Partida Rol por web

PROVOCACION DE PULGA:

- Odio es normalmente un tipo frío e impertérrito, que odia y desdeña a todo el mundo.

- Se necesita mucho para provocarle, pero Pulga se las arregla para sacarle por completo de sus casillas. Algo que le dice o que le hace (tal vez darle un beso en los morros en mitad del pulso contra Derviche) da de lleno en la diana.

- La tirada de Odio es un 4 y la de Pulga un 24. Esto quiere decir que a la tirada final global del Pulso se van a añadir +20 puntos para Derviche, con lo que hay muchas posibilidades de que Derviche le parta el brazo a Odio...

Fortaleza +4 y Bono Fuerza +3

No entiendo muy bien lo que ha pasado...

PULSO:

- La intervención de Pulga hace que el Pulso, que lo tenía ya ganado Odio, se decante en el último momento por Derviche, con el resultado de distracción fatal para Odio, que le causa una luxación.

ODIO:

- Mientras dure esta escena, tienes una lesión temporal en el brazo derecho, lo que implica un -5 a toda acción que requiera el uso de ese brazo.

PERSEGUIR Y APALIZAR A PULGA:

- Requiere una tirada de Ataque Sin Armas (ver en la tabla de armas de la ficha) a dificultad 11. Odio tiene un -5 a esta tirada.

Resultado: Si alguno supera o iguala la tirada de 11, atrapa a Pulga y lo tiene a su merced, pudiendo propinarle una paliza.

Si la tirada no supera de 16 o más, se trata de una paliza leve sin grandes consecuencias (Pulga logra cubrirse y evadir lo peor de los golpes). Si la tirada total supera 16 o más, Pulga se queda sin acciones físicas para el resto de esta escena Flashback.

Recordad que en ningún caso se le puede matar u ocasionar daños o pérdidas permanentes.

Nada de lo que pase aquí afecta a las fichas de personaje en el momento actual del presente, salvo a efectos puramente narrativos e interpretativos de relaciones entre personajes.

Derviche no dejó de mirar a Odio en los ojos, ni un momento. Agarró la mano del fuerte guerrero, y se dio cuenta de lo pequeña que quedaba la suya al lado de la de él. Aun así, apretó los dedos, frunció el ceño, y asintió con la cabeza el comienzo del pulso.

En cuanto empezó se vio superada por la fuerza del guerrero y le costó mucho mantenerlo a raya. El tiempo pasaba y en todo momento se vio superada, pero era demasiado testaruda como para aceptar lo evidente. Con cada esfuerzo que hacía todos los músculos del cuerpo se le tensaban.

Poco a poco parecía que iba mejorando hasta llegó al punto en el que pensó que podía ganar, pero el último instante iba a zanjar el asunto. Los ojos de la fanática se llenaron de locura y una furia extrema lleno su ser.

Estaba segura de que iba a perder, pero no se iba a rendir tan fácil. La vena del cuello parecía a punto de explotar y en el último esfuerzo, cuando la fuerza que podía generar era la máxima, vio a Pulga de reojo. No tuvo tiempo de pensar en nada y lo siguiente que vio fue al maldito vago dándole un beso en la boca a Odio.

Su contrincante, visiblemente afectado, perdió toda su concentración. Derviche no pudo parar a tiempo y le giró la mano con toda la fuerza que había acumulado.

En cuanto aplastó la mano de Odio contra la mesa, saco un grito raro, de furia y rabia. No dudó ni un momento y agarró a Pulga por los hombros, se giró y lo tiró encima de la mesa, donde había celebrado el pulso.

-¿Estás loco? ¡Te voy a matar maldito tramposo! Saltó encima de la mesa y se abalanzó contra Pulga con toda su rabia desatada.

-Ahora te vas a enterar, maldito.

La sangre le hervía en el cuerpo y las ganas de partirle la cara nunca fueron tan fuertes. Ella no ganó nada con trampa y esta no iba a ser su primera vez. Apretó el puño al máximo, pero en el último momento se dio cuenta de que no era ella quien debería de hacer pagar a ese infeliz. Volvió la cabeza y buscó con la mirada a Odio.

