Partida Rol por web

De pie mirando hacia el puerto, pensaba en lo que estaba dejando atrás. Eda no había venido a despedirme. Contemplaba una imagen que quizás no volviera a ver nunca más, y aunque regresara, seguramente la vería con otros ojos. La guerra, para bien o para mal, cambiara mi concepción del mundo.

Miré hacia la cubierta y a mi alrededor, contemplando la cara de los copañeros que aún quedaban con vida, tras el ataque. Aquel día costaría de borrarlo de nuestra memoria y sabía que con toda seguridad, alguno de nosotros no estaría a bordo de la trainera que nos traería de vuelta de nuevo.

Volví a mirar hacia el puerto y vi como se alejaba poco a poco. En el último instante, uan figura apareció corriendo de entre los edificios. Eda. Pero a esa distancia no podía estar seguro de que fuera ella. Mejor irme con la creencia de que sí lo era.

Seguia a sus compañeros hacía los Muelles, asombrado con como era la ciudad por esa zona tropezó con quien tenía delante. - Perdón. dijo sin mirar quien era. Olfateaba todo el muelle, el olor a pescado, la gente, el Mar, miraba a unos y otros detenidamente como si no volviera a verlo, la curiosidad hizo que amagase por salirse de la fila en la que caminaban en alguna ocasión e incluso en adelantarse a quien había pisado por ver durante más tiempo algo que le hubiera llamado la atención. 

Escuchó la conversación entre los dos hombres que iban a liderar la comitiva, parecía no estar conforme el uno con el otro en que el comandante fuera a la guerra, algo que no entendía, siempre es mejor uno más que uno menos a su parecer, una manada más grande intimida más.

Subió a la creación del prisma y se sentó cerca de su compañera, Naya, la miró indeciso para luego acercarse a ella. - Naya ¿esto es seguro?, vamos sentados encima del agua.

Flit llegó a los muelles tambaleándose como un borracho pero sin otra evidencia de su embriaguez que su forma extraña de caminar. Tenía el rostro cadavérico y lívido mientras que la tensión de las mandíbulas se hacía evidente, los ojos desorbitados, mirando de un lado a otro como intentando localizar un peligro que solo sus ojos podían ver. Ni el olor a pescado ni el alegre grito de los pescadores consiguió alegrar a Flit.

Entró en la barca y una mueca, que podía ser debido a cualquier cosa, frunció sus labios. En silencio y con la mirada baja se sentó junto a un remo presto a recibir la orden de remar

Quien de ellos habrá sido? Lo descubriré y lo mataré con mis manos desnudas, mearé en la cuenca vacía de sus ojos y le arrancaré las tripas y se las daré de comer a las peces.

Tenía su sospechoso y pronto actuaría.

La joven seguía a los demás con pasos seguros. Alguna vez había tenido que acudir a los muelles, pero siempre acompañada por su padre. Nunca le habían gustado, le parecían un lugar sucio y maloliente, donde los peligros acechaban tras cada esquina... Aunque esos peligros eran mucho más dóciles que los que iban a enfrentar. 

"Pero no debo tener miedo" se afirmó a sí misma. Aram estaba con ella, los compañeros con los que había entrenado también. Pero cada vez que pensaba en lo que les esperaba, recordaba los ojos rojos del Engendro que la había apresado. Recordaba que cualquiera de ellos podría acabar así si superaban su límite. Y eso le daba más miedo que la muerte.

Sus pasos dudaron un poco a la hora de subir a la embarcación, pero finalmente siguió a los demás. Se quedó apoyada sobre la barandilla, observando distraída cómo se alejaban de la ciudad. De repente, golpes y gritos por una de las calles principales, pidiendo que detuvieran el barco. Un hombre grande y algo orondo llegó hasta el puerto, señalando el barco y haciendo señales con la mano. 

Eleanor se incorporó rápidamente y corrió hasta la zona más cercana de la popa, despidiéndose con la mano. Era su padre. Y no había podido despedirse. Temía que si supiera la verdad, sería capaz de impedirle ir o de hacer lo posible por sacarla de la Cromería y tenía razón. Se pasó la mano por la cara limpiándose una lágrima que había comenzado a formarse en su ojo. Se sentía culpable, pero a la vez tenía la esperanza de volver, victoriosa, para poder demostrarle que ya no era una niña que tenía que cuidar.

El olor me avisó que estabamos en el muelle y cada paso que daba era un tintineo en mí bolsa. Había empacado lo poco que había traído a la cromeria. Un poco de ropa, mí flauta y mis nuevos guanteletes. Ayer había pasado todo el día puliendolos con fé en que no se fueran a ensuciar de sangre muy pronto. Pero era el camino que decidimos tomar y lo seguiríamos hasta el final.

