Partida Rol por web

La Compañía Negra: El Dios del Dolor.

Campamento Principal: Zona de los seguidores de campamento.

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13/09/2011, 18:59
Centinela.
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- Un zagalillo entra corriendo a toda velocidad a través de la puerta custodiada por Centinela.

- Poco después entra Matagatos en el Campamento Principal, procedente del campamento de instrucción.

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13/09/2011, 19:05
Seguidores de Campamento de la Compañía.
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RAPAZ:

- El niño corre por el Campamento hasta encontrar a Khadesa y detenerse de golpe. Parece casi sin aliento.

- Le dice algo a Khadesa que Matagatos no alcanza a escuchar desde donde está y le tiende la mano, como pidiendo algo.

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13/09/2011, 19:07
Seguidores de Campamento de la Compañía.
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RAPAZ:

- "He hecho lo que me pediste, bruja. Ahora págame el cobre que me prometiste." - Extiende la mano.

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13/09/2011, 19:10
Khadesa.
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-¿Qué? ¿Que te pague? ¿Por qué he de pagarte? ¡Bastante trabajo tengo para hacerme con un poco de comida como para dar limosnas, zagal!

Mirando a Matagatos, le saluda con la mano.

-Ahora venía a verte. ¿Qué tal...?

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13/09/2011, 20:30
Seguidores de Campamento de la Compañía.
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RAPAZ:

Matasanos alcanza a oír lo que el niño le responde a su hermana:

- "¡Bruja! ¡Puede que yo sólo sea un niño, pero he hecho lo que me pediste! ¡Me he arriesgado mucho! ¿Quieres que todo el campamento sepa que no pagas tus deudas? ¿Que tu palabra no vale una boñiga de vaca?" -

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13/09/2011, 20:42
Khadesa.
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Khadesa está muy enfadada. Se equivocó confiando el el zagal. Primero porque no ha cumplido su parte del trato, ya que ella le había prometido una segunda moneda sólo si al día siguiente salía todo como había previsto. No ahora. Y segundo porque se había dirigido directamente a hablar con ella, tendiendo su mano y pidiendo el cobre, delante de su hermano, y de cualquiera que pasara por ahí.

No, el chico se había comportado como un tonto. Puede que fuera un niño, pero ella había confiado en él, y ahora la comprometía.

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13/09/2011, 20:45
Khadesa.
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La Quinta Pitonisa miró con una expresión de incredulidad al chico, y luego muy enfadada.

-¿¿QUÉ?? ¿qué estás diciendo? ¿¿DEUDAS?? ¡Yo pago mis deudas, pero no te debo nada! ¿Qué crees que te debo, y por qué?

Intentó calmarse, y miró a Matagatos.

-¿Tú sabes algo de lo que va esto...?

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13/09/2011, 21:46
Seguidores de Campamento de la Compañía.
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- El niño se va, más amedrentado por la oscura y siniestra presencia de Matagatos que por las palabras de la Quinta Pitonisa.

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13/09/2011, 22:04
Matagatos.
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Al final no había sido necesario buscar al niño por el campamento principal, se había dirigido directamente hasta la tienda de mi hermana y había comenzado a hablar con ella, aunque parecía que la conversación había terminado con una discusión.

-Precisamente te iba a preguntar lo mismo. Vengo siguiendo a este niño desde la explanada, ha armado un pequeño revuelo allí. ¿lo enviaste tu?

Espero a que mi hermana tenga alguna respuesta que arroje algo de luz a todo lo que estaba pasando.

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13/09/2011, 22:10
Khadesa.
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La mujer entrecerró los ojos, pensativa.

-¿Enviarlo? No, claro que no. Esto me da muy mala espina, Matagatos. ¿Qué clase de revuelo ha sido ese? Porque me huelo que hay algo ahí contra mí. Verás, no le di importancia antes, pero vi a ese chiquillo cerca de mi tienda, husmeando, antes, cuando le eché los huesos a Piojillo. Pero, ¿por qué?

Sacudió la cabeza, e hizo un signo de protección.

-¿Sabías que Madre me ha dejado sin escudilla y sin ración? Ha dejado dicho que ya no tengo derecho a ella, porque me he emancipado, y que las raciones que le dan son para ella. -Un gruñido de su estómago reafirmó que Khadesa estaba en ayunas. Pero no se inmutó. -Me pregunto... si no me habrá preparado alguna encerrona para ponerme a los Reclutas en contra. ¡Oh, espera! Quizá no sea ella... quizá es Kamaria. Ha estado llamándome bruja ante todo el mundo, como ese niño. Y ha soltado montones de mentiras acerca de mí. Anda, cuéntame con todo detalle eso que ha hecho ese zagal ahí fuera...

