Partida Rol por web

Palidezco un momento mientras noto cómo el árbol sorbe mi sangre.

- Hijo de... - interrumpo el insulto cuando la sensación de succión termina, y frunzo el ceño mirando a Matusalén. - ¿Trepar entonces? - Le pregunto a Cybil.

Cuando asiente con la cabeza, confirmando lo que debería hacer, me giro nuevamente hacia el árbol, sujetando con fuerza una de sus ramas más bajas mientras busco una senda de ascenso.

- Fijaos dónde apoyo los pies y seguidme - digo al resto, en particular a Cybil, pues no estoy muy segura de sus habilidades de escalada.

Hilda trepa hacia la copa del árbol, y cuando alcanza las ramas más bajas... simplemente desaparece

Cybil sonrió

- Bien, ahora probaré yo

Cogió una piedra afilada del suelo y se cortó la mano. La apoyó en el arbol, y tras un gesto de desagrado, comenzó a escalar. Al igual que Hilda, desapareció nada más que alcanzó las ramas más bajas de la copa.

En cuanto alcanzas las ramas más bajas de la copa del arbol, tienes una extraña sensación, como si de repente todo se pusiese a girar a tu alrededor. La sensación no dura más que unas décimas de segundo, y cuando se detiene, notas que ya no estás palpando la rugosa corteza del pino, sino que la madera es más parecida a la de fresno.

Consigues asirte a una rama muy gruesa, y cuando miras a tu alrededor, la vista casi te hace caer de espaldas. La rama sobre la que te encuentras es ancha como una autopista, y se pierde en el horizonte. Arriba solo se extienden más y más ramas, algunas gruesas y otras delgadas, hasta donde alcanza la vista. Y hacia abajo se extienden más ramas y un inmenso troco, más ancho que un rascacielos. Hacia arriba y hacia los lados se extiende la bóveda celeste, perfectamente clara y visible, y hacia abajo, puedes ver la superficie de Midgard. Es como si el arbol hubiese crecido hasta abandonar la atmósfera terrestre y se alzase sobre la Tierra como un gigantesco elevador orbital de los que aparecen en algunas novelas de ciencia ficción, solo que esto es completamente real.

Cybil aparece detrás de ti, y se queda igualmente impresionada con la vista

- Vuestro Turno. - digo a Ian, Eckhart y Hagger. Daros prisa. Yo os cubro. - añado guardando la Pistola, sacando el Subfusil y poniendo la Mira en este último.

- Que el último en subir me avise cuando empiece a trepar.

Luego simplemente apunto hacia donde supuestamente deberían aparecer los Lobos.

Eckhart y Hagger asintieron con la cabeza y realizaron el mismo ritual, desapareciendo al llegar a la copa del árbol. Entre los árboles comienzan a moverse sombras, pero nada concreto a lo que apuntar.

Acaricio la madera del Árbol de los Mundos casi con reverencia.

- Yggdrasil - susurro. Si ya me había impresionado estar ante Matusalén, estar aquí es casi como un sueño... Si es que no es un sueño. Miro las ramas, preguntándome de cuál de ellas se colgaría Odín durante 9 días para aprender los secretos de las runas.

- No era esto lo que esperaba para escapar del Jotunhammer - le confieso a Cybil. - Aunque supongo que Gunnar tenía razón y nada podemos hacer ya por evitar el Ragnarok.

Recuerdo el mito que me contó mi madre y cómo dos humanos, Líf y Lífthrasir, consiguen escapar del Ocaso de los Dioses escondiéndose entre las ramas del inmenso Fresno para salvar a su especie. Con un escalofrío me imagino a Ian apareciendo ahora y agradezco que, después de todo, nosotros no seamos ya humanos.

Cybil permanece boquiabierta unos segundos, y luego señala hacia un punto en la superficie de Midgard

- ¡Mira!

Casi debajo de vosotros se encuentra Nevada, y se puede ver como una enorme roca de color azul hielo se precipita lentamente hacia la superficie... sobre la ciudad de Las Vegas. El meteorito se toma su tiempo para caer, como si se estuviese recreando en el pánico que su sombra provoca.

En ese instante, Hagger y luego Eckhart aparecen en la misma rama, contemplando aturdidos todo lo que les rodea

-Hay noo- Digo mientras tomo la piedra que uso Cybil para cortarse, no quería que me quedara marca... Pero igual a final de cuentas peor seria estar muerto, si lo piensas mucho.
Así que me corte el canto de la mano y dejaba que sangrara contra el árbol a medida que subía.

