Partida Rol por web

- Encontré a alguien. Cierra la puertas y enciende una antorcha, necesitamos luz.... Eso o sacamos los cuerpos para verlos con la luz de la luna. Parecían no tener muchas mas opciones. Con las puertas cerradas del molino podían seguir escondidos, quizás.

 Me apresuré a hacer lo que Drussilla me había dicho, con sumo cuidado y sigilo, esperando poder echar algo de claridad sobre todo este maldito y tenebroso asunto...

“Encender una antorcha” se dice fácil, pero encontrarla en la oscuridad es otra cosa. No obstante, es un molino y hay mucha paja en el suelo con la que improvisar,  por lo que resulta una alternativa lógica prender un pequeño montón para iluminarse y luego buscarla.

Luego de unos instantes para habituarse a la vacilante luz, mientras Gaheris mira por una antorcha, Drusilla se encuentra observando el cuerpo que acariciara… Es una campesina. Su piel desnuda hasta la cintura cubierta de suciedad y golpes, las piernas entreabiertas y el pecho desgarrado dan cuentas claras de cual fue su destino. Tiene los ojos muy abiertos, vacios de toda vida, asi como un corte en el cuello que llega hasta el esternón, del cual se ha escurrido la sangre que oliera.

Pero no es la única. A la luz de las llamitas, otros bultos toman formas en los recovecos de viejo molino, en distintas posturas…  Una escena que recuerda claramente días pasados de la mercenaria, pero mas cruel que muchos de ellos. A veces, lo mejor es no ver...

 Miré sobrecogido la horripilante imagen que hay ante mí:

 - Por todos los dioses...

 Tuve que hacer gala de todo mi autocontrol para no vomitar. Puedo ser un mercenario, pero nunca entenderé como alguien puede hacer eso a otro que se encuentre indefenso.

ientos de imágenes llegaron a la cabeza de la morena. Imágenes de viejas epocas, de cuando era pequeña y era abusada por no saber defenderse. Su boca recordó el gusto salado mezcla del sudor de algún cuerpo sobre ella, y de las lágrimas que vertía. Apretó los puños con fuerza. Aquello era demasiado. Alguien pagaría por ello.

- Había alguien vivo, busquemos, necesitamos saber el responsable de esto...

Es la misma arquera quien nota, a un par de metros a su izquierda, que uno de los cuerpos aun tiembla espasmódicamente, aferrándose a la vida. Su vientre abultado da cuenta de que se trata de una mujer embarazada; ni eso le ha excusado de formar parte de la “fiesta”.

Al aproximarse, descubre algo más. El rostro de la mujer esta medio tapado, por el pelo pegoteado con sangre, pero aun así resulta vagamente familiar… Es la amante de Gaheris!

Entre toda la masacre finalmente logró divisar un cuerpo con vida. La mercenaria, con los puños aun apretados se lanzó hacia, allí pero se frenó en seco un segundo. Miró a su compañero y apenas pudo hablar:

- Gaheris, es... ven... Juntó fuerzas, respiró hondo y se arrodilló detrás de la mujer. Levantó la cabeza de aquel cuerpo al que poca vida le quedaba y lo puso sobre sus rodillas, mientras le quitaba los cabellos de la cara. Sus manos se llenaron de sangre, de sudor, de tierra...

- Quie... sus palabras se clavaron en su garganta. Tardó unos segundos en poder volver a hablar. Quien les hizo esto? 

 Me acerqué a ver lo que había encontrado Drussilla... Y ojala no lo hubiera hecho, porque la imagen de lo que vi me perseguirá mientas viva.

 Me arrodille al lado de ella y le pregunté sobrecogido, mientras la cogía de la mano para darle fuerza, mientras luchaba yo mismo contra la desesperación:

 - ¡Aguanta, por favor!. ¿Quien os hizo esto?.

 Alguien iba a pagar por esto muy caro.

La mujer los mira, temblando ligeramente, mientras araña la paja del suelo. Sus ojos se humedecen, y gotea una vez más sobre sus mejillas manchadas, no por primera vez este dia, al reconocerlos. O quizás por recordar lo sucedido.

-ff… los… solda…dados…a...yu…da…+murmura lenta y quebradamente, haciendo un esfuerzo, mientras se lleva la mano al vientre con un gesto protector.+ mm…mi…be…be

Y el de Gaheris, aunque no hace falta añadirlo. Sin duda esta terriblemente herida y muy débil, pero a simple vista no la han apuñalado ni tiene otro daño serio, más que el golpe en el costado de la cabeza. Quizas sea posible ayudarla después de todo.

Las mangas de la camisa de mercenaria trataron de limpiar la frente de la jóven. - Los soldados de quien? Los que han venido ahora? Has escuchado algo?

Freno sus preguntas en seco, necesitaban respuestas, pero también necesitaban apresurarse si pretendían salvarla. Miró a su compañero, - La única ayuda posible está en el castillo, pero solo podríamos entrar por la puerta principal... si llegamos a lograr pasar por los guardias...