Partida Rol por web

La Marca Argéntea 5e

1C. La senda del Aventurero

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31/01/2017, 04:57
-Dungeon Máster-

Nadie entendía ni hablaba aquel idioma. El gran corazón de Vater había salvado al Kobold, pero parecía que no iba a servir a sus propósitos. Aniel intentó hacer contacto con él en un lenguaje que evocaba al fuego y la oscuridad, hacía temblar la médula con cada palabra pronunciada y alguno llegó a pensar que Aniel era la antítesis de un Paladin: Un demonio disfrazado de Aniel. Pero los temores se fueron al traste y se conviertieron en impotencia al ver que el bischo no respondía ante las palabras de nadie.

Diesa no tuvo tanta paciencia y fue a su tienda, quizá a recogerla o a acostarse a esperar por sus compañeros. Algo de sentido común le sobraba a la Enana y sabía que si pasaban la noche ahí, la verían parda. Y si pasaban la noche ahí (o en cualquier otro sitio) era necesario un fuego para calentarse del frío de la noche si no querían sufrir los efectos del clima.
Pero la petición de Diesa no era algo fácil. Los caballos estaban cansados al igual que ellos y seguir una marcha forzada los dejaría extenuados.

Aún así, el resto del grupo siguió insistiendo en el Kobold. Mediante señas y lenguaje corporal, el Kobold señalaba la cima de la montaña como su guarida (o eso creían). Pasó algún tiempo, incluso Aniel herida no quiso ir a que Diesa le atendiera las heridas hasta no sacar algo valioso del Kobold.... Error.

Sin previo aviso, 5 flechas zumbaron en la fría noche y los aventureros solo se dieron cuenta muy tarde: Una de las flechas impactó al Elfo Eldintel en su antebrazo y la otra golpeó de lleno a Aniel por la espalda, tumbándola al suelo y malherida. 

Carcajadas se escucharon a lo lejos, y Eldintel observó a los 5 Kobolds celebrando antes de volver a desaparecer alejándose y cubriéndose en el negro manto de la noche.

- Tiradas (4)

Notas de juego

2 Khes, Año 2 de la era de la alianza.
Lunoscura, Frío severo y Nieve.
Próximo Post: Jueves

10 Px a Aniel, Diesa y Vater por postear

COMBATE.
23- Eldintel CA17 (0/9Pg) (9/12Ph): -2 flechas. +40Px +30Px por combate
18- Vater CA12 (8Pg): Concentrado en Luces danzantes; 1/2 Slots Nvl 1; +50Px+30Px por combate
17- Diesa CA17 (11/11Pg): 1/2 Slots Nvl1; +70Px+30Px por combate
17- Garath CA16 (2/7Pg): 1/2 Slots Nvl 1; +40Px+30Px por combate
7- Aniel CA17 (0/12Pg) (2/14Ph): +60Px+30Px por combate
​- Orsik CA19 (6/8 Pg):(herido, Orsik no tiene Ph)
1 Kobold prisionero

Botín de guerra: 2m.p, 18m.c, espadas cortas y lanzas de baja calidad, harapos malolientes. (las monedas quedan anotadas en el bote común del "estado de PJs")

Lo anterior queda transcrito en el "estado de PJs".

ahora solo pensaba en restañar las heridas de Orsik y de la elfa,

Solo por aclaración: Aniel no es Elfa, es semielfa. Pero por supuesto, a los ojos de un Enano(a) eso es exactamente lo mismo!

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31/01/2017, 21:13
Diesa EscudoDorado

Instantes antes...

Diesa dejó a sus compañeros atrás. El frío calaba hasta los huesos, pero la enana no se preocupó por eso. Era previsora y estaba preparada para las gélidas noches del Antiguo Delzun, y de las más septentrionales regiones de Faerûm: contaba con vestidos de apretada trama, unas excelentes botas y un inmejorable abrigo de piel. Además de una pequeña tienda de buena factura en la cual refugiarse del frío y la nieve, y de algunas mantas. No, el frío no era una cuestión que le preocupara. Pero, mientras bajaba la cuesta, recordó las muchas heridas de la paladina y pensó en la exhaustiva faena que tenía por delante. Con este pensamiento en mente, se introdujo en la tienda y rebuscó en la mochila de Orsik, siempre rebozante de bagatelas y hogazas de pan de miel.

