Partida Rol por web

"¡Hijos de puta! ¡Hijos de puta!", murmuró en mi cabeza mientras trato de alcanzar los vehículos. "¿Acaso no pueden esperar ni un segundo?"

Mis deseos son fuertes: quiero irme de aquí a toda costa. Me imagino por un momento con la lluvia cayendo sobre mí, los jaguares hambrientos aún cerca, la cercanía del sol, con hambre y malherido, ¡y sin un puto lugar donde estar! Por un segundo extraño mis tiempos de cárcel: bueno, por lo menos ahí tenía dónde quedarme. Mas ahora debo correr por mi supervivencia, con todas las fuerzas que me quedan, y apoyándome en mi exigua voluntad. Sin pensármelo mucho voy hacia la derecha; mientras gritó una vez más:

- ¡No se vayan! ¡No se vayan todavía! ¡Por favor!

Las luces de los autos acelerando entre chillidos y apurones te pasan rápidamente, pero ninguno de esos hijos de puta tiene la solidaridad de parar… ni de nada. Alcanzas a oír un grito bruscamente cortado, cuando alguno atropella a la que estaba tirada, aplastándola y dándole fin a su miseria.

Amistad. Compañerismo entre anarcas. Cuando todo se va al carajo, sale a relucir realmente. Aunque si  vamos al caso no es tan distinto a tu propia huida. En tu interior, sabes que deberías volver por el resto de la manada… pero no lo haces.

Tras avanzar hasta la esquina, notas que hay algo delante que los autos están esquivando o doblando para no enfrentar, de pie en la oscuridad. El resplandor momentáneo de unos faros lo ilumina. Se te hace familiar, pero no es bonito.

Nada bonito. La figura lobuna y monstruosa se parece demasiado a un Gangrel o a un hombre lobo, como para estar comodos. Por el momento no parece haberte visto... pero es cuestion de tiempo.

Sintió el dolor y no podría decir a ciencia cierta si le resultaba desagradable o no. Últimamente sentía que no controlaba en su vida, eso no le gustaba. No es que no le gustasen los juegos, era sólo que al parecer en aquel país sólo podía dejarse llevar y capear como podía los temporales que se presentaban uno tras otro ante sus ojos.
Comenzó a caminar despacio en la dirección que el encapuchado le había indicado con anterioridad.Retomó su habitual contoneo al caminar, no podía evitarlo, la curiosidad por saber que era lo que era lo que aquel encapuchado la estaba reservando generaba en su interior una especie de excitación que no podía controlar.

Creo poder afirmar, sin género de dudas, de que pocas veces en mi vida he sentido un real pavor; pero si hasta entonces mi entereza hasta aquí había sido de respetar, en este momento no le estoy haciendo ninguna honra. La verdad sea dicha que cuando la visión de este hombre lobo - o quizá un Gangrel - aparece en mi campo de visión, un miedo atroz, nunca antes sentido, se apodera de mí: verdaderamente estoy cagado.

Parece que todavía no me ha visto, pero de seguro no tendré esta suerte durante mucho tiempo. Antes de que mis pensamientos se pusieran en orden, mis piernas reaccionan por mí, y tan rápido como puedo salgo corriendo de allí, en cualquier dirección contraria al aquel animal y de los jaguares, que he dejado atrás. No es la mejor opción en mi estado, pero seamos sinceros: ninguno de esos hijos de puta me iban a recoger. Además, por como vi las cosas, todo luce como si a ellos les deparará una suerte peor: libres de los jaguares, ¿iban a ser tragados por ese animal? 

Ya he dejado mucho atrás... compañeros, hermanos, gente con la que me sentí identificado... y si llegue hasta aquí, no voy a morir como un hijo de puta.  

-Algo conozco de esta zona, podemos buscar algún hotelucho en la ciudad, pero tendremos que caminar bastante - lleva sus manos a su cara, para limpiar el agua que caía y le hacían pesar las pestañas, ardían los ojos, curioso, pensó. Se enjaguó la cara, sin mucho éxito porque seguía lloviendo.

- vamos por la calle, con suerte pasa algún taxi y le pedimos que nos lleve a algún hotel, ¿sabes donde escaparían los demás del clan?- no Javiera, primero habla con Alfredo - debo hablar con Alfredo y con Antonía, esto no pinta para bien, - agarra la mano del vampiro, y lo jala, para poner su mano en su mejilla, estaba herido, aunque la sangre ya estaba desteñida por el agua.

- a moverse guapo, cuanto antes desaparezcamos, mejor...- se mordió el labio inferior, necesitaban sangre y era urgente -  primer objetivo, llamar a Alfredo, quizás no pueda decir a donde ir, - olisqueo el aire, deseaba saber si los estaban siguiendo.

