Partida Rol por web

-Jekjekjek… +un dedo enguantado encuentra la vagina de Selina, y enseguida otro. Ambos se introducen sin más. Son ásperos, duros, y la manosean como comprobando el espacio de su cavidad, rudamente+ No realmente… Pero un poco de conversación durante los juegos, es siempre entretenido. Si solo gritan, se pone monótono…

Detiene sus manipulaciones, pasando con agilidad sobre el manubrio para subirse al carro. Es alto, e incluso en el amplio caño maestro, tiene que mantenerse encorvado para no tocar el techo. Su figura te empuja de espaldas sobre el borde del carrito, encimándose. Al estar arrodillada, esto fuerza tus articulaciones al límite, un dolor intenso tanto en las rodillas como la ingle y la base de la espalda. Gotas frias caen sobre tu vientre desnudo desde su túnica empapada.

- Cuéntame un cuento…-+canturrea casi tierno, mientras algo empieza a moverse dentro de sus ropas, agitándolas.

Ella no parece notarlo. Su gesto fruncido solo mantiene la vista en el camino. Mira a los lados tenazmente en las esquinas, ya que no abundan los semáforos. Lo único que faltaría es que algún boludo los choque en una esquina, lo que no sería raro. Muchas casas no muestran luces. Se debe haber cortado…

-Puta madre, puta madre y puta madre…+masculla+ Necesitamos un escondite. No podemos volver al refugio así como esta todo. Si sabían de la reunión, deben saber dónde nos quedamos

Arrima el auto a una esquina, deteniéndose a pensar, en medio de oleadas de agua que saltan a los lados.

-Ok… pensemos… Refugio, ni en pedo. Quedarnos en la calle menos. Eso me deja dos alternativas. O nos vamos abajo, o arriba.

Mira a ambos., explicándose.

-Podemos ir a Palermo. Debe estar inundado, pero ahí está el refugio de la putita de Antonia, la primogénita Brujah. Tiene un departamento a todo pedo en un piso alto y bien seguro. Nomás los del clan lo conocemos… por suerte ella se la da de “liberada” y suele juntarse con los anarcas. La otra que se me ocurre es ir a Fuerte Apache y buscar el refugio del loquito. Lo podemos obligar entre los 3 a que nos haga el aguante, por esta noche. Ya sé que las alcantarillas deben estar a pleno, pero seguro lo tiene aislado. Y eso si que no lo conoce casi nadie. ¿Qué opinan?

Por fin estaba ahí, el dolor... algo con lo que despejar su mente de todo cuanto había estado ocupándola inutilmente los últimos días. Bajo la voz todo lo que pudo y en un ligaro susurro comentó con una sonrisa,-¿Te crees capaz de hacerme gritar?
Pensó en todas las noches que había pasado con Maira, al parecer aquella puta lo único de utilidad que le había enseñado era a resistir el dolor y ahora tenía uqe sacarle partido a sus conocimientos.
Le costó unos segundos acostumbrar a sus tendones y músculos a aquella postura forzada, pero finalmente lo consiguió, y comenzó a disfrutar pensando lo que vendría a continuación.
-¿Tu mamá no te contaba cuentos de pequeño?comentó socarrona al escuchar el canturreo del encapuchado. Si quería disfrutar bien de aquello tenía que ser un poco mala y forzar a aquel desconocido a hacerle daño.

"Recordar ser humanos", se apuntó mentalmente al ver que Ulises intentaba aparentar que respiraba, y claro, estaban en aquel lugar, lleno de humanos, y ellos, como dos bichos raros, sólo se movían, Javiera hizo un mohín con los labios, e intentó  igualar la mascarada, era su labor como miembro, después de todo. Miró de reojo las zonas en rojo del mapa, pensaba en Carlos, en su familia, estaba angustiada por ellos, pero decidió no llamarlos, cuanto más apartados estuvieran del asunto que se estaba tejiendo, tanto mejor.

- eh.. vale, si quieres andar solo, por mí está bien - levantó las cejas, sin pensar mucho en lo que decía,pensando en que ella era mucho más blanca que él, y por lo mismo, podía pasar más desapercibido el color mortecino de su rostro, además, estaban mojados completamente, movió la cabeza de lado a lado, y volvió a tomar la mano del vampiro - no demores demasiado, por fis...- susurró, sintiéndose de pronto desolada por andar sola.

-Si me contaba…+responde, con un deje estrangulado. Sus dedos tensan tu sexo, abriendo la cavidad todo lo posible+ Cuando se cansaba de pegarme y estaba tirado en mi cama, me contaba cosas hermosas para que no llore… Vos también vas a contarme cosas…

El temblor de la túnica llega a su brazo. Sentís calor entre tus piernas,… y pelos raspándote. Tu compañera de viaje se escurre hacia tus pechos y al verla entendes lo que hay abajo.