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13/09/2011, 22:56
EL TIEMPO SE AGOTA.
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AÑO: 201.

Estación: Invierno.

Mes: Tercero. Mes del Caimán.

Día: 16.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE.

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13/09/2011, 22:57
Matagatos.
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Aquello parecía complicarse por momentos.

Creo que tendré que buscar a ese niño y que me explique unas cuantas cosas. Pero primero a lo que he venido.

-Me imaginaba algo así. Por eso he venido. Le digo a Khadesa mientras le enseño mi escudilla con las gachas y el tocino. Podemos compartirla.

Me siento en el suelo y espero a que Khadesa se siente conmigo. Cojo un poco de gachas con la mano.

Ya están frías, pero están buenas igual.

Comienzo a contarle lo sucedido.

-Estábamos en la cola esperando a que nos repartieran las gachas cuando apareció el niño corriendo. Serpiente lo llamó y le ofreció su ración pero ni siquiera le hizo caso y se fue hacia unos matorrales. Para sorpresa de todos Serpiente abandonó su lugar en la cola y fue detrás del niño. Uno de nuestros compañeros, un tipo grande llamado Uro, se acercó también, muchos pensaban que Serpiente tenía malas intenciones con el niño. Yo seguí atento a todo lo que pasaba.

Hago una pausa para coger unas pocas gachas más con la mano.

-Vi como el niño llegaba a unos matorrales y cogía algo. Entonces llegó Serpiente y le dijo algo y el niño escondió lo que había cogido detrás en la espalda. También llegó Uro y el niño le dijo algo y se refugió detrás de el. Uro y Serpiente parecieron discutir y pensé que la cosa podía llegar a mayores, así que me acerqué. Al llegar nadie dijo nada, Serpiente se fue y Uro se llevó al niño. Tan solo dijo que Serpiente tenía una piedra de colores en la mano y que no la quería enseñar, pero no tenía mucho sentido. Creo que intentó hacer algún truco de magia y eso enfadó a Uro

Cojo otro poco de gachas, intentando no pasarme de la mitad de la ración.

-Cuando venía a verte el niño salía corriendo hacia el campamento principal ante la atónita mirada de Centinela. Me propuse buscarlo más tarde pero lo encontré aquí contigo.

Miro a Khadesa desconcertado, ella siempre ha sido muy inteligente.

-¿Tu entiendes algo?

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14/09/2011, 07:51
Khadesa.
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La Quinta asintió, apretando los labios. Pero en su respuesta, negó.

-No, no entiendo... aunque... bueno, esto huele a zancadilla. De quién, pues de Kamaria. Porque me niego a creer que de Madre. Lo de la escudilla es muy suyo, ¿sabes?, es aquello de que "si vas a ir por tu cuenta, jódete". Pero usar a un niño para que me espíe... y luego para que haga algo, aún no sé qué, que me comprometa, eso ya no. Creo, vamos. El crío me ha dicho que le pague. Luego cree que ha hecho algo para mi.

Se habían sentado en la tienda de Khadesa, en su nueva mesa, aunque con lo sucedido no había pensado en contarle a Matagatos que Carpintero se la había regalado, junto a las dos sillas. La mujer tomó un poco de las gachas de la escudilla de Matagatos, hundiendo sus dedos y lamiéndolos con deleite, pero sólo lo hizo un par de veces. No, no quería que su hermano cargara con su manutención, esa era su responsabilidad, y lo sabía. Siguió hablando, pensativa.

-Pero, ¿qué? ¿Cogió algo, dices? ¿tras unos matorrales? Quizá había algo escondido. Lo de la piedra no me cuadra, no sé qué tiene que ver Serpiente, porque piedras encuentras en cualquier parte. Kamaria pudo haberle hecho espiarme, ya te digo que le vi cuando estaba con Piojillo, y... ahora que caigo, Piojillo me dijo que iba a irse a ver a Kamaria. Hum. Mucha Kamaria en todo esto...

 

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14/09/2011, 09:09
Matagatos.
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Mientras Khadesa hablaba observé con atención su tienda. Con todo el lío del niño no le había dicho nada. Había hecho un buen trabajo allí. Me recordaba en cierta manera la tienda de Madre, supongo que todas las tiendas de pitonisas se parecen, pero mi hermana le había sabido dar un toque muy personal. Me preguntaba como había sido capaz de conseguir todo aquello.

Espero que no se haya mezclado con Prestamista, le chupará la sangre todo lo que pueda.

-La tienda te ha quedado muy bien Khadesa, pronto te asignarán tus propias raciones, estoy seguro. Hasta entonces podemos compartir las mías y en cuanto tenga tiempo intentaré cazar algo.