En un principio el contoneo se limita a la misma postura a gatas, porque el tubo es idéntico al que abandonaste antes. Pero tras otro par de cuadras, llegan finalmente a un caño maestro, donde podes pararte. El en todo momento se mantiene detrás de ti, quizás algo lento por sus abultadas ropas, quizas distraido mirando el contoneo de tu firme culito. Pero sea cual sea el motivo no va solo. Los chillidos de peluditos amigos le acompañan y te dicen que incluso si lo dejaras atrás, ellos te alcanzarían.

En el caño maestro te espera también otra sorpresa. Una especie de bici carro!. Es algo rustico, hecho con fierros soldados, y las ruedas son pesadas, sin duda para transitar el espeso lodo de la alcantarilla. Igual debe tener unas piernas de puta madre para pedalear en el agua y la porquería…

- Subí adelante, linda…+dice en tono suave, cuando finalmente sale. Le chorrea la abultada túnica, pero no se le nota ningún esfuerzo. Extiende la mano enguantada como si fuera a acariciarte, hasta que notas una rata deslizándose por la manga y saltando a tu hombro. ¿Compañia?

Correr. Se piensa fácil, se dice difícil. Cuando el cuerpo que te acompaña tras la muerte esta magullado y deteriorado, como si se fuera a hacer polvo igual que los que viste adentro, incluso la voluntad falla.

Quizás la muerte definitiva no sea tan mala. Ya la viste muchas veces, en mortales y vástagos, conocidos o no. La diste unas cuantas veces a los humanos. Todos se quedaron en ella, salvo a los que hicieron volver como a vos. Rendirse suena muy fácil ahora con el alma (o lo que te queda de ella) tan cansada…

En eso que volver a acercarte frente al local notas unas figuras saliendo a todo pedo por el pasillo mas alla, sin mirarte. Un par se te hacen conocidos… Son Ernesto y Lucrecia! Y los muchachos! Estan corriendo a sus autos...

Pero no te vieron!

El aire huele a lluvia infernal, suciedad, pasto… Es imposible saber si los siguen o andan rondando por la zona. Todo lo que queda es rajar de aca. Aunque no se ve fácil. Ahora que están más tranquilos notan que casi no hay tráfico. El agua en la calle debe haberlo cortado. Solo un par de camiones enormes, de alto porte, los alumbran con los faros mientras cruzan. Si pasa algún auto, mas parece una lancha por el rastro que dejan.

Ulises parece algo asombrado por como te expresas ahora y lo exterioriza sin dudarlo. Te sigue, mientras habla.

-… Se te paso la depre y el aire fatalista, flaca…+sonríe en la penumbra, mientras van llegando al otro lado de la avenida y empiezan a transitar la calle. Sentís como afirma su mano en torno a la tuya y eso en si es el único confort que queda ahora.+ Vamos a hacer como vos quieras. Con todo lo que pasamos estar un poco más juntos no nos va a hacer mal. Podemos ir a mi departamento si conseguimos transporte. Te juro que solo para descansar… esta vez.

En el intento de humor hay quizás más cosas. Pero no es el momento. O puede que sí. Si todo se acaba esta noche… En eso te viene un recuerdo. No de un hotel por la zona, pero si de un lugar donde conseguir cosas de último momento. A un par de cuadras, por Constituyentes y hacia el Suroeste, había un gran Wallmart y un Easy de construcción. Lugares de 24 hs donde siempre podes conseguir alguna cosita de última, como carpetas, bolsas,… un bocadillo en el estacionamiento o algún auto si hay suerte.

No le gustaba nada la compañía de la rata, sin embargo aún no había olvidado que en su visita de la noche anterior lo único que parecía haber afectado aquel encapuchado era el maltrato a los roedores.
Mientras se subía al rustico carromato pensó que ya había tenido suficiente por hoy.Estaba un tanto hastiada de tanta lucha, de tanta batalla perdida y de tanto desconocimiento. Se sentía perdida y abrumada, pensó que lo más sensato sería dejarse llevar.Si ne realidad ya no podía hacer nada por el resto de sus compañeros tal vez podría disfrutar durante un tiempo del placer agónico del dolor.
 

El carro es más que apto para transportar una o dos personas y seguramente lo ha hecho. No te cuesta mucho sentir un aroma distintivo en las chapas… el vaho de vitae. Sangre se derramo ahí dentro y también es fácil adivinar las circunstancias.

La figura encapuchada pedalea con firmeza. Pronto prende una luz azulada que cuelga del frente. Esto no permite ver gran cosa adelante. Realmente no se ve un carajo y de todas formas, en el creciente nivel del agua (por llamarla así) sería totalmente inútil.

