Partida Rol por web

El bendito silencio fue roto de repente por la inexorable voz del guardia. Poco había para hacer. La adrenalina tendría que actuar. El "Vamos" de su compañero fue acompañado por una rápida reacción en el cuerpo de Dru que se aferro a la camilla y comenzó a correr con fuerza.

No resulta nada sencillo, puesto que con la carga no pueden correr y al atravesar el estrecho pasaje, sucio y embarrado, se vuelve una decisión cuestionable aceptar esta demora. En cambio los soldados si se mueven deprisa; apenas logran llegar al otro lado, cuando los primeros guardias asoman por el extremo exterior. Una saeta golpea contra la armadura de Gaheris sonoramente, por si no quedara claro que la persecución se aproxima.

La calle donde arriban es una de tantas secundarias del pueblo, apenas mas ancha que un carro. Se encuentra pobremente iluminada por las luces de las casas, incluso puede decirse que menos que el exterior, pero tampoco deja muchos lugares a donde esconderse. Unos 40 metros a vuestra derecha se encuentra la via mas próxima que va hacia el interior del poblado. Pero a este paso, mucho antes de que la alcancen los soldados vendrán por el pasaje…

 Sabía que era arriesgado, pero a estas alturas no había otra alternativa. Señalé la zona que se encuentra pobremente iluminada por las luces de las casas y susurré a mi compañera:

 - Por allí...

Avanzan pese a todo hacia la esquina entre las penumbras. Mas, como era de esperarse, los soldados comienzan a salir por el callejón antes de siquiera estar a un tercio de camino. Siendo las únicas figuras en la calle, les resulta sencillo detectarlos…

-ALTO! +es la voz pronunciada, al tiempo que un par de saetas surcan la noche. Pese a la dificultad adicional de disparar en las penumbras, una de ellas impacta en la cota de Gaheris, aunque no lo bastante fuerte para penetrarla del todo.

Al menos hay un par de arqueros en el grupo, mientras el resto empiezan a trotar detrás de ustedes. Son mas veloces y sus armaduras son ligeras... seguro les alcanzaran en pocos momentos...

Dru frenó en seco, bajo su lado de la camilla y alzó sus manos. - Alto, no disparen! Traemos un herido de gravedad, necesitamos ayuda!!!

Sin la cooperación de Drusilla, la pareja es rápidamente alcanzada y rodeada. En principio por una patrulla de 4, mientras otros se aproximan. No obstante, atendiendo al pedido no les disparan, aunque desde luego los soldados no bajan las armas tampoco. Uno de ellos se aproxima y los ilumina con una antorcha, estudiándolos con gesto frio. Probablemente alguno de los jefes de patrulla.

-Gente de los serf... +masculla en tono agrio tras una breve pausa, al parecer reconociendolos. Su mirada desconfiada pasea por la mujer herida y la figura marcial de Gaheris+ ¿Por qué se saltaron la queda y de donde sacaron esa mujer?! Explíquense ahora!

- Por favor se está muriendo necesita ayuda urgente. No tenemos tiempo! Hizo una leve pausa, y miró al piso. Al volver a subir la mirada su rostro se había transformado. Se acercó al jefe de guardia y jugueteó con su dedo indice en el filo de la espada. Supongo que me conoces, soy dueña del burdel. Si nos permites seguir ahora, esta noche una de mis chicas te atenderán muy bien... o quizás dos, o tres de ellas... las que quieras...

El hombre parece considerar la propuesta un momento, y lentamente asiente. Después de todo ya muchos de los que no están de guardia se han paseado por el burdel del lugar y el rumor de las atenciones es cosa sabida.

-De acuerdo +murmura quedamente, para luego retomar un tono más común+… pero pueden darme la explicación de porqué no acudieron a nosotros enseguida mientras vamos a tu local. Y también de que demonios pasa en el castillo... Síganme. Soldados!

Al dar la orden, un par se destacan y enseguida se ofrecen a tomar las angarillas de la improvisada camilla donde llevan a la herida, (si Gaheris cede la que él toma). El asunto parece calmado por ahora...

 Estoy tan sorprendido por lo que acaba de ocurrir, que dejo que lo soldados cojan la camilla sin más. A continuación miré a Dru, con la boca abierta, antes de seguir al resto del grupo...

Había funcionado... Dru todavía no lo podía creer, había funcionado, al menos una vez no tener que matar. Aquella sensación era rara, no podía dejar de pensar en desenvainar, pero al parecer no lo necesitarían.

- Para ser sinceros no sabemos qué demonios está pasando en el castillo, pero lo averiguaremos apenas la dejemos a los cuidados de alguien. Salimos de allí con la intención de ver qué estaba pasando aquí, cuando en el camino nos encontramos con ella... pensamos que estaba muerta, pero nos dimos cuenta que aun respiraba y decidimos ayudarla. Luego comenzaron a sonar las campanas, no entendemos qué esta pasando...

-Mierda… espero que alguien lo sepa. No nos estamos enterando de nada aquí! +gruño en tono molesto el soldado, mientras el pequeño grupo se abría paso por las calles hacia el centro de Maizal.

