Partida Rol por web

Matagatos contestó a su primo Campaña de la manera más sencilla que se le ocurrió para que el gigante pudiera entenderlo.

-Vamos a montar un nuevo campamento junto a los Exploradores y los Campamenteros y después comenzaremos a buscar a nuestros enemigos. Matagatos vio las heridas que tenía su primo en el cuerpo y se dio cuenta que seguramente nadie les había echado un vistazo pues Campaña nunca se quejaba. Después te veré esas heridas, no puedes ir sangrando por ahí.

Asintió ante las órdenes de Ponzoña. Era lógico llenar los odres de agua antes de salir, pero después de todo lo que habían vivido no estaría de más recordárselo a la gente. También agradeció las gestiones que Lengua Negra había estado realizando el día anterior.

-Muchas gracias primo, todo será de utilidad. Parece que tendremos que apañárnoslas solos un tiempo, así que será mejor contar con el mayor número de suministros posibles.

Cuando trajeron el carro fue junto a su primo a recibirlo y dejó que Ponzoña se ocupara de formar a los Hostigadores mientras ultimaban los últimos detalles antes de partir.

-Ayúdame a cargar todas estas cosas en las mulas. Le dijo a Lengua Negra. Debemos dejar el carro libre para llevar a Attar y Serpiente.

Comenzó a vaciar el carro para poder transportar a los heridos en el y no retrasar mucho la salida.

-Difícilmente vamos a poder hacerlo los dos solos, primo. Hablamos de harina de avena, 450 raciones, un saquito de sal, 100 raciones de tasajo, dos mochilas con equipo médico, una tienda de campaña grande como para seis, dos barriles de agua con 200 raciones y un tercer barril con cien raciones de cerveza. Más los quesos. Necesitamos ayuda para transportar todo esto -dijo empezando a descargar las cosas-. Y hay que colocarlo adecuadamente en nuestras seis monturas libres. Las cuatro mulas que nos han traído más nuestra mula y el camello. De hecho, una de las mulas podría tirar del carro. O el camello. Y alguien debería dirigir a la montura llevándola por las riendas.

-Tienes razón. Quédate aquí y vete organizando donde y como poner todo, traeré al resto para que distribuya la carga. Pondremos a una de las mulas en el carro y cuando esté vacío subiremos a Attar y Serpiente. Habrá que contar con espacio para las cosas de ellos, en el mismo carro o en los animales. El carro lo conducirá R'Gaa, ya lo hizo con el de Khadesa, así que podrá llevar este también.

Dejó a Lengua Negra organizando todo mientras iba a buscar al resto del pelotón.

-¡Hostigadores! Id hacia el carro donde está Lengua Negra y cargad las cosas del carro como y donde él os diga. R'Gaa, coge una de las mulas y engánchala al carro, tu te ocuparás de llevarlo. Cuando lo tengas listo acércalo a las celdas de Attar y Serpiente para subirlos encima.

Esperó a que todos acudieran a cumplir la orden y se acercó a Ponzoña.

-Iré a echar un último vistazo a los heridos antes de cargarlos y recogeré sus pertenencias para que no se queden aquí olvidadas. Procura que no se duerman haciendo todo eso, los Exploradores ya están listos y no quiero hacerles esperar.

Dicho esto Matagatos se dirigió a las celdas de los heridos para prepararlos para el viaje y recoger todas sus pertenencias.

Guepardo se colocó en su puesto en la formación al poco de escuchar a Pozoña.  Sus escasas pertenencias y equipo las llevaba encima y no pudo más que echar de menos el queso. - Preparado -dijo con voz decidida sacando algo de pecho. No entendía bien aquello de tener que formar, pero no sería él el que pusiera en duda los métodos de la compañía. Palpó la bolsita con las hierbas que le había dado Frontera durante un par de segundos. Con un poco de suerte esa misma noche podría probarlas. 

- Buscar enemigos... A Campaña le gusta eso - respondió Campaña a Matagatos, a pesar de que apenas le dio detalles sobre el viaje.- Tú no preocuparte por Campaña, primo, esto es herida de nada, no duele.

A pesar de que Campaña le quitase importancia, pues realmente para él no la tenía, lo cierto es que Keropis le había hecho una herida bastante fea durante el entrenamiento. Por suerte para él Campaña no sintió el más mínimo dolor, o de otro modo Keropis habría sufrido las consecuencias.

- Campaña ayudará a cargar la cosas, primo - le dijo esta vez a Lengua Negra, que parecía atribulado con las gestiones logísticas del viaje.- Tú dile a Campaña dónde hay que poner las cosas.

