Partida Rol por web

Los ojos del moreno se entornan, y un claquido de madera contra cemento se escucha, al caer la estaca de su mano. Guarda silencio mientras alza tu pierna desde el muslo, separándola, y con la que ahora tiene libre rebusca entre su ropa, liberándose de las trabas en su pantalón.

Podes apreciar que el tamaño es acorde en toda su anatomía cuando un pene grande y duro se restriega contra tu ingle ahora expuesta. La diferencia de altura la compensa alzandote levemente, lo que causa que la presion de las muñecas aumente cuando empezas a colgar de las cadenas en ellas y duela. Es fuerte...

-Muy amigos…+responde finalmente, en tanto busca tu agujero. No hay jugueteos, solo va con violencia al grano… Al encontrarlo finalmente presiona contra el mismo, pero estas fría y no se ha dilatado… no puede entrar. Podes notar su angustia, puede que se ponga nervioso si no lo complaces.

Lucrecia asiente y como pueden se acomodan en el estrecho corredor para girar la manivela y entrar…

Al instante que la placa de metal se abre, la presión del agua se hace sentir a vuestras espaldas, empujándolos a los tres hacia adentro con violencia. No hay de donde sujetarse salvo el marco mismo, antes de caer en la sala.

Las chicas ni se esfuerzan en tratar, sino que ruedan sobre si mismas para amortiguar cualquier daño e incorporarse rápidamente en el agua mugrienta que entra a raudales… Por suerte, han entrenado bien, y lo consiguen sin gran esfuerzo, a ambos lados de la columna que se encuentra casi directamente frente al acceso.

En cuanto aquel desconocido cogió su muslo supo de inmediato lo que iba a pasar. Al final vampiros o simples mortales todos los hombres eran iguales.
Durante un breve instante pensó en ponerselo dificil a su captor, tratar de usar su vitae para algo más útil que darle placer a ese tipo. Fue un instante muy fugaz, pues el roce de su miembro, de tamaño considerable, la hizo volver a la realidad.No estaba en disposición de resistirse, ni de hacer nada para librarse de aquello. Simplemente pasar lo que le quedaba lo mejor que pudiera, se concentró para enviar su preciada vitae hacia su sexo.Al menos así no sería tan desagradable.
 

Una vez la carne de tu sexo cobra vida, la situación mejora… a su manera. Aun le cuesta entrar, es grande, pero ya tu cuerpo no se resiste. Finalmente su embestida logra el objetivo. Puedes sentirlo deslizándose dentro…

Sujeta tu otra pierna y alza ambas en torno a su cintura, exponiéndote por completo. Te penetra hasta el fondo de un empujón, y es como si hubieran deslizado una botella de cerveza dentro de ti.  Solo que caliente… Luego suelta levemente y enseguida repite, buscando el ritmo. Eres balanceada de las cadenas, a medida que los empujones son más acompasados. Aproxima el rostro al tuyo, y sus labios rozan tu boquita, el primer mimo que hace… 

Pareciera que lo más difícil de la tarea ha sido dejado atrás, pero no. Todavía me queda mucho camino de recorrer como para poder considerarme ligeramente a salvo, y uno de esos pasos es llegar al suelo sin terminar de romperme. La pelea con el jaguar aún me pasaba factura, por lo cual procuré irme por lo más sencillo: no estaba para proezas de fuerza. Si ponía a pavaronear lo más seguro es que terminase arrastrándome como una serpiente a falta de huesos es los que apoyarme. Decido dejar llevarme por el agua, así como lo han hecho mis compañeras. Ruedo, cayendo de una forma más bien brusca. No es la caída que hubiera deseado, pero por lo menos no he obligado a todos mis miembros a desprenderse de mi cuerpo. Después de todo lo que he pasado, un par de contusiones son lo de menos.

la día de derramar sangre la perturbó de pronto, y lo quedó mirando algo asustada, pero sin revelar nada, sólo tomó las bolsas y entró en el baño. Cambio las ropas,vendó lo mejor que pudo las heridas, dolían las condenadas, y luego de secarse el cabello, se vistió, ya lista, se miró en el espejo, arregló un poco su cabello, y partió al punto de encuentro. tendrían que esperar al día siguiente, ver quienes habían sobrevivido, como habian sobrevivido y de mierda sabían. Javiera pegó la espalda a la pared, tendría que beber sangre, así, con miedo a matarlo, no podía matarlo, las malas costumbres se mantienen, pero casi estaba decidida de lo que haría, no quería más guerra, y si era junto a Ulises.

