Partida Rol por web

Selina se movió incómoda; no era la postura, ni el tacto metálico de las esposas en sus muñecas lo que la incomodaba. Lo que le hacía sentirse como una auténtica mierda era comenzar a ser consciente de lo tremendamente estúpida que había sido.
Ahora se daba cuenta de que la no-vida que se había imaginado tan sólo era un estúpido cuento de hadas...¿Inmortalidad?¿Poder ilimitado?¿Diversión sin límites? EN su existencia, qeu en estos momentos se le antojaba totalmente carente de sentido, no había nada de eso.
Una vez más, aquella curiosidad innata en ella le había traído más porblemas que otra cosa, tal y como había pasado cuando era mortal.La única diferencia era que a menudo los problemas de los mortales, que en su época le habían parecido obstáculos insalvables, eran niñerías comparadas con el mundo que ahora la rodeaba.
Pasó con suavidad la lengua por sus labios tratando de averiguar si la sangre reseca que los cubrían era suya o de otra persona o vampiro. NOtó la garganta seca, como si tuviera resaca... maldición; era el puto mono, hacía días que no ingería alcohol, todo era horrible en aquel puto continente.
No pudo evitar que sus ojos se fijaran en la llama que prendía en la vela, por unos instantes su mente se evadió a momentos extremadamente placenteros en los que por casualidades de la vida, o la ausencia de esta, también había velas y cadenas.
-¿Quién eres?¿Que ha pasado? Su mente aún divagaba tratando de recordar algo de lo que había ocurrido, pero un telón rojo lo cubría todo. Su cerebro se negaba a colaborar.

No hay respuestas inmediatas a las preguntas. Solo el roce de telas en la oscuridad, la señal de que cambia de postura. Mientras esperas, descubres que en efecto la sangre no es tuya…

- Esa pregunta, creo, me corresponde….+replica finalmente la voz masculina y serena.+ No hace poco estabas gritando y aullando como loca. Tuvimos que golpearte bastante para que te calmaras… y ahora estas fresca de nuevo, si te lo preguntas. Ni una marca.

Guarda silencio nuevamente. Un sonido como de golpecitos sobre madera.

- Me imagino que él te trajo para jugar con vos, a su manera. Pero es raro. Nunca se metía con las de tu tipo. Ahora estoy… confuso. ¿Qué te dijo? ¿Porque viniste abajo?

Algo suave recorre el interior de tu pierna derecha, una vara o similar por la forma… Es gruesa. Sube por las rodillas hasta tu ingle, despacio, tanteándote.

Hundirse en la oscuridad helada y absoluta de las alcantarillas tiene un rasgo de riesgo propio. Abrir la boca y sentir el agua corriendo dentro… por no hablar de los otros orificios donde se mete, es una sensación tensa. A pesar de los años de vampiro cuesta evitar el reflejo de ahogarte.

Algo, quizás una caja arrastrada por el agua, golpea tu pierna. Una minúscula parte aulla de terror. Incluso muerto, esto tiene riesgos. ¿Y si se pierden o quedan atrapados en los desechos?? ¿Qué le pasa a un vampiro sin comer por días, enterrado bajo el agua y la mugre, en la oscuridad?

Las chicas se meten detrás de ti, y podes sentir vagamente sus pasos siguiéndote muy de cerca. Vos sos su escudo contra lo que venga. Pero nadie puede protegerlos de sí mismos… de todas esas cosas que se mantienen dentro de los pequeños rincones de la mente.

Echa un ojo a lo que lleva, y se da cuenta que esta muy bien armado, pero no puede evitar darse cuenta que todos los demás tienen cara de angustia, sobre todo las cajeras que deben estar pensando en sus casas, en sus familias, la vampiresa puso su mano en el pecho del hombre y se mordisqueo el labio inferior, pasando sus dedos por su este, o gusta que la agarre de una manera tan fuerte, pero ese gesto hace que le duela su vientre, se queja un poco, y termina completamente apoyada en él.

- sí, pero iré rápido por algo, espérame - murmura y se empina para besar sus labios, y sale hacia la zona de cosas de higene, en donde busca gaza y vendas y vuelve donde el vampiro, le había costado correr, pero estaba ya, la fila era algo larga, y llevaban muchas cosas los demás clientes, si fueran humanos estarían igual. Volvió a colgarse de su cuello, y suelta un pequeño gemido, le duele el vientre.

- de todas las cosas... Que dejamos de sentir... Deberíamos dejar de sentir dolor - susurró molesta - ¿de a aquí, a donde? ¿Se te ocurre? - pregunta, entrelazando sus dedos con los del vampiro.

