ha abandonado desde Galdán. - Dije pensando en Cielo.

- Y ahora, tenemos que tolerar "eso". - Dije señalando, sin necesidad de ocultar mi repugna, las acciones que magia oscura que estaba seguro traerían mal yuyu sobre nuestras cabezas. 

- ¿No podríamos hacer algún tipo de ritual? ¿Una despedida digna para Desastre? Para que sus amigos y hermanos lo guarden de todo mal. Me preocupa que no evitemos que alguien pueda hacerle "eso" a sus restos. Habría que comentarlo con el chamán. Pero yo soy quien soy. Y tú eres quien eres Segundo. - 

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Frontera escupió al suelo mientras hacía unos gestos protectores de la antigua tradición de los Nubes Dispersas.

—Por eso precisamente no me gusta... Ojalá no tuviéramos nada que ver con nadie que maneje ese tipo de magia...

Aquellos horribles y despiadados nigromantes, no respetando el merecido descanso de los muertos. Le ponía enfermo.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Olía raro y no eran los caballos, ni los establos, estaba acostumbrado a esa peste. Tampoco el olor del sudor que se pegaba a su cuerpo por golpear al estafermo con el que se estaba ensañando todo lo que no se había ensañado con el séquito de Fadresh. Era otra cosa. Levantó la vista de su oponente de madera y paja y rastreó con los ojos todo lo que estaba sucediendo en el campamento.

Los muertos se levantaban, los inquisidores trabajaban en algo que prefería no conocer del todo. Suspiró pues ya le sonaba esta cantinela de ocasiones anteriores. Volvió a empuñar la espada y golpeó al estafermo con más rabia que técnica. Cabeza, tronco y palos de madera que fungían como extremidades fueron golpeados de forma incesante.

Ya sabía lo que era ese olor, era olor a magia negra, algo que nunca le había ido bien a la Compañía Negra. Cuando sirvieron bajo las órdenes del Señor del Dolor todo había empezado de forma similar, hechizos y magia de la más oscura concepción que había terminado por volverse contra los miembros de la Duodécima y corrompiendo a algunos de ellos.

Golpeó con frustración intentando eliminar la rabia que se le acumulaba en el cuerpo, era lo único que le quedaba.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Si, había que poner un poco de ritmo. La gente se distraía.

―Vamos, niñas, no os distraigáis, son solo son carroña. ¿Quién dice que no vamos a pasar por la puerta del infierno algún día? Si algún día veo al mismo diablo puede que intente arrancarle la nariz. ¡Pero solo si me pagan! De lo contrario ya puede irse al infierno.