-… la tormenta empeora…-comenta tras unos minutos- Parece que se está inundando todo arriba y pronto esto tambien. Vamos a tener que tomar el camino largo, bonita… Así que porque no empezas a charlar. Contame de lo que viste arriba… que te pareció?

Que extraña noche, pensaba Javiera, pero el comentario de vampiro la hizo levantar un poco la cabeza,  mirarlo,  y contraer el ceño.

- ya venía escapando de esas cosas desde antes... fueron las que casi me cortan en dos - lleva su mano a su vientre, pero se arrima más a Ulises -  ya los vi matar, creo que era la primera vez que veía la muerte verdadera... no esperes que me baje todo  el ánimo triunfalista , si en dos noches, esas cosas aparecieron, lo que no sé... fue sobre el lobo, se me hizo ligeramente conocido, pero no logro recordar... -  apoyó su cabeza en el pecho de él - hay un lugar, más cercano, ven - se separó de él, y jaló de su mano, para guiarlo, ese Wallmart les serviría para tomar un respiro.

- ¿Ulises, sabes quienes más sabían sobre el encuentro de esta noche?, aparte de los del Brujah... esto... es desastroso, si siguen pensando que fue la Camarilla, estamos jodidos, - seguía jalándolo con fuerza - y sí, me quiero quedar en tu departamento esta noche... y no se si sea solo para descansar - se detiene y como el sigue caminando,  chocaría con su cuerpo, ahí, la vampiresa, lo esperaría y lo tomaría de la mandíbula para  darle un beso un poco más apasionado, ahora sin la urgencia de morir. Esta vez si sería más partícipe, y no sería una violación como con Antonía, un escalofrío la recorrió, Antonía, su sangre aún estaba en ella, debía evitarla.

- sigamos, no perdamos tiempo...- murmura, y sigue jalándolo, rumbo a la construcción.

Dicha sea la verdad, la idea de seguir a estos tarados, para ver si alguno me daba un puesto en su automóvil, o para escaparme por aquí, me resulta en estos momentos incomprensible, incluso tonta. Luego de la aparición de esta especie de hombre lobo, o bestia cualquiera (una lo demasiado peligrosa para que me lo piense dos veces antes de enfrentarme a esta), mejor me voy por otro lado: que sean ellos los comidos.

Pero las esperanzas para mí no se ven tan nulas cuando al acercarme a mi línea de salida veo algunas personas conocidas corriendo hacia el escape. ¡Lucrecia, Ernesto! ¡Maldita sea, si no los alcanzo, si no hago el esfuerzo, me quedaré aquí varado a la suerte! Una vez más me echó a correr, con dificultad, con dolor, pero con las ganas de salir de aquí. Tengo que llegar junto a mis compañeros, es mi única esperanza en estos momentos.  

El beso sabe a lluvia y frio, pero es atrayente sin duda, igual que la posibilidad de secarse bajo las sabanas juntos… Ulises sigue desconcertado por el abrupto cambio, pero animado por la misma razón, te sigue atento. Ahora cierran algunas cosas… Tiene tiempo para preocuparse mientras caminan al Wallmart, distante solo a un par de cuadras.

-… hum… y que te puedo decir… que yo sepa no. Nadie más. Del consejo la única que nos da bola es Antonia, por eso se le informo, de ahí que vinieras vos… Pero el resto no nos registran o se hacen los boludos. O sea que la información a estos mierdas de gatitos tuvo que salir de ella y su círculo, …o de alguno de los mismos que estaban en la reunión. Los patovas conocían a todos los que entraron, y excluimos a los que van por libre… así que si o si debían ser anarcas o Brujah los que venían, flaca...

A lo lejos se ven las luces del gran complejo. Algunos autos entran y salen. Para la hora y el horrible clima, hay bastante gente al parecer. El estacionamiento solo ocupa una manzana entera así que seguramente pueden encontrar lugar entre los autos, o bien entrar a esperar un poco. Todo mucho mas sencillo que lo que preocupa sus cabezas…

- Lo que no me cierra es que eran esas cosas… ¿y qué es lo que sabes que es tan grave, Javiera?

Los Sabbat se dispersan rápidamente. Un par van a una camioneta, otros a un auto. Los vehículos en los que vinieron…Vos llegaste con Lucrecia y Eli. ¿Dónde lo habían dejado las muy putas?

En eso ves, entre las luces de la calle, un pelo rubio y un vestido que aunque mojado por la lluvia, tiene el tul gótico… Eli! Ella ya está junto a uno de los móviles y mira en tu dirección.

