Partida Rol por web

Os encontráis en Lee Vining, una pequeña ciudad de California que se encuentra cerca del límite con Nevada y del Parque Nacional Yosemite. Lee Vining es la ciudad habitada más cercana a Bodie, y un autobús sale cada día en dirección a la ciudad minera abandonada, llevando a curiosos y turistas. Los cinco habéis coincidido en la cafetería de la estación de autobuses, cada uno en mesas distintas, mezclados con gente perfectamente normal. No os reconocéis, pero cada uno podéis ver que los demás simplemente no encajan; quizás sea la sangre de gigante que todos tenéis en común. La sangre llama a la sangre.

La cafetería es pequeña, mal iluminada y algo cutre, lo normal para un establecimiento de una ciudad pequeña y con pocos visitantes. Solo hay un camarero aburrido detrás de la barra, y podéis ver algún que otro turista y parroquiano habitual del lugar tomando un café, un refresco o un tentempié. Hay una máquina de tabaco en una esquina, y varias mesas y sillas un tanto viejas. Desde las ventanas podéis ver el parking de la estación de autobuses. El autobús a Bodie aún no ha llegado.

El viaje ha sido largo, muy largo. Eso de viajar de lado a lado del país no era precisamente mi idea de un viaje de placer y menos si voy a parar a este pueblo apartado de la vida real donde apenas hay cobertura en el móvil y casi sin vida.

Al llegar a la Estación de Autobuses pido mi billete para Bodie y la chica me mira con cara rara como si estuviera preguntándose que tripa se me había roto en ese sitio. Si no es indiscreción, ¿para que va a Bodie?- me pregunta.

¿Si no es indiscreción? ¿Entonces para qué preguntas? - pienso mirandola. Llevo tiempo visitando pueblos fantasmas para mi próximo libro. - respondo.

Finalmente la chica me da el billete sin hacer más preguntas y me dirijo a la Cafetería a esperar a que llegue el autobús. Tomo asiento en la mesa más alejada de forma que tenga todo el local bajo control. Supongo que será un defecto profesional pero no puedo evitar tener en la medida de lo posible la situación bajo control.

Desde mi posición no me resulta demasiado difícil localizar al resto de los Vástagos a medida que van entrando entre otras cosas porque la mayoría de ellos no lleva la cámara fotográfica colgada del cuello como acostumbran a llevar los Turistas y Curiosos que frecuentan los destinos turísticos y este no era una excepción.

Hagger aparece caminando por la estación de autobuses. Tenía algo de frío por lo que traia un pesado abrigo de lana que le cubría desde los hombros hasta las rodillas. Se acerca a la ventanilla a comprar su billete, aunque realmente no pensaba que fuese a hacerle mucha falta comprarlo con antelación, ya que no contaba con que se fuese a llenar, pero mejor era asegurarse. 

Ya con el billete en el bolsillo ve la lugubre cafeteria y decide que no estaría de más tomarse una cerveza. Al entrar los vió a ellos también sentados en sus mesas haciendo sus cosas, intentando pasar por gente normal, pero enseguida los vió. 

- ¿Que va a ser?.- La voz profunda y rasgada del camarero sacó a Hagger de sus pensamientos

- Un botellín, por favor. - Contesto Hagger. 

Y allí permaneció, con su cerveza en la mano, haciendo como que leia un periodico, y por el rabillo del ojo fichando a la cuadrilla. 

Llego a la estacion en moto con todo el pelo revuelto.. por una vez deberia haberme puesto casco, no pensaba comprar billete ya que me parecia mas practico acercarme en moto pero la chica de los billetes me llama la atencion asi que estoy un rato intentando mantener conversacion con ella finalmente desisto en mi intento y con el billete en la mano me dirijo a la maquina de tabaco, en esto momento me doy cuenta de que otros ya habian llegado bueno mejor asi no tendre que estar perdiendo el tiempo en este pueblucho cojo mi cajetilla y empiezo a repartir los cigarrillos por los diferentes bolsillos de mi chaqueta y pantalones finalmente me doy por satisfecho tiro la cajetilla encima de la mesa y me acomodo con los pies sobre el asiento

Paro en la gasolinera para llenar el depósito y preguntar por el camino a Bodie. Con fastidio escucho cómo el tráfico privado está restringido en la abandonada localidad. Me informan de que hay un autobus para llevar a los turistas. Turistas... ¡Qué más quisiera yo!

- ¿Trabaja en Yosemite? - pregunta el hombre mientras echa la gasolina. Sorprendida por la pregunta, recuerdo el emblema de la asociación de Parques Nacionales en el parabrisas del todo terreno. Estoy tan acostubrada a verlo allí que prácticamente he olvidado que lo llevo.