Presta, recogió una vieja jarra de metal y se dirigió donde, momentos antes, ardía el fuego en torno al cual se había emplazado el campamento. Con la ayuda de una pequeña rama, escarbó entre los exangües restos de la fogata hasta dar con el último rescoldo de brasas. Con sumo cuidado, las apartó una a una y las fue colocando en la jarra. Hecho esto, selló la jarra y regresó a la tienda. Al calor de aquel pequeño e improvisado brasero, el aire se templó muy lentamente y trocó la feroz garra del frío en un tibio abrazo.

La tienda estaba preparada para recibir a los heridos, pero todavía le restaba lo más importante. Sin perder tiempo, y mientras elevaba unas plegarias a Sharindlar la Clemente, Diesa introdujo el acero de la daga en una pequeña hendija del brasero. Luego, apartó unos paños limpios, aguja e hilo y se aseguró de tener agua suficiente. Solo le faltaba ultimar un detalle, y en eso estaba cuando unas carcajadas, como la risa de las hienas, captó su atención...

***

La joven enana se asomó un poco y contempló la escena que se desarrollaba más arriba. Aniel yacía de bruces en el suelo (¿Inconsciente, malherida... muerta?, lo ignoraba) y Orsik corría hacia la elfa agitando los brazos como aspas y echando maldiciones enanas contra los kobolds; Eldintel tenía clavada una flecha en el hombro o quizá en el antebrazo; y Vater, junto al prisionero, parecía tan maniatado de pies y manos como éste...

Sin dudas, había acaecido otro artero ataque de los kobolds. ¿Es que todos estaban sordos? ¿Por qué habían ignorado su advertencia? "Acaso fuera buena idea alejarnos de aquí", les habla dicho.

Furiosa, y preocupada por el estado de la elfa, bramó improperios, órdenes y amenazas, cual comandante de batallón:

¡Por las barbas de Moradin! ¡Vater, ilumina las alturas o te arrancaré las orejas! ¡Ilumina a esas alimañas o volverán a sorprenderlos! ¿A qué estáis jugando? ¡Cubríos! ¡Orsik, trae a Aniel hasta la tienda! ¡Muévete! ¡Moveos! ¿O dejaréis que unas alimañas acaben con todos?

Los improperios, órdenes y amenazas de Diesa llegaron a los oídos de sus compañeros desde los gruesos velos de la noche. Ni el mediano ni el mago podían verla, los demás apenas podían vislumbrarla, dada la estratégica ubicación en la que había montado la tienda, lejos de los ojos del enemigo y al reparo de unos riscos.

Sharindlar, sé que Aniel no es una hija de Moradin, pero, os lo suplico, derramad vuestra clemente mirada sobre ella, rogó.

Diesa ignoraba si la paladina había sucumbido al nuevo ataque, o no. Pero mientras los tambores de su corazón siguieran llamando a la vida, la clériga haría lo imposible porque continuara así.

Se lo debía a Aniel.

...Y a ella misma.

Notas de juego

Orsik ayuda/arrastra y/o carga a Aniel hasta la tienda, cuidando hacerlo a cubierto de nuevos ataques.
Diesa escupe órdenes y maldiciones y se prepara para el arribo de la malherida.

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01/02/2017, 23:50
Aniel

Aggg!!!!, es lo unico que habia pronunciado cuando algo le impacto y atraveso su armadura. Las piernas se le doblaron y callo al suelo mientras pensaba... Pero que mierda de armadura tengo que unos simples Kobolds son capaces de agujerearme a placer!.
Cuando cayo se quedo un rato atontada, momento en que noto que alguien la levantaba y la ponia en su hombro, para trasportarla, era un fardo, una orgullosa paladina vencida por unos sucios Kobolds!, Debían ser erradicados y el prisionero si no hablaba acabaría igual que sus congéneres. Se dejo llevar y cuando la tendieron otra vez, intento comprobar si tenia fuerza y podria incorporarse.

