Partida Rol por web

- ¡P-por supuesto que soy fuerte! Aún me queda mucho por entrenar pero...- "... pero no creo que ese arma sea adecuada para mí.", completó en su cabeza. Pero desde hace 10 segundos Attar era oficialmente su mentor, así que... Observó el mandoble como si fuera su mayor enemigo y agarrándolo con ambas manos lo levantó con un poco de dificultad.

- Bien, ¿y ahora qué?- preguntó una vez lo tuvo entre sus manos.

Attar se mantuvo en silencio observando, y tras un par de segundos pudo ver como los brazos de Niña de Oro empezaban a temblar. Un par más, y como el mandoble empezaba a descender lentamente, hasta que besó el suelo. 

-Attar lo suponía, pero debía intentarlo. Por favor, arrastra el arma de Attar hasta aquí, debe descansar conmigo. 

Resoplando llevó el mandoble hasta donde el guerrero le pedía, arrastrando la punta del arma por el suelo. Se frotó los brazos temblorosos por el esfuerzo y clavó su vista en Attar con cierto gesto de fastidio y las mejillas ligeramente arreboladas. Se sentía ridícula tras el intento fallido de fuerza.- Vale, ya hemos visto que el mandoble es muy pesado para mí. ¿Y ahora qué?

-Attar ha comprobado tu fuerza. Attar cree que lo más recomendable, mientras no pueda moverse demasiado, será que trabajemos éso. Niña de Oro, debes llevar algo más de carga, para fortalecer tus músculos. No mucha más al principio, pero sí algo más. 

KEROPIS:

- Tirada oculta y secreta de Supervivencia.

Niña de Oro se relajó ante la seriedad que transmitían los consejos de Attar. Dio un par de saltitos haciendo notar -aparte del tintineo de sus numerosas pulseras- la carga de su mochila que aunque no fuera pesada, tampoco era del todo ligera.

- ¿Qué podría llevar aparte lo que ya tengo?- se quedó algo pensativa. Podía cargar piedras del camino, siempre había sido el método más fácil... pero, puestos a cargar gratuitamente, prefería que fuera algo útil y aligerarle un poco el peso a otras personas.- Tal vez podría llevarte tu pellejo de agua o alguna otra cosa que no necesitases.

- Durante los siguientes tres días avanzáis tranquilamente por el territorio, siempre hacia el Sur.

- Vuestros heridos se recuperan lentamente, están bien atendidos por Dedos.

- Keropis es quien va más avanzado, encabezando las funciones de exploración.

- Jinetes de los otros tres grupos llegan por la noche para pedir provisiones de gachas de avena. No solicitan agua, pues al parecer sus exploradores respectivos SI han encontrado agua, no como Keropis.

- El territorio es húmedo. Las temperaturas diurnas son templadas y suaves, pero las noches son frías, especialmente debido a la humedad que cala hasta los huesos.

No encontráis generalmente buenos lugares para pasar la noche, sino zonas algo hondas que durante la noche parecen quedar medio anegadas de barro hediondo.

ACAMPADAS NOCTURNAS:

- Algunas noches, Matagatos llega cabalgando a lomos de su rápido y poderoso corcel Hechizado. Viene en busca de gachas para su grupo y de noticias.

- Sicofante y Pelagatos pueden informar de que las cosas van bien en sus respectivos grupos.

- Por su parte el grupo de Dedos parece estar sobrellevando bien el viaje.

- Es en el grupo de vanguardia, el de Matagatos, donde al parecer ha surgido algún problema. Algunos hombres han caído enfermos y se desconoce el motivo.

Keropis iba delante del carro moviéndose de forma metódica sin decir muchas palabras. De vez en cuando avisaba, y se adelantaba para ver si encontraba algo de agua que fuera potable, o porque el terreno no le parecía de lo más seguro por haber tanto barro y ellos ir con carromatos cargados.

Cuando llegaba algún informador intentaba acercarse para enterarse de las noticias de primera mano, aunque estas normalmente no fueran buenas. Enfermedades y sin motivo alguno... eso no le gustaba nada a Keropis.