Al llegar, pueden notar que los muertos que hoy “decoraban” la plaza ya no están, y en su lugar se ha montado un improvisado campamento menor, replica del que se halla en las afueras. Los tenderetes del Mercado se han convertido en tiendas para los soldados que han quedado apostados. Segun parece, no son menos de un centenar, una fuerza que dificilmente habrian podido combatir los dos solos.

También pueden confirmar, como vieran desde lejos, que la taberna de Ogham y el burdel de Drussilla siguen funcionando pese a todo, atendiendo a los recién llegados a todo lo que da su capacidad. Incluso sin la madama presente, las chicas no han dudado en abrir bolsas y piernas a los soldados de Parren, aunque con algunas ausencias en el plantel. De los dos, parece ser el lugar más adecuado donde disponer un cuartito para la herida… Es improbable que se embarace de nuevo por acostarse en una sabana húmeda.

 Indiqué a Dru con un gesto que entráramos en el burdel, para encontrar un buen lugar donde dejar a la convaleciente y buscarle alguien que la atendiera. Después tendríamos que averiguar que pasaba en el castillo.....

Dru entró en el burdel y no tardó en organizar un poco las cosas. Se acercó a una de sus chicas y señaló a la embarazada y luego una de las habitaciones, para que la recibieran y fueran a buscar ayuda.

Nunca había visto el local tan lleno, en otro momento aquello hubiera sido una bendición, pero en ese momento incierto  en el que estaban, no podía disfrutarlo.

Pasó por la barra y tomó una botella de vino, luego se dirigió a una de sus mas experimentadas y le dijo unas palabras al oído. Finalmente se acercaron ambas al jefe de la guardia. - Siempre pago mis deudas... bienvenido a mi humilde burdel. Ella se encargará de que pases un rato MUY especial... Le entregó también la botella de vino.

El jefe toma la botella, y le da una buena ojeada a la chica. Sus hombres también están mirando la mercancía, ahora que se han librado de la carga, que pasa a uno de los cuartos.

-Todavía no terminamos la guardia… Más tarde, claro que volveré a cobrarme.  +declara en tono socarrón, distendiendo los hombros+ Por ahora me conformare con esto para aliviar la espera.

Chasquea los dedos, reclamando a los soldados atención.

-Hay que volver a los puestos. Formen!+los organiza, para luego volverse a Drusilla y Gaheris.+-Recuerden que el toque es hasta el amanecer. No sigan buscando problemas... Hasta luego. +se despide, saludando también a la chica de Dru con un guiño. 

Sus palabras plantean un dilema, puesto que faltan horas para que salga el sol. No podran regresar al castillo. Aunque bien puede que ya sea demasiado tarde.

 - Las chicas te esperarán con ansias, sin dudas! Una sonrisa lujuriosa se dibujó en la cara de la mercenaria por unos segundos, hasta que se marcharon los soldado, cuando automáticamente se transformó en su natural cara de pocos amigos. Se volvió hacia Gaheris. 

- Debemos volver al castillo, o al menos yo debo hacerlo. Tu puedes quedarte aquí. Retorno en unos minutos, saldré a ver si hay alguna guardia fácil de pasar. Quédate con ella mientras y decide si te quedas aquí o vuelves conmigo.

Dejó su arco sobre la mesa para salir lo mas sigilosa posible, aunque con arco y todo era un gato en las sombras. Antes de salir se dirigió a una de sus chicas. - Necesito oro, junta toda la ganancia de la noche y preparala. Tú tienen algo de oro encima Gaheris? Quizas lo necesitemos para pasar sin que nos maten... Luego salió.

 Pregunté a una de las chicas:

 - ¿Conocéis a alguien que tenga conocimientos médicos y pueda ayudar a esta mujer ahora mismo?.

Gaheris parece no tener encima ni un cobre y se queda con la preñada. Mientras tanto las chicas juntan la ganancia de la noche en poco tiempo, algo más de un centenar de monedas de plata, un saco pesadito. Con eso en tu cintura decides salir a la noche y a probar suerte.

Desde luego, es fácil moverse a solas, y la vigilancia dentro del poblado no es ni mucho menos tan dura como en la periferia; pero destacas quieras o no, ya que salvo los soldados que acampan en la plaza o rondan en los locales, no hay un solo campesino o ciudadano circulando, ni siquiera los habituales parroquianos de la noche. El mensaje de la mañana ha sido muy claro. Aunque al menos de momento nadie te estorba.

Arriba en el castillo la campana ya no suena, dejando el silencio ominoso caer.  Para llegar andando no es mucho trecho, incluso a pie deberías estar allí en un cuarto de hora, pero esta vez como abordaras el cerco? ¿Por las buenas o las malas?

Drusilla se va, y quedas a solas con la herida que ya más bien parece moribunda, además las chicas. Una morena que descansa de su último trabajo, se rasca la nuca al responderte con expresión apesadumbrada.

-Nadie que quiera salir de su casa con los soldados rondando… Mire afuera, no hay un  alma salvo por estos tipos. Supongo que nosotras podemos lavarle las heridas y ponerle compresas, pero no nos pida más. ¿Cómo termino así?