Partida Rol por web

PONZOÑA:

- El suelo embarrado te impide correr a toda tu velocidad, eso y la carga de leña que llevas.

- Al menos evitas todas las pozas y terreno traicionero.

- Al pasar junto a Campaña ves que está cubierto de sangre. Su herida del pecho se ha abierto y ha sufrido una tremenda hemorragia, aunque parece que Loor lo ha remendado y ya está de nuevo en pie, caminando hacia el campamento.

El Hiena siguió corriendo, ralentizado por la carga y el terreno. Cuando alcanzó a Campaña y Loor les dedicó un gesto de cabeza, indicando que pediría ayuda, y siguió hacia el campamento esquivando los obstáculos del terreno.

Campaña vio pasar a Ponzoña, que aminoró un poco la marcha para saludarle. Le animó un poco ver que al menos él había conseguido algo de leña, eso significaba que habían encontrado un lugar donde buscar la próxima vez. Campaña levantó la mano para saludar a Ponzoña.

- Campaña está herido, pero llegará al campamento, Ponzoña no debe preocuparse - le dijo mientras se alejaba - Campaña... lo siente...

Las últimas palabras de Campaña casi no llegaron a los oídos de Ponzoña, que continuaba con su carrera hacia el campamento. Por su parte, Campaña continuó andando por donde había venido.

UNA HORA DESPUES DEL MEDIODIA.

- Ponzoña, Guepardo y Loor cruzan la Puerta Norte custodiada por Hermana.

- Guepardo va cubierto de barro seco y Loor de sangre seca. Ponzoña lleva entre sus brazos un montón de leña, parece algo cansado.

Había pasado ya un rato desde que Ponzoña y los demás se perdieran en el horizonte, dejando a Campaña completamente solo en aquel páramo. Campaña había tenido tiempo para que se le pasara un poco el enfado y la impotencia y ya se entretenía con otra cosa, así era él. Se le había ocurrido jugar a contar las piedras que encontraba en el camino, un juego divertido cuando sabes contar claro. Campaña no sabía contar, pero tenía una gran imaginación así que decidió que se lo inventaría, al fin y al cabo él había inventado el juego así que podía poner las reglas que le diera la gana.

- Cincuenta - dijo señalando una piedra, recordando un número cualquiera que alguien había mencionado alguna vez - ¡Sesenta y nueve!

Campaña paró un momento y se quedó mirando a la piedra número sesenta y nueve (que en realidad era la novena piedra) tratando de comprender donde había escuchado ese número antes. Tras unos instantes rascándose la barbilla, Campaña comenzó a reirse con una risita tonta, acaba de recordar donde lo había escuchado. Y así, animado de nuevo, reanudó su caminata continuando con su divertido juego. Así pasaba el tiempo más rápido.

- Campaña pierde el conocimiento sin darse cuenta.

- Algún tiempo más tarde se despierta siendo acarreado con gran esfuerzo por Ponzoña. Se espabila lo bastante como para andar apoyado en el hombro del guerrero Hiena.

- De algún modo ambos logran llegar de vuelta al campamento de instrucción.

MEDIA MAÑANA.

- Matagatos se aleja para una misión de reconocimiento avanzado en solitario.

MATAGATOS:

- Encuentras indicios evidentes del paso de camellos. Seguramente los exploradores de los Hombres de Arena estén cerca...

- Prevés que estos días van a ser relativamente secos. Además, descubres que esta zona es especialmente árida.

- Algo te dice que vas a encontrar un manantial de agua pura en alguna parte.