Una rata metiéndose por tu vagina.

La bicha apenas debe tener espacio, sin importar cuan usada este. Por ende, cuando el desgraciado saca sus dedos, queda atorada. Hace lo único posible… Desesperarse, comenzando a morderte por dentro las paredes de tu sexo, rabiosamente, destrozando con sus afilados colmillitos la carne muerta… No es de extrañarse que sus chicas humanas no vivieran demasiado bajo sus "juegos".

- Por ejemplo vas a contarme como llegaste acá… De donde sos…y quien te hizo, linda. +susurra, impasible a los chillidos y rasgados que comienzan a producirse en tu interior.

Ulises se sorprende un poco. Ahora volves a mostrar tu lado débil, contra la fortaleza de hace nada más un rato… No es de extrañarse que se sienta algo desorientado.

Pero sus pensamientos se imponen, y la tosca mano te acaricia entre los dedos. Es curioso sentirla ahora levemente tibia, después de todo el rato aferrados durante la prolongada huida sintiéndola firme pero fría. A veces pasa mucho tiempo entre que sea necesario volver a ese calor, ese recuerdo de la humanidad. Que venga a suceder justo ahora…

-Tranqui. Agarro una remera, unos pantalones y dos boludeces más. +Susurra, ensayando una leve sonrisa+ Vos no te pongas a mirar adornitos del hogar ni nada así, ¿eh?

Guiña el ojo y se separa, para encarar por su lado directamente hacia el lugar de la ropa masculina. Los grandes carteles en el techo la ubican apenas a la izquierda de donde deberías ir vos, a por la femenina...

No me puedo creer que Lucrecia esté dejando la decisión de donde quedarnos parcialmente en mis manos, no después de todo lo que sucedió previo a esta aventura, pero no puedo estar por menos agradecido, y también bastante nervioso, ante las posibilidades que se abren ante mí. Definitivamente no quiero volver al tipo de las alcantarillas, y menos cuando estoy tan malherido; pero, por otra parte, no conozco a la señorita Brujah en cuestión, y no sé si fijarme de ella. Lo que sí es cierto sobre las alcantarillas es que lo que entra allí por las malas rararamente sale en una pieza, y que, en el caso en que nos busquen, estaremos más seguros allí que en un penthouse en el medio de la ciudad. Así se los expongo a mis compañeras:

- No es que me satisfaga mucho la idea, pero creo que las alcantarillas serían más seguras, sobre todo si nos están buscando.

Una puta rata dentro de su cuerpo, definitivamente nunca se hubiera esperado eso. Aún se mantenía muy aferrada a los sentimientos y sensaciones que había experimentado siendo humana, no hacía tanto tiempo. Tal vez por eso siempre que pensaba en juegos acudían a su mente diferentes actos casi siempre de índole sexual.
Durante el trayecto había imaginado cosas, pero a pesar de que le habían introducido muchas cosas en su cuerpo, tener en su interior un animal vivo tratando de buscar una salida no era en absoluto algo que se le hubiese ocurrido.
Por un momento dió gracias de que sus órganos estuviesen muertos y el dolor fuera totalmente distinto al que sentía cuando era humana, pues estabdo viva no habría podido soportar eso.
-Es un cuento muy corto,dijo al final, tal vez si hablaba podría evadir los sonidos que la dichosa rata hacía en su interior,-Maira me hizo, en España. Lo único que sé de ella es que me enseñó algunas cosas sobre el dolor y después me empaló y me metió en un puto avión hasta esta ciudad de mierda.

Eliana tiene la otra parte de la decisión, y mira a Laura atentamente. Si esta asi, no queda duda que debe estar muy preocupada y desconcertada. La verdad es que no pueden saber ahora que es seguro y que no…

-Las alcantarillas.-+decide finalmente, aceptando la misma idea que Lucas, lo cual es en si algo sorprendente+ Nunca me gusto Antonia y si pasa algo, no voy a poder defenderme sin descubrirme. Sera todo lo liberal que quieras, pero cuando vea lo que hago… Al menos con el loco ese no importa. Y es más predecible. A lo sumo querrá violarnos y torturarnos…

Lo dice con un deje de sorna. Pero vos viste los cuerpos en el lugar. ¿Qué le impediría hacer lo propio con unos vampiros, debilitados como están encima? 

-Ok. Dos votos y abstención. Que no se diga que no somos algo democráticos…

La réplica es acompañada por otro arrancón, y esta vez Lucrecia redirige el auto hacia el Oeste antes de volver al Sur, siempre por calles menores. El agua sigue siendo increíble, pasando el borde de los autos, pero no tanta como vieran en la avenida.

Tras unos 15 minutos de esa regata en las calles porteñas, ves unas luces y un lugar familiar. Esta zona no se ha cortado el suministro por lo visto. Y en la acera, está la gran tapa de alcantarillado que apenas hace un par de noches estuvieron visitando.

