Partida Rol por web

Les envidiaba. No tenía nada que se pareciera a eso y probablemente jamás lo tendría. Pero no podía permitirme pensar en eso ahora. Ni tampoco tener rabietas como Lilith. No, tenía que seguir acumulando zeon para curar a Melfis, que al final no había podido ir a la enfermería, y a la chica que se había puesto a suplicar al agente que se quedase.

Solo esperaba que acabasen rápido, no podíamos esperarles mucho más. Tampoco pude evitar pensar en Valeria, aún en su habitación enferma. Y en Mortimer, que no sabía qué le había sucedido. El mundo que conocía se desmoronaba... por segunda vez. Claro que la destrucción en la vigilia era distinta a la destrucción en sueños. De alguna forma intuía que sería más permanente.

- No te preocupes Smiley, estaremos bien. Juntos podremos con lo que sea - mentí mientras me refugiaba en su abrazo. En parte para darle ánimos y en parte para animarme yo. - Ven con nosotros Melfis, estarás más seguro y creo que podré curarte un poco.

Me acomodé en los brazos de Smiley y seguí concentrándome en acumular el zeon. Resultaba natural aunque sólo lo hubiera hecho una vez antes. 

- Claro, aunque imagino que tendrán nombres. - respondí. - Cuando estén curados podríamos adoptar una formación con los guerreros cubriendo el frente y la retaguardia, magos y psíquicos en el medio y scouts delante. Claro que eso presupondría... - aquí callé, porque realmente no eramos un equipo.

Miré de reojo a Lilith. No, definitivamente no lo eramos. Ella iría por libre, probablemente primero y si no la detectaban, cosa que con su oscuridad mágica que había visto en las clases era probable, no avisaría. Valeria habría podido adelantarse a explorar, pero tampoco estaba. 

- Estaría bien trabajar como equipo - dije al fin. 

De todas formas no tenía sentido discutir. Mi prioridad era curar a los heridos y, luego, podría hacer un reconocimiento psíquico, buscar otras mentes. Mi control de Aleph era... no, mejor no intentarlo sin algún tipo de ayuda que mejorase mis capacidades, o sin estar desesperada. Pero detectar otras mentes debería ser más sencillo...

Miré a Silena extrañado, casi le pareció recordar a esa gente que te pregunta y pregunta sin dejar responder, pero no era así.

- Estoy bien, solo algo débil y no, no escucho nada en mi cabeza- dijo con la tranquilidad que le proporcionaba que estuviera medio muerto y ademas les atacaran- Me han han dado dado ordenes de ir al Hospital, pero... después de este anuncio... ¿a donde te diriges tú?

-Contigo al hospital, le diré a Anderthael que te lancé una curación rápida y te podrás ir hacia la Forja, allí recibirás tus órdenes de Dama- dice mientras le coge de un brazo y se pone a caminar hacia el Hospital tirando de él.

Sin casi poder decir nada, ya estaba caminando dirección al hospital con esta chica, que raro, no me sonaba de nada aunque nunca nadie excepto los profesores me suenan de mucho. La seguí hacía el hospital.

Cogí en brazos a Rei, consiguiendo despegarla a duras penas de Derek. La coloqué a mi espalda pasando sus brazos por delante del cuello, haciendo unos cuantos gestos con la mano delante de Rei y después me puse en camino mientras sonreía al metamorfo y negaba con una sonrisa, rechazando amablemente la ayuda propuesta.

Tras esto me puse en marcha andando hacia la Forja.

Vamos Rei, tenemos que hacer nuestro papel en este caos, vamos que luego te dejo todo el dia con Derek, ¿vale?

Los chicos estaban de camino a la Forja mientras Derek se encaminaba hacia el puesto asignado.

Al llegar a la Forja, veis que ha cambiado por completo. Ahora parece un erizo, llena de armas y no paran de salir muñecos de su interior como si fuera el nido de esos seres.

Al entrar en su interior, veis que está todo cambiado, solo hay cajas abiertas mientras dentro está Gert delante de la forja que está encendida a toma, haciendo que en toda la estancia haya un calor insoportable. Gert parece estar manipulando algo en el fuego y cuando lo saca es una pequeña forma de acero con la misma forma que los el edificio de prácticas. Lo pone encima de la mesa de trabajo y empieza a moldearlo dándole una forma diferente. Se comienzan a escuchar chirridos y crujidos de metal junto con un gran estruendo desde el exterior.

