Partida Rol por web

El grupo de héroes, con el cuerpo cansado y la mente inquieta, se despidió dispuesto a descansar.  Minutos después de recostarse en sus camastros el sueño conquistó sus pensamientos y los arrastró de manera inevitable a su reino onírico. La noche transcurrió sin ningún tipo de incidente. 

Al día siguiente, tras disfrutar una sabrosa tarta de manzana recién preparada por el tabernero, los aspirantes abandonaron “La Espita Dorada” y se dirigieron hacia la torre arcana.  Como de costumbre caminaron en dos grupos lo suficientemente lejos como para no ser relacionados y no perderse de vista. 

En mitad del trayecto multitud de gritos y abucheos clamados en la lejanía llamaron su atención. Con un asentimiento de cabeza ambos grupos acordaron de manera silenciosa que no perdían nada por desviarse y ver que estaba armando todo aquel jaleo. Sus pasos les llevaron hasta la plaza central de Norul, la cual estaba atestada de personas de distintas castas sociales. 

—¡Pudrete asesino!—. Gritó una voz anónima, la cual fue coreada por multitud de voces instantes después—. ¡Asesino! 

De manera automática sus miradas siguieron la de los presentes, hasta que finalmente pudieron observar a un hombre entrado en años, sujetado de manos y cabeza por un cepo de madera. En aquel instante la turba enfurecida se armó de valor y comenzó a tirar frutas y verduras en mal estado, así como piedras de distintos tamaños. 

Agatosh y Aerin no conocían en absoluto a aquel pobre desgraciado, pero los elfos solo necesitaron un simple vistazo para reconocerlo: Era Nalen´Dag, el archimago.

Cuando por fin logra ver quien es el populacho tilda de asesino se queda petrificado, confuso ¿Podria ser realmente el el ártifice de todo esto? ¿Quien y como lo habían descubierto? Tras lanzar una mirada de no entender nada, un idea se pasa por mi cabeza y la confusión se torna enfado y el enfado crece hasta ser una rabia apenas contenida.

Primero por que el ya se había visto en esa situación, llevó ese cepo mas de una vez y por otro lado tenia que ser obra del vampiro, cada vez que planeaban dar un golpe o hacer una jugada, todo les salía mal: el encuentro con el vampiro en la catedral, el contacto que nos iba a dar información, que el guardia ghoul les saliese al paso. O tenian un infiltrado, un espia o una mala suerte terrible.

en cualquier caso no podía no hacer nada. Buscó la mirada de sus tres compañeros y paladeó un sordo "Ayudame". Acto seguido comenzó abrirse paso entre la muchedumbre, empujando y haciendo lo necesario para llegar hasta el mago. Primero buscaría cubrirle de las hortalizas voladoras e intimidar a la plebe i intentar que el archimago le dijese como podía ayudarle.

Cuando los dos elfos dijeron quien era, maldijo en silencio al vampiro, que se había adelantado con el archimago. No era el único en quien bullía la rabia. Abelgos parecía enfadado, dispuesto a una locura; tuvo que cogerle del hombro, firme pero sin hacerle daño, para detenerle. Negó sutilmente cuando le miró.

—Espera, así no sacaremos nada en claro, solo nos pondremos en el punto de mira. —Miró el cepo—. Tenemos que saber que ha pasado e intentar sacarle de ahí, con sutileza.

Sin querer perder el tiempo, soltó al mestizo drow y se giró hacia uno de los que abucheaban al prisionero. Le tocó para llamar su atención.

—Eh, tú, ¿cómo han descubierto a ese malnacido? —pregunto, fingiendo que la cólera que sentía por la situación pasara por una dirigido hacia el archimago.

Lo rumores corrían como la pólvora entre el populacho, y aunque seguramente habría toda clase de teorías disparatadas, entre todo estaría la verdad.

Los aullidos de dolor de aquellos desgraciados empezaban a ser insoportables, estaban taladrando su cerebro como un hierro candente. Si aquella situación se alargaba mucho no sabía si podría mantener la consciencia.

Viendo que los ataque físicos si parecían afectar a la criatura Cylina  avanzo unos pasos e intento dar un rodeo para flaquearla junto a sus compañeros, entonces el ondulante cabello de la bruja se alzó hacia aquel engendro arremolinándose a su alrededor e intentando apresarla como si de los tentáculos de un pulpo gigante se tratase.

