Partida Rol por web

KHADESA:

Motivo: Fetiches

Tirada: 1d20

Resultado: 9

Motivo: Profesión

Tirada: 1d20

Resultado: 5

Motivo: Uso de la Magia

Tirada: 1d20

Resultado: 14

1) Fetiches, el bono total es +5, total un 14 (9+5). Si inviertes una hora de trabajo puede que consigas fabricar un fetiche convincente.

2) Pitonisa, el bono total es +0, total un 5. Estás convencida de que el ritual debe de haber salido mal.

3) Uso de la Magia, total 19 (14+5). Por un instante mientras realizabas el rito te ha parecido sentir la presencia en tu mente de un breve contacto, la sensación de una cámara de oscuridad insondable con el olor insoportable de mil tumbas abiertas.

- "No sé, esto ni siquiera parece la casa de una Pitonisa de verdad.

Creo que mejor le haré una visita a Kamaria." -

-Oh, puede que no te parezca la tienda de una Pitonisa, pero lo es. ¿Lo dices por las pinturas? Me gustan los animales, tuve un abuelo chamán, ¿sabes? No es lo que ves lo que ha de convencerte, sino lo que hago. ¿Qué has venido a buscar? ¿Una pócima? ¿un amuleto? Te aseguro que sé hacerlos. Y que son efectivos. Créeme. ¿Quizá consejo? Dime qué quieres...

KHADESA:

- Puedes hacer una tirada, elige entre Engañar o Diplomacia.

Piojillo mira a Khadesa con gran suspicacia y desconfianza.

PONZOÑA:

- Se supone que has salido de la tienda y que no oyes lo que se dice dentro.

- Si no te interesa puedes seguir tu camino, de lo contrario puedes quedarte junto a la tienda y tirar Escuchar.

RANCHO CUARTELARIO:

- Parece que las gachas de avena están listas en las grandes ollas de hierro.

- Hoy es un día especial porque las gachas llevan tocino frito como ingrediente adicional.

- Varios sirvientes y seguidores de campamento llenan escudillas de la primera olla para llevarlas a los hermanos juramentados que están de guardia. La olla se tapa y se reserva para los Soldados que están descansando de la guardia nocturna.

- La segunda olla es repartida entre los seguidores de campamento con derecho a ración, también se reservan raciones para los esclavos.

- La tercera olla es cargada en un carro especialmente utilizado a diario para eso. El carro es tirado por dos bueyes, conducido por un sirviente y vigilado por dos Soldados. El carro comienza a avanzar lentamente en dirección a la Puerta Norte del Campamento Principal (que comunica con el campamento de instrucción, lugar donde es la Puerta Sur).

-Además, guerrero, ¿quieres que te engañen...? Si no lo quieres, quédate aquí. Puede que aún no tenga el poder de mi madre, Madame Yamila es la mejor. Pero he aprendido de ella, y sé lo que hago. No como otras Pitonisas que sólo la imitan, hablan, se pavonean, y... engañan.

Lo dijo seria, y con actitud de empezar a concentrarse. El episodio con Ponzoña había dejado una huella indeleble, extraña en su ánimo, pero estaba dispuesta a no dejarse vencer por ello. Así que lo dijo con la voz templada y firme.

Además, tras decirlo, hizo un rápido símbolo de fuerza en el aire, un símbolo que hacía siempre antes de empezar un ritual, o de confeccionar un amuleto. En realidad, si Piojillo no consentía en aceptar sus servicios, iba a ponerse a trabajar con el amuleto anticarcoma de Carpintero, al que quería dedicar un buen rato para que fuera lo más efectivo posible. Después de todo, el regalo del artesano era excelente, y quería agradecérselo como se debía.

Por lo que de un modo u otro, su jornada de trabajo había comenzado. La primera. Sonrió imperceptiblemente.

- "Está bien. ¿Qué servicios ofreces? ¿Y cuánto cuestan?" -

Khadesa asintió, casi solemne. Lo había conseguido, y era importante que el pequeño recluta quedara satisfecho. Lo sabía, era su pasaporte a los nuevos, era su modo de hacerse un nombre: no defraudar.

