Partida Rol por web

Dubitativo me quedo mirando a los demás a la espera de sus reacciones. No puedo creer lo que veo. Se van a pelear por una maldita estupidez. Por la mujer que no tuvo redaños para la batalla. -¿Pero estamos tontos?-Pregunto con incredulidad.-¿Vais a pelear asi por las buenas? Conste que no me parece mal, pero creo que no son horas. Acabamos de combatir contra un ejercito sin flaquear. Lo minimo es una buena comida, una buena mujer y dar gracias a Tempus mientras la atravesamos con niestras lanzas... Si entendéis lo que digo. Asi estareis mas descansados y Tempus disfrutará de un combate más digno y vistoso.

Yo no estoy cansado -dijo Leonardo desplazándose hacia afuera de la posada para lidiar contra el brabucón que hacta hace un rato había sido un soldado de su bando - y parece que Norwan tampoco... será una justa lidia.

Desenvainó su estoque, por llamarlo de alguna manera, pues era un arma elfica, con un filo agudo que se diferenciaba bastante del estoque, y su daga, que realmente era una espada corta.

A rendimiento - acto seguido se puso en guardia mirando hacia Norwan.

A Ammaranza hacía ya un tiempo que dejaron de preocuparle las miradas lascivas, en el último año y medio había recibido para toda una vida, y en la gran mayoría de las ocasiones, que las lanzaba, era incapaz de aceptar una respuesta. Estaba seguro de que era el caso de aquel clérigo, con el que probablemente no tendría ni para empezar. Aunque por lo menos vigor parecía tener, seguramente sería otra decepción más.

No le prestó demasiada atención a las primeras palabras hirientes sobre Riso, básicamente se las merecía, pero estaba segura de que todos...mmm casi todos no pudo evitar mirar a Eralissa, se hubieran cambiado por él al principio de la batalla, pero al parecer Leonardo se había exaltado más de la cuenta y buscaba provocar el conflicto.

Abrió los ojos sorprendida cuando el hombre se dirigió a ella para que decidiera, y puso cara de “a mi no me mires”, es más, si hacía falta ella se iba a otra mesa y que viniera quien quisiera. Estaba demasiado cansada para tontería después de los últimos dáis que había vivido. Lanzó un suspiró, no podía creerse lo que estaba sucediendo, pero tenía la suficiente experiencia en tabernas como para saber lo que iba a suceder a continuación, así que se levantó en cuanto ellos lo hicieron.

¡Eh, vosotros! Les gritó lo suficientemente alto como para que fuera imposible que la ignoraran y se subió agilmente en la silla en la que estaba sentada hace unos instantes, sonriéndoles a ambos. Se llevó ambas manos al nudo que sujetaba su capa, deshaciéndolo hábilmente con dos dedos, y está cayó pesada al suelo con un ruido sordo. Probablemente estuviera captando la atención de alguien más aparte de los que a ella le interesaban en este momento, pero eso ahora mismo no le importaba.

Aspiró profundamente, extendió los brazos hacia ambos, su sonrisa se desvaneció y sus labios comenzaron a moverse...

La voz de Ammaranza inunda la taberna de punta a punta, y a pesar de no haber sido la mejor interpretación de la trovadora, la mayoría de los presentes se quedan ensimismados mirando como canta la semielfa. Por un momento la maravillosa voz de la mujer trastorna los sentidos de Leonardo y Norwan, calmando un tanto los ánimos de un momento de excitación innecesaria.

El siguiente trago de cerveza supo más refrescante, la comida supo mejor y las conversaciones más agradables. 

Estaba desenvainando sus armas cuando escuchó la dulce voz de Ammaranza, momento en el cual soltó el mango de su estoque y de su espada corta, que volvieron a su sitio, debido a lo bruñido del afilado acero élfico. No pudo evitar sonreir, y por un momento sintió como si en la música hubiera magia que quería fascinarle... Quiso dejarse llevar, pero entonces vio la fea cara de Norwan que le sacó del hechizo.

