Partida Rol por web

Una vez que la herida ha dejado de sangrar y comienzo a recuperar las fuerzas, miro agradecida a Niguel con un gesto de la cabeza.

Acto seguido, me acerco hacia el kender y, a una distancia del bastón Encantada de conocerte Parrick Andachiflando. Yo soy Quivalen Sath. ¿No sabrás de ningún ogro que utiliza una especie de bastón como este, pero con una calavera?

-Yo creo que sí--afirma Amílcar medio en broma medio en serio al minotauro.

-Pues... esta vez has tenido suerte, Parrick. Nosotros íbamos de camino a la Guarida de La Roja. ¿La conoces? ¿Puedes indicarnos la ruta más rápida y menos peligrosa a la cueva?--consulta el nómada al kénder aprovechando la ayuda prestada.

¡Yo solo, por supuesto! Iba a usar la técnica del tío Saltatrampas contra ogros en grupo, pero creo que ellos no lo entendieron...

El caso es que os agradezco vuestra ayuda. Vinimos a explorar el área por encagro de Kronn, pero cuando intentamos entrar en el Pico, los ogros nos descubrieron y nos persiguieron. Habíamos logrado escondernos hasta ahora, pero en las dos últimas semanas hemos visto cómo se llevaban a más de veinte kénders... Eso incluye a Kerra, mi hermana. ¡Seguro que está viendo cosas increíbles allí adentro! Puede que incluso haya visto al ogro ese que dices, Quivalen, porque por aquí no lo hemos visto.

En cualquier caso, nómada, recientemente encontramos un camino que no creo que los ogros conozcan.

Kolthar se apoya el alfanjón en el hombro dejando descansar la empuñadura en el suelo.

¿Y dices que el Pico ese está lleno de ogros? mmm, sería un locura meterse ahí dentro, ¿puedes colarnos en su interior?

Por supuesto que puedo llevaros. Será sumamente interesante porque hemos visto algunas criaturas extrañas saliendo y entrando de la ruta secreta. Parecen hormigas gigantes o algo así.

En ese momento, el excitado kénder parece recordar algo.

¡Vaya! Pero es que tengo que cuidar de los demás heridos. Son muchos y estoy yo solo y me necesitan. Bueno, os guiaré y después vuelvo con los míos. Además, tenéis que prometerme que rescataréis a mi hermana (se llama Kerra) y que miraréis si es verdad que las hormigas gigantes, como las normales, se vuelven locas si les quitas una pata.

Yo me quedaré con Andy. Es probable que necesite algo de ayuda con sus compañeros. Nos encontraremos en el palacio cuando volváis, justo en el centro de la ciudad, dice Elijayess señalando un edificio mejor conservado que los demás.

-¿Hormigas gigantes?--se lleva una mano al poblado mentón el arquero al tiempo que abre lo ojos de par en par.

-Muy bien--asiente después Amílcar a Elyajess--De todos modos, si ves que os hacemos falta, sólo tienes que seguir nuestros pasos y avisarnos. ¡Deséanos suerte!--concluye el bárbaro de las llanuras poniéndose dos dedos en la ingle para escupir hacia un lado y luego tender el antebrazo al explorador elfo en señal de camaradería.

Agradecida, palmeo la espalda del kender Tranquilo amigo mio. Nosotros encontraremos a tu Kerra, y si esas hormigas de las que hablas están con los ogros, provaremos esa teoría tuya le digo guiñánole un ojo mientras le dejo partir.

Acto seguido, doy unos pasos para encaminarme al pasaje del que han hablado. En ese momento, mi mirada se cruza con la de Elij. En ese momento, le hago un leve asentimiento de cabeza a modo de saludo y respeto. Pese a que parezca poca cosa, es mucho más de lo que se pudiera pensar sobre la relación de un silvanesti y un kagonesti, pero nos ha demostrado que, en estos momentos, está de nuestra parte.

Apoyada sobre mi bastón, me quedo con la mirada fija hacia el pico de Malys, pensando en lo que nos espera en este nuevo tramo.

Vayamos pues...

Kolthar miró al elfo por encima del hombro.

Echaremos de menos ese arco tuyo...

Comenta mientras se encoge de hombros. Luego mira al kender.

Por lo que yo se, si les quitas todas las patas se quedan sordas, ya que por mucho y muy alto que las llames, ya no vienen.

Mientras os preparáis para marcharos, Elijayess se adelanta y mira hacia el tétrico pico de Malys.

Tened cuidado, amigos.

Su voz es un susurro.

Incluso aunque ella esté muerta, su presencia permanece. La tierra recuerda a la tortura a la que la sometió... Y Chislev llora.

La mirada del kagonesti va desde el pico hacia vosotros.

Tened fe y os llevará a través de los peligros que os aguardan por delante. Nos veremos en el palacio.

El elfo se despide de vosotros dándoos la mano a cada uno.

-Eso también te pasaría a ti--añade el abanasinio al minotauro.

Parrick viene hasta vosotros con un aspecto momentáneamente abatido. Os mira y ofrece su propio consejo.

Mantened las manos en las bolsas, la nariz en el suelo y si alguien grita "¡Levantad la cabeza!", quiere decir "¡Agachaos!".

Se lleva la mano al cinturón para sacar uno de sus saquillos y os los da.

Tomad. Coge esto. Quizás lo necesitéis ahí dentro.

En cuanto oye el comentario de Kolthar, la excitación regresa al kénder.

¿De verdad? ¡Es una teoría extraordinaria! Por favor, ¿la comprobarás por mí?

Después, os da precisas instrucciones sobre cómo llegar al túnel de las hormigas gigantes.

Muchas gracias por tu regalo, tranquilo haremos todo lo que podamos por rescatar a tu hermana.

Ten cuidado elfo. Bueno chicos vayamos alla.