—¡Intentare retenerla, acabemos con ella!

Ildyra cayó presa de la básica finta de aquel espectro. Vamos Ildyra, eres mejor que esto.  Mientras susurraba para sí misma intentó recordar las palabras del sacerdote, pero no le venía todo a la mente.

-No me obliges a castigarte, criatura. Mientras seguía reprendiendose mentalmente por el fallo, se impuso las manos sobre si misma para poder seguir combatiendo. Hechó un ojo a sus compañeros, si alguno caía tendría que sanarlos también.

Sin alejarse de aquel ser, y viendo el poco efecto del golpe de su compañera sobre este, Ildyra lanzó un conjuro que brilló en su mano para intentar golpear a la criatura.

El elfo no podía creer lo que estaba viendo. Se les adelantaban otra vez, encima atrapando a su mayor baza. Poco a poco sentía cómo iban siendo acorralados y apenas podían hacer nada para impedirlo.

Agatosh detuvo a Abelgos, muy acertadamente. Lo más prudente era pasar inadvertidos y seguir el camino a la torre arcana. El archimago era el más importante, pero no el único mago, y aún contaba con hablar con el ayudante prometido: Shandal. ¿O también lo habían atrapado?

—Continuemos a nuestro destino. Ya nos enteraremos de lo ocurrido.—Le dijo al drow.

Y expectante ante su respuesta, esperó para poder irse de ese lugar.

L noche había sido extraña. Había soñado con colmillos y perfume a rosas. Casi se había enojado cuando había terminado el sueño, era magnífico ¿Qué la ocurría? ¿Realmente se había podido liberar? Miedo y éxtasis, ¿eran compatibles?

Y para más preocupación, tras el desayuno llegó el espectáculo. Parece que la baza que estaban esperando había sido capturada...¿seguro? Un buen mago se libraría de esa argucia con facilidad. Tenía que ser un truco, o realmente no era tan buen mago.

Se quedó pegad a Agatosh, sin mediar palabra. Ya pensarían en un plan después, de momento le siguió la corriente. - Menudo monstruo, pero... y si... ¿y si nos lanza un mal de ojo?

Más bien era ella la que lanzaba males de ojo a la gente, realmente no quería irse, pero seguía interpretando su papel hasta que llegase el momento de quitarse la máscara.

La macabra y chirriante melodía entonada por los espectros subía de intensidad con el pasar de los segundos. Todos salvo Vicnan, parecían ser capaces de sobreponerse al incesante acoso de aquel efecto sobrenatural; sin embargo el inquisidor se sintió incapaz de continuar. Mientras trataba de sacar el artefacto otorgado por el guardián, cayó de rodillas y notó como su visión se nublaba. 

Alya retrocedió con cierto temor en su corazón, pues pocos enemigos habían resistido embates anteriores suyos. Debía haber sido capaz de contarla por la mitad, pero cuando golpeó a la entidad sintió como si hubiera golpeado a una montaña. Su impacto tan solo le había hecho retroceder apenas unos centímetros. 

La entidad maligna realizó un movimiento rápido con su mano izquierda, provocando que la realidad de su palma se distorsionara de manera casi imperceptible. Los gestos somáticos extremadamente rápidos y la ausencia de palabra alguna, hizo imposible para los héroes identificar el conjuro que acababa de lanzar. Por ello cuando su mano derecha impactó de lleno contra la garganta de Ildyra y la levantó sin apenas esfuerzo, todos temieron lo peor. 

Las venas del rostro de la joven paladina comenzaron a sobresalir con un color azabache de sus delicadas facciones. Cylina al ver aquel espectáculo lanzó su larga melena contra su enemiga. Tras apresarla, sus cabellos comenzaron a cerrarse como un cepo, constriñendo con una fuerza abrumadora. De nuevo, aquel ser no mostró reacción alguna. Impotente, la joven bruja, observó como su compañera comenzaba a perder la conciencia, mientras sus dedos trataban de realizar los últimos gestos para finalizar el sortilegio. 