Volvió a agudizar sus sentidos, estaba impaciente, nerviosa, mira el sobre su hombro, ahora volviendo a buscar enemigos, congéneres, lo que fuera. Todo era amenazante, solo quería un poco de sangre y dormir, de pronto el dormir se le hizo el mejor plan del mundo. 

- esto es una mierda... chasqueo la lengua, y busco a Ulises, se asombró por demorarse tan poco, pero ahora parecía un niño, la ropa de Antonia había quedado en una de las bolsas, y sentía el peso del cuchillo en su costado, oculto bajo la chaqueta que llevaba. llovía, y eso hacia todo mas extraño. los nosferatus deberían estar saliendo como sabandijas del alcantarillado. 

Logras entrar y esquivar el chocar contra la columna de acero que se encuentra casi frente a la entrada, por los pelos… El agua te sigue, comenzando a inundar el refugio rápidamente. Lucrecia va hacia la tapa y de inmediato  se concentra en cerrarla, empujándola. Sus delgados bracitos se oponen al torrente… venciendo. No de inmediato, claro, ya que el peso y la presión no son ninguna tontería, pero bastante. En breve lo tendrá controlado.

En tanto, Eliana se mantiene en guardia, esperando la aparición del dueño de casa. Vigila alternativamente ambas entradas, aunque sin recurrir a la pistola mojada, sino extendiendo desde sus puños, al mejor estilo Wolverine, unas garras óseas impresionantes… No estás en mala compañía, quizas.

Ninguna de las dos parece notar un sonidito raro... un siseo o chisporroteo. O no lo comentan. Puede que hallan jodido algo al entrar acompañados del liquido al refugio...

Aunque has sido rápida, Ulises lo fue más, probablemente porque no se detuvo a vendarse ni arreglarse nada. Lo ves esperando en la lluvia afuera, ya oteando. Te hace una breve seña de que te aproximes al lateral donde se alinean los carritos, al reparo de la lluvia.

- No va a ser fácil, hay mucha gente circulando en el estacionamiento. +murmura cuando se reúnen+ Pero si vamos calladitos… Recién vi una mujer sola saliendo. Es lo más fácil. Vos que estas más lastimada, la encaras para cualquier boludez, distráela. Yo voy por atrás y la termino rápido. Comemos y nos llevamos su auto. ¿Estamos?

El plan es expuesto en tono quedo, pero fríamente. No es una cacería. Cierto que no cazaste mucho en Buenos Aires, ya que no es necesario exactamente. Podes comprar la vitae fría, que es algo sosa (como la comida vegetariana) pero sirve perfectamente y al ser donada no se lastima a nadie. Así que las únicas fueron por deporte o durante los entrenamientos con los autarcas. Y una cosa que sabes es que ningún humano tiene tanta sangre para satisfacer a dos vampiros. Ni siquiera a uno si está lo suficientemente hambriento.

Lo que Ulises propone es lisa y llanamente un asesinato. Pero quizás también la única forma de recobrarte mañana al despertar. Tu no- vida por la de una extraña...

Tras la primera embestida Selina se agradeció a si misma haber obedecido a su instinto evitando resistirse.
Sólo imaginar el dolor el dolor que el gran miembro de ese desconocido le habría causado de penetrarla bruscamente aumentando las heridas que le produjo la rata le hacía estremecerse.
De pronto aquel extraño tuvo una especie de gesto de cariño, Selina se sentía desconcertada. El tacto de las cadenas en sus muñecas acompañado del rítmico vaivén de las penetraciones le resultaba casi excitante, pensó por un instante que si fuera capaz de obviar los momentos vividos con el encapuchado estaría disfrutando bastante de todos estos momentos, en un acto reflejo se mordió el labio inferior con lascivia.
A fin de cuentas, si esa iba a ser su última noche tal vez sería mejor tratar de sacarle provecho.

Después del agua helada, de la oscuridad y podredumbre desconocida, al fin nos encontramos dentro de la boca del lobo, listos para ser comidos. No sabía cuando el anfitrión iría a aparecer, pero cierto sea dicho que no me simpatizaba la idea de verlo llegar de manera imprevista, acompañado de sus malditas ratas, dispuestos a reírse en nuestras narices.

