Partida Rol por web

El descenso en la oscuridad, como era de esperarse, resulta difícil. La colina esta bien cuidada, pero en los engañosos juegos de sombras los desniveles son invisibles. Ambos tropiezan y dan de bruces con el suelo en distintas ocasiones, revolcándose montura y jinete por igual. No se hieren demasiado, pero al  llegar abajo todos lucen nuevos morados y manchones de hierba. Es un milagro que no se hayan desnucado o que los caballos sigan sanos.

De cerca, Drusilla ahora puede ver mejor las fogatas que rodean al pueblo. La primera se encuentra junto a la calzada que une la aldea con la fortaleza, y las demás espaciadas a unos 100 metros, bastante regularmente, cubriendo las calles que salen al descampado.  En todas ellas hay hombres armados montando guardia. Por descontado, no son de los soldados de Swift.

Le hice un gesto a mi compañera indicando que debíamos ir en dirección al molino, procurando no avisar de nuestra presencia a los que se encontraban a nuestro alrededor...

Casi por instinto Dru empezó a avanzar sigilosamente. Habían montado un perímetro bastante fuerte. Cada vez entendía menos qué pasaba... Miró a Gaheris y asintió. 

El molino se encuentra a oscuras, sin una luz a la vista ni en el ni en la granja cercana. Resulta sencillo una vez se alejan de la ciudad, divisar la mole en los campos, pero no por eso es un camino fácil. En la oscuridad no pueden ver ni a 10 metros de ustedes y por ende los caballos tropiezan y se tambalean a cada paso. Pero encender una antorcha les delataría indudablemente... asi que no queda de otra.

De alguna forma logran arreglárselas para llegar al lugar sin tropiezo. La puerta del recinto se encuentra abierta, un pozo de negrura que apenas destaca en los muros de madera, mientras arriba las rechinantes aspas son el sonido imperante de la noche. 

Miré a Dru y le pregunté, en voz baja:

- ¿Podrías acercarte a la zona del molino de manera sigilosa y asegurarte de que no haya nadie aechando en el interior ni por lo alrededores?.

Dru entregó las riendas de su caballo a Gaheris y comenzó a avanzar lentamente hacia el molino. Sus pies se deslizaban con cuidado, su respiración estaba controlada. Aquella extraña sensación de acecho la hacía sentir bien. La adrenalina que fluía por no ser vista era sin dudas un elixir. Sintió el frío del metal de su cuchillo mientras lo empuñaba suavemente, avanzando entre las sombras.

Con silencio digno de un gato Drussilla se desliza dentro del molino. El fuerte sonido de las piedras de molienda al rozarse la reciben… pero nadie mas. Por desgracia no se ve ni a dos pasos sin una luz y el sonido hace difícil percibir a nadie, dejándole solo el tacto para tantear al frente su camino.

Así no es de extrañarse que a pocos metros se tropieces con algo blando, un saco probablemente.  Su agilidad te permite recobrar el equilibrio enseguida, pero casi junto a el vuelve a pisar otro. El lugar parece un desorden.

En eso, un ligero gruñido, casi animal, suena muy por lo bajo.  Pero no logra ubicar de donde proviene…

-Hrrr…

La oscuridad del lugar era bastante desesperante. EL extraño sonido alertó los sentidos de Dru, que retrocedió un par de pasos sobre sus pasos y se agachó en total silencio esperando oir algo mas, con su cuchilllo listo para tajear las sombras.

 Esperamos pacientemente y alerta a cualquier señal que nos indicase si podíamos seguir adelante o por el contrario, que había alguna clase de peligro...

Nada.

La oscuridad no permite divisar nada. El sonido se repite un par de veces mas. La segunda, terminando en una especie de ahogado gorgoteo, como una cañeria tapada que intenta librarse de la basura.

Entonces una palabra lo reemplaza. Una que ambos han escuchado muchas veces. 

-a..A…ayu…da… +murmura la oscuridad. Pero ni Gaheris afuera, ni Drussilla entre los bultos, logran ubicar el origen de la voz. Aunque a esta ultima le parece provenir de algún lugar a su derecha.

El pedido de ayuda llama la atención de Drusilla. Un leve silbido salió de su boca, llamando a Gaheris. ¿Acaso estaría viva Tayla?

- Háblame, háblame así puedo encontrarte... no te puedo ver, háblame.

Hice un gesto a mis hombres para que esperasen y avancé despacio, tratando de no hacer ruido, mientras procuraba a cercarme a Drusilla y localizar a la fuente de la voz...

-a...a...yu...da...

El balbuceo vuelve a repetirse, y si, viene de algun lado a la derecha, pero no es lo bastante fuerte como para ubicar la fuente. De hecho parece estarse debilitando.

Gaheris ahora si lo escucha, cuando se aproxima lo mas discreto que puede al llamado de Drusilla, pero el no tiene mayor suerte en ubicarlo en la densa oscuridad del molino. Ni siquiera en encontrarse con ella. O prenden una luz o se ponen a tantear en las tinieblas a quien pide auxilio... 

Había que encontrar aquella voz pronto. Tratar de sacarla a la luz de la luna para curarla, o al menos escucharla. Dru se agacho sin soltar su cuchillo y comenzó a tantear el piso por donde venía el sonido.

- Necesito que vuelvas a hablar, podemos ayudarte, guíanos.

Miré a mi alrededor, tratando de localizar la fuente de la vo, al mismo tiempo que trataba de estar seguro de que todo esto no era una trampa...

Gaheris no puede otear nada; la oscuridad total vuelve inútil su visión. Sumado al silencio, el molino se torna un lugar ominoso, dado que las sombras pueden ocultar cualquier cosa.

El sonido no vuelve a repetirse, pese a la insistencia de Drusilla. A esta no le queda otra que gatear tanteando. Tras un par de metros, la fortuna le sonríe y logra dar con lo que parece ser un pie! Frio y tendido en el suelo, como el resto del cuerpo al que pertenece.

Pero no es lo unico que encuentra. También, el aroma familiar de la sangre finalmente llega a su nariz. Aquel bulto blando tiene esa peste en él... pero no es el mismo con el cual tropezara antes..