Vicnan observaba la escena entre pestañeo y pestañeo. Aunque su consciencia comenzaba a desvanecerse, su fe se mantenía intacta en el interior de su corazón. Con la guía de Sanrenrae, nada podía temer. De modo que alargo el brazo, tomó de nuevo la campana y la agito con torpeza. Al principio el sonido fue débil, pero con cada tañido su fuerza iba incrementando. Diferentes pulsos de energía comenzaron a emanar con cada golpe de sonido provocado por el artefacto. Su trayecto era circular, barriendo cada una de las superficies del lugar con gran rapidez. Cuando la luz acarició a los invitados estos callaron y el silencio se hizo en la sala; sin embargo cuando impactó en la mujer cadavérica su máscara  y ropajes se desintegraron, mostrando un cuerpo marchito con multitud de grietas en su pecho. 

La presa inamovible que sujetaba de manera implacable a Ildyra se aflojó, haciendo que esta se liberara y terminará de realizar los últimos gestos del hechizo. En aquel momento la criatura logró sobreponerse al efecto de la campana y trató de esquivar el ataque de la paladina, pero fue incapaz. La presa de la bruja la mantuvo anclada al suelo, impidiendo que se moviera siquiera un centímetro. 

El no muerto ardió con unas llamas blancas que consumían su cuerpo tratando de purificarlo. No quedó nada. 

Tras detener al elfo oscuro, Agatosh se acercó a un hombre barrigudo y le preguntó. El desconocido de calva incipiente le miró durante unos instantes ciertamente enfadado por haber sido interrumpido. 

—La guardia ha encontrado pruebas de que aquel mal parido es el asesino de las jóvenes desaparecidas—. Con una mueca de asco en su rostro, escupió con gran desprecio al suelo—. Ya sabía yo que aquí olía algo mal y tenían que estar estos brujos detrás, con sus pociones, rituales y maldiciones.  

» Dicen que mañana lo ahorcarán, aunque me parece algo injusto. Se merece algo mucho peor por lo que ha hecho a esta ciudad— añadió poco después mientras miraba de nuevo al frente—. Por suerte en esa torre suya, aun hay gente honrada y decente. Al parecer uno de los suyos ayudó a la guardia mientras lo apresaban. Si no llega a ser por él sin duda habrían muerto más de tres guardias. 

Gracias a que la voz del hombre era grave y profunda, los demás aspirantes lograron oír su pequeño monólogo. Sabiendo aquello ir a la torre arcana quizás no era una buena decisión. ¿Qué debían hacer entonces?

Así que la torre estaba comprometida, y por otro lado tenían hasta el día siguiente para liberar al archimago. Esa, al menos para él, parecía la mejor opción. Desde ese punto descubrirían la verdad, y después avanzarían desde ahí. Las cosas simplemente se habían complicado un poco, nada más.

—Será mejor que nos larguemos de aquí —dijo en voz baja, acercándose a los otros—. Nos volvemos a la taberna y decidimos el siguiente paso.

Viendo la predisposición de los compañeros, a Caidus no le quedó más remedio que volver a la taberna con ellos. De camino, centró su atención en la actitud de la gente y en las paredes de los edificios, buscando alguna pintada o simbología extraña.

Quizás, tras la captura de Nalen'Dag, se empezaban a envalentonar los secuaces del vampiro y cometían alguna imprudencia.

Una vez en la taberna les aconsejó que pidieran algo de comida y subieran a la habitación para hablar tranquilamente.

Al llegar a la habitación, el elfo conjuró para detectar magia en su habitación. Siempre se les adelantaban y, como no creía que ninguno fuera un traidor, no conscientemente, pensó en algún tipo de escucha mágica. También comprobó la comida. Dadas las circunstancias, volverse extremadamente cauto era obligatorio.

Ya en la taberna, tras asegurarse de que no estaban siendo escuchados y que podían hablar tranquilamente (si era necesario, cambiando a otra habitación), miró a los otros tres y negó.

—Se nos están adelantando, pero no está perdida del todo la baza. Propongo liberar al mago esta noche. Eso y empezar más agresivos en nuestras tácticas; debemos secuestrar a Zoe e interrogarla acerca de la conspiración. Y, aunque sea arriesgado, deberíamos acercarnos a casa de los Belon, como si nada, para descubrir si es un vampiro o no. Aunque ya no me fíe de la torre de magos respecto a preguntar sobre los vampiros, aún debemos acercarnos para intentar conseguir el pase, y de paso saber algo más sobre lo ocurrido. Aerin y yo nos podemos encargar de la alquimista, mientras vosotros dos vais al colegio arcano. Por la tarde nos reunimos aquí, descansamos, y al caer la noche, cuando las calles estén más vacías, nos ocupamos del prisionero. ¿Estáis de acuerdo?