Nunca antes había nadado bajo tanta profundidad, y la oscuridad de las alcantarilla no es ciertamente el mejor lugar para empezar. Aunque no tengo la necesidad de respirar, siento que me ahogo. Aunque después de todos estos años de no-vida me he acostumbrado a la falta de luz en mi existencia, la oscuridad me aterra. ¿Saldré de aquí ileso, lo suficientemente entero para contarlo? Sé que hacemos esto para salvarnos de los que nos lanzaron los jaguares, pero no estoy seguro de que el mejor refugio que podamos encontrar sea con el tipo de las ratas. Bueno, pienso, no es como si le podamos ver al caballo el colmillo: no estamos para ponernos quejumbrosos, y menos si logramos salir de este intento de submarismo. Tengo que concentrarme para terminar esta tarea con éxito, y junto a mis compañeras encontrar un refugio, aunque sea mínimo, entre todo el peligro que nos rodea. 

Al notar que algo le roza la pierna se remueve con fuerza mientras mira hacia abajo tratando de comprobar que no sea otra maldita rata. Los recuerdos del dolor que aquel animal había causado en su interior no eran nada agradables.
-Bajé porque era la única salida, había un lobo enorme y jaguares, fué una sangría. Él me dijo que llegaba la Gehena...
De repente una idea como una luz atravesó su cerebro, aquel tipo estaba hablando en plural, ¿que estaba pasando?
-¿QUienes sois?

Luego del regreso de Javiera, la aprieta con suavidad contra su pecho, apoyándose en ella. Finge besar su oreja, un nivel de mimos que distrae la atención de ellos o arranca sonrisas tenues en los clientes cercanos.

-Primero al patio… Entre los autos podemos conseguir alimento y un vehículo.+susurra, repasando el plan anterior+… Después salir de la ciudad. Tengo amigos en el conurbano. Sus chacras están bastante escondidas así que deberíamos estar bien.

Sus dedos bajan por el costado de Javiera, casi hasta la herida, pero sin rozarla.

-Y de esto… ¿No te lo enseño Ernesto? Me ha tenido pensando mucho. Si fueran de un animal normal, tendrían que ser como balas o cuchillos. Apenas una molestia, incluso de bichos tan grandes. Pero estas duelen y no se curan. La única explicación, es que fueran de otro chupón… ¿Cuantos conoces que se conviertan en animales? 

-… que acento tan lindo. +comenta tras unos segundos, ignorando la pregunta+ Entiendo de lo que estás hablando, más o menos. Te metiste escapando de un quilombo y terminaste encontrándote con él… Pobrecita.

Lo que sea, roza tu sexo. No es peludo, algo es algo. De hecho, es puntiagudo. Cuando sube por tu vientre raspa, como un lápiz. La clara imagen de una estaca te roza la mente. Solo que la última vez, la empuñaba Maira, no la oscuridad.

- Me gustas. Supongo que a él también, por eso seguís entera. Tenes un lindo cuerpito. Así que hagamos un trato. Si te quedas tranquilita, la podemos pasar bien hasta que vuelva. Sino… te clavo esto ahora y terminamos con todo. A todo esto, ¿cómo te llamas?

Mal que mal, el grupo avanza, conteniendo los temores y el asco. Lucrecia o quien vaya detrás de ti, te señala el camino zigzagueante y largo que lleva al jodido refugio del bicho.

A medida que pasan los metros, se hace evidentemente difícil. Hay corriente, como quien diría, en algunos de los ductos. Probablemente los que desaguan en el rio o al mar. El inmenso caudal de estas lluvias totalmente absurdas los empuja en ellos, amenazando llevárselos.

Siendo el que va delante, recibís el mayor impacto del agua. Y si caes, lo más seguro es que arrastres a las que van detrás. Son los 500 metros más largos de tu vida. Todos, con la esperanza de ver esa puta lucecita junto a la reja, que indique la salvación. Si asi puede llamarse autoencerrarse con dos locas y un demente en una cloaca.

El plan estaba trazado, sabían ya a donde ir a esconderse, Javiera, que continuaba arrimada al moreno, ahora sentía un poco de incomodidad, pero mas propia del hecho de que había olvidado tal cercanía, Alfredo jamás fue realmente cariñoso y lo que había entre ambos obedecía mas a la idea de maestro pupilo con tintes de sexo cuando estaban aburridos, pero a pesar de eso, lo agradable de su cercanía, la pegarse aun mas, pero las puntadas en su estómago y brazo, casi la obligaban a arquearse  del dolor.