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02/02/2017, 02:41
ZzEldintel

Eldintel se sentía sumamente frustrado, su primer combate serio contra enemigos inteligentes (había combatido antes, pero solo contra bestias del bosque) y había resultado poco menos que un completo inútil, ni con el arco, ni con sus movimientos, ni con nada. De no ser por sus compañeros estaría muerto, y a pesar de ellos, estaba agotado y herido.

Pesadamente se movió tras Diesa, iba a necesitar ayuda con sus heridas, podía curarse a sí mismo, pero solo las heridas superficiales, las heridas produndas requerirían conocimientos de medicina, que él tenía pero quizás no fuese buena idea intentar coserse a sí mismo. Además tenía algunas hierbas, pero no herramientas para medicina.

- Mantened la guardia un rato, voy a ver si Diesa puede remendarme, luego vendré ayudar. Quizás debamos pasar la noche en vela y tratar de dormir por la mañana, aprovechando la luz. Sugiero mantener la hoguera a la entrada de la tienda para mantenernos con calor, y poner algunos fuegos extra alrededor del campamento, en la parte superior. Si los Kobolds se molestan en apagarlos sabremos que están ahí, y si no se molestan en apagarlos, tendremos luz para disparar sobre ellos. Quién haga guardia en cada momento, que esté oculto de la luz de la hoguera, los demás podemos estar dentro de la tienda donde tampoco podrán vernos.
 

Notas de juego

Bueno, yo me voy a la tienda también, puedo curar pg pero necesitaré (supongo que no puedo curarme yo mismo) a Diesa para los ph. Tengo medicina pero no kit de médico, así que no sé como puedo ayudar si es que puedo ayudar a Diesa con los demás.

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02/02/2017, 16:09
Vater D'eproot

El ambiente se había caldeado y Vater no parecía reaccionar a tiempo a nada de lo que ocurría alrededor, su agilidad y astucia que antes mostraba en combate se contrastaba con mayor fuerza en este momento, confundido todavía por todo el caos, decidió dedicarse a lo único que podía hacer por ahora, mantener a su cautivo vivo y ver como lidiaba el día siguiente con este nuevo acontecimiento, le había salvado la vida a una criatura artera y horrible, pero ninguna de estas razones eran buenas para matar a otro ser, decidió, luego de pensarlo unos momentos de que este no era el momento de jugar mímica con su prisionero, ladeo su cabeza de un lado al otro mientas ataba al Kobold a un árbol grueso, hablando entre susurros con el mismo sobre lo que había pasado...

"... y otra vez tienes que liarla salvando al tipo equivocado Vater..."
"... vas a volver a cagarla como cuando te olvidaste al primo Peter colgado del árbol por 2 días..."
"... después tendrás que alimentarlo y cuidarlo como el pequeño Rupert, espero que esta vez no meta la cabeza en la estufa...

Concluyo que lo mejor por ahora era dejarlo esta noche atado y durmiendo una siesta mientras se encargaba de que el resto del equipo no falleciera, asi que busco una rama grueso que le sirva de garrote, así fue que kobold perdía de vista al mediano y este aprovechaba el punto ciego para darle un golpe que le deje inconsciente. Finalmente tomo dos pañuelos de su morral, con uno le vendo los ojos, y con el otro hizo una mordaza con una manzana, asi el pequeño captivo tendría algo de que alimentarse por la mañana y una forma de no gritar cosas a sus compañeros, si es que a algún kobold jamas se le ocurriera rescatar a otro de su raza.

Satisfecho, sacudió sus manos en conformidad cuando escucho el mandamas grito de Diesa sobre las luces...
Pensó entonces que podría poner su trampa en el camino de los kobolds, así que luces bien adelante (unos 20 metros delante de el), el mediano se acerco al risco bordeando los arboles, honda en mano y cargada...

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03/02/2017, 00:43
-Dungeon Máster-

Aniel malherida fue socorrida por Orsik, que a pesar de su herida, ayudó a la Paladina a moverse. Aniel frustrada maldecía su armadura y su incompetencia en combate, pero lo cierto es que en igualdad de condiciones, el grupo logró acabar sin mucho esfuerzo con diez de ellos. Una proeza envidiable por otros grupos, pero las condiciones de visibilidad daban todas las de ganar a los Kobolds.