Me adelanto al grupo principal con el objetivo de inspeccionar el terreno que tenemos por delante. Es importante estar preparado para cualquier contingencia. Las huellas de camello que voy encontrando me indican que en esta zona se encuentran exploradores de los Hombres de Arena. Las huellas son frescas así que lo más probable es que se encuentren cerca. Esa no es una buena noticia cuando queremos pasar desapercibidos, aunque en teoría son nuestros aliados no acabo de confiar plenamente en ellos, siempre han estado del lado del que más beneficio pueden sacar. Con una amplia mirada contemplo el horizonte, el paisaje no cambia mucho en adelante. Me agacho y cojo un poco de tierra con las manos. Pese a la lluvia del día anterior la tierra ya se encuentra seca en muchos sitios. Al apretar mi puño los terrones se convierten en polvo con un ligero crujido. Esta zona es muy árida. La tierra está tan seca que no absorbe la lluvia, simplemente se filtra por las grietas o se evapora. Será difícil encontrar agua por aquí así que tendremos que conservar el agua potable que nos queda lo máximo posible. Además la ausencia de nubes y de viento y el aumento de temperatura me indican que durante los próximos días no volverá a llover. La noche anterior la lluvia causó bastantes estragos en el pelotón, junto al cansancio acumulado de los días de marcha. Algo me decía que acabaríamos echando en falta noches así. Aún así estas zonas suelen tener manantiales de agua pura que una vez filtrada por el suelo salen a la superficie en alguna zona, eso nos proveería de una gran cantidad de agua. Solo teníamos que encontrar ese manantial. Por otro lado no tenía muchas esperanzas de encontrar ninguna de las hierbas que buscaba por aquél lugar tan árido, aunque si encontraba el manantial quizá en sus alrededores si creciera alguna.
Después de las primeras inspecciones decido seguir las huellas de camello con cautela, si hay exploradores cerca prefiero encontrarlos antes de que nos encuentren y saber cuantos son y si se van a alejar de nuestra trayectoria o al contrario tendremos que desviarnos para no encontrarnos con ellos. En nuestro caso escondernos no era una opción, no podíamos permitirnos perder el ritmo de avance y éramos un grupo numeroso para pasar desapercibido o borrar nuestras huellas. Sigo las huellas de camello.

- Campaña y Ponzoña han salido a cazar.

POR LA TARDE.

Campaña caminaba alegre pues se sentía un miembro útil y apreciado del grupo de Hostigadores. Haciendo memoria sobre sus actuaciones se dio cuenta de que estaba haciendo un montón de cosas interesantes de las que su padre estaría profundamente orgulloso, sin embargo, su mente estaba más centrada en los acontecimientos que estaban por venir.

- Hermano ¿tienes miedo a la batalla? - preguntó Campaña con curiosidad

Ya se habían alejado bastante del campamento y Campaña se había limitado a seguir a Ponzoña, por lo tanto no tenía mucha idea de dónde se encontraban ni de lo que tenía que hacer, aunque pensó que para eso estaba él allí, para aprender.

- Ponzoña está concentrado observando lo que parece un rebaño de antílopes en la lejanía. Están demasiado lejos como para que merezca la pena acercarse, son demasiado veloces como para cazarlos a golpe de maza. Desde esta distancia ni el mejor arquero de la Sabana les acertaría siquiera.

Ponzoña no le estaba haciendo caso porque estaba concentrado en una posible presa. Cuando Campaña se dio cuenta se paró en seco y empezó a mirar en la misma dirección en la que lo estaba haciendo Ponzoña, tratando de descubrir qué es lo que había de interés allí. Entornó los ojos y se colocó la mano sobre el frontal del casco para hacer sombra y poder verlo, y entonces vio a lo lejos un rebaño de antílopes.

Sin duda era aquello lo que estaba llamando la atención de Ponzoña, pero no parecía tenerlo demasiado claro por diversas razones. Por su parte, Campaña estaba bastante lejos de imaginar siquiera las consideraciones que debían hacerse en este tipo de situaciones y pensó que tampoco sería tan difícil.

- ¿Qué hacemos? - preguntó Campaña intrigado por conocer cual sería el siguiente paso - ¿Campaña corre hacia ellos y Ponzoña derriba a uno? Campaña sabe correr muy rápido.