Al terminar se hiergue en toda su estatura y mira hacia los chicos- Tenéis que esperar aquí un momento, ahora Dama se pondrá en contacto con vosotros y ya veremos hacia donde podemos proceder.

Mientras tanto, Melfis entraba en el hospital junto a Silena, mientras este no dejaba de observarlo para comprobar que la evolución del Jürgeneth fuera en el sentido correcto. Al entrar ve a Anderthael junto a Oulos, que está en la cama, desnudo y con unos cortes muy contundentes por todo el cuerpo, no sangran, pero se los ve en carne viva. Al lado está el jürgeneth de Oulos, enorme, resquebrajado, y aún soltándo ese líquido verdoso casi negro y con la zona del centro con la gema completamente grisácea y sin brillo.

-No he conseguido salvar a Kitos -dice a Silena mientras señala el jürgeneth- está completamente muerto, no se puede hacer nada por él. -dice, luego mira a Melfis y le pone una mano en la cabeza, curándole por completo- vamos, aquí no puedo hacer nada más, todo lo que queda es que él luche por su vida -dice señalándo hacia Oulos- vayamos hacia la Forja, allí tenéis que esperar vuestras órdenes.

El buscador no se molestó en responder a mi petición. Imaginé que simplemente se había visto... sobrevenido por aquella despedida. Pero no pude evitar sentirme ignorada, incluso rechazada. Pero tampoco me había prohibido ayudar, así que cuando terminé de acumular energía me concentré para cerrar la herida en el hombro de la chica que había encogido. Si querían molestarse por eso, era su problema. 

- Vamos ya - susurré a Smiley. 

Dejé que me llevase a la armería y allí miré a mi alrededor. Se me hacía extraño que hubieran pedido a Gert que calculasen los puntos de la prueba cuando estábamos claramente bajo ataque. Las llamas eran reales y, a diferencia de las que había en sueños, estas despedían calor. 

Miré hacia Gert. No había mucho que pudiera hacer, sólo acumular energía mágica para un escudo en caso de que hiciera falta más tarde. Y una vez lo crease, podría mantenerlo por si acaso. Siempre era mejor prevenir.

Con los ojos aún anegados por el llanto ví un borrón moreno que ponía su mano en mi hombro y la herida de éste se cerraba transmitiendo una sensación cálida.

-Muchas gracias -dije con un hilo de voz quebrada por el llanto. Tras la acción de la muchacha que iba con el cambiaformas Kalth echó a andar  sujetándome como si pensara que podría caerme, cosa completamente factible dado mi estado. Los berrinches contra Derek siempre me dejaban exhausta y con una sensación de frustración y pena que anulaban cualquier resto de rebeldía que pudiera plantar cara a las circunstancias.

Sobre la espalda de Kalth iba dando botecitos a cada paso que daba.

-No quiero estar con Derek...-contesté a Kalth sobre su parloteo manual. Obviamente era mentira en parte, una parte de mí exigía que dejara de adorar al buscador mientras que la otra le necesitaba como el aire para continuar en pie.- es idiota y siempre nos hace lo mismo y...-puse morritos de pato, derrotada, aunque tampoco iba a haber mucho más tiempo para charlas, la forja estaba trabajando con su naturaleza cambiante, fascinante y terrible.

Solo nos quedaba que Dama diera sus instrucciones.

Descargué a Alice, soltándola en aquel infierno. No resultaba molesto. No para mí. Bueno, sí, era sofocante, pero un ser capaz de empujar las montañas podía soportar el calor. Es más, aquel calor era el reflejo de la guerra, luchando por defender el único lugar al que podía llamar hogar. Ya podía rodearme de magma que la fuerza de voluntad seguiría ahí, en pie y dándolo todo... mientras tuviese a Alice y a los refuerzos encima.

Aunque había algo que sí podía hacer. busqué a la dama, o en su defecto a algún maestro, y sino, al propio Gert.

