Partida Rol por web

Ammaranza se dejó caer en el suelo, apotando la espalda contra la pared del burdel, estaba mareada, cansada y apenas podía moverse.

Nunca había estado en una batalla, miró su cuerpo cubierto de sangre, se mezclaba la suya con la de los gnolls, y le entraron ganas de vomitar, cosa que hizo sin poder evitarlo. Aún aferraba el arma, y a pesar de que ya no le era necesaria, no la soltó. Había consumido todos sus recursos y habilidades, y nunca pensó que podía llegar a sobrevivir tras empezar el combate.

Tenía una herida en la cabeza, y le ardían el costado y la pierna, el brazo casi no podía moverlo, pero eso era por cansancio, no por tener ninguna herida.

El miedo aún era mantenido a raya por los pocos resto de adrenalina que quedaba en el cuerpo de la semielfa, que miraba a la mujer que hablaba sin prestarle atención. Se preguntó como Akeelah y Eralissa mantenían el control y eran capaz de seguir haciendo planes, ella sólo quería un baño, una copa de vino y una cama.

Pero saldría de esta, y eso ya era algo importante, aunque aún se preguntaba como diablos había termiando luchando por defender una aldea de mierda llena de gente que no le importaba en absoluto. Las circunstancias mandaban en muchas ocasiones, pero la joven se dijo que nunca más deseaba verse envuelta en algo similar.

La batalla es tal y como la imaginaba. El caos reina en la aldea, los aldeanos reaccionan como esperé y corren de aquí para allá como pollos sin cabeza frente a los organizados gnolls... Habrá que hacer lo que se pueda.

Gritando el nombre de mi maestro me lanzo a la batalla acompañado de cuantos quieran seguirme. Mi aura permite a cuantos me acompañan dañar a sus atacantes al recibir el golpe, así que alguno de esos bastardos se va a llevar una ingrata sorpresa.

Tras horas de interminable combate, todo termina y la aldea vuelve a quedar en silencio. Hemos vencido... por ahora.

Acudo al burdel junto a los demás a comprobar el balance de heridos.

-Saludos.-Digo tras recuperar el aliento.-Agradezco tus palabras, pero esas bestias se reagruparan y trataran de atacar la villa de nuevo. Creo que deberíamos darles caza. ¿No creeis? ¿Los hijos del hielo permanecereis aqui para asegurar la defensa?

El silencio y la incertidumbre os ponían los pelos de punta, Akeelah había intentado buscar a las sacerdotisas de Yeenoghu, pero alrededor del grupo no había ninguna lo suficientemente cerca para ser detectada. Inmediatamente después de la toma de la ciudad, los jinetes hijos del hielo se dirigieron hacia las murallas para asegurar la ciudad... no eran más que unos cuarenta ojos para toda la villa, pero eran soldados disciplinados, bien formados y con una depurada técnica para asegurar la ciudad.

Os reagrupasteis, como no, en la puerta del burdel para hacer un recuento de los daños y hacer nuevos planes. Todos, salvo Akeelah estabais cubiertos de sangre de gnoll, un tanto sucios pero vestidos de gloria tras la resistencia de la insignificante villa.

Cuando estabais hablando entre vosotros, se acercó una cara familiar, vestida con armadura y ropas azules, Alana, la hija del Hielo con la que habíais hablado para ayudaros a mantener la villa intacta.

Habéis luchado bien y por una causa que no os concernía, sois gente de honor, y eso no se me olvidará - Hizo una ligera reverencia - La ciudad está segura de momento, hemos encontrado varias insignias de la garra roja, pero eso no nos aporta nada, puede que los gnolls mataran a alguna patrulla de los Garras Rojas... solo los dioses lo saben, puede que si que estén detrás del ataque y de la formación de los gnolls, pero de momento solo tenemos un grupo de gnolls fanáticos de Yeenoghu con ganas de guerra.

Los gnolls, aunque en clara mayoría, habían perdido y se batían en retirada. Por las puertas principales cabalgaba un contingente de unos veinte hombre, comandados por una  mujer, quienes avanzaban por las calles de la ciudad precedidos por una masacre muy luminosa, con orbes de colores con los que iban masacrando a los gnolls que se tocaban en retirada.

Los héroes que habían defendido la ciudad bramaban con una mezcla entre esperanza e ira tras la victoria, liberándose de la euforia de la victoria, mas súbitamente el aventurero que había acompañado a Norwan, Eralissa y Dovahkiin en la defensa de la puerta, calló de rodillas, muy malherido, perdiendo súbitamente el conocimiento y dando de bruces contra el suelo. 

No, vosotros ya habéis hecho todo lo que podíais aquí, si queréis seguir con nosotros se os dará un caballo si no lo tenéis podréis acompañarnos a investigar los hechos, pero nadie os obliga a continuar, daremos con la raíz de este asunto. -Alana hablaba  confiada tras la aplastante victoria. - Quien quiera venir, os aseguro que la tarea no será fácil y la recompensa no será gran cosa...

Cuando Alana acabó de hablar, fue cuando Herne se desplomó.