Piojillo se asegura que la segunda escuadra de los Hostigadores esté correctamente formada y se coloca junto a ellos con todo el equipo preparado. Mientras espera a que alguien pase revista, mira la lona donde ha recogido los quesos a tan solo unos metros de distancia, por si acaso alguien decide coger algo de donde no debe.

Que todo el mundo se asegure de tener todo lo necesario para el viaje y las armas a punto. Si a alguien le falta algo que lo diga ahora o no habrá remedio cuando andemos camino.

Desperté con la boca seca. Fue la primera sensación real después de no sabía cuánto tiempo. Era desagradable, muy desagradable. Pero poco después de aquello, cuando alargué el brazo intentando alcanzar el odre entre mis pertenencias, deseé que aquella hubiera sido la única sensación que experimentara.

Llegó de forma repentina, inadvertida en un nocturno mar de pensamientos  caóticos. Una ola de dolor que derribó todos los muros que había erigido durante mi inconsciencia. Con un gruñido encogí el brazo abrumado por el dolor, pero ya era tarde. El dolor estaba allí y estaba para quedarse.

Estaba solo en mi celda. Olvidado por verdugo y adláteres. No era más que un despojo, una herramienta que reclamarían cuando encontrasen dónde utilizarme. Hasta entonces no era nada. Menos que nada. Y aquella capa negra y su broche de plata no eran más que un adorno sin significado. Era un prisionero despojado de todos los derechos que me correspondían por ser soldado.

- Un prisionero útil…- mascullé asqueado. Estaba solo como siempre lo había estado. Pero qué más daba. No necesita a nadie; nunca lo había necesitado.

Me incorporé con todo el cuidado del mundo. Sin ayuda. Y con la respiración aun acelerada por realizar tamaño esfuerzo después de tanto tiempo cogí el odre.

- ¿Ves? Tú solo- me dije tras calmar la sequedad de mi garganta.- Puedes tu solo.

Y sin sed el dolor volvió a ser mi única preocupación. Una preocupación oculta tras unas vendas que seguramente se había encargado de poner el mismo que me las había provocado.

- Cínico bastardo…- El verdugo me había marcado de por vida con las marcas propias de un esclavo. A mí, un oscuro, un hombre libre. Un mago. De nuevo extendí el brazo esta vez para coger la daga. Tenía que ver esas marcas. Necesitaba verlas y la única manera de hacerlo era cortar las vendas.

Coloqué la hoja bajo la tela y corté imaginándome que lo que se abría con tanta facilidad era el cuello de mi captor. Pero aquella había sido la parte fácil. Todavía quedaba la otra y con solo pensarlo mi respiración se aceleró.

- Tranquilo. Puedes tú solo. Tú solo…- Aguanté la respiración y comencé a tirar.

Poco importó el cuidado que puse al hacerlo, cuando llegué a las zonas donde la sangre se había secado las lágrimas comenzaron a brotar. Pero aun entre sollozos seguí con la tarea que me había impuesto y la venda poco a poco se fue separando de la carne abierta. Al final me encontré con que tan solo quedaba un trozo por retirar, trozo que había dejado para el final al notar que me costaba más separarlo.

- Es el final. Tranquilo…- me repetí. Contuve la respiración de nuevo y tiré. Y según lo hice grité con todo el aire que había guardado en mis pulmones*.

Palmeando en la espalda a Pulga Gracias por el aviso. Aunque no tiene sentido que Ojopocho lanzase ninguna maldición en el queso de Malamente. De todas formas, si lo sabías, no se por qué no se lo dijiste a Malamente directamente y has esperado a que estén todos juntos, incluído el tuyo. le digo lanzándole una mirada inquisitiva que dura apenas unos segundos antes de negar con la cabeza

¿Ves lo que te decía? le digo señalando a Campaña, que está dispuesto a caminar a pesar de las heridas, y luego a Attar y Serpiente, que apenas están conscientes y que son los únicos que irán en el carromato.

Al ver que Matagatos y Lengua Negra están hablando de descargar el carromato, me acerco a ellos

Campaña, hermano, deja que nosostros nos ocupemos de esto. Tú no hagas más esfuerzos que los estrictamente necesarios -le digo a Campaña antes de girarme hacia Lengua Negra y Matagatos

Si queréis podemos hacer una cadena entre varios para agilizar esto y no retrasar demasiado la partida.

Me giro hacia Cochinillo al escuchar oir mi nombre y algo sobre el queso de Malamente.

- ¿Qué se supone que ha dicho Pulga sobre mi? - le pregunto a Cochinillo plantándome delante del escuchimizado de Pulga.

- A lo mejor el escarmiento que no le dí anoche a Malamente por amenazarme con la lanza se lo voy a tener que dar a aquel al que ayer ayudé a recuperar su queso por mentir esta mañana. - digo mirando fijamente a Pulga.

