Partida Rol por web

Al ver acercarse a Khadesa y Campaña con el carro, seguidos de Sicofante, se había acercado y había echado las cosas, menos su lanza y su pellejo de agua, que se quedó en una mano al igual que la lanza, por si acaso la necesitaría, teniendo de antemano la certeza de que Khadesa le había dado permiso para echar sus cosas al carro. Como bien había dicho ella, las cosas habían quedado bastante a la superficie, por lo que en caso de necesidad las encontraría fácilmente.

No había conseguido separarse del carro cuando oyó llamar su nombre. Alzó la cabeza y vió a Serpiente, con la mula, llamándola. Se dispuso a encaminarse hacia él pero en el instante en el que dió el primer paso Lengua Negra se dirigió a todos ellos y dio órdenes de que se pusiese delante del carro.

Sería la primera en la marcha, la que más posibilidades tenía de morir en caso de ataque. Se alegró de haberse quedado con la lanza y se dispuso a situarse en la posición indicada, pero no le dió tiempo y el carro salió disparado atropellando a alguien.

Se acercó corriendo hacia la posición para comprender que es lo que había pasado y se quedó bastante impresionada  por la forma en la que el herido tenía la pierna. Estaba realmente mal, los gritos agónicos de Escarabajo eran totalmente lógicos. Al pobre Recluta le habían desgraciado, lo más seguro, de por vida.

-No creo que pueda hacer mucho por él, pero sé algo de sanación. De todas formas debería, como bien ha dicho Khadesa, quedarse en el Campamento. La recuperación será larga y dolorosa. -

Al levantar la mirada buscando la complicidad de Khadesa, vió que Caracabra estaba subido al carro, lanza en mano y en posición de ataque, apuntando hacia Campaña.

-¿Pero qué es lo que estás haciendo?- dijo alarmada, elevando la voz.

Escarabajo rugio con odio y dolor, todo le habia cogido de improvisto y habia sido muy lento para moverse, habia sido culpa de ese subnormal, mirandolo, con ansia de matarlo, pero dolorido como para atacarlo y poder hablar, de esa se iba a vengar...se iba a vengar... el dolor en la pierna era grande, se apretaba las heridas para no desangrarse, aquel desgraciado habia ido muy lejos...dos veces, se habian acabado las contemplaciones, no queria estar asi, queria levantarse y matarlo , pero entre que estaba cansado y ademas eso, no podia, solo podia rugir de dolor, mostrando agresividad aun asi.

Vaya, pensar en prostitutas antes de una misión. Lengua negra dió en ese momento las órdenes para partir.

- Me parece que igualmente no hay revolcones hoy.

Monté sobre Orgullo con un grácil salto y me coloqué disfrutando de mi posición delante del carro. Me sentía mucho más satisfecho montando a mi equino mientras la gran mayoria debía ir andando alrededor de un carro tirado por mulas. Definitivamente yo mostraba más clase.

De repente, algo que nadie se esperaba ocurrió. No llegué a ver cómo Campaña cogía las riendas e incitaba a las mulas a echar a correr, pero alcancé a ver como éstas se encabritaban de repente. Orgullo relinchó y se apartó del camino de carro justo a tiempo, y para cuándo conseguí calmarlo y observar la escena, todo había terminado. Había un pequeño grupo rezagado sobre un cuerpo encogido y el carro estaba unos metros por delante.

- ¿Qué ha pasado? ¿Acaso alguien es tan tonto que no sabe controlar a un par de mulas?

En ese momento alcancé a ver como ese tipo tan feo, Caracabra, saltaba el carro interponiendose entre la Quinta y el grandullón medio tonto. La pitonisa miraba a Campaña con asombro mientras este le devolvía las riendas, para después bajar del carro camino al cuerpo encogido. ¿Había sido ése tipo quién había montado tal follón? Decidí acercarme a dónde Campaña y Caracabra se encontraban (de cualquier modo, esa era mi posición).