Respiró profundamente antes de actuar, se acercó a Norwan y le agarró del antebrazo para hablarle cerca - Tu amigo tiene razón, dejemos esta trifulca para otro momento, esta noche es para celebrar nuestra victoria contra los Gnolls, y Tempus no querría que mancharas una victoria con la sangre de tu aliado... dejemoslo pasar por esta noche... - Dio un paso para alejarse del clérigo pero antes se acercó un poco más para hablarle solo a él. - Pero esta proposición se mantiene en pie, si mueres antes, mi bota perseguirá tu culo hasta el otro mundo.

Caminó de nuevo hasta la mesa, tomó la silla que Norwan había tirado al suelo, y luego se sentó en la silla en la que se había sentado anteriormente, mirando hacia Ammaranza. Cuando se cruzaron sus miradas, le sonrió y movió los labios como pronunciando un "gracias" inaudible.

Norwan había comenzado a salir detrás del amanerado leonardo cuando la elfa se subió a la silla. Aún con el arma agarrada escuchó la canción sorprendido pues era bonita, tanto como que una ramera de taberna habría sido rifada entre el tumulto formado. Cuando ésta terminó Norwan se dio cuenta de que algo en los ojos de leonardo había cambiado, su llama se había apagado y el ambiente se había enfriado. Como su padre hace ya años le había enseñado, era más difícil encender una llama apartir de las cenizas que desde cero por lo que se dio cuenta de que ahí no iba a suceder nada más. - Bah!- dijo volviendo a por una cerveza - Cuando quieras volver a lucirte ante unas mozas me avisas.

A tempus le daba igual de quien fuera la sangre mientras fuera digna de él, esos afeminados ignorantes no sabían nada de dioses y menos del que de verdad valía la pena. Prefirió no seguir pues ahora la cerveza tenía un cariz melancólico hacia la mujer que no pudo tener y la muerte que aún no lo había alcanzado.

Una leve sonrisa aflora bajo las comisuras de mis labios. La dama y su canción han salvado al espadachín... por el momento. 

-Bueno, disfrutemos de la cena y la canción por esta noche.-Añado tras las palabras de Norwan.-Para todo hay tiempo.

Acto seguido, me dedico a dar cuenta de mi cena con cierta avidez. No todos los días escapa uno de la muerte aunque lo cierto es que para mí empieza a ser una sensación habitual.

Todo pasa tan deprisa que ni siquiera tiene tiempo para reaccionar. Afortunadamente, Ammaranza parece mucho más atenta y termina con la incómoda e innecesaria situación calmando los ánimos con su maravillosa voz. Después de un combate es normal que la adrenalina te juegue malas pasadas, por lo que comprende las ganas de seguir peleando de Norwan y Leonardo. Ella sin embargo ha reaccionado de otra forma. Parece ausente, como si el combate hubiese atrofiado sus sentidos.

- Buen trabajo - felicita a su compañera con una sonrisa cansada - Sin duda es el momento perfecto para que tomemos esa copa de vino - Hace una pausa mirando a los ojos de Ammaranza - Sabes que nunca bebo alcohol, pero la ocasión y la compañía lo merecen

La actuación de Ammaranza habría sido inútil si no hubiera sido porque Leonardo se había querido engatusar, sin embargo la trifulca entre los dos estaba lejos de acabar. El ambiente en la taberna se fue relajando según la tarde se fue convirtiendo en noche, para entonces Riso había encontrado algo en lo que entretenerse en un pequeño libro de canciones. Según cayó la noche, la taberna se vació, quedando solos los guerreros que habían salvado la ciudad, con la cuenta pagada, y hablando de nada importante...