Pero en vez de hacerte señas, apura a otra figura, que seguro por esa cola debe ser Lucrecia, así salen cuanto antes… ¿No estará pensando dejarte, no?

Joder, ese capullo se estaba riendo de ella.No sabía muy bien que hacer, se estaba hartando de esa situación, no quería seguir sintiéndose inferior e indefensa. Quería volver a tener las riendas de su vida, de su existencia, de su destino...
Se sabía en inferioridad y , a pesar de que tenía curiosidad por los métodos de aquel encapuchado, no pensaba deleitarle con el lujo de los detalles macrabos que él quería oir sobre la muerte de sus compañeros.
-Había felinos y un lobo gigantesco.Me han visto entrar aquí, a si que no creo que tarden mucho en invadir tu adorado espacio.

Un sonido hueco viene de la máscara. Podría ser una risa, muy breve.

-Jekjekjek... supongo que sí, podrían en su otra forma… Pero esto es Buenos Aires niña. Cientos de kilómetros de tuberías corren bajo la ciudad. Si no se sabe dónde buscar, es causa perdida.

El chapoteante andar de la bicicarro deja una estela en el agua que sube, algo que no obstante no inquieta al encapuchado al parecer… La ratita en tu hombro en cambio busca acomodo y se pasa sobre tu pelo.

- Vida mía… cuanta lluvia. Seguro tendremos inundación esta noche. Ahí tienes otra razón para estar tranquilos. Alguien que no sepa moverse acá abajo terminara nadando en mierda, camino al Riachuelo o al Rio de la plata. Pero es raro… Ok eso me recuerda, tus amigos no habrán querido ir a mi viejo refugio otra vez, ¿no?

¡Por fin! ¡Un poco de buenas noticias! O aparentemente... Mientras busco desesperadamente una vía de escape, frente a mí aparece Eli, y luego Lucrecia. ¡Nunca había estado más feliz de verlas! Pero mientras veo a Eli hacer señas, y a Lucrecia acercarse, me doy cuenta de que, aunque yo me fijo en ellas, ellas no me miran a mí. Una vez más tengo que correr, hacerme notar... sino la muerte definitiva, el volverme polvo, como mis compañeros dejados atrás. Definitivamente, voy a hacer todo lo posible para vivir mi no-vida una noche más, al menos hasta que el peligro me alcance de nuevo.

¿Sus amigos?.. Así que el muy cabrón le había mentido al decirle que todos estaban muertos. Aquel puto encapuchado la estaba cabreando, trató de pensar fríamente pues siempre que se dejaba guiar por u instintos acababa metido hasta el cuello en un buen lío. Sin embargo no concía otra forma mejor de llevar aquella descontrolada no-vida suya.
-Puede que sí... ¿Quién sabe?¿Acaso temes que descubran tus más oscuros secretos?¿O que vuelvan a matar a alguna de tus pequeñas amigas?
El tono de voz dejaba claro lo que realmente era, una auténtica zorra.Le importaba un comino que aquella frase hiriese los sentimientos de aquel vampiros, si es que acaso gastaba de eso, es más, había lanzado su envenado aguijón esperando que diera en el blanco.Si aquel jueguecito se iba a alargar no pensaba dejarse hacer sin más.
 

Eliana se mete al asiento del acompañante sin una palabra, ni una sonrisa. Lucrecia da la vuelta y al llegar del lado del conductor, te ve venir.

-Ey, estas entero?+se asombra un poco, mientras abre violentamente+ ¿Viste si bajaron alguno de los nuestros?

Se mete dentro del auto a toda prisa. A vos te queda ir atrás, como no podía ser de otra. Pero al igual que sus palabras, el sonido del seguro al alzarse y darte acceso es como… bueno, algo lindo, dentro de lo que pueda ser bello en tu cabeza destruida.

El pedaleo no se detiene, ni cambia de enfoque. Pero la risa extraña vuelve a sentirse.

-Jekjekjek… no, no… Ya me mude, linda. Lo digo porque les deje una sorpresita.

Alza la siniestra y de su túnica saca una botella. El olor disimulado por la inmundicia es imposible de sentir, pero la forma… una simple botellita de vidrio de gaseosa, con un líquido dentro y el trapito en la parte superior… es una imagen que hasta el más ignorante reconocería.

Los cocteles Molotov son armas clásicas. Poco fiables pero muy baratos y dañinos, incluso para vampiros...

- Un poco más complicadito que esto, claro… Tuve que arrancarle el tanque a un Fiat arriba, en la villa, y montarlo bien mientras me iba. Por eso lo decía… las cosas se les pueden poner muy calientes. Sería una pena, escapar de la sartén para caer en… jekjekjek… el fuego.