Partida Rol por web

Hagger respondió con voz áspera

- Si, es de malos vencedores retirarse sin terminar toda la competición, y además todavía estoy dolido por las trampas de la primera prueba. No se va a acabar el mundo por cinco minutos más... ¿O tal vez si? -soltó una risa seca

-Jah, así se habla muchachos, ojala fueran así para todo...- Digo desde el sillón.

-Y de paso apostamos algo...- Sonrío.

Miro a James con expresión seria y me encojo de hombros.

- Por una vez estoy de acuerdo con ellos. Dijiste tres pruebas Gunnar, y no quiero que puedas tener nada que reclamar por una retirada prematura. Nombra la tercera y verás que los hijos de los Aesir estarán allí para responderte.

Al igual que Hagger, no estoy cómoda con los resultados de la primera prueba. Cierto que el gigante despistó a nuestro compañero con sus ilusiones, pero ¿acaso esperábamos que jugase limpio? ¿Hasta qué punto hemos ganado en esa prueba si fue la mano del hijo de Odín la que primero tocó la mesa? No, prefiero perder un momento con una prueba más y dejar esto completamente solucionado.

Gunnar sonrie satisfecho

- Sois dignos hijos de vuestros padres. Y no lo digo con sorna. Bien, ¿que tal un poco de beisbol? Salgamos afuera, no sea que vayamos a romper alguna antigüedad.

Gunnar os conduce a la salida de su casa. Una vez fuera, uno de sus guardias le entrega un bate de aluminio y una pelota de beisbol.

- Una prueba muy sencilla: uno de vosotros coge un bate, yo le tiro la pelota, y él intenta batear. Tres strikes. ¿Quien se ofrece?

Agarro el bate de aluminio y lo sopeso en mi mano.

- Muy estadounidense, sí... - digo mientras miro a mis compañeros tratando de evaluar si alguno de ellos es experto en baseball. Pese a que no sea el deporte nacional de Canadá, en particular prefiero el hockey y el esquí, no se me da especialmente mal. - ¿Sólo batear?

Miro a mi alrededor, oteando la finca en busca de un lugar lo suficientemente despejado como para poder lanzar la bola con tranquilidad, y aprovecho para buscar medidas de seguridad adicionales, pues sigo sin fiarme del gigante.

- ¿Beisball? - digo. No está mal la última prueba.

Miro al Grupo y rápidamente me doy cuenta de que el tema está entre Hilda y yo.

- La cosa está entre nosotros dos. - le digo con un guiño de ojo. Tu dirás cuan afortunada te sientes esta mañana.

Coloco el bate sobre mi hombro después de hacerlo girar en mi mano.

- Prefiero que tu vigiles la bola por si nuestro anfitrión decide utilizar sus trucos otra vez - digo en voz alta, sabiendo que Gunnar puede escucharme perfectamente. No quiero que vuelva a utilizar sus ilusiones para descolocarnos otra vez y sacar ventaja en la prueba.

Me vuelvo hacia el gigante.

- Bien, tú dirás... - le digo mientras me separo un poco con el bate colgando del brazo.

- Está bien. - le digo encogiéndome de hombros y retrocediendo un par de pasos. Todo tuyo. - añado con una sonrisa mientras permanezco atento a todo lo que ocurra a nuestro alrededor.

Gunnar coge la pelota y se dispone a lanzar

- Muy bien, vamos a ver que brazo gastas

Oscilo el bate en el aire, preparándome para devolver la pelota que el gigante lanza hacia mi. Mis reflejos y velocidad son suficientes como para alcanzar la pelota en pleno vuelo, pero no había contado con la fuerza sobrenatural del gigante. El brazo me tiembla cuando el bate impacta en la pelota y por un momento parece que mis tendones van a estallar. Sin embargo, la resistencia sobrenatural heredada de su padre hace que soporte el impacto sin soltar el bate. Desgraciadamente, la pelota cae a tan solo un par de metros de mis pies, pues no consigo golpearla con la suficiente fuerza.

- ¡Otra! - le digo al gigante, sintiendo la ira acumulándose en mi interior al ver su sonrisa.