-Llegamos… Lucas, vos te encargas de la tapa, nosotras te cubrimos. Abajo debe estar llenísimo… vamos a tener que nadar seguramente. ¿Sabes nadar, no?

-Jekjekjek… Eso no fue muy amable, no…

Ahora desliza la mano por tu escote, bajándolo, tirando con fuerza para romperte la ropa y dejar tu torso desnudo. Sus dedos rascan sobre los pechos fríos cuando finalmente lo logra, sobándolos, probando su textura.

En otro podría ser un gesto sensual, pero aquí es extraño. Como un carnicero testeando el corte, quizás. Sin verle el rostro, es difícil imaginar lo que está pensando o deseando al exponerte

Y su amiguita entre tus piernas no se detiene, como para dar un respiro. Atrapada en tu vagina, sin poder huir o retroceder, continua mordisqueando la dura carne no-muerta de tu sexo en busca de libertad.

-No es una costumbre de los Camarilla, y de los anarcas sería muy rudo… ¿Sos una Sabbat, no es así?

-loco hijo de puta, cállate de una vez, cojones!!!! Tuvo que contenerse para no gritarle al encapuchado que era un maldito cabrón. Había intentado olvidarse de esa puta rata que la estaba destrozando por dentro, pero no, ese encapuchado encima quería darle conversación. Hablar la había desconcentrado y no pudo obviar el dolor lazerante que aquel roedor estaba provocándole. Volvía a sentirse pequeña e indefensa, ¿eso era ser inmortal?¿eso era ser un vampiro?; al principio de su encuentro había pensado que tal vez los juegos con este vampiro serían divertidos, pero ahora que había averiguado que estaba en un error puede que fuese demasiado tarde, y no sabía muy bien cómo enfrentarse a la situación. Se revolvió un poco intentando que la rata abandonase su idea de abrirse paso al exterior a través de su carne, pero trató de no ser muy brusca.A pesar del dolor no quería que el encapuchado la sujetase más. Si quería actuar para demostrarse de qué era capaz sólo tendría una oportunidad, y no la chafaría por estúpida. No pudo evitar qeu su rostro mostrase un gesto de dolor pero a pesar de la situació trató de concentrarse, necesitaba que su vitae tomase conciencia y se fuera dirigiendo hacia el lugar debido, cunado llegase el momento trataría de hacer algo...

Adornitos para la casa, le pareció gracioso - ey, si nuestras casas se inundan, tendremos que ver otra - le guiñó un ojo, y ya dentro, fue hacia donde estaba la ropa, buscó pantalones de mezquilla, un chaleco, algo de ropa interior, un abrigo para la lluvia, botas de agua, más cómodas que las que usaba, calcetas, una toalla, ese supermercado tenía todo lo que necesitaba, y aunque ya imaginaba a los guardias detrás de ella para ver si estaba robando algo, se relajó lo suficiente mientras buscaba la ropa. Pero agudizó sus sentidos, cualquier olor, sonido extraño, cualquier sensación de peligro, la pondría en alerta.

Otra rata sale por entre la túnica, escalándote el vientre y los senos hacia el cuello.

-¿Te quedaste muda?... Jm… eso dice cosas. Vamos, háblame… Tengo más agujeritos por dónde meterte a mis amigas.

Su tono oscila entre un ronroneo sensual y la locura borde. No cuesta nada imaginarse lo que está pensando. Los límites del dolor son muy diferentes a los que habías explorado con Maira. A él solo le importa SU placer, mientras se recrea en la agonía… La rata en tu sexo no se detiene, aunque puede que pronto se asfixie. Pero si se meten más amiguitas en ti…

Recuerdas a la muchacha atada. Los labios devorados, el vientre abierto. Un vampiro quizás no muera si lo revientan desde dentro. Pero la sola idea del dolor que debe significar, basta para que un estremecimiento le recorra a cualquiera… y en tu situacion mucho peor. No hay rescate posible. No hay amigos esperando o buscandote. Estas sola.

Huele a agua. Inmensamente. Todos los que están por aquí se han empapado un poco. Huele a sudor, a miedo. La gente no está acostumbrada a esta clase de catástrofes en plena ciudad. No son aromas agradables, pero tienen una cosa positiva.

Son aromas humanos. No como un jaguar acechando...

Te resulta relativamente sencillo llenar un carrito con todos los artículos importantes para un cambio completo. El pulso del lugar es agitado, y la gente se centra en la compra de viveres no perecederos, implementos de camping y en prendas impermeables. Solo las últimas te presentan alguna dificultad, pero logras conseguir un abrigo que no te quede tan grande y unas botas solo un número mayor.