- ¿Se puede saber qué has hecho? Aún no hemos ni salido del campamento por la Diosa. - en ese momento estuve a punto de añadir un comentario que hiciese alusión a algun tipo de retraso mental, pero prudentemente cerré la boca. No me encontraba precisamente en la mejor posición para escapar de una embestida de esa mole.

Haciendo caso omiso a los gritos de R'Gaa continúa en posición de guardia sin apartarse de la pitonisa, no desobedecerá una orden directa. Aunque en teoría el juego no haya empezado, nunca se sabe.

En un abrir y cerrar de ojos la situación se puso aún más tensa. Caracabra se estaba tomando muy en serio el proteger a la Quinta, pese a que había quedado claro que aquel atropello nada tenía que ver con la misión. Desde donde estaba podía ver bien los intentos de las dos mujeres por hacer algo con Escarabajo, aunque no tenía pinta de que una herida así sanara del todo. No sintió lástima por él, no se lo merecía, pero aún así todo aquel asunto de Campaña no le gustaba ni un pelo.

A falta del líder del pelotón Pelagatos parecía querer controlar lo sucedido. Supuso que la excursión se aplazaría, o al menos se retrasaría bastante. Aquel había sido un tema bastante serio, y pese a que no deseaba nada malo a Campaña… “¡Pero qué diablos! Ese loco de Escarabajo ya ha golpeado a traición y no han hecho nada. No es que sea lo mismo, pero…”. Con el pensamiento a medias se acercó más, junto a las mujeres pero situándose fuera de la vista de Escarabajo. Descansó su mano sobre la empuñadura de su daga, dispuesta a todo en caso de que el lisiado arremetiera en un arrebato de los suyos. No era improbable, así que mejor estar preparados.

Se mantuvo en silencio, observando.

Observé con morbosa curiosidad cómo el carro tirado por ambas mulas corría hacia delante. Mi interés no hizo más que aumentar al escuchar los gritos de dolor cuando arrolló a alguien, pero en cuanto empezaron a pedir médicos suspiré decepcionado. Si pedían médicos significaba que fuera quien fuera la víctima de aquello, seguía vivo.

- ¡Corre, corre ahora! Corre tan rápido como con Matagatos o se dirá que no corres porque ahora es un k’hlata- le dije al tiempo que sonreía y me preparaba para seguirlo allá donde fuera.

Expectante y sin haberse movido de su posición, ubicado a solo unos pasos de la Puerta Interior, desde donde podía vigilar los movimientos del Campamento Principal, el taciturno bárbaro aguardó pacientemente que llegara la ayuda. Luego de uno largos momentos, se hizo evidente que nadie acudiría a asistir al caído, así que decidió intervenir.

El bruto salvaje no tenía conocimiento alguno sobre como sanar los dolores del cuerpo, y jamás había tratado una herida. Pero ESCARABAJO no podía seguir allí tirado, y ninguna de las Pitonisas se dignaría a llegarse hasta el campamento para atenderlo. Había que moverlo de allí pronto, y parecía que no había nadie más interesado en hacerlo.

Así que el bárbaro avanzó con paso firme por el campo de prácticas, acercándose con decisión al tumulto que rodeaba a ESCARABAJO. Mientras caminaba, se iba desembozando de su imponente escudo de madera, a la vez que se desajustaba uno de los gruesos brazales de cuero que llevaba en sus antebrazos.

Cuando llegó junto al herido, se arrodilló a su lado, haciéndose un lugar entre las mujeres que intentaban restablecerlo.

- ESCARABAJO !!! – vociferó para llamar su atención - Esto doler. – agrego luego con un tono sereno pero firme, que no admitía objeciones. Mientras hablaba, procuraba sostenerle el rostro con aquella férrea manaza, de modo que pudiera mirarlo directamente a los ojos.

- Mejor morder. – agregó de inmediato, a la vez que acercaba a la boca del herido el rugoso brazal de cuero que se había quitado momentos antes. – O dormir.