-Porque Malamente es inmune a las maldiciones, ya está maldito. Sabes que muchos lo ayudaron durante su preparación por miedo a eso, un queso maldito no podía hacerle daño. Y aunque tu no creas en eso tienes que admitir que muchos de los que están bajo tu mando si lo hacen, aunque quizá no se atrevan a decírtelo directamente. Solo miraba por el bien del pelotón jefe.

Una vez más Pulga parecía el único que se preocupaba de sus compañeros y solo recibía incomprensión. Por él que se metieran todos los quesos por donde les cupieran, él no quería saber nada de ellos. Prefería pasar hambre a comerse una maldición.

Todos los idiotas que no cogieron queso ayer, ahora lo tendrán gracias a la "generosidad" de nuestro jefe y los que pensamos en sobrevivir tendremos que aguantarnos y compartirlos.

Desde luego aquello no era justo. Cuantas veces le habían acusado injustamente de no hacer nada y ahora cuando la mayoría se había quedado cruzada de brazos encima les recompensaban.

Bien, pues comeros el queso maldito y ateneros a las consecuencias.

Vio cortado el trayecto de camino a su sitio en la fila repentinamente por Ojopocho que había aparecido de la nada pidiendo explicaciones a Cochinillo, aunque claramente las amenazas que vertía estaban dirigidas a él.

¡Maldita sea! ¡Cochinillo es un bocazas! Solo le ha faltado gritarlo. Estupendo y ahora no deja de mirarme.

Se paró en seco. Sabía que Ojopocho le estaba mirando fijamente así que evitó mirarlo. Aunque no se habían dirigido a él decidió intervenir antes que el lumbrera de Cochinillo le volviera a meter en un lío.

-Ha sido un malentendido. Te agradezco tu ayuda de ayer, fuiste el único que se preocupó por ayudarme.

Aunque si no hubieras tocado ni mirado mi queso habría estado más tranquilo.

-Ya sabes lo que dicen las malas lenguas, que tu ojo puede lanzar maldiciones... ¿Ridículo no? Dicen lo mismo de nuestro compañero Malamente y ayer os mirasteis los dos y ya ves, no os ha pasado nada a ninguno. Todavía, aunque quizá entre vosotros no funcione. Y eso es lo que le estaba diciendo a Cochinillo, que no debe preocuparse de lo que dice la gente.

Pulga miró de reojo a Cochinillo esperando también su intervención.

Y ahora cuéntale la verdad y que me apalee, así al menos no tendré que caminar y no creo que me vaya a doler mucho más el cuerpo que ahora.

- Bien dices que fuí el único en ayudarte y ¿así lo agradeces? - le digo a Pulga. Vertiendo calumnias sobre un hermano juramentado.

- Deberías mostrar un mínimo de respeto hacia tus compañeros y más si estos tienen más rango que tú.

- Pensaba que eras diferente. Un vago si pero jamás pensé que además de vago fueras un mentiroso. - añado poniendo un dedo sobre su pecho. ¿Acaso tienes ahora tantos remordimientos que eres incapaz de mirar a la cara cuando se te habla?

- Se escucha un grito procedente de la celda de Serpiente.

Llega la Sargento Falce al patio, y Campamenteros y Hostigadores dejan lo que están haciendo para ponerse en posición de firmes en la formación.

Pesados preparativos, calumnias, peleas, llegadas y venidas. Todo un caos para el que no estuviera acostumbrado a ello. Todo en la vida de la Compañía Negra era una prueba. Una prueba que podía condenarte o salvarte. Y apenas te das cuenta de ello.

-Tranquilo, Ojopocho - dice saltando en defensa de Pulga, acercandose a ellos pero sin interceder directamente - Todos tenemos miedo a lo que no conocemos, todos hemos sido víctimas alguna vez de las supersticiones y los miedos irracionales. Calumnia, es posible, pero sí resulta no ser verdad no hay nada que temer. Y Pulga habrá cometido una falta, pero por un malentendido.

A la llegada de la sargento Falce, abandona las tareas que hace encomendadas por su superior y atiende a lo que tenga que decir, pero también atenta a la pelea que estaba a punto de desarrollarse.

PROTOCOLO MILITAR:

- Orden de a formar: Cuando un superior da esta orden, los Pelotones forman por Pelotones diferentes, generalmente en una formación de rectángulo o cuadrado por escuadras.

En vuestro caso lo habitual es formar en una anchura de diez cuerpos, dos filas los Hostigadores, tres filas los Campamenteros.

A la hora de formar se hace por alturas, siendo el más alto del Pelotón el que está en el extremo izquierdo de la primera fila. El más bajito estaría el extremo derecho de la última fila.

