Partida Rol por web

Magdalena. Magdalena Ventura. Efectivamente, soy una artista: Bailo, canto... pero me temo que no tan bien como usted si es cantante de ópera, ¿señorita...?

Resultaba un poco asfixiante el salón con tanta gente, ¿no le parece?

Madame Delacroix, pero puedes llamarme Dominique. Tienes razón, demasiada gente. Demasiado fri... se calló de golpe mirando la barba de su acompañante. Ella es uno de los freaks, ¿por que no se depilará esa cosa?. Quiero decir que yo hubiera deseado una fiesta más íntima. Las multitudes se ven bien desde el escenario, querida. Pero el tête a tête es mejor en petit comité. Y no conozco a casi nadie en Londres aún. ¿Son todos del mismo... circo? Pronunció la última palabra con timidez, temiendo ser despectiva (y siéndolo por tanto).

Frivolidad. - Completó la frase de la mujer. - La entiendo perfectamente. Por suerte entre mujeres nos cuidamos ante tanta frivolidad. - dijo sin el menor rastro de aspereza en su voz.

Los vis a vis siempre son mejores en privado. Sin duda. Respondiendo a su pregunta: Casi todos somos del mismo circo, sí. Aunque hay algunos que vienen de su propio circo. Cada uno tiene el suyo ¿No es así?

Estaba resultando uns curiosa mezcla de cordialidad y falsa ingenuidad.

¿Y qué le trae a Londres, querida?

Llegando al piso de arriba, la cantante se reía por dentro. Cada uno trae su propio circo, gran verdad. Pero el mío es el glamour y l'amour. Ya en el piso superior contestó a la pregunta. Me trajo a esta isla un hombre, un desafortunado amor. Pero me quedo por los escenarios y por el éxito de mi voz.

Amores. ¿Acaso existe alguno afortunado? Siempre nos irá mejor en escenarios si nos apartamos de los hombres.

Dijo la última palabra con cierta furia en su voz

- Muy interesante Sir Robert Smith! No niego que me intriga su sorpresa, sin embargo durante mi corta vida siga valorando mucho el misterio previo al descubrimiento de cada sorpresa, casi tanto como la misma, de manera que si no hay nada mas que nos pueda contar al respecto acerca de ese tema me agradaría que nos contara de su viaje, ya que a mi deleitan los relatos de las travesías si hay sorpresas dignas de relatarse - Dijo la mujer con un susurro de voz aterciopelado y con un acento oriental exótico tras esperar unos minutos en silencio escuchando .. tras que las dos mujeres suben al segundo piso después del domador

Como era de esperar nada ocurre y ahora empiezan a aparecer canapés y varios aperitivos. No tengo hambre y mi apetito no está para comer nada en este momento. Me levanto y me dirijo a la puerta que está próxima a la escalera (Zona 3) con la intención de salir de la habitación actual.

La enorme puerta de madera oscura y chapas en hierro negro parecen cerradas, el medium intenta abrir girando una de las frías y ornamentadas perillas comprobando efectivamente que están cerradas bajo llave.

Su vino Mr. Castellyr...- Observo que quiere ingresar al salón de descanso. -Me temo que ese salón está siendo preparado para después del banquete Mr. Castellyr, si me necesita estaré pendiente de que se encuentre cómodo, ya falta poco para que el amo Hebert muestre la sorpresa que les tiene preparada.- Miro directamente a los ojos de aquel hombre tan extravagante, sólo por un instante para luego bajar la mirada en señal de respeto.

Algo ensimismado con la puerta que se encuentra cerrada me encuentro algo sorprendido en el momento que Madame Thelma me habla, lo había olvidado. -Muchas gracia Madame. -Recibo con agrado la copa e inhalo con deleite el delicioso aroma del vino. -Es de mis favoritos. -Se nota en mi voz que en efecto me siento bastante agradecido.