- No. - Contesto rotundamente. Al ver que se queda cortado por mi seca respuesta me explico un poco más. - Trabajo en Great Falls, pero estoy de viaje. Por supuesto, no descarto visitar Yosemite...

Paso demasiado tiempo sola, pienso al ver la sonrisa del trabajador de la gasolinera mientras empieza a elogiar la belleza de los paisajes del parque de Yosemite. Asintiendo, trato de sonreir antes de salir hacia la estación de autobuses.

Cuando aparco el coche, salgo a la calle estirando las piernas. Hace quinientas millas que no paro, desde la última vez que tuve que repostar y, pese a mi extraordinaria resistencia, echaba de menos sentir el viento en el rostro. Abro el maletero y cojo la mochila de acampada. Discretamente, saco un objeto alargado de la bolsa de viaje para introducirlo en la mochila. Echándomela al hombro, me alejo del coche en dirección a la taquilla de la estación.

- Un billete para Bodie - digo sacando la cartera para pagar. Tal vez el consejo del mensajero me haya venido bien en las gasolineras durante el camino, pero estando tan cerca de mi destino es mejor no llamar la atención.

Recuerdo el extraño encuentro de la noche anterior. "Los reconocerás cuando los tengas delante", las palabras resuenan en mi mente como una especie de broma. Entro en la cafetería de la estación y miro a mi alrededor. Mi atención se centra automáticamente en varios sujetos; el hombre despeinado que actúa de forma excéntrica con los cigarros me hace pensar rápidamente en las palabras del cuervo "un hijo de Loki". El largo abrigo de lana de otro hombre parece ser usado más como costumbre que por necesidad. No me sorprende encontrarme con la mirada de un tercero, sentado al fondo de la cafetería mientras observa a su alrededor, de forma no muy diferente a la que yo lo hago.

Me aproximo a la barra y pido una botella grande de agua. Cuando me la sirven me dirijo hacia el fondo del bar, hacia la mesa que ocupa el hombre solitario que me llamó la atención. - ¿Está ocupado? - pregunto señalando los asientos en frente de él.

A medida que la gente empezaba a entrar en el bar para esperar a que llegue el autobús empieza a ser más complicado supervisar a todo el mundo.

Observo como una chica pide una botella de agua y se acerca hacia mí. Estoy seguro de que se trata de uno de los Vástagos de los Dioses aunque no logro adivinar de cual.

- No. Toma asiento si quieres. - le digo mientras indico uno de los asientos de cae a mi lado asegurandome de que no se sienta justo enfrente para poder seguir vigilando a todos los presentes. ¿Qué haces por aquí?

Observo anonadado la llegada de mi compañera, sin duda es toda una belleza y el aura que la rodea me seduce ademas  es una de los mios lo que me hace desarla todavia mas, saco un cigarrillo y lo enciendo para calmarme, cuando me fijo en que se sienta con el hombre del final.

Mierda se ha sentado al lado del idiota ese, se puede saber que les pasa a las chicas de hoy en dia ¿que ha sido de el sentirse atraidas por el rebeldo rockero? los tiempos cambian supongo que tendre que adaptarme..

Me acomodo y me relajo un poco sin dejar de observarla por el rabillo del ojo..

Me siento en frente de él, pero pegada a la pared de forma que pueda seguir mirando el resto del bar.

- Voy a Bodie... igual que tú, e igual que él... - señalo con la cabeza al hombre de pelo revuelto que no ha dejado de mirarme. Un leve gesto de interrogación aparece en el rostro de mi interlocutor. "Mierda, todo esto es surrealista. El maldito Hugin podía haberse molestado en darnos nombres". - "Me lo ha dicho un pajarito" - añado en respuesta a la pregunta no formulada, mientras miro al hombre fijándome en su reacción.

De alguna forma, el aura que rodea a estos hombres me hace estar convencida de que no estoy metiendo la pata, pero no me siento cómoda con la situación. Cojo de mi mochila una cantimplora y empiezo a llenarla con el agua de la botella, pensando que siempre me he sentido más cómoda esquiando en la montaña que en un bar lleno de gente.

- Así pues parece que compartimos un mismo objetivo. - digo a la joven. La verdad es que si Hugin hubiera facilitado algún dato más habría sido más fácil.

- Por cierto. - sigo diciendo. Me llamo James, hijo de Heimdall. ¿Y tú eres? - termino diciendo tras asegurarme de que no era peligroso revelar mi identidad y de que no nos oía nadie más.