Ulises te está esperando. Él ha tardado mucho menos, pero también compro menos cosas. Intenta adoptar un aire relajado, pero al verte, su mano derecha busca tu cintura y te abraza con cariño que puede no ser fingido, como si fueran una parejita.

-¿Todo bien, querida? ¿Encontraste todo?+pregunta, sin que se le mueva un pelo, en tono casual. Sus ojos te indican el carrito que lleva. Destacan entre sus elecciones es un pack de latas de cerveza, … y un par de cuchillos de cocina grandes, tipo tramontina, medio escondidos sobre un pantalón náutico...  

¿Qué si sé nadar? ¡¿Qué si sé nadar?! ¡Por supuesto, no ves este físico maltrecho y herido, y estos brazos que parecen no dar para más! ¡Por supuesto que, de respirar, podría ahogarme en cinco metros de agua! Pero en vez de exteriorizar mi sarcasmo, me dirijó a la alcantarilla y me pongó en las labores de abrirla. Por suerte aún contaré con algo de fuerza sobrenatural, alguna luz que me permita pasar por esta tarea como si nada.

Sólo espero que lo que pase allá abajo valga la pena, me digo para mí, mientras aprieto las mandíbulas con fuerza, como si yo no hubiera tenido nada que ver con la decisión de Lucrecia de venir a las alcantarillas.

Incluso la vereda tiene varios centimetros de agua, y ni hablar la calle, con 30 o mas. Por suerte al ser una de las bocas amplias, sobresale un poco sobre bordes de cemento, sino incluso seria jodido encontrarla.

Abajo espera todo lo que podrias anticipar. El agua colapsada llega casi hasta el borde mismo. Todo el camino hacia el refugio sera una cuestion de submarinismo en la oscuridad total. Laura y Eliana, que vienen detrás, miran lo mismo con frustracion.

-La concha de su madre… +murmura la hermosa segunda, apretandose los labios mientras el diluvio la empapa+ Bueno, a joderse. Es esto o ir a preguntar en fuerte Apache chicos. ¿Quién va primero?

Aunque la pregunta tiene como destinatario a ambos, sus ojos van a vos. Sos el "macho" despues de todo...

Es simplemente imposible recordar lo que paso después. En un instante te debatías, supiste lo que venía… y el pánico lo tiño todo de rojo. Maira te había hablado de la bestia. De su pasión, de su fuerza. Un rasgo de los Sabbath era que no domaban a la bestia como la camarilla: La cabalgaban. La usaban en su beneficio.

Pero eras demasiado inexperta para eso.  El eco de gritos y gruñidos, de golpes y caos, rondaba el costado de tu mente, pero desaparecía ni bien intentabas enfocarte en ellos. Entonces despertaste.

La oscuridad te rodeaba totalmente. Estabas de pie en ella. Lo primero que sentiste fue el tañido del acero contra el cemento al intentar moverte. Una cadena en torno a tus muñecas, ambas. Era un tacto familiar realmente, e incluso reconfortante. Claro, si estuvieras jugando en casa, y no en una alcantarilla, con un enfermo, bajo una ciudad extraña.

Estabas desnuda. Eso no tenía nada de raro. Tardaste algo más en notarlo por el frio de tu piel y la humedad encima… No había dolor, ni incomodidad. No estaba esa cosa peluda en tus entrañas. Por otra parte, tampoco podías verificar otra cosa. Incluso los sentidos agudos de tu sangre no podían hacer nada en la oscuridad profunda.

Un raspar. El destello de un fosforo. Una vela que se enciende a un par de metros, sobre un antiguo candelabro totalmente fuera de epoca, aunque pudiera ser de una iglesia... No alcanzas a ver la mano que lo hace todo.

-Ah… estaba esperando que volvieras. Bienvenida.- susurra una voz a la derecha de la vela. No la conoces, pero de quien sea, aprovecha las penumbras para ocultarse. Tus labios se van llenando de preguntas... y entonces, paladeas la sangre fresca que los baña. Sangre que no estaba ahi antes.

Abrir la alcantarilla fue más fácil de lo que pensaba, pero ahora el problema es otro: el agua. Esta lluvia, de corte tan antinatural, ha dejado las calles más que inundadas, con un mar de agua helada que bien podría llegarnos hasta la cintura en cuestión de minutos. Agua también hay dentro del alcantarillado, como es de esperar. Aunque se vea la entrada a la tubería, no estoy muy seguro, o más bien estoy muy seguro, de que tanto pueda ver. ¿Oscuridad en ese lugar pudrido, rodeado de agua, y sin saber hacia donde me dirijo? ¡No muy buena combinación! Pero la mirada de Lucrecia es suficiente para mí. A veces creo que esa mujer, por más que sea de mi mismo clan, podría masticarme y escupirme sin ningún problema. Luego de unos segundos de silencio, me acercó a pesar mío al alcantarillado y comienzo mi descenso hacia el mar a mis pies.