-Eres tú el que debe de hacer con él lo que mejor te parezca. Se quitó de encima de Pulga y le dio un último empujón contra la mesa. Se bajó de la mesa, pero se quedó al lado, por si al tramposo imbécil se le ocurre salir corriendo.

-Pulga, lasss apuessstasss ssson prrroporrrcionalesss, asssique o apuessstasss algo que contrrrrarrressste la sssemana de ssserrrvidumbrrre de Plumilla o te quedasss sssin ella. Plumilla la apossstó contrrra mi sssemana de comida.

Cuando se desarrollaron los sucesos, Keropis se quedó quieto, como si no le sorprendiera, entonces se giró hacia Plumilla y solo dijo una frase.

- Mi prrrimera orden esss que sssolo me obedezcasss a mí -y con eso le quitó la posible sensación de victoria que podría tener Pulga sobre la servidumbre de Plumilla, ya que como señaló antes, Pulga no había igualado la apuesta.

Odio permaneció tranquilo durante todo el pulso. Era un hombre fornido y joven, por lo que era fuerte. No hubo problema para frenar las más que respetables acometidas de Derviche, la cuál se ganaba el respeto del hiena a pasos forzados. Ella casi sabía que no podía ganar, pero no se rendía y lo daba todo, algo muy digno. ¿Él hubiese hecho lo mismo? Posiblemente no...

Cuando parecía que la balanza se decantaba a su favor, apareció en escena el estúpido de Pulga, besando la boca de Odio. Fue tal la impresión y el desconcierto, que el hiena bajó la guardia, movió el brazo.. y Derviche le ganó, provocándole, además, una lesión en el brazo. Odio se levantó dolorido e irascible, mascullando e insultando sin ton ni son mientras se palpaba el brazo tratando de medir los riesgos.

Se apartó un tanto del grupo, puesto que la ira iba subiendo poco a poco por su cuerpo... parecía como si su sangre se hubiese contagiado y llegase a todo su ser en cuestión de segundos. Respiró hondo, mientras escuchaba cómo Derviche controlaba a Pulga y lo ponía a su merced. En ese momento se dio la vuelta y clavó una fría mirada sobre Pulga. No era simple odio lo que reflejaba, en ella se podía ver dibujada casi la pura maldad, el ansia por hacer daño que estaba albergando. Con paso decidido, pero tranquilo, se acercó .. puso la mano del brazo bueno sobre el pecho de Pulga, apretándolo contra el tablero.

- Mi familia tenía la tradición de cortar la mano a los tramposos - su voz era ronca, reseca.. como si las palabras estuviesen guardadas en algún lugar perdido de su cuerpo.. - Sin embargo, no estamos allí y aquí tenemos otras normas - sus ojos se dirigieron a los de Derviche, ansiosa de sangre y sufrimiento.. hizo una pausa, que pudo hacerse muy larga.. - Las apuestas quedan anuladas, nadie se beneficiará de tu estupidez y tu falta de respeto - el hiena aflojó la mano del pecho de Pulga, cómo si fuese a dejarlo... e hizo como si fuese a darse media vuelta, fue entonces cuando en un rápido movimiento lo agarró del cuello, apretando con rabia... mientras los ojos mostraban a un hombre en claro delirio... - Algún día te mataré por lo que has hecho hoy aquí - sentenció mientras soltaba con violencia la cabeza de Pulga sobre la mesa. Tras esto, lo soltó y se dio media vuelta para marcharse de allí.

En su fuero interno.. Odio estaba furioso, muy furioso... querría haber clavado su lanza en la boca de aquél parlanchín... pero estaba intentando cambiar y adaptarse a aquél lugar, a aquella nueva familia.

Plumilla había puesto resistencia ante Pulga tirando de él para que no se acercara a Odio. No sirvió de nada, Pulga y Odio se fundieron en un beso que hizo inclinarse la balanza en favor de Derviche.