Era extraño que aquellas criaturas se comportaran así. Si luchaban era porque superaban con creces el número de su enemigo y cuando se veína mermados o superados, huían para no volver nunca. Estas criaturas planearon y utilizaron estrategias poco usuales en criaturas incivilizadas. Pero nada podrían averiguar si el idioma Kobold era desconocido.

Finalmente, la idea de Eldintel no fue desechada y encendieron montículos de fuego que iluminaran una zona y rodearon el campamento con esa iluminación. Vater cogió el terreno más abrupto y lanzó sus luces danzantes mientras se escondió cerca de un árbol junto a Orsik, vigilando. Eldintel, Garath Aniel y Diesa se encontraban apiñados alrededor de la tienda, esperando que la Enana pudiera tratar sus heridas.

Pasaron los minutos y Vater escuchó murmullos y sonidos en un lado, observó sombras que llegaban al límite de la luz del fuego pero no se atrevían a revelar su posición. Lo intentaron por otro lado, con el mismo resultado hasta que finalmente los Kobolds desistieron cuando el cielo empezó a tornarse de un color violáceo que se iba transformando hasta un naranja que bañaba al cielo despoblado de nubes de un color digno de una balada de un bardo.

Lo peor de la noche ya había pasado y tras el combate, lograron reponer algo de energía suficiente para continuar el camino (o no). Pero tenían un prisionero Kobold ¿Lo llevarían? ¿Lo matarían? ¿Lo dejarían libre?...

Notas de juego

3 Khes, Año 2 de la era de la alianza.
Alba, Frío y Despejado.
Próximo Post: Lunes

10 Px a Todos por postear

- Felicidades a Diesa, ha logrado subir de nivel!

(...) Después del descanso corto, el personaje puede recuperar algunas habilidades especiales y además la posibilidad de utilizar uno o más DG en sanar sus Pg. (...)

(...) Con el descanso largo, un PJ recupera la mitad de sus Pg máximos y 1 Punto de herida. Adicionalmente recuperará 1 DG para utilizar en descansos cortos. La asistencia médica (tirada de medicina CD 15) y un uso de la herramienta de curación, el PJ sanará 1 Ph adicional y 1 DG adicional. (...)

Sacado de reglas de "Combate y Aventuras".

En esta edición, todos cuentan con unos Dados de Golpe (DG) igual a su nivel de PJ. Cada vez que finalizan un descanso corto, como en esta ocasión, pueden utilizar 1 (o más) DG para recuperar Pg (y solo Pg).
Luego, después de un descanso largo, recuperan la mitad de los Pg totales, recuperarás 1 DG (para usar en los descansos cortos) y recuperarás 1 Ph. Solo en el descanso largo se pueden curar los Ph a razón de 1 por descanso. Pero con la ayuda de la pericia de medicina y un uso de kit de medicina, se puede sanar +1Ph y +1DG.

Para este caso en particular, ha pasado un descanso corto desde aquel ataque de Kobolds así que CUALQUIERA puede utilizar uno d sus DG para sanar Pg, con eso no hay necesidad de desperdiciar recursos (pociones) o conjuros que puedan ser usados en combate. Al final, si alguno quedó todavía con pocos Pg, Diesa podría lanzar su conjuro de curación, Aniel podría utilizar su imposición de manos o podrían beber sus pociones.

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04/02/2017, 07:16
Diesa EscudoDorado

Tal vez Moradin se había compadecido del buen escudero; tal vez solo era que su suerte estaba cambiando (como con aquella mágica moneda que siempre caía de canto); o tal vez... Lo cierto era que un jadeante Orsik arribó a la entrada de la tienda con su élfica carga a cuestas, sin una caída ni un tropiezo.

Diesa respiró aliviada al comprobar que Aniel había sobrevivido al ataque.Y no solo eso, sino que aún guardaba fuerzas como para incorporarse.