La hora de dormir llega con premura, y muchos aún no han encontrado un sitio donde dormir, y el día siguiente deparaba muchas cuestiones ¿Qué hacer? ¿Hacia dónde dirigirse?¿Puede seguir como uno solo un grupo tan dispar? 

No con poca cerveza en el cuerpo, Norwan comienza a cerrar los ojos delante de la barra y es que la noche había llegado. Dándose la vuelta miró a los que quedaban, tanto las dos mozas como los otros 3 seguían ahí cada uno con sus propios pensamientos y fantasmas. - Tabernero donde se puede encontrar una piltra decente? o es que nos van a dejar en la calle! Siempre me puede acompañar una mujer si tiene frío en las noches oscuras JAJAJA - No creía que estas potras sin domar fueran a aceptar pero nunca estaba de más hacer la oferta. Había alguna otra forma mejor de terminar un banquete aunque fuera de cerveza aguada y comida algo seca?

La pregunta ahora era que hacer mañana pues su dios le había prohibido seguir a los magos a la batalla contra los caraperros mal olientes pero no le había marcado otro camino. Aún no era suficientemente fuerte como para volver a su tierra por lo que eso estaba descartado... así que sólo le quedaba andar un camino que le hiciera fuerte con la palabra de tempus en la mano.

Yo solo tengo una habitación, que ocupa un mercader desde hace unos días, así que a menos que quieras dormir en el suelo al lado de la chimenea, en cuyo caso puedo hacerte una generosa oferta, el burdel tiene habitaciones de sobra estos días, y allí se hospedan las gentes que están de paso aun sin necesidad de otros servicios. - El posadero comenzaba a tener rasgos de un sueño que le obligaba a bostezar y a parpadear torpemente de vez en cuando.

Si Aardoniel hubiera estado aquí, me habría tenido ensayando durante una semana.

Su voz no había sonado como siempre, pero que demonios, tenía la garganta seca, se había estado peleando con unos putos gnolls, no había comido y estaba cansada.

Para eso haberte callado, no mancilles el honor de la Casa

La oía en su cabeza, siempre criticándola, siempre echándole en cara cualquier cosa.

Ya me gustaría oírte si todavía tuvieras el sabor de la sangre en tus labios.

Aceptó encantada la copa que le propuso Eralissa será un honor dijo con una seriedad que no era fíngida, pues conocía la rigidez de sus costumbres, y era un detalle que se las saltara. No era el mejor vino, pero sabía mejor en su compañia. Durante un buen rato, estuvo departiendo con ella sobre los pormenores de la batalla, luego le contó que su intención era viajar a un monasterio que había a menos de un día de camino, para visitar a un amigo que habían herido, y más tarde seguía teniendo intención de ir a Alwin, pero claro, a la tercera copa de vino ya estaba contando alguna cosa más divertida sobre la ciudad de la que provenía.

Tenía que parar de beber, y tuvo que reunir fuerza de voluntad para hacerlo, le apetecía hacerlo hasta quedar inconsciente. Quizás lo hiciera, por eso al levantarse le pidió una botella al somnoliento posadero.

Tengo una habitación alquilada en el burdel le dijo a la mujer con la que compartía mesa si quieres puedes quedarte allí, o alquilar otra, como veas la voz se le notaba ya un poco chispada, no era la primera vez que Eralissa la veía propasarse un poco con la bebida, nada en comparación con sus planes más inmediatos desde luego yo pienso beberme toda la botella y no despertar hasta que... hasta que me despierte se suponía que debía saber manejar bien el lenguaje, pero ahora mismo no daba para más.

Miró a Norwan, sopesando por un momento su ofrecimiento, después miró el vino, luego a Norwan, y finalmente el vino lo siento, has perdido frente a la botella le dijo sonriendo, quizás en otra ocasión ganara, pero ahora estaba demasiado cansada.