-¡¡HALA!!-se le escapó a la K'Hlata cuando vio la escenita en casi un primer plano. Antes de darse cuenta y de dar el pertinente tirón para soltarse y no recibir las represalias dirigidas a Pulga, Derviche había tomado al chico y , alzándolo lo tumbó en la mesa, dando Pulga un tirón brusco de Plumilla, que gimoteó por el tirón. Odio iba a golpear al monito y ella cobraría por el camino. Dio un nuevo tirón pero Pulga parecía que tenía la mano cosida a la piel de la chiquilla, que se escurrió en el suelo, dejando la marca de los talones derrapando en la tierra. Keropis decía que su primera orden era no obedecer a Pulga. ¡Pero Odio iba a hacerles picadillo!-Odio no lo hagas-dijo la chiquilla arrodillada en el suelo con el brazo que sujetaba Pulga alzado. Cerró lo ojos con fuerza esperando una réplica pero en cambio lo que notó era la ira gélida que destilaba la amenaza del hiena.

-Coged vuestras apuestas-dijo Plumilla incorporándose y sacudiendo la mano delante de Pulga- Pulga eres, idiota. Un día conseguirás que te maten por tramposo.-le riñó- ¿en qué pensabas?-sacudió la cabeza y añadió- me estás haciendo daño, afloja un poco la mano.

Resopló por la nariz, no entendía por qué había hecho trampas, como si no supiera el chico que eso tendría repercusiones... y Odio había salido malparado de la intervención de Pulga.

-No ha estado bien, Pulga-dijo decepcionada sinceramente- has hecho daño a Derviche en su orgullo, lastimado a Odio y podrías haber salido tú también herido-o muerto.

Sabandija suspiró, aburrido, por culpa de Pulga se habían quedado sin diversión. 

Sin añadir nada más, fue a recoger el collar y volvió a la posición donde se había puesto para observar el pulso.

Pulga se concentró en el pulso, al fin algo de diversión en el campamento y además la gente se había animado a hacer apuestas, no todos, pero suficiente para darle al enfrentamiento algo más de emoción si cabía. Por supuesto el premio que más deseaba obtener era el ofrecimiento de Plumilla de servir durante una semana a quienes ganaran, el collar de piedras de Sabandija no le interesaba lo más mínimo. Siguió agarrando a Plumilla de la mano, no quería que se le escapara su premio. El combate no parecía desarrollarse nada bien para sus intereses. Por más empeño que ponía, Derviche no era capaz de doblegar a Odio y con ello se esfumaban sus posibilidades de ganar.

Parece que su Diosa no la favorece, pero no puedo dejar que pierda. Tengo que hacer algo.

Pulga pensó rápidamente. En situaciones desesperadas había que tomar medidas desesperadas. Y aquella ocasión requería de una intervención que hiciera. ¿Pero que podía hacer? Debía ser algo que distrajera a Odio lo bastante. Pensó en ponerse a gritar, o en insultarlo, pero estaban demasiado acostumbrados a los insultos y vejaciones del Sargento Gulg como para que fuera suficiente. Desesperado miró de reojo a Plumilla. Había ya soñado con contar con ella una semana, quizá pedirle que le diera algún masaje, o un beso.

¡Un beso!

Lo primero que se le pasó por la mente. Técnicamente nadie podría quejarse porque no tocaría ni el cuerpo ni los brazos de ninguno de ellos. Cerró los ojos para coger fuerzas y su cuerpo dio un respingo solo de pensarlo, mientras apretaba aún más la mano de Plumilla. Por instinto o sospechando de las intenciones de Pulga la chica intentó tirar de su brazo, pero sorprendentemente él era más fuerte y ella no pudo impedir que se inclinara como un rayo sobre Odio, y rozando sus labios contra los del hiena para retirarse rápidamente.

¡Por favor que asco!

Se pasó el brazo libre por la boca para limpiarse, aunque apenas había rozado al guerrero, pero suficiente para desatar un cúmulo de circunstancias que acabaron con la victoria final de Derviche. Lo que menos se esperaba en aquel momento era que la propia Derviche se abalanzara sobre él.

Igual tenía que haberla besado a ella, ahora se ha puesto celosa.

Más que celosa parecía muy cabreada. Pulga no entendía porqué si gracias a él había ganado el pulso. Lo tiró sobre la mesa sin ningún reparo y se dispuso a pegarle, pero en el último momento se arrepintió para dejarlo a merced de Odio. Con la espalda apoyada en la mesa aún, Pulga giró la cabeza y buscó la figura de su compañero que se había acercado y le aplastaba con una mano contra la mesa.

Espero que le haya gustado el beso, porque sino estoy en un buen lío.