Finalmente, todos habían llegado hasta un punto de encuentro. Llevaba pensando en las palabras del pájaro sobre su padre todo el viaje, aunque nunca se lo reconocería... "Vidar fue el que te propuso a Odín". La verdad era que ese bicho no se había equivocado, sus problemas se redujeron a nada cuando se puso en marcha hacia allí. Teje-destinos iba guardada en su mochila negra, siempre a mano, y el resto de cosas bien aseguradas en la otra maleta. Se sentó con el resto, tras dar un vistazo al grupo, en especial a la Valquiria que tenía delante:

- Es un placer tener compañía tan... Capacitada. - Dijo con una sonrisa antes de sentarse.- Imagino que el correo aéreos se ha cebado con todos, ¿Eh? Solo tengo una pregunta, ¿Que sabemos del lugar?

El hombre, James, confirma con su presentación lo que mi intuición me había dicho desde el primer momento.

- Hilda, - contesto. - Hilda Loken. Aunque tal vez mi apellido debería ser Ullerdóttir... - pese a usar la forma islandesa del nombre, remarco el Uller para que quede claro quién es mi padre.

Un momento después se acerca otro hombre, alto y de aspecto nórdico. Prácticamente se sienta sin preguntar junto a James y su cara de fastidio es casi tan notable como la sensación de incomodidad que me produce el que me observen tan descaradamente. Al menos ya estamos los cinco, pienso mientras pregunta por nuestro destino.

- Tal vez deberíamos esperar a estar todos juntos antes de hablar de eso... - digo volviéndome a mirar al hombre de los cigarrillos y el pelo despeinado. Al ver que no se da por aludido, me dirijo a James y al recién llegado, disculpándome antes de retirarme de la mesa.

Miro de reojo al hombre del abrigo de lana mientras me acerco a la mesa del chico despeinado. Tuerzo ligeramente el gesto ante el olor del tabaco. Acostumbrada a respirar el aire puro de la montaña, el humo de los cigarros me molesta bastante. - ¿Creo que tal vez le gustaría unirse a nosotros? - digo extendiendo con una mirada mi invitación al hombre del abrigo.

Hagger sonrie ante la invitación 

- Porque creo que no hay nadie más con abrigo asi que se refiere a mi. 

- Vamos a hartarnos de vernos mi señora. Y vamos a tener mucho tiempo para hablar. 

Hagger continua leyendo el periodico como si la cosa no fuese con él. Para sus adentros intentaba entrever los gestos y la forma de comportarse de cada uno de ellos. Si iba a tener que convivir con ellos tendría que saber de que pie cojea cada uno. 

Mientras estaba hablando con Hilda de repente un tipo se sienta a mi lado y sin siquiera presentarse empieza a hablar de correos aéreos. Supongo que se referirá a Hugin y Munin. ¿Acaso no le han enseñado educación al tipo este?

Casi al instante Hilda se levanta y se dirige hacia los otros 2 Vástagos invitándoles a sentarse en la mesa con nosotros. Bueno, parece que ya estamos todos.

Agarro una silla de la mesa de al lado y la pongo en nuestra mesa para que entremos los cinco.

- ¿Y tú eres? - pregunto al tipo que tengo sentado a mi lado.

Miro con interes a la chica mientras se acerca, y la escucho con una sonrisa en los labios.

creo que tal vez le gustaria unirse a nosostros

-Claro que si nada me gustaria mas

Mientras hablo me pongo en pie y me dirijo a la mesa tras dar una rapida mirada a todos lo otros del grupo me siento y me quedo callado esperando a que los demas propongan algo lo cierto es que no me siento muy inspirado hoy, y tampoco tengo mucho interes en lo que quieran hacer al fin y al cabo que dificultad puede tener esta mision?

Miro a Hagger con frialdad, el gélido invierno que encarna mi padre reflejado en mis ojos azules.

- Como desees, - contesto a la defensiva. - Pero tenemos que trabajar juntos, así que será mejor que nos conozcamos lo antes posible.

Vuelvo a la mesa, donde los otros tres vástagos están empezando a presentarse. No suelo ser una persona muy sociable, pero estoy acostumbrada a trabajar en la montaña y sé que en situaciones límite hay que conocer a tus compañeros, pues es posible que tu propia vida llegue a depender de ellos.

Miro a los tres hombres que tengo en frente y lanzo una rápida mirada al que se ha quedado atrás leyendo un periódico. Repito la pregunta de Eckhart, - ¿qué sabemos del lugar? Yo, ciertamente poco. Es una pequeña ciudad minera, ahora abandonada y rehabilitada para el turismo. - Me encojo de hombros. -  Nuestro amigo común me comentó que sabríamos lo que tenemos que buscar nada más verlo, pero hay algo de lo que estoy segura... Dada la importancia del objeto, no seremos los únicos que estén buscándolo.

Guardo la cantimplora nuevamente en la mochila y le doy un trago a la botella de agua, ahora casi vacía tras haber llenado la cantimplora.