Tranquila, no sea que las heridas se agraven, aconsejó Diesa, y añadió: Tendrás que despojarte de tu armadura si deseas que restañe la sangre. Pero antes habrá que asegurar el campamento o recibiremos otra desagradable visita. Finalmente, se volvió hacia Orsik: Déjame echarle una mirada a ese hombro, y después montarás guardia con Vater.

El enano carcajeó y negó con una torpe cabezada; luego señaló hacia el sendero por donde bajaba Eldintel, y dijo:

¡Por las barbas de Moradin, Diesa! ¡Tienes muchos remiendos que hacer por aquí y esto es solo un rasguño! Una insignificante flecha jamás hará mella en mi carne: ¡soy un enano de piedra! exclamó Orsik con genuino orgullo, y esponjando su rusiente barba. ¡Te mantendré informada!, prometió y echó a correr hacia donde se encontraba parapetado el mediano.

Como cualquier enano, Orsik se pavoneaba frente a los elfos. El legendario orgullo del Pueblo Recio afloraba en el joven escudero bajo la forma de inocentes pullas. (Si no podía jactarse por los enemigos abatidos, al menos podía mostrarse fuerte, recio y hasta condescendiente.) De antigua data, y por todo Faerûm conocidas, eran las bromas que los enanos hacían sobre los elfos, algunas mordaces, otras risueñas. Pero el buen corazón de Orsik apenas le permitía aquel ingenuo orgullo, casi balsámico después de la tensa refriega.

Cuando marchó su compañero, Diesa contempló a una y otro elfo. Aniel era quien había sufrido las heridas de mayor gravedad. Pero necesitaban mantener una buena guardia en torno al campamento, más ojos acostumbrados a la oscuridad. Asi que, mientras la paladina desprendía los ganchos y correas de su armadura, la enana se dispuso revisar las heridas de Eldintel.

La tarea resultó más sencilla de lo que la clériga esperaba, ya que el elfo había desprendido la flecha sin quebrar el astil ni dejar astillas incrustadas en la herida, dejando en evidencia que sabía cómo tratar heridas. Las otras solo habían magullado la carne y provocado pequeñas laceraciones. Presta, procedió a limpiar con abundante agua la herida del antebrazo y retiró cuidadosamente los coágulos. Aunque profunda, la flecha no había desgarrado el músculo y la hemorragia habia cesado, por lo que pensó en simplemente aplicar un emplasto y una venda, pero, tras meditarlo un poco, se decidió por una sutura. El viaje continuaría a marcha forzada, y quizá fuera mejor asegurarse.

La clériga tomó una aguja y la calentó al fuego del brasero, tal y como había aprendido de los xhalornor "los clementes". Una aguja en llamas era el símbolo de la bondadosa diosa y quizá así era como invocaban su favor, pensó Diesa. Ella apenas daba sus primeros pasos al servicio de Sharindlar, y aún tenía mucho camino por recorrer.

Apenas dolerá, afirmó y hundió la aguja enhebrada sellando la herida del elfo del bosque. Un punto de sutura fue suficiente. Las otras heridas, algunas magulladuras y pequeñas laceraciones fueron prontamente remediadas por las hábiles manos de la enana con fricciones de nieve que relajaron y adormecieron los doloridos músculos del elfo y unas vendas.

Después llegó el turno de la paladina. Diesa terminó de desmontar las hombreras, el espaldar y el peto, el volante, las escarcelas y el guardarrenes. Una infinidad de correas, ganchos, tuercas y clavos. Un complejo ensamble de piezas que no había sido suficiente para protegerla de las flechas. Aniel protestó, queda, y volvió a reclamar por una armadura de factura enana. La clériga sonrió para sí, y recordó cuando devolvió a Adbar, por medio de sus antiguos escoltas, el camisón de mithril que había heredado de su madre. Mucho más ligero y resistente que el que llevaba puesto en ese mismo momento, pero también mucho más peligroso...

Si estuviéramos en Adbar, podrías adquirir las mejores armaduras de Faerûn, deslumbrantes como el reflejo de la luna llena, ligeras como una pluma y resistentes como la piel de un dragón. Pero cierto es que, cuando adquieres una de esas armaduras, adquieres también muchos enemigos. Piensa... susurró. Una armadura completa de mithril cuesta más que una gran torre y los sueldos de un año una decena de guardias. Ahora imagina a todos los salteadores, ladrones y malvivientes de La Marca acechándote, codiciando esa armadura...

