Partida Rol por web

Drussilla reflexionó unos instantes antes de volver a hablar.

- Podríamos también probar en el pueblo. No será lo mismo pero alguna de las viejas comadronas quizás pueda ayudarnos. Hizo una breve pausa. Aunque tenemos el mismo problema, debemos pasar por los guardias.

 - Drusilla, ¿te ves capaz de ir y traerla?. - Le pregunté, angustiado, mientras ayudaba como podía a la madre de mi hijo y me preguntaba que clase de bestia podía hacerle esto a una mujer embarazada.

Dru analizó por unos segundos todas las posibilidades. - Puedo intentar traerla si, pero no creo que sea lo mejor. Acá apenas podrá hacer algo por ella, sin agua, sin luz. Lo mejor es llevarla hasta el pueblo, allí la podrán atender bien. Además cuando amenezca si alguien ve esta masacre se pondrá todo muy tenso, podrían querer rematarla.

Tomó a la mujer por la espaldas para ayudarla a sentarse. - Escucha, se que dolerá, se que será difícil, pero tienes que hacerlo por tu bebé. Vamos a llevarte al pueblo a que te curen. Necesitamos que nos ayudes, pon todas tus fuerzas en ello.

 Miré a mi alrededor, buscando algo que pudiera servir para llevarla, como camilla improvisada o lo que fuera. Si murieran los dos, yo moriría con ellos...

La mujer asiente, pero su respiración es débil, la sangre aun le mana levemente y esta más que claro que caminar por su cuenta esta fuera de discusión. Con gran esfuerzo puede permanecer consciente todavía.

Entretanto, Gaheris encuentra muchos sacos vacios, seguramente de los usados para traer el grano; gruesos y fuertes, podrían servir como lona. Tambien hay un par de barras con espigas, de las usadas para limpiar los dientes del molino. Entre los 3 se puede hacer una tosca camilla improvisada.

 Rapidamente, comienzo a montar la camilla improvisada, esperando que podamos llevarla con ella al pueblo sin ser vistos por ningún guardia...

La daga de Dru salió de su vaina para cortar tiras de sacos y usarlos como cuerdas. Podían hacer una camilla, con lo que tendrían alguna posibilidad de trasladar a la mujer. El camino sería difícil, entrar en el pueblo mas aún, pero había esperanzas.

No tardan mucho en improvisar una camilla burda, donde acomodar a la lisiada. Tendrán que llevarla entre ambos y ocupar sus manos, porque huelga decirlo seria demasiado dejarla a la rastra de solo uno de ustedes. También deberán abandonar los caballos aquí; de todos modos no ayudarían en nada si quieren colarse discretamente al poblado.

Sera una larga caminata en la oscuridad, hasta el cerco de fogatas. Buen tiempo para hablar de lo que harán entonces para pasar en silencio, y buscar una curandera si logran su objetivo. Ademas... ¿que haran con todos los cuerpos? ¿que se esconde detras de tal carniceria?

Dru cargó su parte de la camilla mientras Gaheris hacía lo propio. Serían unos cuantos kms dificiles, pero si había una chance valía la pena. Miró a la mujer:

- Puedes decirnos algo mas? Recuerdas algo que nos de una pista? Por que hicieron esto?

La pobre mujer va en la camilla, gimiendo lo más quedamente que puede cada movimiento brusco que dan, y no parece estar muy consciente. En todo caso, hace lo posible por responder, pese a que cada palabra la agota más y mas.

-N…nn…o…  Solo…nos…nos... Dije..jeron…que…e...era..eramos… trofe…oss…

Tose quedamente y se queda jadeante, intentando recuperar el aliento perdido por el esfuerzo.

 Trato de aguantar la rabia, mientras seguimos caminando. Al mismo tiempo le susurro con dulzura:

 - Tranquila, resiste, llegaremos muy pronto...

 Y que los dioses ayuden a los responsables de esto...

Adelante, la disposición del pueblo no ha cambiado. Las fogatas con los guardias rodean el mismo, separadas unos 100 metros una de otras y ubicadas frente a calles salientes de la aldea. Al menos en el par más cercanas, hay 5 hombres en cada una, aunque no todos vigilan; algunos duermen, sin duda alternándose las guardias.

¿Cómo intentar atravesarlo? ¿Por el medio, buscando el amparo de las penumbras, o quizás confrontar a uno de los grupos directamente?

En eso, un sonido rompe la noche. El tañer de la campana de la fortaleza. Lento, pesado, llena con sus notas el vacio tranquilo del Maizal… Algo esta ocurriendo allá arriba de la colina!

Miré a mi compañera, tras escuchar la alarma, preocupado, y le dije: - ¿Puedes ir a ver lo lo que sucede?. Yo me quedaré aquí con ella.

Las repentinas campanadas casi hacen que Drussilla trastabille y caiga junto con la camilla y la mujer. Una sombra se pasó por sus ojos. Finalmente tenía razón.

- Mierda! Ese bastardo debe estar intentando tomar el castillo... Mucha distancia entre el pueblo y el castillo...

- Quizas las campanas creen caos y podamos entrar al pueblo mas facilmente. Divagó la mercenaria insegura.

Mientras la pareja divaga, los guardias de los puestos comienzan a despertar, y de inmediato a equiparse. Se calzan armaduras y empuñan lanzas, preparandose para la lucha o para lo que sea...

Entretanto de algunas viviendas tambien comienzan a surgir luces, y gentes asomandose. Pero la vision de los hombres armados los retiene en su lugar, simplemente observando hacia la fortaleza de donde brotan las campanadas y murmurando desde las ventanas...

 Procedimos a buscar alguna granja donde pudiéramos dejar a nuestra convaleciente a salvo y poder buscar ayuda para ella y también averiguar que estaba pasando, aunque me lo podía imaginar...