Tras aquellas últimas palabras, que sonaron sombrías y amenazadoras, el guerrero comenzó a soltarse el cinto que tenía ajustado a su muslo izquierdo, el mismo que utilizaba a modo de vaina para sujetar su machete, evitando así que se bamboleara de un lado a otro al caminar.

Cuando por fin consiguió liberar la resistente correa, se la arrojó rápidamente a la llamada R´Gaa, a la vez que le indicaba con una significativa mirada que la utilizara para inmovilizar la pierna del herido. Inmediatamente después, acompañó la indicación con un furtivo gesto de su mandíbula, dándole a entender que debía aprovechar también su pulido escudo de madera, evidentemente como tablilla.

Por último, el fornido guerrero se dispuso a tensar sus músculos y a adoptar una posición más firme, aprestándose a contener la furibunda reacción de su camarada.

La Cabo Rompehuesos llega corriendo desde la zona de entrenamiento de los Aspirantes.

- "¡¡Lengua Negra!! ¿Qué ha pasado aquí?" -

La Cabo mira a Escarabajo, evaluando en un instante la situación. Ve que está siendo atendido por R'Gaa y Uro.

- "Uro, R'Gaa. Llevadle al Campamento principal, a la tienda de la Segunda. R'Gaa ya sabe dónde está. ¡Dedos! Informa al Teniente de lo sucedido." -

Campaña sólo quería que le dejasen en paz. Al contrario de lo que había pensado en un principio, su pequeña venganza no le había satisfecho, probablemente porque no había encontrado la aprobación del resto. Lo que los demás no sabían es que Escarabajo podía dar gracias a los dioses (si es que adoraba a alguno) por lo que le había pasado, si finalmente hubiera ido a la misión con los demás seguramente se hubiera despertado un día con el cuello roto y directamente sin cabeza. Campaña era un tipo simpático y alegre, pero no tenía mesura a la hora de hacer daño, no tenía control de sus fuerzas como les pasa a los niños pequeños. Había conseguido librarse de Escarabajo, lo que le iba a ahorrar muchos problemas en la misión, pero a la vez fue consciente de que aquello era una declaración de guerra en toda regla.

Campaña seguía sentado en el pescante del carro, con los brazos cruzados sobre el pecho y con los labios tensos. Estaba rabioso y no podía ocultarlo. Le sorprendió la reacción de Khadesa, pensaba que era su amiga y, sin embargo, lo que para él era evidente ella no había logrado comprender. Vio miedo en sus ojos y eso no le hizo sentirse bien. Campaña ignoró a Caracabra, no pensó que fuera a atacarle de verdad, pero cuando Pelagatos se acercó a él con su habitual falta de tacto no pudo evitar decirle un par de cosas.

- ¿Qué que ha hecho Campaña? - dijo dirigiéndole una mirada inquisitoria - Ha sido un accidente... Campaña no tiene la culpa de que Escarabajo sea idiota y se ponga delante del carro - aunque nadie pudo verlo porque el yelmo lo tapaba, una vena se había hinchado en la frente de Campaña - Ahora dejad en paz a Campaña y vámonos.

Su tono seco no dejó lugar a dudas, Campaña no quería hablar del tema, al menos no en aquellos momentos.

El suceso me pilla desprevenido, aún se estaban colocando los hostigadores y por fin podía centrarme en conversar con Serpiente. El chasquido, los relinchos y la estampida de las mulas en manos de Campaña me dejan perplejo hasta que veo como botan las ruedas sobre algún obstáculo.

Mi posición detrás del carro me impedía ver como se produce el atropello. Me acerco a ver al herido sin entender nada hasta que Campaña por fin abre la boca.

Pensativo observo al gigantón y al caído. Voy hilando recuerdos y caracteres, voy comprendiendo lo sucedido. Pero ahora hay algo más urgente que hacer. La llegada de la cabo Rompehuesos es inoportuna pero previsible.

Uro, R'Gaa, Dedos, haced lo que dice la cabo. Rápido, pero antes Uro sujétalo, Dedos regístralo. No queremos que el carácter de Escarabajo nos provoque más problemas así que desarmadlo antes de cogerlo. Dadle sus armas a la cabo.