Las noches era lo que peor llevaba- Maldita humedad... Prrrefierrro mil vecesss un desssierrrto en el que bussscasss una sssombrrra y puedesss prrrotegerrrte del ssssol y grrran parrrte de sssu calorrr; perrro la humedad ssse te mete en el cuerrrpo -relataba mientras intentaba buscar un sitio más o menos estable en el que descansar.

A veces podía desaparecer durante horas en cuanto se hacía la parada de la noche; pero al volver su temperamento no era mejor. Y todas las mañanas, cuando le tocaba empezar de nuevo la marcha se volvía a preguntar lo mismo

Si yo soy el mejor oteador, mal vamos -solía pensar; pero seguía obedeciendo las órdenes y se ponía sin decir nada en la cabeza de la comitiva.

No solía hablar mucho, si antes hablaba poco ahora menos, y solo se le oía maldecir por el maldito barro, por que no se quedaran los carros atascados y por la humedad del ambiente.

- Tarado recupera finalmente la consciencia. La quemadura del pecho parece estar algo mejor. Se le nota aturdido.

Miro de reojo a Attar, que se encontraba mejor, por lo menos despierto y consciente, lo que era una buena señal.

-Attar, deberías comenzar a caminar un poco para volver a recuperar el ritmo, al parecer te encuentras mucho mejor, en caso de que te canses podemos descansar... Keropis... puedes pasar al carro un rato, quiero revisarte por lo que ocurrió con campaña... no te puedes quedar atrás. - Miro a Tarado que estaba despertando – Tarado... ¿Como te sientes...? -

Le pregunto aun tomando las riendas, tal vez lo mejor para todos seria descansar un rato antes de seguir, por ahí enviar un grupo de los campamenteros a buscar agua y tal vez algún lugar donde descansar mas cómodos...

-Essstoy bien, no esss nada y me gusssta andarrr, passse muchosss añosss andando -dice a Dedos- asssique grrraciasss perrro no, con un poco másss de tiempo essstarrré bien de nuevo.

No parecía que a Keropis le gustaran los animales, pues siempre que podía se mantenía alejado de ellos y cuando era llamado o tenía que acercarse al carro parecía dar un ligero rodeo.

Para Niña de Oro el viaje estaba resultando aún más aburrido de lo que pensaba. Caminar y caminar, y caminar... de vez en cuando se acercaba a algún miembro del grupo cercano y trataba de entablar alguna insulsa conversación esperando desviarse de la monotonía. Al final encontró que Attar no quiso que cargara nada suyo "todo es imprescindible, en cualquier momento lo podía usar" le había dicho, claro que con sus palabras, pero a fin de cuentas venía a ser lo mismo. Por lo que para seguir su consejo ahora cargaba un par de piedras más en la mochila, no muchas, pero sí las suficientes como para que representase un poco de ejercicio.

Cada vez que llegaba un miembro de los otros grupos se erguía recta y prestaba atención para ver si se enteraba de algo interesante. Cualquier cosa bastaría. Bueno, la noticia de compañeros enfermos no era especialmente grata, pero era algo.

En uno de esos momentos de aburrimiento mortal escuchó la voz de Dedos romper la simetría del silencio y se acercó un poquito a curiosear.

Cuando Dedos dio el visto bueno, Attar no tardo mucho más en bajar de aquel carro. Sin duda, la falta de movimiento y el sentirse inútil y desvalido era algo que el guerrero no llevaba bien. Pero después de las heridas que le había infligido Peregrino, tampoco le quedaban muchas más alternativas, la verdad. 

Por ello, en cuanto pudo caminar, se sintió algo más vivo que durante el resto de días, como si ahora se estuviera recuperando verdaderamente del combate, y no durante el periodo en el que permaneció tumbado e inconsciente. Aquel era el verdadero Attar, no un herido tirado en el suelo. Además, había observado como Niña de Oro había cumplido sus órdenes, y dijo:

-Attar no sabe si realmente funcionará, pero al menos Niña de Oro se está esforzando. Attar piensa que la voluntad es importante.