- Si sobran, agradecería más de la energía de ayer. La que contenía el cofre de la prueba por superarla en poco tiempo- me rasqué la nuca, ligeramente avergonzado-. He gastado demasiadas energías en la prueba. Quería hacerla bien, y temo no dar la talla ahora.

Claro, que muy lógico sería que no pudiese darme un poco de... eso. Tenía el alma y el cuerpo a niveles de potencia preocupantes, pero bastaría para intentar sobrevivir. Lo mínimo que podía hacer era intentarlo. Quizá otros necesitasen armas mejores, o protección, pero yo... en principio sólo quería estar a pleno rendimiento. Tenía todo lo que precisaba para combatir y defender el seno del hogar, o eso pensaba.

La forja es un hervidero en esos instantes y es que si no hay armas no pueden defender ese lugar. El calor que desprenden los hornos es sofocante, pero se mantiene de pie y sin moverse un poco esperando a que Dama les de sus órdenes y a que Gert les de su equipación, si es que la necesitan para la misión que reciban.

Los otros llegan después de ella y solo les dedica una leve mirada de reojo para luego volver a mirar al frente, al trabajo de Gert con el martillo golpeando el incandescente metal. El metal no es que le guste mucho, pero el fuego ya es otra cosa y le atrae bastante.

Kalth entró y solo puso una ligera mueca de molestia por el calor intenso que había en la forja... empezaba a entender porque era Gert el encargado de esa función.

Según Gert terminaba de moldear los nuevos edificios se escuchó un silbido brutal, como de acero al rojo blanco al introducirlo en el agua. Tras ese sonido se comenzaron a escuchar unos gritos agudos... como de aguila, pero más agudo, que da la sensación de una tiza chirriando en una pizarra.

En ese momento se comenzó a escuchar una voz, como un susurro que surgiera de la misma forja, era Dama.

-Alumnos en pruebas, ya tengo vuestra posición. Tenéis que defender la forja mientras Gert termina de moldear las defensas. Una vez termine estaréis bajo sus órdenes, el os dirá donde iros y colocaros. Es vuestro mando ante todo. Buena suerte. Tenéis acceso a las armas que os quiera dar Gert.

Tras esto se acalló esa voz y comenzaron a sonar explosiones. Se veían unos rayos de color azul atravesando el cielo, y esos chirridos agudos resonaban de nuevo.

Gert se dió la vuelta- esta bien, tenéis acceso al equipamiento de agentes al completo, pero no es gratuito, son puntos para vosotros. Como antes, creo que podemos hacer un arma madre. Es un arma que puede ir siendo mejorada con el tiempo, no es como el Jürgeneth, que evoluciona y crece por su parte, esto debería de mejorarlo yo o cualquier otro maestro de la forja.

Se queda mirando a los alumnos- Aun falta Melfis, que ahora llegará, peor necesito que me digáis cuales son vuestras especialidades, para saber que función se os da mejor y como utilizaros para la defensa. Sí. He dicho utilizaros, no os engañéis, sois tan prescindibles como nosotros, aunque las marionetas son de fábrica y vosotros podéis acabar desarrollando granísimas habilidades... pero no por eso voy a poner la Forja en peligro. Esto es más importante que todos.

Tras decir esto se estira cuan alto es y, con los brillos de la forja parece estar el mismo en llamas- Podéis empezar.

Mi petición fue ignorada. Es lógico. ¿Qué importa de energía de Número XIII? Habría un XIV mejor en su lugar dentro de seis meses si yo caía. Era todo una cuestión de tiempo. Cierto es que a más energía mejor capacidad de combate, pero un crío de trece años en el último nivel de poder era de todo menos alguien en quien malgastar núcleos de energía.

Asentí a Gert, mirando de reojo a Alice. Era... interesante. Si bien Imperium era más importante que ella, La Forja, el lugar de donde habían salido Los Trece Refuerzos y mi Jugger no lo era tanto. Alice se había ganado una posición superior a la armería en mi jerarquía de prioridades.

Pero todo aquello quedaba muy lejos, ya lo vería a su debido tiempo. Ahora la misión era una; defender La Forja, y eso haría. Un soldado fiel capaz de caer por su Imperio debía centrarse en su misión, y olvidar lo demás. Aquella, sin lugar a dudas, era mi oportunidad de demostrar quién era y para qué estaba adiestrado. Era el momento de demostrar que no era un prototipo fallido más.