Veo a Lucrecia mientras cierra la compuerta, que separa el mundo acuático de la alcantarilla de esta parte seca, y pienso para mi capote si habrá tenido razón al decir que entre los tres podríamos doblegar al hombre de las ratas. En lo personal estoy malherido, y no sabría decir a ciencia cierta que tan letal sería en caso de que me toque luchar; aunque cuando observó las garras que Eliana se cuelga de las muñecas, impresionado me digo a mí mismo que después de todo no deba preocuparme por ello. Quizá mis compañeras sean tan letales en la lucha que no necesiten demasiado de mi participación.

Ya veremos lo que sucederá. Después de todo puede que nuestro anfitrión no tarde mucho en aparecer...*

Tus hombros rozan la pared de cemento y golpeas la misma levemente con la cabeza al aumentar la intensidad de los empujones. La boca del sujeto baja lentamente, buscando tu cuello,  con pequeños chupetones…

Sería difícil sentirse más vulnerable. Encadenada. Sometida. Forzada. Es… una situación con dejes muy familiares, tan excitante como aterradora. Todo lo más sabiendo que el también es un vampiro, uno que no conoces. ¿Qué le impediría morderte y beber tu sangre hasta el final?

Te han hablado de eso, por supuesto. La Diablerie. Un tabú para la Camarilla, pero algo bastante aceptable para el Sabbat y algunos independientes. El acto en el cual un vampiro se alimenta de otro hasta la última gota, drenando su alma en el proceso. La única forma de aumentar el poder de la sangre, pero también un acto de poder, de supremacía absoluta.

Su pene se pone más duro o eso parece cuando va llegando al climax. El también lo disfruta.. Y su cuello también está expuesto cuando busca el tuyo. ¿Oportunidad, trampa u otra cosa?

El chisporroteo desaparece cuando intentas prestar atención, desvanecido entre el tañido de Laura al cerrar o los chapoteos en el agua que dan vos y Eli al moverse. ¿O quizás nunca existió? Ellas no lo notaron o no comentan nada…

Es una duda de varias que comienzan a juntarse. Nadie aparece a recibirlos. Ciertamente, la otra vez también se dio su tiempo y cuando lo hizo, fue yendo a por quien era más vulnerable, Selina. Hoy, sos vos. Las chicas no tienen obvias heridas que las envaren.

Recordas muy poco de la disposición del lugar. No sabes que hay por la de la izquierda, pero por la derecha estaba ese matadero, donde colgaban las victimas despellejadas y devoradas por las ratas. También había una puerta a otro lado en el fondo, que no hubo tiempo de investigar.

Si otra vez los emboscan es un problema, en tus condiciones… y eso puede ser solo el primer problema...

su mano tiembla, iba a tomarlo del brazo, pero ese temblor es como si la hubiera atacado el frío, la chica arruga su ceño, feo recordaba el haber cazado, nunca había sido su actividad favorita, siempre le producía aversión, pero ahora, si hubiera tenido estómago, se le hubiera revuelto. Ulises hablaba de matarla, así de simple, matarla, Javiera mira el suelo, tan mojado, tan húmedo, matarla, esa idea la golpeo y le hizo retumbar su conciencia en su cabeza. Matar a una persona. Pero no había otro camino en ese instante, estaban muy débiles, lastimados, hambrientos, y la noche estaba cercana a terminar. Debió asentir, movió la cabeza, asentía, no era un juego, no era solo deporte de aquellos primeros años, era un hecho cierto que removía lo que quedaba de su humanidad. De pronto constató que era mucha. En silencio se empinó y besó sus labios, pero no dijo nada,  ya estaba tomada esa decisión.

- ok.. vamos... - se separa de él, había visto a esa mujer, y ahora la buscaba.

Ulises te guía hacia el lote oeste, caminando despacio y con calma. Su abrazo suave se reanuda brevemente, porque pronto deben dividirse y ejecutar el plan.

Te señala una señora que empuja un carro bastante cargado. Camina apurada por la lluvia hacia un modesto Senda, para abrirlo por detrás. Tu compañero se separa unos 20 metros antes de llegar y agazapado se interna entre los autos para rodear. El estacionamiento tiene reflectores, pero la noche y las lonas dan bastantes sombras. No le costara mucho llegar a sorprenderla, siempre que ella no mire en esa dirección o que nadie aparezca.