Nos detuvimos al llegar el prisma. Realmente era un hombre impresionante. Por lo que procuré hinchar el pecho y andar lo más recto posible. 

Al llegar a la trainera, entré con un salto, soltando todo el aire, y ubicandome en la parte trasera. Se veía más sólida. Bueno, eso no importaba, pero por alguna razón, pensé que se moveria menos. Tome las precauciones y empaqué comida para cuando lleguemos. Y no había comido nada, para no llenar el bote de vómitos. 

 -Sientate conmigo- le digo a Ren palmeando un espacio junto a mí - ¡Y si me vomitas, te lanzo por la borda!- mi vista se detuvo un segundo en Flit que se veía mal. Había visto como llegó tambaleandose. 

Le hice un gesto a Ren para que lo mirara.

-Yo tampoco pude dormir mucho, pero seguro Flit no durmió nada- le digo en voz baja. 

El olor a agua salada me da la bienvenida a mi ofalto,el cual hace que instintivamente lo desprecie soberanamente. De hecho ya estaba despreciando el hecho que este en esta guerra,no tenia una garantia que regresaria con vida y aun asi estaba en esta loco ataque hacia mi hogar, debi haberlo pensado mejor y no haber consultado con mi hermano,¡maldicion!. ¡Debo ser mas precavido en mis decisiones!

Al sentarme junto a mi hermano ignorando su comentario,me mantengo aun alterado mi mente aun no me deja tranquilo,miro a la lejania y pienso si mi cuerpo regresara aqui muerto o lleno de heridas, y sobretodo cuantos de nosotros regresaremos. Mucho caeremos, la fiesta me lo mostro esa muestra  de guerrs y salvajismo. Y asi me mantenga pensativo, hasta que un nuevo pensamiento reemplaza a mi pesimismo reinante y hace que lo comente en voz baja--Básicamente, hicimos tu sueño y ganamos,ahora vamos a morir y sin tener el premio. Que buennnnn premiooooo-Levanto mi mirada y veo a Flit,me daba igual su presencia no me agradaba mucho desde que se puso loco con mi persona,regreso a los susurrar-Me da igual,Flit es un idiota. Cree ser el unico que ha sufrido en este mundo,no sabe nada.

Tras saludar al comandante iniciarion la marcha pero antes se inclinó para susurrar a Luther - Tú derecha. Yo izquierda -

No había podido ponerse sus ropas blancas pues sería un blanco demasiado fácil en una guerra donde la distancia primaba para esos trazadores que habían roto el halo hacia tiempo. Se conformó con vendarse con telas blancas desde la mitad de la palma hacia el codo, pero seguía luciendo su pulsera en su muñeca izquierda. A su cintura portaba el yatagán con orgullo.

Caminó alerta y vigilante, una de las veces que miró hacía atrás para vigilar la retaguardia se fijó en Flit. Arrugó el entrecejo confusa pero no dijo nada. No era el momento ni el lugar. Al llegar a los muelles se posicionó como había aprendido en los entrenamientos. Intentó que su rostro no mostrara ningún signo de lo que pensaba pero un brillo divertido y de orgullo relampagueó en sus ojos al escuchar la conversación entre ambos hombres.

Subieron todos a la embarcación y tomó asiento. Ahora que no tenía nada que hacer fue cuando comenzó a sentir el pellizco de la emoción, la incertidumbre y cierta ansiedad. Gracias a Orholam que Elric se acercó a ella para distraerla con su pregunta.

- Todo lo seguro que uno puede estar cuando no son sus propios pies quien le sustenta - no quería mentirle. Había descubierto que las mentiras piadosas solo creaba gente débil. Apoyó un mano en su rodilla - Pero si caes al agua yo te sacaré - le guiñó un ojo complice

Vio a Eleanor emocionarse al ver a alguien por el muelle correr. Se quedó observando a la muchacha intensamente sin decir nada, con el rostro serio y perdido en un pensamiento. Pero cuando la joven tomó asiento de nuevo le dedicó una sonrisa.

Y llego el gran día para el que nos habíamos preparado durante las últimas dos semanas. El uniforme era demasiado holgado para mi gusto, pero tampoco es que pudiera elegir y ya me iría acostumbrando. Por lo que me dirijo al muelle sin más para formar con el resto, mientras compruebo sorprendido que Karris no está entre los que dirigirá el ataque. Aunque al ver a Puño de hierro y al Prisma supongo que sería ella la que quedaría al cargo de defender la Cromería.