- Infiltración mediante Metamorfismo, Combate Aéreo, Resistencia, Versatilidad Temporal. Pero la cualidad principal es el Combate Cuerpo a Cuerpo- CC&C-. Daño rápido y concentrado.

Mis refuerzos habían sido forjados ahí, por lo que bien debían saber ya cuáles eran mis puntos fuertes, débiles y mi estilo de actuación. Todo era cuestión de recordarlo. Sin lugar a dudas algún tipo de escudo o un añadido a los refuerzos sería útil, pero un arma en sí misma no me serviría para nada, y ya tenía el Jugger como armadura corporal.

Claro estaba, no podía decir todo eso. Gert tenía que escuchar y asimilar las palabras de varias personas, por lo que más valía condensar la información esencial y limitarse a ella.

Sonreí ligeramente ante las palabras de la chica. Era una sonrisa tímida, porque no tenía mucha costumbra tratando con "los otros". O al menos con "otros" que no fueran profesores. 

- No hay problema - respondí con suavidad. - Debemos ayudarnos - añadí mirando de reojo a Lilith. 

No había dicho nada y podía ver que seguía herida, pero no invertiría mi energía discutiendo o peleando con ella. Lo mejor era centrarnos en el problema que se nos echaba encima. Miré a mi alrededor. El calor sofocante había hecho que empezase a sudar pero, de algún modo, el Jürgeneth lo hacía tolerable. 

Entonces escuchamos la voz de Dama dándonos instrucciones. La situación debía ser realmente mala para que encargasen a unos cadetes que ni tan siquiera habían superado las pruebas a defender la forja. Su valor estratégico fabricando más armas y defensores requeriría una defensa más apta. Nosotros eramos... niños. Si, puede que no pensasen en nosotros de ese modo, pero eso era lo que éramos. 

Respiré hondo mientras me concentraba. Me irritaba la actitud de Lilith, que aún en estas situaciones se negaba a colaborar o recibir ayuda. No podía confiarse en que si iba a caer avisase y, si no lo hacía, ¿cómo saber si la zona que guardase quedaba desprotegida? Además, estaba herida, por lo que podía caer antes. Eso la convertía en... el eslabón débil. Apreté los labios pero no dije nada en lugar de eso apreté ligeramente la mano de Smiley, como para darle confianza. 

Me inquietaba que nadie hubiera mencionado a Valeria. Entendía que Dama no lo hiciese, ya era significativo que se dirigiera a nosotros personalmente. Pero Gert había mencionado a Melfis, ¿por qué a ella no? Sentí una punzada que relegué a lo más profundo de mi mente. Después respondí a su pregunta, sin sorprenderme en absoluto de que nos considerasen herramientas. Nada nuevo ahí, nos lo habían dejado claro desde nuestra creación y aunque no lo compartiese, no había nada que pudiera hacer para cambiarlo. No, a nadie le importaba que fuésemos personas. Lo único nuevo era que incluyesen en ese tratamiento a los otros. 

- Investigación. Magia de esencia y Telepatía. - respondí con la misma voz suave - Me ayudaría conocer la naturaleza de la amenaza, ya que tal vez pueda preparar una defensa mágica. ¿Es mecánica, orgánica o espiritual? - pregunté. 

Me planteé usar la detección psíquica para ver si podía localizar e identificar a los atacantes, aunque sospechaba que mi telepatía sería inútil. Pero no perdía nada por preguntar, la información sería mucho más útil que cualquier arma. Luego empecé a acumular zeon, necesitaría un escudo mágico y puede que algo más, como invocar espíritus o nuevos animales...

Escuché atentamente las órdenes de Dama. Eran lógicas ya que si caía la Forja, no tendrían armas suficientes para proteger ese lugar ni tendrían los elementos necesarios para forjar mas armaduras ni las defensas de ese lugar. Bueno, que era una orden basada en la lógica, aunque no tenía mucha lógica que le diesen ese privilegio a un grupo de novatos que no habían pasado ni las pruebas aun.

-Magia y subterfugio.