No sabía como se las arreglaba pero siempre acababa metiéndose en problemas. Y esta vez parecía que había cabreado a dos personas peligrosas.

Plumilla intervino en su favor intercediendo para que no le golpearan. Para su alivio Odio no pensaba tomar ninguna represalia, más que dar anulado el combate. La amenaza de matarlo en el futuro no suponía problema, al menos quería seguir viviendo en aquel momento. Seguro que pronto se les pasaría el enfado. Pulga se levantó de la mesa y escuchó los reproches de Plumilla. En aquel momento se dió cuenta que no le había soltado la mano en ningún momento y que se la había apretado tan fuerte que le había hecho daño.

-Lo siento Plumilla.

Dijo aflojando la mano mientras la observaba y con su otra mano masajeaba una zona algo enrojecida por los tirones.

No quería hacerte daño.

Soltó finalmente la mano de Plumilla y con los ánimos algo más calmados se dirigió a Derviche y a Odio.

-Venga chicos, no os pongáis así, era tan solo un juego. ¿Somos compañeros no? Se supone que tenemos que defendernos unos a otros y no estar amenazándonos. Si queréis anular las apuestas lo respeto pero no tenéis porqué enfadaros.

Pulga se agachó y recogió su moneda.

¿Que os parece si en la próxima ocasión que nos dejen os invito a unas jarras de grog? Después de un par de jarras ya veréis como todos nos reímos de esto.

Manta, aunque pocos lo sugerirían, es un chico que esconde ciertas aptitudes. La capacidad de reacción no es, por desgracia, una de ellas. La escena se desarrolla ante sus ojos con tal rapidez que, para cuando por fin se ha puesto en pie, todo parece haber acabado. Pulga se ha inmiscuido en la puja de los dos reclutas, interrumpiendo la concentración de Odio con un repentino beso en los labios, provocando la victoria de Derviche. La mujer ha acabado herida en su orgullo, el hombre herido en el brazo, y Pulga ileso por muy poco, aunque amenazado de muerte. Un día nos despertaremos, y nos encontraremos con su cadáver.

El k’hlata no sabe si va a ser de ayuda o va a empeorar la situación, pero se siente impelido a decir algo en defensa de su compañero. Lo más normal es que no me hagan ni caso.

—No lo hace por mala voluntad —dice, mirando de hito en hito a Derviche y Odio—, solo hace las cosas sin pensar en las consecuencias.

Odio se alejaba mientras Pulga, Manta y los demás seguían justificándose y diciendo sandeces, una detrás de otra. Aquello no ayudaba a calmar la furia del hiena, que a cada paso se arrepentía más de no haber ahogado hasta la muerte a Pulga. De repente, cuando Manta terminó de hablar, sus pasos se interrumpieron y se frenó en seco, se dio la vuelta tras unos segundos y clavó una gélida mirada en el K'hlata. 

- Escupiré sobre su tumba, al igual que lo haré sobre la tuya si no te callas de una maldita vez - tras terminar de pronunciar aquellas palabras con una rabia que casi parecía irreal en una persona.. escupió al suelo con violencia.

Manta parecía dispuesto a defenderle también, a riesgo de ganarse la enemistad de los otros, claro que ya los solían tratar como a unos parias, así que un poco más de hostilidad o indiferencia no iban a marcar la diferencia de cara al futuro. Odio no parecía dispuesto a olvidar aquello tan fácilmente y seguía amenazando a todo el que le hablaba.

Puedes escupir sobre mi tumba, estaré muerto y me dará igual.

-Déjalo Manta, creo que es mejor que no insistas. Ni siquiera ha aceptado mis disculpas ni una buena jarra de grog. Puedes quedarte tu con ella, no me gusta beber solo. Una persona que no estaba dispuesta a aceptar grog gratis no podía ser de fiar. Derviche ¿Y tu que dices? ¿Aceptarás mis disculpas y el grog? La guerrera se había mantenido bastante callada. Pulga no entendía porque se había enfadado en vez de darle las gracias por ayudarla a ganar.

Parecía que todo el mundo había perdido interés tras la resolución del pulso y la mayoría comenzaba a dispersarse nuevamente. El Campamento volvía poco a poco a su habitual monotonía.