Sigo con atención las palabras de Khadesa. Coincidía con ella en que Madre no podía estar detrás. Una cosa era ignorarnos hasta cierto punto, quizá para que aprendiéramos a arreglárnoslas solos y otra era atacarnos directamente. Pero los nombres de Kamaria y Piojillo no paraban de sonar.
Respondo a mi hermana sobre lo que vi hacer al niño.

-Estaba bastante lejos la verdad, se que cogió algo de las zarzas y luego lo ocultó, tal vez púas de zarza, pero no estoy seguro.

Me quedo pensativo.

-Hay mucha gente metida en todo este asunto. Creo que tendríamos que empezar por el niño. Lo buscaré por el campamento e intentaré hablar con el. También podríamos hablar con Serpiente y con Piojillo, aunque de este último no me fío mucho.

Y también tengo que pasar a buscar la esterilla y la manta por la tienda de Madre, pero será mejor que no le comente nada por el momento.

Acabo mi mitad de las gachas. La escudilla de madera tiene el fondo prácticamente al descubierto ya. Le doy unos golpecitos por abajo y le digo a mi hermana:

-¿Te gusta? Nos la han regalado a los nuevos. Nuestra propia escudilla!

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14/09/2011, 16:47
Khadesa.
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Khadesa escuchaba muy seria a su hermano, aún relamiéndose los dedos, que sin poder evitar hundió una tercera vez en la escudilla. -¡Me encanta esta escudilla! -Sus ojos brillaron como los de un chiquillo cuando volvió a tragarse un bocado de tocino. Pero enseguida siguió pendiente de lo que Matagatos le decía.

-Púas... de la zarza. ¿Para qué querría púas...? ¡CLARO! -excitada, nerviosa, cogió con ambas manos las muñecas de su hermano, que quedaron pringosas por los restos de comida de la muchacha. -¡Piojillo! Le predije que iba a tropezarse con un pincho... que algo le saldría mal hoy. -Se concentró, para recordar las palabras exactas, después de todo aún estaban frescas en su memoria, y las repitió con los ojos entrecerrados, y la entonación propia de una Pitonisa en trance:

-Fue algo muy parecido a esto. Ejém... "Algo irá mal. Algo que no va a gustarte, sucederá hoy. Pero se arreglará. Lo que sea que te encontrarás de malo, como un pincho metido en tu manta, te molestará, sí, pero Cochinillo te ayudará. Él te arrancará ese pincho, esa molestia, él te va a alegrar el resto del día."

Inspiró profundamente, y abrió de nuevo los ojos.

-Bueno, no me refería a un pincho físico, claro, sino a un problema. No a la púa de una zarza. Sino a algo que iba a torcerse. Pero si alguien escuchaba, supongo que pudo entenderlo así. Y más si era un niño...

Miraba a Matagatos con los ojos muy abiertos.

-Pero, ¿qué saca Kamaria haciendo que se cumpla mi predicción, aunque sea de ese modo tan tosco? Y, ¿porqué piensa el chico que yo le debo dinero? ¿le ha dicho Kamaria que yo le pagaría por hacerlo? No lo entiendo.

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14/09/2011, 17:52
EL TIEMPO SE AGOTA.
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VA PASANDO EL TIEMPO.

LAS NUBES GRISES CUBREN EL CIELO, ES PROBABLE QUE ESTA NOCHE LLUEVA.

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14/09/2011, 20:01
Reclutas de la Compañía Negra.
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- Uro pasa del campamento de instrucción al Campamento principal.

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14/09/2011, 20:11
Uro.
Sólo para el director

Notas de juego

Uro se encamina hasta la zona de los artesanos, que imagino será la que tiene el simbolito del hacha. Aunque estará atento a lo que pueda encontrar en el camino. Basicamente, esta buscando una tienda de campaña y armaduras de cuero.

Otra cosa. No termino de entender algunos de los símbolos. Más precisamente, los 2 que se encuntran más al sur, justo encima del dibujo de una cabra (o un chivo).

Tampoco estoy seguro de lo que sean esas manchas grises que dividen en el campamento. Me imagino que una será una grieta o algo así y la otra un terreno alisado para prácticas. Confirmame eso.

La última. ¿Dónde están los pozos de agua?

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14/09/2011, 22:58
Matagatos.
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Espero a que Khadesa termine de explicarme su teoría sobre lo sucedido. Algo sigue sin encajar del todo en toda la historia, pero desconocemos todos los datos.

-¿Quieres que busque al niño? Te aseguro que no me costará nada sacarle la verdad. Ya has visto como salió corriendo en cuanto me vio.

Me levanto del suelo tranquilamente y ayudo a Khadesa a levantarse, mientras cojo la escudilla.