Miro a Uro metiendo prisa con la vista, él solo se basta para sujetarlo y llevarlo. Luego me giro hacia la dura Rompehuesos.

Creo que sé lo que ha sucedido pero voy a confirmarlo inmediatamente. ¡CAMPAÑA, VEN!

Pase lo que pase se ha ganado un castigo. Y lo tendrá. Lo tendrá.

Campaña se giró sin levantarse cuando oyó la voz de Lengua Negra que le llamaba. Sin embargo, Campaña se encontraba en plena rabieta, lo que hacía tremendamente difícil (y peligroso) tratar de hacerle entrar en razón.

- ¡NO! - gritó Campaña - ¡CAMPAÑA NO VA A NINGUNA PARTE! ¡HAY QUE IRSE DE UNA VEZ!

Hacía aspavientos con las manos mientras le gritaba a Lengua Negra. El carro se tambaleó ligeramente por los movimientos del gigante, que estaba visiblemente alterado.

-Campaña. Has hecho algo malo. Debes cargar con tu castigo, es lo justo. Escarabajo te hizo daño, pero en combate de entrenamiento. Tú se lo has hecho sin más. No ha sido limpio. Ahora pórtate como un hombre, y ve con Lengua Negra. No saldremos hasta que esto quede solucionado. Yo... cuidaré del carro.

Asintió con vehemencia, señalando el bulto mientras subía de nuevo al pescante. Junto al gigante. Le miraba a los ojos, o mejor a las rendijas de su yelmo, intentando cazar sus furibundas pupilas. Alguien debía llegar a su cerebro, y rápido. Quizá ella lo consiguiera. Campaña aceptaría un castigo sin rechistar si conseguía entender que se lo había ganado.

-Es como cuando Herrero te pegaba por algo que estaba mal. Es lo mismo. ¿Entiendes? Ha estado mal.

Se disponía a realizar lo que he había indicado Uro pero la sobresaltó una áspera voz por detrás. La Cabo había ordenado el llevar al enfermo en la tienda de la Segunda, de donde ella misma había salido esta mañana. Asintió enérgicamente y con la mirada le indicó a Uro que cogiese al accidentado cuanto antes.

-Démonos prisa, no seamos un entorpecimiento para la nueva misión.- dijo suavemente.

El berrinche de Campaña la cogió por sorpresa por lo que dió un respingo al escuchar sus gritos. Luego miró con admiración a Khadesa, que intentaba hacerlo entrar en razón. No se acordaba del carácter de Escarabajo, tampoco sabía si alguna vez lo había conseguido conocer, pero por las precauciones que estaban tomando daban a entender que era un hombre peligroso. Tampoco había entendido que es lo que había pasado a Campaña en la misión, por lo que seguramente haya actuado así por eso.

Esperó a que le registrasen y acto seguido se puso en marcha por el campamento, a paso ligero pero rápido, llevando su lanza y su piel de agua en una mano, hacia el campamento principal.

Khadesa dio en el clavo con sus palabras, de nada habría servido intentar convencerlo por la fuerza, además Campaña se mostraba más receptivo a lo que le decía Khadesa de lo que se habría mostrado si hubiera sido cualquier otro. El gigante pasó del enfado a la incomprensión y estaba a punto de hacer pucheros.

- Pero Escarabajo empezó - protestó Campaña - Se merece lo que le ha pasado... así aprenderá que no debe ponerse delante de un carro.

Trató de aparentar un carácter imperturbable, pero lo cierto es que las palabras de Khadesa habían sembrado la semilla del arrepentimiento. Después de todo, no era tan difícil controlar a Campaña, aunque todavía se resistió un poco más.

- No es justo - dijo Campaña volviendo a cruzarse de brazos - esto no es igual que lo que hace Padre... Padre quiere a Campaña... Escarabajo no, él es el malo.

- ¿Qué que ha hecho Campaña?  Ha sido un accidente... Campaña no tiene la culpa de que Escarabajo sea idiota y se ponga delante del carro Ahora dejad en paz a Campaña y vámonos.