La segunda bola no me pilla desprevenida. Muevo el bate con agilidad y coloco el hombro para absorber el impacto que sé que llegará con el golpe. Esta vez sí, la pelota se eleva por encima del campo y bota en el exterior de las calles. Esta vez es el gigante quien debe soportar mi sonrisa.

- Y con eso es suficiente, pero lanza la tercera y acabemos de una vez.

Nuevamente golpeo con éxito la bola lanzada por el gigante.

- Y, ahora, se acabaron tus juegos, Gunnar - digo señalándole con el bate.

- Bueno, antes me toca batear a mi, ¿no?

Gunnar coge otro bate y se pone en pose de bateador

- Venga, ¿quien tira? Os aviso que soy muy bueno en esto

Dejo que Gunnar coja el bate con el que le señalaba y le pido a cambio las pelotas de baseball. Con paso seguro, me dirijo al lugar desde donde lanzaba él.

- Claro, perdona... - digo disculpándome por no haberle dejado batear a él.

Sonrío mientras sopeso la pelota en mis manos, convencida de que puedo lanzarla con suficiente efecto como para que no llegue a golpearla con el bate.

- ¿Estás listo? - pregunto antes de lanzar la pelota.

Igual que él a mi me pilló por sorpresa, no creo que se esperase el primer lanzamiento. Por muy buen bateador que sea, ni siquiera se movió antes de que la bola pasase rápidamente junto a su bate. 

Sonrío, segura de mi misma, mientras le lanzo la segunda bola. Lenta. El bate del gigante abanica al aire antes de que llegue a alcanzarla. - Te has equivocado, Gunnar. Tienes que golpear la bola...

Mi mofa hace que el gigante reaccione y llega a golpear el tercer lanzamiento, pero de forma marginal con el bate, lo que hace que la pelota salga despedida hacia atrás.

- Ahora sí... ¿Estás ya contento? - le pregunto volviendo junto a mis compañeros.

- ¡Jo jo jo! ¡Impresionante! Sabía que a los hijos de Uller se les daban bien los deportes, pero no me imaginaba tanto

Gunnar le tiende el bate a uno de sus guardias y os hace un gesto para que paséis a la casa

- Bien, teníamos un trato, ¿no? El Corazón del Invierno y un pequeño favor por haber superado las pruebas

Se quedó pensando en el favor que Gunnar les iba a dar por superar sus tres pruebas. Quizás podía pedirle uno de los objetos que le faltaban en la lista, o quizás que le contara los planes auténticos de cómo preveer el Invierno, pero no se engañaba, Ragnarok no podía evitarse, solo rezar por superarlo.

- Gunnar, necesito un cuchillo hecho por los Svartalf, ¿Puedes conseguirlo como favor a cambio de las pruebas? Si alguien no prefiere pedir otra cosa a cambio claro.

- Grandes Lanzamientos Hilda. - le digo conteniendo la boca para que esta no se habra de par en par como en los comics manga.

Miro a Eckhart.

- Tengo a gente buscando ese objeto. - digo sin más. Sería mejor que nos facilitase el otro. - añado en clara a lusión al Colmillo de Cría de Fenris.

Le guiño un ojo a James en gesto de complicidad. - Me despisté un poco en el último...

Me giro hacia Gunnar. - De momento llévanos hasta el Corazón del Invierno. Tenemos que pensar un poco cuál será nuestro premio.

Me reúno con mis compañeros ligeramente separados del gigante.

- Si lo que dijeron los enanos es cierto, las crías de Fenris suelen estar cerca de los gigantes. No creo que nos cueste demasiado cazar una por aquí, o en las proximidades de la mina donde encontramos al otro hermano Fronson. Si es lo único que nos falta para poder curar a Sybil, tal vez podamos aprovechar de otra forma la oferta del gigante... Pedirle que deshaga lo que quiera que haya hecho con el Corazón para desencadenar el Fimbulvert... - Miro a los demás, esperando su opinión. - Pero es cierto que posiblemente eso nos retrasaría para ayudar a Sybil y no sé cuánto tiempo tenemos... ¿Cuánto tardaréis vosotros en conseguir los otros objetos? - Pregunto a Ian y James.

- Tendría que hacer una llamada preciosa. - le digo a Hilda con un guiño de ojo tras lo cual cojo el móvil, marco un número y espero a que mi interlocutor responda.