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UNA HORA PARA QUE EL SOL LLEGUE A SU CENIT.

Campaña cayó al suelo sin comprender la razón, estaba tan concentrado en su carrera detrás de Ponzoña que ni siquiera había notado el calor de la sangre que manaba de la herida. El gigante no sentía dolor pero estaba muy lejos de ser invulnerable y una herida abierta podía causarle muchas molestias. A Campaña no le preocupaba la herida pero si la repercusión que eso pudiera tener en la recogida de leña, si no llevaban leña suficiente no sólo no recibirían comida sino que además su padre se sentiría decepcionado.

Se incorporó lentamente quedando de rodillas en el suelo, hacía rato que no veía a Ponzoña en el horizonte pero podía escuchar los ligeros pasos de la pequeña Loor tras él. Campaña se tapó la herida con la mano tratando de contener la hemorragia, pero era inútil. En aquellos momentos Campaña estaba frustado, no sentir dolor pero a la vez presenciar como la sangre sale a chorros de tu cuerpo es una experiencia agobiante, y sobre todo si no pudes hacer nada por evitarlo. Por suerte, Loor llegó enseguida y pensó que podría ayudarle.

- Campaña sigue herido - dijo con pesadumbre en sus palabras - Pequeña Loor no debe decírselo a nadie pero Campaña va a vengarse de Escarabajo - apretó el puño con fuerza mientras pronunciaba su nombre - Campaña necesita ayuda de Pequeña Loor, Ponzoña necesita ayuda de Campaña para recoger leña... Ayuda a Campaña, por favor.

Mientras suplicaba su ayuda, Campaña sólo podía pensar en su padre, había hecho tantos esfuerzos para que él estuviera donde estaba que no podía defraudarle.

"Si Pequeña Loor no puede ayudar a Campaña - pensó - Campaña seguirá adelante... Campaña es fuerte... Campaña vivirá"

El Hiena por fin lo vio. Un pequeño bosquecillo que rápidamente reconoció como de mopanis, unos árboles de poco más de un metro de altura y cuyas hojas eran una de las comidas favoritas de los elefantes. Sabedor de haber avanzado en la dirección marcada por el hijo del herrero, presupuso que el resto del grupo llegaría a tiempo para recolectar algo de leña y hojas o en su caso, ayudar a cargar con lo que ya hubiera recogido él. Con calma, comenzó a ramonear los arbustos y matorrales, arrancando las ramas con sus hojas y amontonándolas a un lado. Echó de menos no tener algo de cuerda e ignoraba igualmente si Loor, Campaña o Guepardo tendrían. Finalmente, optó por coger las ramas más largas, finas y flexibles y emplearlas para hacer pequeños haces de leña. Miró al cielo. Faltaba poco para que el plazo se agotara.

Cuando veo que mis compañeros se alejan demasiado me doy cuenta de que había malinterpretado sus intenciones.

-Bien, tendré que correr para alcanzarles- pienso para mí e inicio mi carrera hacia ellos bajo el implacable sol de la Sabana.

Corro con todas mis fuerzas, pero sin olvidar que el árido terreno puede volverse una trampa mortal en cualquier momento. Mientras avanzo puedo ver a Loor inclinarse sobre el terreno donde Campaña parece haberse tumbado a descansar.

Ante la evidencia de la inutilidad de aquella acción y dispuesto a no perder más tiempo, Ponzoña tomó entre sus brazos el máximo de madera que podía cargar. Era una pena que el resto del grupo no hubiera llegado pues hubiera podido asegurar un éxito relativo en la pequeña y trivial misión de reconocimiento. Miró una vez más al cielo. Tenía el tiempo justo para regresar dentro del plazo marcado. Tomó aire y se lanzó a un trote seguro y constante deshaciendo lo andado.

- "Calma, calma. No hables, Campaña, y deja de preocuparte por la leña. Los puntos se han soltado, y hay que volver a remendarte." - Dice Loor mientras lava la herida y la sangre de Campaña con el agua del pellejo y coloca una tela de tira limpia tras retirar el viejo vendaje.

- Ponzoña emprende el regreso cargado todo lo que puede con leña recogida entre sus brazos.

- Al volver ve a Guepardo tropezando una y otra vez y cayendo varias veces al suelo, una vez quedando sumergido hasta la cintura en una poza de lodo blando.

- A lo lejos, Campaña sigue tumbado en el suelo, con Loor arrodillada a su lado. ¿A qué están jugando?

MEDIODIA.

- Ponzoña debe decidir si regresa en solitario al campamento (ya llegaría tarde y seguro que los otros tres grupos han vuelto ya), o si ayuda a Guepardo o a Campaña.

El Hiena sacudió la cabeza con un deje de desesperación cuando vio a Guepardo hundirse en una poza de lodo. Corrió hacia él, esquivando los obstáculos de aquel paraje desolado e inundado en parte por las últimas lluvias. Cuando llegó junto al líder de su equipo, dejó la brazada de madera en el suelo y tendió su mazo hacia el ranger.

- Cógelo con cuidado. Te ayudaré a salir de ahí.