No se había movido, simplemente había hecho una revisión algo más exhaustiva de sus heridas, todas leves por suerte, aunque el corte que tenía en el costado quizás necesitara de atención mágica, una que por ahora ella no podía proporcionarse, así que se limitó a levantarse la camisa, arrancar un trozo de la misma y apretarlo contra la herida. Era consciente de que tendría que limpiarlo.

Dejó caer por fin su arma, en el suelo, junto a ella, y se sintió de alguna manera liberada, la tensión se iba disipando y la mente nublando, así que tuvo que esforzarse para prestar atención a la mujer que continuaba hablando. Haciendo un esfuerzo aún mayor, se puso de pie, se agachó para coger el estoque y envainarlo, y se acercó cojeando ligeramente hacia Alana.

Había gente mucho más capaz a los alrededores, y ella no buscaba recompensa ni gloria, así que recordó que seguía teniendo una habitación en el burdel, con sus cosas preparadas, allí podría descansar, e incluso tal vez darse ese baño o comer algo cuando la situación se normalizara dentro de lo posible.

Buscó con la mirada a Leonardo yo me quedo por aquí por lo menos un día más no pudo sonreírle porque no le salió. Luego se dirigió a Eralissa, y sus labios se movieron silenciosos, pronunciando la palabra "vino", y alzó el índice para indicando el uno, ella sabía lo que le debía, y le alegraba enormemente poder cobrar esa deuda, pues significaba que ambas seguían con vida. No deseaba que se fuera con los Hijos del Hielo, se sentía más segura con ella alrededor, pero conociéndola, seguro que intentaría ayudarlos a acabar con el "mal".

Si no contestó a Alana fue entendió que sus palabras no iban dirigidas a ella, en la batalla, no había buscado a ningún adversario, simplemente se había defendido de los que la atacaron, por lo que no sería más que un estorbo para guerreros mucho más capacitados. El sonido de un nuevo cuerpo cayendo la detuvo, pero por poco tiempo, tampoco podía hacer nada por ayudarlo.

Mis escasas heridas apenas si necesitan mucho mas que un vendaje para salir del paso y la acción natural del tiempo, pero si algo tengo claro es que no estoy precisamente cualificado para combatir a los gnolls en solitario.

La lider de los magos nos ofrece continuar junto a ellos, pero no me ofrece excesiva confianza ir solo en un grupo de magos tan poderosos.

-Yo no se que hacer.-Digo aproximandome a los demás.-Me gustaria continuar con vosotros, pues habéis demostrado ser un grupo de aventureros con gran pericia y habilidad, motivo por el que creo que podríamos hacer grandes cosas juntos en estas tierras. ¿Qué opináis?

Mi misión en estas tierras es evolucionar mágicamente para poder llegar a ser una gran maga en mi hogar, y es realmente una gran oportunidad el poder unirme a un grupo de magos de guerra, para aprender algo más de la magia, deberéis seguir sin mí... Espero volver a veros algún día.

Norwan aún estaba repleto de energía debido a la batalla aún sin concluir, seguía vivo, su dios Tempus aún no requería de su presencia en los salones y se había portado como un verdadero guerrero. - BUAJAJAJA les hemos dado una paliza a los cara perros ee!! - Mira a todos los presentes - Parece que las mujeres saben pelear por estos sitios jajaja Tempus os ha dado fuerzas a casi todas - De soslayo mira a la "límpia" - Yo me apunto muchacha aun quedan almas que matar en ese bosque y seguro que corriendo detrás de ese culo tan bien formado soy capaz de realizar mejores proezas.

su dios no le perdonaria no ir a una nueva batalla, no había tiempo para descansar.

- BUAJAJAJA A POR ELLOS MUCHACHOS - grita levantando sus brazos y su arma.

-¿Alguien puede ocuparse de este hombre?-Pregunto mirando a mi alrededor en cuanto me doy cuenta de que se ha desplomado.-No tengo ni la menor idea de como atenderlo, ni con magia ni sin ella. 

Norwan se acababa de dar cuenta del herido se había desplomado, con un bufido se acercó a él. - Si mi dios determina que ha luchado como se merece que así lo demuestre recibiéndo uno de sus dones, si no mi dios no hará nada por él. Dicho esto hizo una plegaria a Tempus levantando el hacha al cielo y luego bajándola hacia el cuerpo de herido.

De morros contra el suelo, pues a nadie se le había ocurrido levantarle o ponerle boca arriba, Norwan imploró por una bendición del dios de la guerra, y esta surgió un fuerte efecto en el hombre que momentos antes había saltado desde la empalizada hacia la puerta para evitar que esta fuera derribada y que los gnolls tomaran la ciudad, el cual inhaló su primera bocanada de aire y polvo, sobreviniéndole un ataque de tos del que pronto se liberó.

Apareció por la calle entonces Leonardo, como muchos otros, cubierto de sangre de gnoll, lo que representaba que realmente había intentado plantar cara a los gnolls y sus vestiduras eran testigo de ello. Muchos a penas habíais acabado de conocer a aquel hombre, simplemente sabíais que estaba con Ammaranza cuando llegasteis a la ciudad.