Ian escaló el árbol y desapareció como habían hecho todos. Le tocaba a él. James imitó lo que habían hecho los demás y "activó" la puerta con su sangre. Justo cuando empezaba a trepar, los lobos aparecieron en escena, pero la tierra empezó a temblar y un sonido ensodecedor comezó a atronar los oídos de James. Los lobos gimieron y miraron asustados a su alrededor, antes de batirse en retirada.

James no se quedó a contemplar lo que ocurría y trepó al árbol, desapareciendo.

En cuanto alcanzáis las ramas inferiores de la copa del arbol, todo parece girar en torno al pino durante unas décimas de segundo. Cuando termina, alcanzáis una rama ancha como una autovía e igual de larga; los demás ya se encuentran allí. Es obvio que ya no estáis en Midgard.

A lo alto, las ramas del gigantesco Yggdrasil se pierden hasta donde alcanza la vista. Hacia abajo, el inmenso tronco se extiende hasta la superficie de Midgard como si fuera un inmenso elevador orbital de los que aparecen en las historias de ciencia ficción. La bóveda celestial os rodea como si estuvierais en un gran planetario, solo que todo esto es muy real.

Justo debajo del árbol se ve la región de Nevada, solo que contemplada desde una altura inmensa. Y también podéis ver como una gigantesca roca azul hielo se precipita sobre ella.

Ian y James aparecen poco después de Hagger, justo a tiempo para ver como el Jotunhammer se estrella sobre la ciudad de Las Vegas. Una columna de fuego y polvo se alza desde el punto del impacto y asciende hacia la atmósfera, mientras la onda expansiva se extiende resquebrajando la tierra, hundiendo montañas y socavando ríos. El sonido del impacto llega amortiguado y árbol solo tiembla levemente; a fin de cuentas, no estáis ya en Midgard.

Cybil se lleva la mano a la boca, ahogando un grito de horror

- Dios mio... Al final no hemos podido hacer nada...

Eckhart aparta la vista disgustado, y Hagger solo emite un gruñido de fastidio

La visión de la enorme roca cayendo sobre Las Vegas me deja completamente muda. Millones de personas habrán muerto en este instante y fuimos nosotros los que no conseguimos salvarlas. Desolada, caigo de rodillas sobre la rama de Yggdrasil, sintiéndome sobrepasada por la culpa por haber fracasado en nuestra misión. Incluso, irracionalmente, maldigo todas las veces que he pensado que preferiría vivir sola en el mundo al ver a la gente que en él habitaba.

Millones han muerto porque no conseguimos el Corazón del Invierno a tiempo, porque no pudimos evitar el Fimbulvert y, tras él, la caída del Jottunhammer. Toda esa gente ha fallecido por nuesta culpa... por mi culpa. Golpeo el suelo del fresno de los mundos, frustrada. Lo peor de todo es que esto no es el final. El impacto de un meteorito de esas características traerá grandes desastres sobre la Tierra, sobre Midgard. Muchos han muerto, pero muchos más lo harán. Bosques milenarios serán destruídos por la inmensa nube de polvo que empieza a levantarse sobre el desierto de nevada y poco a poco la misma tierra morirá.

Sin poder soportarlo más, me echo a llorar.

Me quedo mirando como si nada.

Con la boca abierta y los ojos como cristal.

-Mi moto...- Susurre y una lagrima corrió por mi mejilla.

Cuando llego a la parte de arriab del árbol llego a una enorme rama, ¿tan ancha como una carretera?

- ¿Donde estamos? - me pregunto.

Todo eso queda en un segundo o tercer plano ante lo que ven mis ojos. ¡¡El Jotunhammer se estrella en Las Vegas!!

- No puede ser. - digo. Esto no puede ser el final.

- Alguien va a pagar por esto. - añado visiblemente malhumrado mientras aprieto los nudillos hasta que estos se tornan blancos.

Sin saber muy bien que hacer a continuación empiezo a andar por la rama en línea recta hacia el otro extremo de la misma.

De repente, desde arriba se empieza a oir un ruido de ramas y hojas en movimiento, haciéndose cada vez más intenso a medida que se acerca a vosotros. La rama comienza a temblar ligeramente; sea lo que sea, es muy grande.

Algo grande se posa en la rama. Grande, peludo y con unos dientes enormes.

Una ardilla gigante...

El roedor os mira con curiosidad unos segundos, antes de dirigirse a vosotros

- Vaya, habéis sobrevivido, después de todo. Eso es bueno.