Para medir exactamente la posición en que debe formar cada uno, de la posición del Pivote (el más alto del Pelotón), el que está a su derecha extiende la mano hacia su hombro y se coloca a la distancia que le dé el brazo, y así todos. Los de las filas de atrás miden también la distancia con el compañero que tienen justo delante. Así todo el mundo acaba exactamente en su lugar y la formación tiene un aspecto regular y uniforme, disciplinado.

En formación no se puede hablar, moverse o rascarse, bajo pena de que a uno le pongan a correr dando vueltas alrededor de la formación hasta que reviente.

Ante un superior, la formación se mantiene en posición de firmes, con sus armas presentadas.

La orden de descanso implica permanecer en el mismo sitio, sin mover para nada el pie izquierdo, pero en una posición algo más relajada y menos tensa que la de firmes. En "descanso" no es realmente una posición descansada, aunque es algo más cómoda, pero uno no se puede mover.

A discreción es una posición aún más cómoda, no se puede mover el pie izquierdo, de forma que uno pueda volver a su posición inicial de firmes en un segundo, pero el resto del cuerpo sí puede moverse, y uno puede rascarse, toser e incluso hablar con el de al lado en voz bien baja.

La formación no se puede romper hasta que el superior da la orden de "¡Rompan filas!"

Para poder salir de formación primero hay que saludar. El saludo es un toque con la lanza en el escudo, a la altura aproximada del pecho. También es admisible un golpe con la mano derecha sobre el lado izquierdo del pecho, si no se lleva lanza y escudo.

Para dirigirse a un mando hay que saludar. Si alguien llega tarde a la formación, tiene que saludar a quien dirige la formación y pedirle permiso para entrar en formación.

El que ha llegado tarde no se pondría en su posición habitual por alturas, sino en el último puesto libre de la formación (extremo derecho última fila).

- Cualquiera que tenga al menos 1 rango en Profesión Soldado sabe todo esto.

- "¡Matagatos, Cochinillo! ¡Salid de formación y acercáos!" -

Parecía que Ojopocho no entendía nada de lo que le decían o no quería tan siquiera escucharle. Seguramente ahora intentaba pagar con él su frustración por lo que había pasado el día anterior con Malamente.

-Piensa lo que quieras. Dijo encogiéndose de hombros. Y si te parece poco respetuoso inclinar el rostro al hablar con un superior lo siento. Si quieres alguna otra explicación pídesela a Cochinillo. Yo tan solo pretendía ayudar, como lo hiciste tu ayer conmigo. Siento si te he ofendido.

La intervención de Codorniz lo tomó por sorpresa.

-Gracias Codorniz. Y no te preocupes, Ojopocho es una persona razonable y sabrá entender lo que ha pasado.

La llegada de la Sargento Falce y posteriormente del Cabo Berrinche era una buena excusa para largarse de allí. Pulga esquivó a Ojopocho y empujó suavemente a Codorniz para que la niña se alejara de allí también.

El maldito Ojopocho bien podía meterse en sus asuntos. Primero le había estropeado su queso, después había tenido que deberle un favor a Malamente por eso y ahora gracias al tonto de Cochinillo volvía otra vez a liarse todo. Si Ojopocho seguía enfadado por lo que Malamente le había hecho no era culpa suya. Además que respeto esperaba recibir Ojopocho cuando ni siquiera había conseguido un compañero de capa.
Pulga estaba cansado y le dolía demasiado la cabeza para continuar discutiendo y estaba empezando a cansarse de intentar ser amable con todo el mundo para nada. Tan solo la intervención de Codorniz le hizo pausarse. No quería que la niña se viera involucrada en todo eso, así que decidió cortar la situación lo antes posible. La llegada de Falce y Berrinche no podía haber sido más oportuna.

Pulga empujó a Codorniz suavemente llevándola hacia la formación y alejándola de Ojopocho, mientras se inclinaba hacia la niña.

-Gracias. Pero será mejor que no te metas en este tipo de líos o acabarás mal, estos tipos no tienen ni un poco de razonamiento.

No era un reproche, sino un agradecimiento y consejo sincero hacia Codorniz. Pulga estaba acostumbrado al desprecio y a recibir más golpes de los que pensaba que se merecía y no quería que la niña se metiera en líos por su culpa.

-Además podría echarnos una maldición, vamos rápido a la fila.

La llegada de la Sargento Falce hace que vuelva rápidamente a formar dejando en el aire el final de la conversación con Pulga.

- Me has defraudado por última vez Pulga. - le susurro mientras me alejo a ocupar mi posición entre los Hostigadores. Ya seguiremos con esta conversación más adelante.

Posteriormente llega el Cabo Barril y solicita que Matagatos y Cochinillo vayan con él.