Mientras esperaba a que nos mandaran montar en los botes no podía evitar pensar en que demonios estaba haciendo. No había perdido a nadie durante el ataque y tampoco es que estuviese especialmente unido a este lugar. La única razón que me movía realmente era una corazonada. Y aún si fuese cierta, teniendo en cuenta la posición que iba ocupar en esta batalla, tampoco es que pudiese comprobarla. Supongo que mi madre tenía razón cuando decía que tenía alma de apostador y que era demasiado temerario.

Mientras pienso en eso me fijo en que alguien llega tarde y al parecer venía bastante afectado, Flit creo que se llamaba. Necesitaría algo de "valor" para lo que se nos venía encima y la verdad es que no podía culparle. Por otro lado no podía dejarle así o le podría caer una buena encima por lo que me acerco a él.

- ¿Necesitas ayuda? - le susurro a su lado mientras le ayudo a mantenerse en pie y me siento junto a él en la barca para empezar remar.

Completamente opuesto a Flit, Secse llega con un paso tranquilo y una sonrisa en el rostro. El cambio de aires y el olor del mar le revitalizaban. Se habían cambiado los entrenamientos por la posibilidad de morir o de alzarse triunfante sobre la adversidad y, de paso, cambiar un poco el mundo. Tiene un katar colgando en el lado derecho y ajusta su sombrero para evitar el impacto directo de la luz, algo bastante irónico en los luchadores de los colores.

Buenos días.

Saluda, cuadrándose como todo un soldado. Se le notaba experiencia en el tema, más al menos de la que parecía tener en batalla. Una rápida mirada a su compañero de sanaciones le hace pensar que son como dos polos completamente opuestos y sintió cierta nausea bien reprimida.

Se sube a la embarcación creada y se sienta, pausado, a escuchar el fluir del océano, cerrando los ojos para disfrutar un poco del viaje y de las palabras que sus camaradas pudiesen dedicarle. Quiso intervenir con algo más en algún momento, pero realmente no se conocían tanto como para interrumpir las conversaciones sin ser invitado.

Los ojos de Flit se nublaron un poco antes de llegar al banco y un desconocido le agarró para ayudarle a sentarse. El contacto hizo que se estremeciera de dolor y que le rechinaran los dientes mientras intentaba sofocar el gemido lastimero que le subía por la garganta.

Y si es él? Y si todo ha sido por su culpa? Y si ha venido a reírse de mi? Tienes que tener cuidado, boca cerrada, mirada al frente, nadie debe saber, con la ropa puesta no se ve...

Flit se sentó pesadamente mirándose los pies mientras musitaba en apenas un susurro "Flit de Horatius se encuentra bien señor. El señor es muy amable al ofrecer su ayuda a Flit de Horatius pero no es necesario que pierda su valioso tiempo, Flit remará en cuanto le den la orden."

Algo era evidente, aquel muchacho no había bebido alcohol antes de subirse a aquel esquife.

Levanto la mano saludando a Secse sin molestarme en mirar, mientras le hacia una mueca a Ren. Otra vez con eso. 

-¿Tú si has sufrido mucho? -mí ceja se levantó junto al comentario. Y luego me dispuse a cambiar de tema.

-Dos sanadores son mejor que uno -le señalo a Ren con la cabeza en dirección a Secse para cuadrarnos hacia el. No lo había visto frecuentemente, por lo que ni sabía sus colores. Y como el sanador, tendríamos que protegerlo y asistirlo. Era mejor asistir a alguien a quien conocieras. Pero realmente era una excusa para hablar un poco más y animar el ambiente. Me estaba comenzando a poner nervioso. Y no vaya a ser que me lance de la trainera en cuanto arranque. 

Aun tengo oportunidad para eso ¿no?

-Te ves relajado Secse. ¿Estás trazando supervioleta o fumaste algo antes de venir? Al menos confió en la firmeza de tu pulso por si te toca pegarme el brazo al torso- Al comienzo me pareció una buena broma. Pero luego de meditarlo. No sería extraño pensar que realmente tendría que pegarme el brazo al torso. 

 Miré el mar y me concentré en las gaviotas, el olor, la brisa. Aun tenia oportunidad... 

Al ver su reacción al tocarle decido apartar rápidamente la mano. Podría ser que no le gustase el contacto con otra gente pero la verdad es que parecía directamente dolor en vez desagrado. Pero lo que me deja frío de verdad es su respuesta;sino fuese por el tono de su voz, casi juraría que se estaba burlando de mí. Lo normal hubiera sido dejarle en paz y la verdad es que tampoco había descansado el día anterior como era debido para ponerme a remar. Pero algo me decía que no era lo correcto por lo que me mantengo en el sitio:

- No te preocupes, un poco de ejercicio me vendrá bien para despejarme.- le contesto intentando suavizar la situación.- Y no hace falta que me llames señor, con Garret basta. Al fin y al cabo somos compañeros,¿no?- terminó mientras señalando el uniforme que llevábamos.