No tenía nada más que decir ante la pregunta de Gert ya que creí que él era lo suficientemente entendido de ese tema como para darme el arma que mejor se adecuaba a mí. Seguramente algo ligero y que me permitiese moverme con facilidad pues si el arma pesase mucho no podría ser lo suficientemente silenciosa.

Hice un esfuerzo por entender lo que se me decía aunque todo sonaba a lo mismo. Si hubieran dicho directamente lo que teníamos que hacer sin florituras ni falsas amenazas Gert habría podido usar ese tiempo para seguir con la Forja para que no cayera.

En fin.

_{^{-Combate con arma cuerpo a cuerpo}-}musité en voz baja, entonces miré a Kalth-iagos y cogí aire para alzar la voz- Rei y Kalth-iagos, cuerpo a cuerpo.

Ya sólo quedaba obedecer órdenes... y que pasara lo que tenía que pasar.

Asentí ante lo dicho... al menos podría hacer algo interesante por aqui y darles una buena función de grupo.

-De acuerdo, vamos a hacer lo siguiente, quiero a Lilith avanzando un poco por el norte, explora como vanguardia, en cuanto veas algo o algún tipo de concentración de enemigos o alguno intentando acercarse con sigilo dímelo. Rei, lo mismo hacia el oeste. Avanzad unos cien metros y aguardar instrucciones.

Me giré hacia Trece y Kalth-iagos- Vosotros dos os quedaréis aquí, defendiendo el lado este y el sur. Alice se esperará a que llegue Melfis y se quedarán aquí. Vosotros solo atacaréis cuando Lilith o Rei den la señal de ver algo en concreto. 

Me dirigí hacia un baúl y saqué un par de cilindros y le dí uno a Lilith y otro a Rei- si véis algo peligroso avisarlo dando un golpe seco por uno de los extremos, da igual cual.

Entonces cogió varias armas, del mismo estilo que las que utilizaban en los entrenamientos y se las da a Lilith y Rei- espero que tengáis cuidado. Poneros en marcha.

Oído soldado.

Me elevé en el aire un par de centímetros más, despegando del suelo con el único objetivo de poder colocar los pies en horizontal, entrelazándolos. Ahí, suspendido en el aire como si me hubiese sentado sobre él, sin cerrar los ojos, pues necesitaría todos mis sentidos por lo que nunca se sabe si podía pasar, comencé a meditar.

Dejé que las pequeñas líneas de Ki surgieran por la mano derecha, surcando el aire hasta la derecha. Y de vuelta.

Azul a la derecha.

Verde a la izquierda.

Dorado a la derecha.

Violeta a la izquierda.

Era una forma como otra cualquiera de calentar energías para no estar oxidado jamás. No sólo cumplía con la función de relajarme y darme algo con lo que abstraerme de cara al combate, sino que me permitía forzar la regeneración de las energías perdidas. No serviría para la energía física, pero el Ki se regeneraría, aunque sólo fuese un poco.

Miré de reojo a Alice, estando en aquel estado de paz en medio de la locura. En cualquier segundo me podían indicar que saltase a puño desnudo contra algo, y debía estar preparado, pero eso no quitaba que tuviese que mantener la calma.

Un soldado nervioso era un soldado muerto.

Mientras tanto, centrado en la tarea de estar en la mejor forma posible para el combate, me limité a sonreír a mi amiga. Un soldado bobo pero con buen corazón, haciendo lo único que sabía en resumidas cuentas.

Asentí con solemnidad y puse rumbo al oeste dedicándole una última mirada a Kalth, deseando con todas mis fuerzas que no le pasara nada. Aferré el cilindro y me deslicé esquivando a las "abejitas atareadas" que se movían sin estorbarse como si de una coreografía terrible se tratase.

Saliendo caminé sin molestarme en tomar mi forma natural , agazapada y pisando sobre la punta de los pies, apoyando en ellas el peso antes de apoyar el resto del pie, adelantando el otro pie cuando apenas había asentado el otro, dedicando miradas furtivas a mi alrededor, no sólo para controlar los movimientos que se sucedían en las proximidades sino también para tener controlado hasta el último rincón que podría aprovechar en caso de necesitar cobertura.