Partida Rol por web

Cansado y somnoliento de haber caminado toda la noche y todas las horas que arrastraba, igual que mi escuadra, sin dormir, el alba ya sobre nosotros y no divisar aun a Peregrino y a los suyos empezaba a preocuparme. Y si Mentiroso se había equivocado, o tal vez llegamos tarde y ya están muertos. No, eso no puede ser

Seguí caminando, sin decir nada, apoyado sobre mi lanza, ya agotado cuando logre ver algo en el horizonte. ¿Puede ser...? -¿Es el campamento de Peregrino?- pregunte, aunque estaba casi seguro de ello, por si el sueño o el cansancio me estaba engañando.

PEREGRINO:

- Tu grupo ha descansado, lo que es bueno. Las heridas de algunos han mejorado muy ligeramente.

- Es de día, por lo que las condiciones de visibilidad serán óptimas. Lamentablemente, eso también favorecerá al enemigo, que podrá veros llegar fácilmente.

Caracabra estaba descansado y listo para el combate, la herida del brazo le dolía y le impedía manejar con soltura la lanza. Pero confiaba en su suerte, y en que los espíritus estuvieran de su lado. Al jorobado no le importaba luchar por la compañía,  e incluso le gustaría morir por la compañía pero aquel no era el mejor momento para morir, tenía un discípulo al que transmitirle sus conocimientos.

Se levantó pronto y comenzó a preparar sus escasa pertenecías, afilo la punta de las lanzas y el cuchillo tribal; comprobó que su escudo no tuviera grietas; y finalmente se puso la armadura de cuero.

Agradecí en sobremanera la decisión de descansar. Mi herida me dolía demasiado para continuar, pero no podía decirlo, no iba a deshonrar así a mi tutor. Me apoyé junto a un árbol y caí dormida al instante, en un sueño profundo. Un sueño cargado de pesadillas en las que las imágenes de los caídos me perseguían pidiéndome ayuda.

Sorprendida, desperté al alba por la voz ronca y apremiante de Jabalí. Al comprobar la situación, me levanté lo más rápido que mi dolorido cuerpo me permitió, aunque para la urgencia del momento fue demasiado lento. Al llegar a la par de mi mentor, aliviada comprobé que no eran atacantes, sino la tercera escuadra de campamenteros. Respiré hondo y sonreí brevemente.

Tras unos segundos observando el horizonte,hice un breve gesto a Jabalí dándole a entender que iba a prepararme, y me aparté hasta el árbol que me cobijó durante la noche para recoger mis cosas.

Por todos los dioses, dadme fuerza para superar esta batalla, para olvidar el dolor hasta que todo acabe...

El camino era largo, y el silencio en el cual se había sumido la pequeña R'Gaa sólo hacía que esta se carcomiese más la mente. No hacía más que recordar la lucha de su pupilo, y con ello, su muerte. No era capaz de superar su dolor... De momento.

Cuando Peregrino dio la orden de acampar, obedeció. Tendió la esterilla sobre el suelo y se tumbó, cubriéndose con su manta y cayendo en un profundo sueño, un sueño que le recordó quién era ella en realidad. ¿Qué había pasado con su dulzura? ¿Desde cuándo trataba a los suyos, y sobre todo a un aprendiz, como a un esclavo? Y más aún, ¿cómo no había sido capaz de interesarse por Sicofante y por los animales hasta ahora? 

La voz de alarma de la soldado la despertó. Se levanto, recogió su lanza de dos manos rápidamente y se situó en la posición que le había asignado Peregrino segundos antes. A la espera de ver quién se acercaba aguantó la respiración, que soltó entrecortadamente, sintiendo como la adrenalina se esparcía por su cuerpo. Expectante, esperó a ver qué ocurría. 

Me mantengo en guardia hasta que Jabalí reconoce al grupo como Mentiroso y una escuadra de Campamenteros. Envaino mi katana y le indico a mis hombres con la mano de que se relajen, de que no hay motivo para estar alerta. Mi mente es asediada por la duda pues no me esperaba este tipo de visitas:

"¿Por que razón habrán mandado a Mentiroso y a estos reclutas a reunirse con nosotros? ¿Acaso piensan que no somos capaces o los envían para controlarnos a nosotros de alguna forma? No lo sé y solo él puede responderme la pregunta, aunque dudo mucho que si Mentiroso decide responderme con una falta a la verdad yo sea capaz de notarlo. Debo confiar en que La Compañía protege a los suyos... así es."

Espero pacientemente a que ellos lleguen a nosotros y cuando es así, saludo a Mentiroso con una inclinación de cabeza y me quedo plantado a la espera de sus palabras para mí y mi escuadra.

Reconoció a Mentiroso, y bajó la lanza a la señal de Peregrino. Qué ganas que tenía de saber si Sicofante estaba bien... Quizás habrían mandado a ese pelotón con nuevas sobre las demás batallas Quizás... Con ellos... también viniese él...

Un nuevo brillo se adueñó de la mirada, hasta entonces más apagada, de R'Gaa. La luz volvía a brillar en su corazón. Comprendió, o más bien aceptó, la muerte de Malamente. Era un hecho necesario en las guerras. Desagradable, pero necesario. Si no moría uno, moría otro. A veces no todos salían victoriosos. Sintió que, deprimiéndose, no agradaría al alma de Malamente.