-lo sé, lo mismo le pregunté a Ramiro, pero no sabia de nada similar, y como nosotros que puedan hacerlo... solo se me ocurren... Gangrel, no me extrañaría que estén metidos, hace unos años eran muy amigos de varios sabbat, y estuvieron metidos en los disturbios de hace 15 años, quizás han vuelto... por eso necesitaba saber si Antonia sabia de esta reunión de antes o no, porque si se entero cuando fue Ramiro por nosotras, debió ser el jaguar que nos atacó el que escuchó... pero si sabia de antes, pues nada, ya no confío en nadie, solo en ti... - admitió en un susurro muy sentido- que avance luego... de ahí te contaré lo que sé, pero no es nada casi.. Ulises, pero creo que lo que pasó hace 15 años ni se compara con lo que pasará ahora... U mm ¿qué sabes de la mamma supay? - le hablaba al oído, como si le confesara algo divertido, usando el mismo juego de las caricias que él.

Si bien había podido superar el asco de meterme en estas aguas oscuras, y desconocidas, la fuerza del agua es más de lo que puedo soportar. Siento como a cada brazada me arrastra el doble de los metros. No puedo avanzar ni un poco sin sentir como una mano invisible me lleva hacia atrás. Para ser el que conduce al grupo, ¡seguro que estoy dando un espectáculo! 

El tacto áspero de la madrea sobre su piel la hizo pensar en una cruz de San Andrés, ni si quiera sabía por qué.Tal vez era su mente intentando evadirse de la desesperante realidad.
Estaba a merced de uno o varios desconocidos, ni si quiera lo sabía. El tipo que hablaba había dicho algo sobre la vuelta del encapuchado,sin poder evitarlo a su mente acudieron las sensaciones que había vivido con el loco de las ratas... una lágrima carmesí resbaló por su mejilla.La desesperación se estaba adueñando poco a poco de su mente y de su cuerpo. Pensó en pedir a gritos que le clavaran de una vez esa maldita estaca, que estaba harta de jugar.
No fue capaz de articular palabra, en su garganta de agolpaban los sollozos de la desesperación, impidiendo que nada inteligible saliera de su boca. -No me dejes otra vez con él...fue un susurro apenas audible, lo único en lo que podía pensar en ese momento.

La oscuridad cobra forma. Asi de la nada. Un momento solo era noche, luego el contorno de un hombre. La luz de la vela te perfila desde atrás unos rasgos duros, no muy atractivos, marcados con una barba de candado… Es muy alto, pasando el metro 90, y de hombros anchos, aunque no parece especialmente macizo. Pero tampoco necesita ser gran cosa para imponerse sobre vos, y menos en este estado.

-Tu nombre. +repite con una voz que es casi jadeo, tensa.  Pero no tiene aliento. Esta frio, igual que vos. Y su mano libre te soba la carne del muslo, mientras la aguda punta de la estaca que sostiene entre tus pechos se clava apenas en tu carne blanquita.

Mientras la cola avanza, el soba tu espalda, empujando cada tanto distraídamente el carrito.

- De los Gangrel, mis sospechas van por ahí también. Pero no se… no me cierra. Nunca vi que se conviertan en esos jaguares. Nomás en lobos o murciélagos. Alguno que otro en perro o víbora pero… nada más. O sea… vos viste lo que eran. No se compara.

Encoje los hombros, bajando la vista a la ropa y los cuchillos, al tiempo que arrimando los labios hacia tu frente.

-Sobre lo otro que mencionas… de Antonia no te puedo ayudar. Vos sos más cercana a ella que yo. O Alfredo o Ramiro. Si ustedes no saben cómo se mueve... Y la mama algo… mucho menos. De indios ni jota desde la primaria que hice de uno jeje…+sonríe+. Si tuviéramos tiempo de ir a la biblioteca seria otra cosa. Marilu trabaja ahí. Es una de las nenas consentidas de Alexandria, aunque es muy rara para ser de los suyos, un bocho. ¿Pero, tiene algo que ver con esto?

Justo como ella había pensado, no sabía si los gangrel podrían convertirse en criaturas así, aunque la presencia de ese lobo parecía ser señal que los cambiaformas no tenían sus narices tan lejos de esto, pero ¿qué pasaba entonces con don Orlando?, ¿acaso había decidido ser maricón y darse vuelta la chaqueta?. Muchas preguntas. 

Ella besó su pecho, - cojamos primero, y te cuento...- bromeó, aunque no era por el deseo de hacerlo, (aunque si era un incentivo), sino que estaba incómoda con tanta gente cerca, y aunque no sintió el olor a aquellos como ella, de todas formas, no le gustaba estar tan rodeada de vivos, que el hambre cundía.