- Je -Esa frase tenía su ingenio para venir de un medio lelo como Campaña - No es que me importe lo que le pase a ese tipo, pero podrías haber causada algunos daños más importantes. - añadió pensando que casi lo habían arrollado a él.

Lengua Negra vino demasiado tarde a imponer orden, y Campaña tuvo una rabieta "antiautoridad". La pitonisa intentaba hacerlo entrar en razón con palabras dulces y serenas. Ya no había nada divertido que hacer aquí, así que decidí alejarme un poco. Desmonté a Orgullo y empecé a comprobar si todo estaba bien, después de ese episodio. Madre mía, esta gente no tiene clase.

-Escarabajo es tonto. No es malo, es tonto por cruzarse. Pero tú eres malo, porque le has atropellado a posta. No mientas, Campaña, porque me has cogido la fusta y has arreado las mulas. No lo has hecho para salir corriedo, lo has hecho para vengarte de él. No ha estado bien. Y piensa en Herrero, en tu Padre. ¿Qué pensará si sabe que no aceptas un castigo que te mereces? No estará contento contigo, no, y se sentirá mal porque todo el mundo lo está viendo. Él te quiere, sí. No le des vergüenza. Baja.

La Quinta echó una mirada suplicante a Lengua Negra. Campaña era como un niño, aunque su fuerza debía controlarse. Pero no era peor que otros, era sólo más simple. Esperó que el líder de los Hostigadores lo tuviera en cuenta a la hora de aplicarle un correctivo. Tosos los hombres lo entenderían, todos le conocían. Bueno, quizá el retorcido de Serpiente se alegrara de verle cargar con una paliza, pero no los demás. Y tampoco era cuestión que la Rompehuesos impusiera su modo de ser al verdadero responsable del Pelotón.

Campaña bufó, resopló y se revolvió en su asiento pero, finalmente, hizo lo que Khadesa le indicó. Se bajó del pescante del carro y arrastró los pies hasta donde se encontraba Lengua Negra. Pasó cerca de Escarabajo y le dedicó una mirada de odio, de esas que te hielan la sangre. El mensaje era claro: "Todavía no he acabado contigo". Pero después pasó de largo, refunfuñando y murmurando por lo bajo.

- Estúpido Escarabajo... caraculo... - farfulló Campaña - Escarabajo hiere a Campaña y nadie hace nada... Campaña hiere a Escarabajo y hay que castigarle... Campaña no entiende nada...

Llegó junto a Lengua Negra y no dijo nada más, sencillamente esperó a ver cual iba a ser su castigo.

Sicofante se acerca hasta Caracabra y posa su mano en su hombro- bien hecho- le dice. Él no se había dado cuenta de lo sucedido, pero Caracabra si. Había estado bien en ponerse en esa actitud, solo por si acaso. Y es que no se había esperado eso de Campaña. Era cierto que tenía animadversión hacia Escarabajo, pero nunca habría creído que fuese capaz de atacarle así de esa manera tan ruin. 

¿Que crees que pasara ahora?- le pregunta a Khadesa, aunque ya se imaginaba que tipo de castigo le impondría Lengua Negra.

En un murmullo en oscuro que espero solo oiga Rompehuesos se me escapa la admiración por el buen hacer de Khadesa.

Con esa labia quizá deberíamos darle el mando a la pitonisa.

Pero en cuanto Campaña llega me concentro para hablar con la cabo aunque sus quejas dejan bastante claro lo ocurrido.

Creo cabo Rompehuesos que esas palabras de Campaña aclaran lo que ha ocurrido. En cualquier caso deberá recibir un castigo por su acción pero solicito dado que forma parte de la escuadra de hostigadores que se me permita imponer el castigo, tengo algunas ideas al respecto.

Eso nos permitiría salir sin más retraso. Mis ojos se giran hacia el pabellón del sargento Gulg, por si aparece con tanto alboroto. Espero que el teniente lo apruebe.