Sería él? Él le estaba tendiendo una trampa para poder mandar otra nota a su amo?. Recuerda, no eres nadie, no tienes identidad, como te comportas daña la reputación de tu amo y tu amo no quiere tener mala reputación de puertas para fuera, cuidado.

Flit miró las ropas que señalaba Garret y se encogió de hombros, esas ropas no significaban nada, él no pertenecía a la guardia sino a su amo, no era libre, su amo solo lo había cedido temporalmente a la guardia pero seguía siendo el mismo, seguía siendo esclavo y nada cambiaría que supiera a quien pertenecía y que debía hacer, su fidelidad no podía estar con la guardia si su amo no lo ordenaba y no lo había hecho. Con el mismo tono de voz le dijo

"Flit de Horatius va vestido de la guardia pero no es de la guardia, todavía no se gano ese privilegio, por lo que no puede tratar a los señores como iguales, su amo no lo desea así, pero si lo prefiere el señor le llamaré señor Garret y si el señor Garret desea remar Flit de Horatius estará orgulloso de compartir bancada de remos con él"

Flit intentó captar por el rabillo del ojo si alguien podía estar vigilándole, pendiente de lo que él pudiera decir, presto para volver a denunciarle a su amo.

En cuanto el barco se alejó lo suficiente como para dejar de verse bien las figuras, Eleanor dejó que el olor del mar inundara su mente, esperando que pudiese acallar las pequeñas ideas que tenía de volver a tierra con su padre. Se volvió a frotar los ojos, cerciorándose de que no quedasen lágrimas a la vista.

En cuanto se volvió a sentar, vio que la otra chica en el grupo, Naya, la estaba mirando con una sonrisa. Eleanor respondió con una leve risa, sacudiendo la cabeza, y se sentó cerca de ella.

- Supongo que tendría que haberle dicho algo antes de irme. Una carta de despedida habría bastado... - suspiró mirando a Naya. Era afortunada respecto a ella. Su pequeña familia seguía como estaba desde el principio y no había ocurrido nada de lo que tuviese que lamentarse - Bueno, ya le veré cuando volvamos. Y les contaremos a todos cómo acabamos con esos monstruos. - dirigió a Naya una mirada y una sonrisa, asegurándole que eso es lo que iban a hacer. Que volverían cuando todo eso terminase.

Un chico, Lennart, le habla y éste le mira, alzando una ceja con cierta sorpresa. Poco a poco dibuja una media sonrisa y niega, despacio. También escucha de fondo las palabras de su compañero sanador, pero decide que será mejor no intervenir.

No, no sé trazar ultravioleta -señala su brazalete, rojo- pero quería disfrutar de la paz del momento, antes del fragor de la batalla. En cuanto a tu brazo... -se torna un poco más serio, mientras señala a la altura del hombro del chico- será mejor que intentes que no se separe de tu cuerpo, o tal vez no te sane.

Clava su mirada bastante serio en los ojos del chico, antes de sonreír e, incluso, reír un poco, indicando que se trataba, más o menos, de una broma.

Tratemos de dar lo mejor.

Concluye, antes de escuchar las últimas palabras de Flit. Al parecer el sanador había recibido una lección por parte de su amo, pero tampoco era algo que le importase en exceso. En cuanto a la conversación de las chicas, le pareció entender algo de un asunto de amoríos y esas cosas tan... propias de la edad.

Mientras Eleanor volvia a tomar asiento Naya se había inclinado sobre el borde de la embarcación y había deslizado la punta de los dedos por la verdosa superficie del agua. Sin saber como ni porque, la imagen de su abuela le vino a la mente. La vió con su carita redondeada, surcada de arrugas, enmarcada por su corto cabello. Debido a que había trabajado como un animal desde que era pequeña sus huesos se habían resentido y en su último año no podía peinarse su larga melena, teniendo que tomar medidas que le facilitaran el trabajo.

Aunque más tarde consiguió una vida más relajada, y con más lujos, sus trabajadas manos daban cuenta de ese esfuerzo titánico que tuvo que hacer gran parte de su vida. Siempre la llamaba su muñeca, y aunque algunos podrían pensar que odiaba aquel apelativo cariñoso, era al contrario. Le encantaba que le dijese aquello mientras la acuchaba con amor.

"No pienses que por no tener alas, no puedes volar" le dijo en sus últimos dias, cuando la enfermedad se la iba arrebatando poco a poco...

En ese momento giró el rostro para volver a mirar Eleanor - Claro que si. Volveremos. -

Un abrazo muy fuerte cielo, siento mucho que te haya dejado una persona tan importante.

Si necesitas reír, llorar o lo que sea y puedo ayudar nada más silbar.

Otro abrazo, por si pierdes el primero