Es tu turno de crear la distracción. Solo que se vuelva. Entonces el podrá hundirle ese tramontina en el cuello o quien sabe… Algo rápido y silencioso seguramente. Puede que no sufra. En todo caso solo lo harán sus hijos y los que la esperen en casa…

Antes de que Ulises se separe de ella, la vampiresa sujeta la mano de él y le suplica que no la mate, aunque es consciente que eso era casi imposible. Ya cuando se separan, Javiera se arma de valor, y se acerca a la mujer, sacando su billetera.

- señora... señora, disculpe, creo que esto es suyo - le muestra la billetera, sabe que es la propia, pero de todas formas, sabe que es más sencillo engañar así a una persona - su billetera - le dice a estando bastante cerca, y suelta la billetera, simulando una mera torpeza, que cae, aprovecha que ella se agachará para tomarla, y ella la toma, esperando que ese momento, Ulises haga su movimiento...

Selina ve en el expuesto cuello del extraño una oportunidad de mejorar su situación, puede que sea una trampa y lo único que haga sea adelantar su final. Aún así tiene que intentarlo,no puede quedarse así, vulnerable, expuestaa e indefensa ante un desconocido.
Selina trata de morder a su captor en el cuello.

Tus dientes encuentran que su piel es dura, correosa. La de un hombre de campo no sería tan dura. Pero los colmillos hacen su parte y logras hundírselos hasta encontrar la carne debajo!

Al instante, el sujeto exhala un gruñido animal, devolviendo el favor sobre tu garganta. Es fuerte y el mordisco parece aplastarte la tráquea, casi impidiendo el habla.

Es un empate… ¿o no? Él no ha empezado a beber de ti, ni tú de él. Pero las cosas ya no son las mismas. No embiste dentro de ti. No te hace disfrutar. Y puedes notar su mirada de reojo, encorvado, trabado en aquella postura. Evaluándote…

La mujer se da vuelta. Alcanzas a notar un rostro maduro, cansado, que te observa con ligero asombro cuando escucha tus mentiras. Obviamente, ni alcanza a darse cuenta cuando Ulises se desliza por detrás de ella.

El cuchillo, aunque grande, se mueve rápido y con precisión en manos del moreno. Ulises la apuñala en la espalda, justo entre las costillas, partiéndole el corazón literalmente por la fuerza del la puñalada. Su mano libre le intenta tapar la boca, pero no hay necesidad. Apenas emite un quejido suave, que queda amortiguado por la lluvia, restringido al círculo de ustedes tres. Después se desploma sobre sus rodillas.

En los ojos tiene una mirada incrédula, que rápidamente se va apagando. El no pierde tiempo en eso, no obstante, arrastrándola enseguida entre su auto y el siguiente, para quedar lo mas ocultos posible.

-Javi!+ te chista+ Veni a comer y vamos. Dale!

Su tono es firme y ronco. Como si toda la calidez de hace un momento se le hubiese enfriado, lo mismo que pronto empezara a hacer el cuerpo de vuestra victima…

La solicitud de que no la matara se la llevó la lluvia, el agua y el replicar de cada gota ahogó el leve gemido de la mujer que no supo lo que sucedió. Javiera, que llegó a tomar su billetera, ahora mojada, al levantar la vista comprobó que Ulises había acabado con esa existencia. Primero, horrorizada, intenta dar un paso hacia atrás, fustigar a su compañero de ese acto, pero el aroma metálico de la sangre y el instinto fue absolutamente mayor, y con decisión, llego hasta aquella mujer, y bebió de toda su sangre, la que quedaba, estaba muerta, y hasta donde sabia, era ella o esa mujer, no iba a sobrevivir la noche sin sangre y no se sabía si se podría cazar en otro momento.

La abogada, aun con el mal sabor en su boca, producido por lo reprochable del actor, se convenció que era un estado de necesidad, el mismo que sufren los que comenten canivalismo o los que cazan una liebre en el bosque. La sangre, aun tibia, mojó sus labios y se sintió completamente revitalizada, aunque las heridas causadas por el jaguar dolían a rabiar.

Ya, luego de haber saciado en parte su hambre, ya sabia que esa mujer no sería suficiente para ambos, pero si marcaría la diferencia entre su existencia y no, dejó de cuerpo en el suelo, prefiero ni mirarla, para no recordar su rostro, el olvidar esos ojos cansados le aliviarían la culpa, aun resiente, que sentía.

- vamos..- de pie, va donde Ulises, esperaba que tuviera las llaves, o que se devolviera a buscarlas, debían irse cuanto antes de ahí, buscar un refugio, y ver que mierda seria de todo el mundo al día siguiente.