Estabas firmemente convencido en ir a darle matarile a los gnolls, cuando caíste en la cuenta que quizá no era lo que quería Tempus, al fin y al cabo es una misión en la que se embarcan un grupo de magos, casi veinte magos y ningún guerrero... no era realmente una batalla para el dios de la guerra, iba a ser más bien una exhibición de magia en la que un guerrero como tú no iba a tener ningún papel, es probable que tu verdadero destino fuera otro que aún está por revelarse.

La antigua compañía se había dividido, es probable que eso fuera una señal para continuar tu camino solo, buscar tu propio destino.

Se acercó con algunas magulladuras, limpiándose la cara con un pañuelo blanco, abundantemente teñido de sangre, el tal Leonardo, acercándose a escuchar la conversación, y viendo que el moribundo se levantaba con la bendición de Norwan, no pudo más que asombrarse de la rápida sanación del muchacho quien aún luchaba por levantarse. Se acercó y le agarró del hombro, para levantarle de un fuerte tirón.

Muy... Muy buen combate a todos, os habéis ganado una cerveza. Vamos a la taberna, supongo que allí nos invitarán... más les vale.

Tosió como si hubiera tragado una montaña de polvo y cuando por fin acabó su ataque de tos se incorporó - Gracias - dijo en general, sin saber quién había sido realmente quien le había curado - Contad conmigo Alana, los gnolls me tuvieron cautivo y es mi obligación combatirlos hasta el final, hasta las últimas consecuencias.

-Sea pues.-Digo asintiendo.-Acabemos con ellos por lo que han hecho a estas tierras y a sus habitantes. Una vez hayamos terminado con la amenaza podemos buscar su origen y preocuparnos por el llegado ese momento, pero es mejor hacer las cosas de una en una.

El clérigo de tempus parece sacado de una taberna más que de una orden religiosa, pero algo me dice que me voy a divertir bastante si me mantengo a su lado. Por otra parte me resulta interesante su apetito de poder. 

Norwan cerró un momento los ojos, parecía haberse quedado en trance, algo raro le había pasado pues serio y en silencio volvió a abrirlos. - No iré a por los malditos caraperros, mi dios así me lo ha hecho saber. Iré a la taberna - Sin mayores explicaciones siguió a leonardo a la taberna. Mientras caminaba iba refunfuñando cosas sin demasiado sentido como luchar junto a magos, hacer su trabajo...

-¿Y eso?-Pregunto extrañado.-¿A dónde irás a continuación?

Al ver que no suelta prenda, me encamino a la taberna. Qué remedio.

A pesar del cansancio y las heridas del combate, sonríe al escuchar a Ammaranza de nuevo. La oferta de tomar algo juntas sigue en pie, y aunque por un instante se plantea la posibilidad de acompañar a Alana, sabe que aquel no es su sitio. Tiene algunas cosas pendientes por investigar, y aunque la encomienda de los Hijos del Hielo es noble, poco podrá aportar. Comprende la decisión de Akeelah, y se despide de ella con un fuerte abrazo. Suerte. Es lo único que le dice antes de darle la espalda, rumbo a la taberna. De camino, se despide también de Herne, aunque esta vez no de forma tan efusiva.

Mucha gente se había refugiado en el sótano de la taberna durante el ataque. Es un edificio de muros gruesos que hubiera podido resistir un poco más que los edificios de alrededor, y ahora la gente que se había refugiado allí agradecía al posadero su hospitalidad tomándose una cerveza a su salud y dejando buenas propinas. Cuando entrasteis a la taberna algunas gentes os distinguieron no como aventureros, sino como los guerreros que fieramente habían defendido la ciudad hasta la llegada de refuerzo, y uno de ellos hizo un brindis.

¡Po lo guerreros que tan fiehamente han defendido la nuestra ciudá! - Y alzó su jarra de cerveza tan alto como pudo, seguido por un tumulto de pueblerinos asustados que no habían tenido valor suficiente para defenderla por sus propios medios, un atajos de ovejas, mansas y cobardes. - Que les se sirva lo que los señores quieran, que la cuenta las pagamos entre tós - Y un menos efusivo coro de villanos alzaron sus jarras secundando al paleto.

Norwan entró en la taberna con la cabeza baja, quería haber ido a matar pero si su dios así lo quería él tendría que aceptarlo. Al oir el alboroto causado por su llegada la cabeza se le alza y sonríe. - TABERNERO! Jarra de buena cerveza y comida! - Esos miedicas asustados iban a pagarle por defender su apestosa aldea de malamuerte llena de gente sin valor - YO NORWAL clérigo y seguidor del dios TEMPUS! os damos las gracias.  - Acto seguido se sentó en una mesa vacía o si no la había les indicaría muy amablemente con una bonita mirada a sus ocupantes que se largaran. - Estos son a los que yo habría puesto a defender la empalizada desde fuera para que hubieran servido como carnaza para proteger a los verdaderos valientes. - Le susurró con una sonrisa a Dovahkiin cuando este le acompañara a la mesa.