-Mi especialidad son los pequeños tatuajes que infunden seguridad y aplomo. Sé que tienes valor, si no no serías un recluta. Y fuerza. Pero siempre viene bien un poco de ayuda, subir un escalón, uno que te coloque en un nivel un poco superior. Pero depende de lo que necesites, está en mi mano hacerte una poción, un amuleto, pintarte el cuerpo, escribirte una oración... dime en qué pensabas cuando viniste a verme. Cobro en monedas de cobre, no de plata, por lo menos en servicios pequeños. No más de lo que cuesta una tarde de grog. Y acepto trueques.

- "Quiero conocer mi futuro. Dime el precio exacto." -

Ponzoña continuó su camino. La razón de su estancia allí no era la pitonisa. Aquel no había sido sino un encuentro que no sabía si calificar de afortunado o no. Quizás llegara el día en que recurriera a sus servicios, pero no sería hoy. Deseaba observar, estudiar aquella zona y muy especialmente, encontrar la zona en la que se entrenaban los mejores.

El aroma de las gachas salpicadas de tocino flotó en el aire y Ponzoña sintió el mordisco del hambre. Supo que si deseaba comer, debería salir al campamento de instrucción, perdiendo con ello un tiempo que no deseaba perder. Por otra parte, la comida era un privilegio que no estaba en condiciones de perder. El lento avance del carro de bueyes le impulsó a ir hacia él.

- Soldados - dijo dirigiéndose a los dos escoltas -, ¿puedo comer aquí? ¿Puede el sirviente darme una escudilla de comida?

ASTADO:

- "Recluta, el carro con la olla de rancho para los Reclutas ya ha salido por la Puerta hacia el campamento de instrucción. Corre y alcánzarlo, pues los sirvientes que van con el carro repartirán vuestras escudillas de recluta. Sin la tuya no podrás comer en días sucesivos." -

La mujer entornó sus ojos, y sus facciones se ensombrecieron. No es que aparentara duda, sorpresa o inseguridad. Sino que traslució algo sombrío, algo más... trascendental.

-Depende de qué entiendas por futuro, Recluta. Puede requerir desde tirarte los huesos, hasta un Ritual completo. Una comunicación con la Diosa. Puedo hacerlo, pero eso ya no es cosa de unos cobres, como los huesos, o leerte la mano. Eso es algo peligroso para mi, importante...

Con un bufido, Ponzoña se limitó a asentir y salir tras el carro.

KHADESA:

- Lo cierto es que no se le permitió contacto con nadie durante sus meses de Aspirante, y antes de eso no estaba en la Compañía. Vino de fuera, como la mayoría de K'Hlata, atraído por la reputación de la Compañía.

- Una tirada de Averiguar Intenciones puede que te sirva.

- Ya tienes la ficha, busca el bonificador en negrita, bajo la columna que pone Total.

Piojillo se sienta a la mesa ante Khadesa y saca de su bolsa cinco cobres. Los deja cerca suyo.

- "Esto es lo que Kamaria cobra por una adivinación. Veremos si tú te los ganas." -

La Centinela deja pasar a Ponzoña con una sonrisa cuando le ve corriendo de vuelta al campamento de instrucción.

Ponzoña se da cuenta de que Piojillo se ha quedado en la tienda de Khadesa, se va a quedar sin su ración diaria de comida y sin su escudilla.

-De acuerdo. Te echaré los huesos por esos cinco cobres. Con algo más...

Khadesa se levantó, y fue a la laja de piedra donde estaba el juego de huesos, y los tomó, así como una pequeña vasija de barro, tapada con una tela. Fue con todo ello hasta el fuego, en el suelo, cerca de donde habían dejado la mesa y las sillas. Destapó la vasija, y tomó un puñado de polvo de su interior.

Cerró los ojos, se llevó el puño cerrado, con los polvos dentro, a la frente, y murmuró algunas palabras en Oscuro, de modo que Piojillo sólo pudo entender "Khadi" entre ellas. Luego abrió los ojos y la mano, esparciendo los polvos sobre las brasas ardientes. Al instante un olor dulzón y penetrante se esparció por la tienda.

Tras eso se sentó frente a Piojillo, tomó su mano y la puso entre la suya y los huesos, mirándole fijamente.

KHADESA:

- Con esa tirada sabes exactamente lo que dice en el Dramatis Personae.

- De haber sacado menos no sabrías ni eso.

- No requieres de más tiradas para inventar una adivinación, será un simple engaño. Pero lo que le digas sí que será importante.