-Plumilla, Keropis, vosotros también estáis invitados, y todo el que quiera. No se iba a arruinar por invitar a sus compañeros y viendo que la mayoría o eran abstemios o se negaban a beber con él no perdería mucho dinero. Además Plumilla le había defendido y Keropis era su compañero en la victoria, aunque al final no había sido tal. Se acercó a Keropis con intención de hablar, pero mantuvo una distancia prudencial pues aquel hombre olía realmente mal. Le sonrió mientras negaba ligeramente con la cabeza. ¿De verdad crees que siete raciones de gachas valen más que una moneda de plata? ¿Se puede saber de donde has salido? De un sitio sin dinero probablemente. Pero no te preocupes, tu amigo Pulga te ayudará con eso.

No conocía mucho de él, tan solo que apestaba y que hablaba de una manera muy extraña. Eso y que casi nunca se quitaba la armadura.

-Cuando essstásss en el mundo sssalvaje y no en una ciudad, sssiete rrracionesss de gachasss pueden mantenerrrte con vida -alza la mano y señala a Pulga- ¿te comerrríasss la plata? ¿podrrrías alimentarrrte con ella o deberrríasss esssperrrarrr a encontrrrarrr alguien que te de gachasss a cambio de ella?

Tras recalcar el hecho de que el dinero solo sirve en la civilización, cruza los brazos a la altura del pecho- Ademásss, yo ya tengo todo lo que necesssito, asssique, ¿de qué me va a ssserrrvirrr tu moneda de plata?

Keropis se gira hacia Manta- Sssi hace lasss cosssasss sssin pensssarrr esss prrroblema sssuyo, cada acción tiene una consssecuencia, y en essste cassso esss una paliza porrr parrrte de Odio... o deberrría ssserrrlo. A mí me essstán dando ganasss de dárrrsssela -se gira de nuevo hacia Pulga- Porrr cierrrto, ¿una semana de esssclavitud vale una moneda de plata? puesss sssi que son barrratosss losss esssclavosss porrr aquí... ¿quierrresss que lo resssolvamosss en un pulssso tú y yo? ¿o tienesss miedo de quedarrr mal delante de Plumilla?

Pulga giró su brazo abarcando todo lo que los rodeaba mientras contestaba a Keropis.

-¿Te parece que estamos en medio de la sabana? Esto amigo Keropis es bastante civilizado, aunque muchos de los que nos rodean no lo sea. Por eso la plata cobra un gran valor, es cierto que no podemos comérnosla, pero no nos hace falta, con ella podemos conseguir mucha comida, mejor que estas gachas que nos dan gratis. Eso cuando se las daban, no eran pocas las veces que por fallar en los entrenamientos se quedaban sin comer. No culpaba a Keropis de desconocer aquellas cosas, la mayoría de los aspirantes venían de tribus bastante primitivas, o de sitios muy lejanos y con costumbres extrañas. Y claro está, cuando uno se va de la civilización, utiliza la plata para comprar comida y agua, no espera a hacerlo cuando está hambriento y perdido. Pero me alegra saber que tienes todo lo necesario, aún así si te hiciera falta algo siempre puedes decírmelo, quizá podamos arreglar las cosas para conseguírtelo.

Parecía que Keropis tampoco estaba muy conforme con como se había resuelto la competición, auque su petición final resultó un tanto extraña para Pulga.

-Jajajajajaja. ¿Un pulso entre tu y yo? ¿Para que? ¿Acaso necesitas demostrar que eres más fuerte que yo? No hace falta, te lo digo yo y lo saben todos, no creo que Plumilla se sorprendiera si pierdo un pulso contra alguien. Además no me gusta que rebajes a la chica a ese nivel, ella tan solo se ofreció a algo muy noble y que pocas veces se ve, que es el servir a los demás para ayudarles. No se que tenías pensado hacer tu con ella si ganabas, aunque por lo que dices prefiero no saberlo.

Pulga se frotó la muñeca, tantos tirones de unos y de otros con Plumilla agarrada a su mano le habían dejado algo de molestia.

-Pero en fin... Miró a todos los compañeros alrededor y pensó que un poco de espectáculo extra no vendría mal, aunque quizá no fuera el que Keropis pensaba darles. No me voy a negar a echarte un pulso, lo digo aquí delante de todos. Pero como dictan las normas tendrás que quitarte tu armadura y enfrentarte a mi sin ella, en igualdad de condiciones. Si conseguía que Keropis se quitara la armadura igual merecía la pena perder el pulso.