Campaña no dejaba de pensar en la tarea que les habían encomendado, por muy bien que Guepardo y Ponzoña lo hicieran no podrían cargar con leña suficiente. Mientras Loor le colocaba las vendas de nuevo recordó la traición de Escarabajo y se puso tenso. Estaba lleno de rabia hacia ese malnacido que había transgredido las reglas y le estaba impidiendo desempeñar sus funciones como hostigador. No le importaba quedarse sin comer, no le importaba lo que los demás pensaran de él (salvo su padre, por supuesto), sólo le importaba fallar en la tarea y tenía claro quién sería el culpable de ese fallo y cómo iba a solucionarlo.

Una vez que la herida dejó de sangrar, Campaña trató de ponerse en pie. Le costó un poco pues las fuerzas parecían haberlo abandonado, pero finalmente se levantó y se sacudió el polvo del cuerpo. No sabía cuanto tiempo había pasado desde que habían salido, pero tenía que conseguir algo pronto, lo que fuera. Olvidándose por un momento de Loor, Campaña comenzó a buscar a su alrededor algo que pudiera servirle en su tarea, aunque tuviese que cavar con sus manos para conseguirlo.

CAMPAÑA:

- No recuerdas alguna vez en que te hayas sentido tan débil y mareado como en este momento.

- La verdad es que tienes mucha hambre y lamentablemente no te sientes con muchas fuerzas para acarrear leña.

- Quizá deberías aceptar el fracaso y pensar en regresar al campamento.

No había absolutamente nada útil en aquel maldito páramo. Campaña estaba frustado y decidió que lo mejor era volver al campamento y aceptar la derrota. Pateó el suelo con fuerza para descargar un poco su rabia y volvió junto a Loor para emprender el camino de vuelta.

- Campaña... tiene... hambre - dijo con una voz débil, sin dejar de mirar al horizonte - Campaña quiere volver al campamento... es tarde, Pequeña Loor debería venir con Campaña.

Como si de un niño se tratase, Campaña se pasó todo el camino de vuelta enfadado con todo lo que le había pasado. Le costaba asumir la derrota, sobre todo cuando había puesto todo su empeño. La rabia contenida de un niño no es peligrosa, como mucho puede desencadenarse en una estúpida rabieta que puede ser fácilmente sofocada con un regalo o en el peor de los casos con un bofetón, pero la rabia contenida de un "niño grande" era verdaderamente imprevisible e incontrolable.

Para Campaña la derrota era algo horrible pero no por las razones habituales. La mayor parte de la gente tiene miedo a la derrota porque supone algún tipo de castigo físico, para Campaña eso no significaba nada, podía recibir unos cuantos latigazos sin apenas inmutarse, pero le importaba lo que pudiera suponer la derrota a nivel personal. Durante toda su vida le han tratado como si fuera un imbécil que no sirve para nada, se han reído de él, le han engañado y le han utilizado, y ahora que por fin ha conseguido algo de reconocimiento y no quiere perderlo.

La rabia de Campaña comenzó a acumularse en una pelotita que se hacía cada vez más grande. Era como si esa pelotita se hubiera generado en la garganta, por cosas que le gustaría gritar y no había hecho, y después hubiera subido lentamente hasta detrás de sus ojos haciéndose cada vez más grande. La pelotita de rabia comenzó a presionar los ojos de Campaña hasta que no pudieron soportarlo más.

Nadie podría haberlo visto pues aquella máscara dorada lo tapó todo, pero lo cierto es que durante el camino de vuelta Campaña lloró de rabia. Lloró por el fracaso, pero también lloró por lo que iba a hacer después.

- Campaña emprende el regreso en solitario de vuelta al campamento.

- No porta nada de leña y sus heridas le impiden avanzar deprisa. De hecho, es sobrehumano que pueda moverse en absoluto, aunque de este detalle sólo se da cuenta Loor.

Mientras intentaba no moverme demasiado para no hundirme más en el lodo, vi que Ponzoña se acercab y me tendía su mazo.

-Gracias amigo- respondí mientras me agarraba a él visiblemente avergonzado.

-Adelántate, yo iré con Loor y Campaña... nos reuniremos en el campamento-

Guepardo es rescatado de la poza de lodo por Ponzoña, y se da cuenta de que la misión se puede dar por fracasada. Es tarde ya.

Ponzoña se limitó a asentir. Sabía que habían fracasado. Lo peor no era la humillación de recibir una ración inadecuada. Era el mero hecho de que el fracaso radicaba en el mal hacer de todos, él incluido. El Hiena recogió la brazada de madera antes depositada en el suelo y comenzó a correr nuevamente en dirección al campamento. Si la madera no era aceptada, la usaría para sí.

PONZOÑA:

- Si quieres llegar en media hora necesitas dos tiradas:

a) Una TS Fortaleza (o sin tirada si tienes la Dote Correr o la de Gran Fortaleza).

b) Una TS Reflejos para evitar obstáculos y terreno peligroso (alternativamente se acepta una tirada de Piruetas, Equilibrismo o Saltar).

c) Cuando pases cerca de Campaña, voluntariamente puedes tirar Otear o Sanar para averiguar cuál es su estado físico.

CAMPAÑA:

- En tu estado tardarás aproximadamente hora y media en regresar. No te resulta factible forzar la máquina.

LOOR, GUEPARDO:

- Avanzando a paso normal podéis regresar en una hora si os ponéis en movimiento ya.

MEDIODIA.