Y, mientras esto decía, fue suturando una a una las heridas de Aniel, con la ayuda de Eldintel. Agua caliente y paños limpios para lavar y cubrir las heridas; una daga templada al calor de las brasas para retirar las astilladas puntas de flechas; fricciones de nieve sobre la carne magullada y suturas sobre la carne abierta. La aguja iba del brasero al hilo reparando lo roto y entretejiendo una silenciosa letanía.

Sharindlar, que el fuego de tu sagrada aguja restañe las heridas de la carne y del espíritu...

Después siguió el turno del mago y, finalmente, el de Orsik. Para cuando Diesa terminó con los heridos, el alba clareaba sobre los cerros. Recién entonces la enana pensó en los kobolds que, por lo que alertaban los silbidos del enano, seguían allá afuera, acechantes. Y en el prisionero.

¿Alguno habla la lengua de los orcos? ¿Y la de los goblin? Escuché alguna vez que algunas de estas lagartijas conocen esas lenguas...

***

Los fuegos ardían en torno al campamento y sobre los riscos danzaban las luces. Vater cabeceaba somnoliento y se hubiera dormido si Orsik no lo hubiera acompañado con su incesante parloteo y carcajadas. El enano lucía orgulloso su herida, señalaba allá y acullá uno u otro kobold y contaba historias sobre orcos o sobre un batallón de heroicos enanos que,, montados sobre bravías cabras, habian alcanzado... Un silbido, semejante al ululato de un búho, truncó el relato. Orsik respondió al llamado con otro silbido . ¡Volveré pronto! , afirmó, y así lo hizo. Momentos después regresaba con una venda en el hombro, unas galletas de avena y queso y una jarra de vino especiado, entibiado a las brasas.

De Calimshán. Remedia muchos males como las náuseas, los resfriados o la irritación de garganta. Sabe a uvas pasas, canela y clavo. Pruébalo, es delicioso. Pero no se lo comentes a Diesa..., susurró.

Mientras compartían galletas y vino, siempre atentos a los movimientos de los kobolds, Orsik carraspeó con fuerza para captar la atención de su amigo e inquirió:

Vater, si tuvieras un amigo, y este amigo tuviera un amigo que tiene otro amigo, que tiene otro amigo y este ultimo tiene un amigo que sabe un secreto y este secreto le concierne a un amigo, a un buen amigo, pero este amigo tiene una duda que se le retuerce como culebra en las tripas (pero no son parásitos) porque no sabe si contarle este secreto a su amigo, un amigo de siempre, un secreto que le concierne pero que puede cambiar su vida (la del amigo, el buen amigo, el de toda la vida) para siempre, como una horqueta en el camino, ¿me explico?, de esas que un sendero te lleva hasta un tesoro fabuloso y el otro hasta las garras de un malvado draco, y... Tú me entiendes. Y entonces, mi amigo, ese que tiene un amigo que tiene otro amigo que tiene otro amigo también y este amigo tiene otro amigo más y (como te dije antes) este último amigo tiene un amigo, un muy buen amigo, muy querido, y un secreto muy secreto y una duda muy grande y un camino incierto y... Tú me entiendes... ¿Tú qué harías si fueras el amigo de mi amigo...? ¿Qué piensas que debería hacer?

Orsik inquirió a Vater como si fuera un oráculo en busca de una respuesta y, ¡por las barbas de Moradin!, de una solución al problema que lo atormentaba y que lo confundía, pero que no atinaba a expresar, o no sabía, o no podía...

¿Qué crees tú que...?

El ululato de un búho acalló al muy confundido Orsik que se fue trotando tras los pasos de Diesa.

***

Lejos de las miradas de sus compañeros, Diesa extendió los brazos y elevó un cántico a Sharindlar, la Clemente. Entretanto el buen escudero hacía guardia y rumiaba sus dudas y temores...