—Estoy de acuerdo en ir a la torre y en interrogar a Zoe. También en visitar la mansión Belon. Intentaría hacer todo de día, salvo quizás lo de la tendera.—el elfo calló, meditativo— Liberar al mago es cuestión de otro cantar. Estamos convencidos de que no es culpable, pero señores ¡Ha sido detenido en su propia torre!. Preferiría hablar con él primero.—entonces miro a la mujer— Aerin, ¿puedes enviar mensajes telepáticamente o de alguna otra forma discreta?—Si eso no funcionara, podría usar a Smurf, su jerbo. Pero no quería arriesgarlo de esa forma si había alternativas.

—Abelgos y yo podemos ir a la torre y luego a hablar con el archimago. Vosotros a casa de los Belon y luego a interrogar a Zoe, o al revés. Si ella está en la tienda puede que sea un buen momento, con tanta gente viendo el cepo.

Negó efusivamente, rechazando la idea.

—No, Aerin no debe ir todavía a casa de los Belon. Ya la conoce, es arriesgado. Si a ella le parece, iremos a interrogar a Zoe, ahora en condiciones. Y si pretendéis hablar con el archimago, tened cuidado; estando en el cepo os arriesgaréis.

Tras hacer un gesto de condescendencia a Agatosh, el maho replicó.

—Evidentemente. Por eso he preguntado si tiene forma de comunicación telepática. Además, cabe la posibilidad de que lo trasladen a una celda.

Al semielfo todo le sigue oliendo a chamusquina la manera en la que el vampiro siempre va un paso por delante así que mientras que los demás debaten sobre que hacer el permanece en silencio sin nada que añadir.  Se dedica a pensar con perspectiva que puede estar sucediendo y sobre todo como evitar que siga sucediendo.

Finalmente expone su opinión de forma breve -El plan de Agatosh me gusta. Ahora quisiera hacer un apunte: si veís que el plan se trunca otra vez dad media vuelta, no improviséis y pase lo que pase no os dejéis capturar por la guardia. 

Y solo por curiosidad, si hablamos de secuestros ¿Donde vamos a ocultar a la susodicha persona mientras tanto? 

Se encogió de hombros; no había pensado en ello, pero tampoco era demasiado importante. Zoe estaría en la tienda, y el sitio tendría una trastienda; siendo alquimista, seguramente sería una habitación protegida. Entrarían, cerrarían por dentro y se la llevarían allí. Y si no, ya verían.

—Pensaremos en algo, seguro.

Un bufido de alegre resignación se le escapó ante la respuesta del bárbaro. Se limitó a encojerse de hombros y finalizar el inciso con un -Suerte.

Miro a Agatosh con una expresión muy meditabunda tras volvernos - Ese plan tiene sus fallos. Si averiguan que somos los mismos que en la catedral, perderemos la oportunidad de sorpresa. No sabemos que tipo de control mental puede ejercer el vampiro. Puedo usar un hechizo con una orden mental y enfrentarme a la voluntad de esa cosa para romper el poder, pero puede no ser tan fácil y descubrirme, sólo tengo un intento. O puedo preparar un hechizo para leer sus pensamientos... para mañana. En cualquier caso, soy partidaria de usar una poción como la de ayer para alterar los rasgos. Si sale mal, que nos persiga la guardia sólo nos pondrá las cosas más difíciles y no ayudaría a la reputación que queremos preservar.

—No quiero que el vampiro se entere de que vamos tras él. Quiero interrogarla basándonos en lo que nos dijo Julieth: una conspiración. Me interesa saber a quien más puede tener controlado ese cabrón, sin levantar sospechas al respecto. Respecto al disfraz... Claro, adelante, transfórmate en quien quieras para esto, no hay problema. —Miró a todos—. En cualquier caso, si tenéis algún plan mejor para hoy, estoy abierto a ello.