-no en serio... creo que es mejor buscar un lugar seguro... y perdernos un rato... ya estoy paranoica - rodó sus ojos, y llevó de nuevo su mano a su vientre, dolía. Espera que la cajera los atienda, sin soltarse de Ulises.

-creo... que Antonia no sabía de nada, que se enteró al mismo tiempo que yo... eso quiere decir que esas cosas me siguieron, bueno... a Ramiro y a mí... pero...¿por qué?, ¿por qué sacarnos de en medio?, ¿armar guerra?... las piezas parecen encajar, pero faltan... ah... me duele todo - hace un iigero puchero.

De repente ante sus ojos la oscuridad tomó forma, sabía ue había vampiros capaces de hacer cosas así, pero jamás las había presenciado. El hombre que apareció frente a ella no era para nada atractivo, y sin embargo, el frío tacto de su piel, la áspera presión de la madera sobre su pecho e incluso la tensión en la voz de aquel extraño le resultaban casi excitantes.
-Selina,dijo en un tímido susurro,-¿eres amigo del encapuchado?
No pudo evitar aquella pregunta, se moría de curiosidad por saber algo más. Necesitava averiguar si aquel perturbado le había dicho alguna verdad, pensó fugazmente en sus compañeros, a los que creía caidos. A pesar de todo una pequeña luz inuyndaba su pensamiento, tal vez fueran todo invenciones de ese lunático para tenerla a su merced.
 

Finalmente tu mano tantea una reja en las fétidas y espantosas aguas, tras avanzar lentos y pesados pasos por el laberinto subterráneo. Nunca algo se había sentido tan esperanzador. Pese a ello, la sensación viscosa en torno a vos te recuerda donde se están metiendo. Lo que hay. Esta sopa de órganos donde estas nadando…

Mucho para pensarlo ahora. El túnel más adelante, a tu derecha, lleva a la compuerta que da acceso al lugar. Lógicamente, está cerrado para evitar que se inunde, pero una vez lo abran para entrar eso va a cambiar. Agua podrida a raudales se va a meter con ustedes... abra que cerrar de nuevo deprisa y contra el torrente.

¿Pasas primero o dejas que las mujeres tomen la iniciativa caballerosamente?

Finalmente, un atisbo de luz entre toda aquella oscuridad. Después de nadar contra la corriente, literalmente, de meter el cuerpo hasta el fondo en agua empantanosa y miserablemente fría, después de tantos problemas encuentro la entrada al refugio subterráneo del bicho de las ratas. Tal vez si no fuera porque estoy rodeado completamente de líquido negruzco e incierto, me pondría a gritar de la felicidad: pero no. En vez de eso, una vez acostumbrado a la idea de lo que estaba delante mío era una compuerta, abró la puerta, y por momentos peleo contra mí mismo de si dejar pasar primero a estas mujeres o pasar yo antes.

La verdad es que si por mí fuera pasaría yo y cerraría la puerta en las narices de estas; o me iría nadando de allí rápidamente, dejándolas solas y desorientadas. Pero ante el pensamiento de lo que me haría Lucrecia si las dejará vagar a su suerte, y sobre todo ante el recuerdo de que ambas mujeres me salvaron hacia unos minutos cuando me creía perdido, me hago un lado y les hago señas a las dos para que se apresuren. Una vez que mis compañeras estén dentro, haré lo propio y cerraré la compuerta.  

Se inclina y sus labios rozan los tuyos. Luego comienza a poner las cosas en la cinta, esbozando una media sonrisa para animarte.

-Tranqui, ya casi estamos. Estoy tan perdido como vos, pero bueh… hoy no podemos hacer más que intentar pasarla. No sé si lo de la reunión fue porque iban atrás tuyo o por otro tema, y con hacernos la cabeza no ganamos nada. Mañana contactemos a Ramiro, Antonia y a todos para ver que paso, ¿ok?

Su calma es en cierto modo relajante. Paga por las cosas al cansado cajero y ambos salen rápidamente, pero no hacia afuera, sino a los baños. Ahí podrán cambiarse. Ambos quedan en puertas opuestas, así que no pueden entrar juntos. Él te pasa, además de tus compras, uno de los cuchillos.

-Acomódatelo. Te espero en la puerta o espérame, y vamos al estacionamiento para conseguir lo que necesitamos.

Esta ultima frase te recuerda que la noche no termina. Todavia tiene que haber mas victimas para que ustedes puedan escapar... Mas sangre. Solo que ahora derramada por tu mano...