Había estado durante un rato pensativo, y desde el altercado con Norwan se había cuidado de beber más de la cuenta por lo que pudiera pasar esa noche. No confiaba realmente en ninguno de los guerreros con los que se había sentado, tenían un comportamiento extraño, pues se juntaban como si fueran un grupo, pero no tenían nada realmente en común. También se dio cuenta que ese guerrero que estaba con Norwan, pintaba bastante poco en el variopinto grupo, pues se había adherido al mismo cuando la batalla empezó, y no le inspiraba confianza.

Por un momento le preocupó la actitud de Ammaranza, pero había encontrado en Eralissa a una amiga que de seguro la protegería cuando el vino hubiera echo estragos en ella. La idea de ir al burdel iba cobrando más fuerza y no tenía nada en contra de dormir en un refinado putiferio. Ammaranza era la única de ese grupo que le había preocupado, pero ahora que tenía a Eralissa para defenderla, podía continuar su camino hacia Cuatrocaminos.

Se levantó con un gesto elegante, sin hacer el menor ruido con la silla y se dispuso a marcharse no sin antes disculparse ante los presentes - Yo me retiro ahora hacia el burdel a pasar la noche, espero que el vino os brinde la felicidad que os ha arrancado el combate, buenas noches. - Hablaba para todos, pero sus palabras iban solamente dirigidas hacia Ammaranza, aunque solo él y quizá Ammaranza podrían saber esto.

Luego caminó lentamente hacia la puerta, y desapareció tras el umbral.

Norwan sonrió ante las frases del resto, a él le daba igual, no iba a dormir a un burdel para que le robara una puta ahora que estaba borracho. - Me quedaré ante la chimenea, ponme una botella de vino y ahí estaré. - Dicho esto se acercó a su futura cama - Mañana nos veremos si no os matan las putas jajaja.

- Entonces creo que compartiré la habitación contigo - contesta con una amplia sonrisa. No quiere dejar a la semielfa sola en su estado actual. Posiblemente necesitará ayuda a lo largo de la noche, aunque sea para vomitar o para que alguien le de agua. Sea como sea, se siente lo suficientemente cómoda con ella como para compartir habitación - Vamos, deja que te acompañe. Necesitamos descansar

La copa de vino que ha tomado le ha hecho efecto, y siente como su rostro le arde. No está acostumbrada al alcohol, y un simple vaso es suficiente para nublar levemente sus sentidos. En realidad ni siquiera le gusta el vino, pero sabe que a Ammaranza le hacía ilusión compartir una copa con ella. Después de aquel combate, se lo habían ganado con creces.

Eralissa y Ammaranza se levantaron para dejar la taberna y dirigirse hacia el burdel a seguir bebiendo y a pasar la noche. Mientras tanto Norwan se queda atrás para dormir en el suelo de la taberna, y Dovahkiin, seguía en la mesa sentado.

Dejáis atrás la retrograda mentalidad de Norwan junto con la taberna. Resultaba incluso gracioso aquel estereotipado individuo que aún tenía los pensamientos que tenían los viejos sobre las mujeres. Caminasteis hasta el otro lado de la calle, donde el ambiente cambió por uno más refinado, con adornos florales y arte élfico. Os atendieron mujeres, de seguro trabajaban como cortesanas en el burdel, pero que su trato era mucho más refinado y eran mucho más educadas que en las mejores tabernas de las más altas ciudades.

Subisteis las escaleras, para encontraros con Leonardo, que en ese momento bajaba las escaleras y os saludó con una leve inclinación de la cabeza y continuó bajando escaleras mientra vosotras subíais a vuestra habitación.

Las dos mujeres salen de la taberna, en el momento que el posadero sale de la taberna a desechar la basura del día. A su vuelta volvió con un papel el la mano, destinado a Norwan, que se lo dio con premura y en el que se leía con una estilizada caligrafía.

Mañana al amanecer te espero en la plaza más próxima a la puerta este de la ciudad para batirnos en duelo antes de que el sol se alce. - Leonardo.