Pretendo probar el vino, pero recuerdo al pequeño detrás de la silla en la que se encontraba el policía. -Madame Thelma, una pregunta. -Le digo y me aproximo para hablar con un tono más bajo, casi en susurro. -Ay... -No es fácil comentar este tipo de cosas con personas que no tienen una... vivencia como la mía. -Alguna vez ha sentido algo... -La primera palabra que se me viene a la mente es, extraño.  -Poco usual en esta mansión, normalmente en lugares tan grandes se condensan muchos sucesos y esto puede dejar marcas. -Mis palabras no son muy explicativas, aunque espero lo sean. Doy un pequeño sorbo a mi bebida. -Delicioso.

Un estridente sonido de campanillas dispuesta para alertar a la servidumbre resuenan alegremente al parecer desde la segunda planta haciendo correr al mayordomo Thomas con la gracia de una gacela y la habilidad de un malabarista para no derramar ni una sola gota de vino sobre la charola de plata que sujeta espectacularmente con su mano derecha mientras en el antebrazo izquierdo la servilleta de tela blanca revolotea demostrando al velocidad y preocupación del fiel y amable sirviente.

Sir Robert se adelanta hacia la chimenea con paso seguro y acompañado de una buena copa de coñac en la mano, de manera altiva se gira hacia los invitados y alza su bebida en señal de brindis. -¡Por mi entrañable amigo Sir Hebert!... ¡Salud!...- y de un trago se bebe todo el contenido hasta la última gota. Aún con el sabor del alcohol en la garganta se relame los bigotes y con su pañuelo de seda se seca las comisuras de los labios. -¡En un momento más y en presencias de nuestro amable y generoso anfitrión develare lo que creo haber descubierto... ¡La octava maravilla del mundo!...- El cazador se retuerce los bigotes con los dedos y una enorme sonrisa llena de orgulla demuestra que ya está ansioso por develar el contenido tapado con la gruesa tela al centro del salón.
 

Al entrar al gran salón veo mucha gente arremolinada ante una especie de jaula tapada, esto en verdad es un circo. Entre la multitud veo a la figura más atractiva que mis ojos hayan visto en este continente, es una especie de acróbata -mhhhhh- mi mente vuela como un halcón sobre el gran cañon, tomo un vaso con alcohol y me acerco hasta la bella acróbata, me quito el sombrero y le hago una reverencia. Jesse "Gunfaster" Warp a sus pies my lady.

Logro observar como el Médium trata de entrar a una de las habitaciones pero para su desgracia esta cerrada, se le acerca la ama de llaves y comienzan a hablar de manera que nadie los escuché, Que forma tan rara de comportarse, parece muy inquieto logró pensar cuando me percato como el cazador se emociona por lo que se encuentra bajo esa lona, me levanto de mi asiento y me acerco para poder ver y escuchar mejor todo lo que este por pasar, mientras lo hago no puedo dejar de notar como un hombre con toda la punta de ser un Yankee coquetea con la mujer acróbata, lo cual no me extraña pues la señorita es bastante agraciada en cuerpo y rostro, pero lo que más llama mi atención son los dos revólveres que lleva encima el Yankee, al parecer en esta sala existen dos personas armadas al menos que yo he notado.

-Que movimiento tienen los invitados- Pensaba el abogado mientras veía a todos los artistas entrar y salir del pasado. Tras el momento de la campanilla se dio realmente cuenta de que estaba en una fiesta, en una celebración y que estaba quedándose alejado, retraído. A su mujer era a la que se le daban bien estas cosas...

​-Por intentarlo que no quede.-​ se dijo mientras se preparaba su pipa y tras la primera calada a su pipa...

​- Bueno. ¿Son todos amigos de Sir Lloyd? La verdad es que esta velada es todo un misterio, parece una novela de  Dumas ¿Verdad?

La cantante se mostró sorprendida ante la aparición de su anfitrión. Oh, mi querido Lloyd. Pensé que podiamos pasear por la casa mientras esperábamos. Es una mansión tan bonita. Se quejó con voz infantil y poniendo los ojos más tiernos que pudo. Pero bueno, vamos al piso inferior. Venga, venga con nosotras. Y por favor, en privado usted me puede llamar Dominique. Madame Delacroix es un nombre artístico, soy Madamoiselle Dominique Delacroix. Dijo remarcando el tratamiento de soltera.