-¿Tienes algo de agua por aquí para lavar la escudilla? Y las manos también, tengo las muñecas llenas de gachas. Digo riéndome, mientras recuerdo como mi hermana me había manchado en un arrebato de los suyos.

Me dirijo hacia donde me indica Khadesa, a la entrada de la tienda, y encuentro un pequeño cubo de agua donde lavo mis manos. Ella también se lava las suyas. Después lavo la escudilla dejándola libre de cualquier rastro de gachas. Miro al cielo, se ha cubierto de nubes grises.

-Que suerte tienes de tener esta tienda, me parece que esta noche me tocará mojarme, parece que va a llover. En cuanto pueda tendría que hacerme un cobertizo.

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14/09/2011, 23:40
Uro.
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URO comenzó su marcha por el atestado campamento. Afortunadamente, los músculos de su rostro se habían habituado ya demasiado a aquel gesto hosco y escrutador que el guerrero parecía portar en todo momento, pues de lo contrario, no podría haber evitado que una mueca de embobada fascinación se dibujara en su semblante.

Era el centro poblado más enorme que el bárbaro hubiera pisado jamás. O al menos el más impresionante. Su propia aldea era poco más que unas cuantas chozas dispersas aquí y allá, y los poblados vecinos eran aún menos que eso. Solo quizás el pueblo de las Hienas parecía igualar en tamaño al campamento de la Compañía, pero allí las tiendas eran también bastante sencillas. Además, URO solo tenía un recuerdo borroso sobre su paso por el poblado de las Hienas.

De todos modos, lo que hacía realmente destacable aquel lugar, era la variedad de objetos y personajes que podían verse por doquier. Había refugios de todos los tamaños y formas, seguramente acordes a las culturas de sus variopintos habitantes. Estaban conformados con toda clase de materiales, incluso algunos que URO desconocía por completo.

Extraños cuernos de animales, que el guerrero no había visto jamás por la Gran Sabana, pieles de criaturas que debían de pertenecer a climas más fríos, cuentas brillantes, sogas extremadamente delgadas pero resistentes… En más de una ocasión, el dueño del lugar tuvo que alejar al gigante de su tienda, pues URO se había quedado maravillado ante la textura de algún material en particular.

También estaba fascinado por la gente. Los K´Hlata parecían ser el grupo dominante, pero también había muchos “diablos blancos” e incluso algunos misteriosos personajes que no pertenecían a ninguna de las dos razas. URO vio al menos dos hombres con la piel y los rasgos similares a los de su compañero PEREGRINO, y algunos otros que de seguro provenían del distante Sur, tal vez de la misma región que el llamado SICOFANTE. Lo más extraño, era que todos parecían formar parte de la misma tribu, conversando entre sí como si fueran hermanos de sangre. URO empezaba a pensar que aquello no era tan descabellado. De una forma u otra, empezaba a sentir que la Compañía era su propia tribu.

Poco a poco, tomándose todo el tiempo del mundo para habituarse a aquel increíble lugar, el silencioso mastodonte se fue acercando a la zona Nor-Oeste del campamento, donde creía haber oído que se encontraban los artesanos de la Compañía.

Uro tenía un par de cosas en mente. En primer lugar, estaba harto de que la fría llovizna nocturna lo despertara todas las madrugadas. Había evaluado la idea de conseguir un buen lugar donde pasar las noches, y para ello, era fundamental encontrar la manera de mantenerse seco cuanto le fuera posible. Ello requería un techo. Y bastante firme.

Normalmente, no tenía demasiados inconvenientes en dormir al raso. Lo había echo durante toda su vida, y era bastante común entre los suyos. Pero empezaba a notar que las exigencias en la Compañía eran mayores que en su tribu, y que necesitaría estar siempre en óptimas condiciones físicas para soportar los rigores del entrenamiento. El invierno aún no había terminado, y las noches seguirían siendo frías durante un largo tiempo. Para peor, todo parecía indicar que las lluvias también seguirían.

Había tenido suerte hasta el momento. Había soportado lo más duro del invierno sin enfermarse, y ya solo le quedaban algunas semanas. Pero el precio había sido alto. Estaba más flaco que cuando había llegado, y también más débil. Sentía que sus defensas podían fallar en cualquier momento. Lo más preocupante, imaginaba que algo similar podía ocurrirle a sus compañeros, y ello aumentaba los riesgos. Las enfermedades se transmitían rápidamente entre los hombres cuando había debilidad y hambre. Así lo contaban algunas de las leyendas de su pueblo.

Tenía que resolver aquellos asuntos cuanto antes. De lo contrario, lo peor estaría por venir.

Notas de juego

Vos decime si encuentra algo en el camino. Si no, le preguntará a alguno de los curtidores de la zona de los artesanos.

Otra cosa. También estará atento a ver si encuentra al niño.