Derviche se quedó mirando a Odio y esperó su respuesta. Le costó respirar con normalidad debido al extremo calor y al movimiento. Su aspecto era muy terrorífico y amenazante. El sudor le cubrió todo el cuerpo y el pecho se movía rápidamente por culpa de la acelerada respiración.

Escuchó a Keropis hablando y ni se inmutó. Poco le importó lo que pasaría con las estúpidas apuestas. Siguió con la mirada a Odio mientras se acercaba a la mesa. No le disgustó la idea de cortarle una mano a Pulga, pero el hiena recordó que están bajo otra ley y solo golpeó al maldito tramposo con la cabeza sobre el tablero. Derviche apretó muy fuerte sus dientes al ver como Odio se alejó y dejó a Pulga libre de castigo físico.

La voz de Plumilla la llevó a un estado de absentismo extremo. Su mente la transportó hacia el castigo perfecto. Se imaginó una de sus cimitarras atravesando el cuello de Pulga, mientras burbujas de aire y sangre salían por la herida. La fanática tararea una canción y se agachó para despellejar al tramposo que aún seguía vivo. Su rostro se iluminó gracias a la imagen de la sangre y terror que ocupó su mente por unos momentos.

Escuchó muy débil la voz de Pulga, Plumilla, Manta y salió del mundo de los sueños sin cumplir cuando Odio volvió a hablar. Miró a cada uno de los presentes y cambió la expresión de su cara por una mucho más dura. No pudo creer que Pulga siguió hablando después de todo lo que armó. Clavó su despiadada mirada en los ojos del vago tramposo.

-Solo la última gota de tu sangre, saliendo de tu cuerpo y mojando la tierra, valdrá como disculpa.

Empezó a andar hacia Odio, y se paró en seco en cuanto escuchó lo del pulso entre Keropis y Pulga. Era obvio quien iba a ganar, pero el vago aceptó el reto. Solo giró su cabeza e hizo una señal de rechazo. Estaba segura de que algo más tramaría Pulga, pero puede que esta vez no iba a salir ileso de las manos de Keropis. Se encogió de hombros y pensó que mientras no la molestaran a ella, podrían matarse sin problemas.

Guardó cierta distancia al llegar cerca de Odio. Todas las señales que el cuerpo del guerrero le trasmitía, la hizo realizar el disgusto que el hombre se llevó por la trampa de Pulga.

-Eres más fuerte que yo y merecías ganar este pulso. Ese estúpido me ha dejado sin dignidad delante de ti. Yo no necesito pruebas, pero cuando te recuperes, búscame para zanjar este asunto. Giró la cabeza y miró de reojo a Pulga. A ese le romperé las piernas, si eso hace falta para mantenerlo lejos de nuestros asuntos.

- Eres fuerte de voluntad - sentenció el hiena. Su orgullo estaba intacto, no le importaba haber perdido con Derviche, era una buena luchadora y una buena rival. Lo que Pulga había hecho le molestaba porque era un hombre sin respeto hacía los demás, todo palabrería y sarcasmo, algo que  a Odio lo asqueaba. ¿Perder o ganar el pulso? ¿Qué mas daba?

Miró a la guerrera que estaba junto a él y después su brazo. 

- Creo que necesito colocármelo, ¿sabes hacerlo?

-A mí no me mezcléis en vuestras pullas- dijo Plumilla con cierta acritud frotándose desde la mano al codo, aún algo resentida de los tirones.- Si lo que quieres es un pulso, Keropis, yo puedo hacerlo en lugar de Pulga -cogió aire hinchando el pecho como un pollito que intenta parecer más grande- puedo defenderme sola.

Pulga miró sorprendido a Plumilla, aquello si que no se lo esperaba, pero tampoco iba a permitirlo. Aquellos locos sin sentimientos eran capaces de aceptar un pulso con Plumilla.

-No no. Le dijo agitando las manos. Keropis ha dicho que quiere hacer un pulso conmigo, no contigo. Debes respetar su decisión. Yo preferiría que hiciéramos una competición de beber jarras de grog. Y todavía estamos a tiempo de cambiar. ¿Que os parece?