Perdóname por como te he tratado. Perdóname por haberte taladrado la cabeza con mis estupideces durante tanto tiempo, Malamente. Descansa, ve a ser feliz en los mundos espirituales. Que los dioses te cuiden y protejan, amigo. Sé feliz y disfruta de tu nueva libertad. Algún día volveremos a vernos, y verás que aquella que tanto te desquiciaba no era yo. Gracias por todo lo que me has dado. 

Sonriendo, agradeció a los ancestros que llevasen su mensaje hasta su pupilo con un leve, casi imperceptible, movimiento de cabeza. 

Esperó, al lado de Peregrino y con la lanza apoyada en el suelo, a que los Hostigadores llegasen hasta su posición orando para que tanto Sicofante como Recio estuviesen vivos, sanos y salvos.

El cansancio empezaba a hacer mella en su grupo, lo sentía, podía percibirlo en el paso, que empezaba a vacilar, en el resuello de las respiraciones y por los quejidos sordos que los campamenteros iban soltando de cuando en cuando.Incluso Lombriz tenía aspecto de fatigado, la larga marcha y la falta de sueño, sin duda.

El mismo sentía sus ojos más pesados, pese a estar montado en su camello, y por ende menos cansado que el resto, también necesitaba dormir un poco.

Pero no podía demostrarlo, y menos aún, delante de esa escuadra de novatos. Así que se irguió en el camello y desterró de su mente las ideas de detenerse, lo espoleó un poco, para cambiar el ritmo y se adelanto mínimamente al resto.

Se paró de golpe cuando vio una maraña de sombras unos centenares de metros por delante de él. Observó y vio como se preparaban para hacerles frente.

“¡Maldita sea!”  Pensó, pero un instante después reconoció al propio Peregrino que ordenaba la defensa de su posición.

Refreno a su camello hasta que Lombriz estuvo a su altura, él también parecía reconocerlos.

-Sí, Lombriz, hemos llegado- Dijo.

Agito la lanza larga en señal de saludo y pudo observar como la tensión se relajaba, entonces se giro a Lombriz y le dijo:

-Me adelanto a informar...-Hizo un gesto con la cabeza para señalar al grupo de campamenteros que, visiblemente aliviado, empezaba a recobrar el ánimo frente a la idea de sentarse un poco y dormir-Intenta que, al menos, parezcan guerreros-

Y dio la vuelta a su camello en pos de Peregrino.

Lo alcanzó en pocos minutos, lo saludó con la lanza y dijo:

-Venimos a reforzaros, Peregrino, somos Lombriz y la tercera de los campamenteros-

- "Es el momento de atacar, Peregrino-san. Ya ha amanecido y el enemigo debe de estar despertando. Si atacamos ahora, puede que todavía les podamos tomar desprevenidos." -

Hago una reverencia a Mentiroso y le recibo con un apretón de manos. Si bien no me gusta mucho la idea de que el Mando considere que no somos capaces de llevar a cabo nuestro trabajo, Mentiroso siempre ha sido bueno conmigo y es un Hermano con quien nunca he tenido ningún problema. Le recibo gustoso de compartir con él esta batalla.

Luego escucho a Akatsuki y hago un gesto de afirmación con mi cabeza antes de hablarle al grupo:

 - "Atacaremos de inmediato. Recojan todo, y marchemos a la batalla. R'Gaa y Codorniz, adelántense y vayan guiándonos para emboscar a los enemigos."

Recojo rápidamente mi tienda de campaña, mis cosas que pongo sobre mi espalda y, katana desenvainada, camino firme y derecho en la dirección en la que se supone estarán nuestros enemigos. Sigo a las exploradoras, quienes deben ir verificando el terreno y encontrar nuestro objetivo sin ser detectadas para luego guiarnos a ellos. Si todo sale bien, sabremos donde están antes de que nos detecten y podremos caer sobre ellos como el tigre sobre una liebre desprevenida.

- Todo el Grupo III se pone en marcha casi de inmediato, y en cuestión de minutos las exploradoras localizan al enemigo...

TIRADAS:

- Movimiento Silencioso.

- Esconderse.

- Otear.

PEREGRINO:

- Visualizas el entorno y a los enemigos. Son entorno al medio centenar. De momento están levantándose y preparando el desayuno, no parecen especialmente alertas.

- Logras camuflarte entre unos matorrales, pero te sientes incapaz de moverte en silencio entre tanta hojarasca, sabes que en cuanto te muevas harás mucho ruido.

MENTIROSO:

- Montado desde lo alto de tu camello tienes una visión privilegiada del campo de batalla. Hay bastante vegetación.

- Los enemigos son entorno a cincuenta, aunque sólo diez de ellos dirías que son guerreros de elite del Triplete, el resto son escoria local y mercenarios tribales.

- Tu camello se mantiene sorprendentemente en silencio, pero es demasiado grande para ocultarlo. Basta con que miren en tu dirección para que te vean.

CARACABRA:

- Te deslizas con completo sigilo hacia el enemigo y alcanzas a ver y evaluar sus posiciones. Crees que podrías acercarte aún más y atacar por sorpresa.

LOMBRIZ:

- No ves por ninguna parte al enemigo del que todos hablan, pero te parece que estás siendo bastante discreto al avanzar.