Mientras bajaban las escaleras, la diva siguiendo hablando. Como le decía a mi amiga Magdalena está casa es maravillosa. Y estamos muy nerviosas por ver que nos ofrecerá hoy. Aunque aquí el señor domador no se impresionará tanto, quizás.

Bajando por la escalera apareció Madame Delacroix, acompañada de la desconcertantemente bella mujer barbuda y el valiente domador. Alguien muy observador podría haber visto que fruncía el ceño, pero su rostro se endulzó al llegar de nuevo al salón. Decidida a ser una estrella, llegó saludando a todos. ¿Cómo va la fiesta, cheris? Sir Robert, la curiosidad nos corroe y no nos vemos capaces de seguir explorando esta impresionante mansión. No sea tan malo y no nos haga esperar.Añadió poniendo morritos.

Oh, la la! Veo que hay más invitados. Je suis Madame Delacroix, algunos quizás hayáis oído de mí por mi voz y mis portentosas actuaciones en París y en tout le France. Encantada de conocer a los invitados de mi querido Lloyd, quiero decir de Sir Hebert. Saludó a los recién llegados y se acercó a por otro canapé. Oh, Thelma, la comida es estupenda. Debe ser un honor servir en una casa así. Dijo, intentando compensar su sequedad inicial con el servicio Mejor tenerlos a buenas.

- Es un placer joven caballero, por su acento, aspecto y vestimenta me imagino que proviene de Norteamérica, muy bella tierra donde mis viajes me han llevado, pero por favor platique me un poco de usted y la razón por la cual ha viajado de tan lejanas tierras a esta ... original reunión? ¿Que bebida prefiere tomar usted? ¿Hace realmente mérito a su apodo señor?- Susurró la bella, atlética y joven mujer en una lengua inglesa que denotaba un acento proveniente de oriente; la joven extendió su mano para que el vaquero pudiese besar la como un saludo cortés mientras que le miró solo por un momento con curiosidad antes de cubrirse el rostro con un velo vaporoso

Con mis facciones templadas como un tempano de hielo, intento percibir que dama le acompañaba a Syr Lloyd. -Oh, disculpe Syr Lloyd si he tenido una atribucion intrusiva recorriendo tan majestuosa masion digna de usted, no era de mi interes inportunarle. Desde luego esperaba vuestra sorpresa, viniendo de usted, un simple domador como yo, seguro quedará absortamente deslumbrado. Por cierto, un honor estar aqui, creo no haber tenido oportunidad de agradecerle tan gentil invitacion.- Will aprobecha a captar el perfume femenino que acompaña a Syr Lloyd y separarlo del de Delacroyx y de Ventura, y guardarlo en su memoria. Nadie podría imaginar el agudo olfato del que disponia el domador, algunas manias se le pegaban de la constante compañia de las bestias felinas.

Por las escaleras que hace un momento se marchase, de rotorno al gran salon regresase. Con las damas Delacroix y Ventura, retornaba hablando, Syr Lloyd y el domador de espeso bigote negro.
La novedad fue que un pequeño cachorro de leon, venia en las manos del Will.

-Se me ha escapado apenas bajar del carruaje, pequeño travieso, es el último que ha nacido en el circo y a la gente siempre le gusta contemplar estas criaturas, mas cuando son pequeñas e inofensivas. Suerte que percibí desde el sillon como subia las escaleras. Esperaba que el mayordomo lo encontrara antes que yo, pero por suerte lo vi antes.- dijo haciendo alusion al cachorro de leon Y agregó -Aun no tiene nombre, le dejare a Syr Lloyd y a sus invitados ponerle un nombre al pequeño.- mientras el domador hablaba, el pequeño emitia tiernos gruñidos y bostezos encantadores.