- Tiradas (1)

Notas de juego

Diiesa trata las heridas de Aniel, Eldintel, Garath y Orsik. Y echa un sortilegio de sanación sobre la elfa.Tirada hecha: 7 Pg por la gracia de Sharindlar.)
Después sugiere que interroguen al prisionero en orco y/o goblin, si acaso alguno domina alguna de esas lenguas. ¿Garath, Orsik?
Finalmente la enana se aparta para realizar sus plegarias a Sharindlar.
Mientras que Orsik tropieza y cae en su propia confusión. =P

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05/02/2017, 20:08
Aniel

Aniel al llegar donde Diesa hizo lo que esta le dijo, no tenia fuerzas para protestar y menso para decir que estaba bien, pues era evidente que estaba echa un colador.
Se fue desabroichando los correajes, y las cinchas como Diesa le dijo, para liberar parte de la armadura, aunque ciertos movimientos que tenia que hacer le fueron imposibles de realizar pues el dolor en esas partes era intenso y quizás perjudicial, así que esas las dejo como estaban. y Cuando Diesa se pudo concentrar en ella tubo que soltarlas para poder acceder a las heridas mas profundas de esas flechas penetrantes que se habían introducidos por aberturas.
Aniel no sabia si esas aberturas eran porque se haba dejado floja la armadura, o pq realmente los Kobolds había tenido un tino espectacular.
Comento por alto lo de una armadura de facturación enana a lo que Diesa respondió que si conseguía una también conseguiría muchos enemigos a lo que respondí, y mucho respeto, una armadura de esas características no se consigue así como así, para una semielfa como yo seria todo un orgullo llevar una de esas, comento y la conversación quedo así, le introdujo varias veces y en varios sitios una aguja que no la dolia pero al estar caliente quemaba parte de al piel y eso si la molestaba, pero Diesa era la experta, asi que apretaba los dientes y la dejaba hacer, si era posible sin ningún grito o llanto de dolor para no distraerla en su labor. Cuando termino se sintió bastante bien, ya no perdía sangre y eso era bueno, pero el día estaba amaneciendo y tendrían que iniciar camino otra vez. no podrían descansar, aquellos Kobolds les habían fastidiado bien. Ella tenia que erradicar a toda aquella chusma para que los hombres y mujeres de bien de todas las razas pudieran vivir en paz en aquella zona.
SI por ella fuera mataría al Kobold, pero decidió otra cosa, así que avanzo hasta donde Vater y Orsik estaban y dijo a Vater:- Vater, tu me has frenado en mi sangrienta cruzada contra esas criaturas, ahora esta indefensa, he hablado con ella en el idioma común de las profundidades y o no lo conoce o no quiere responderme, así que la responsabilidad es tuya. Piensa que vas a hacer con ese ser maligno que ha querido matarnos. Tienes tres opciones, o lo matas, o lo liberas o lo llevamos prisionero, pero si escoges esta ultima, no probara comida del grupo, solo la que tu le proporciones. y a la mínima que sospeche que va hacer algo le atravesare con mi espada. en tus manos esta el destino de esa criatura maligna, espero que escojas sabiamente y que no tenga malas repercusiones para nosotros la decisión que tomes.

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06/02/2017, 22:20
Vater D'eproot

El amanecer había caído, sutil y sublime, el tono naranja cubrió el cielo tímidamente desde el este, hasta que el febo asomo con todo su esplendor, de igual manero, de los cielos descendio el mediano... Orsik quien se habia acercado gracias a los ronquidos, al verlo caer, le devolvió una mirada de suspicacia y extrañamiento, pero sin dejar de reírse mientras le ayudaba a levantarse... JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA las carcajadas del enano resonaban sobre la confundida cabeza del vagabundo, que en su confusión propiciaba golpes al aire, intentando aferrarse a algo sólido para mantener el paso. Vater maldijo el humor de los enanos por un momento, no por su falta de gusto o de tacto, sino por la sonoridad retumbante en su cabeza...
Irritado contestó:
Vale, Orsik, es que los enanos nunca se han caído de un árbol...
Pero el enano replicó con ironia mientras continuaba su gracia
¡Pues más vale que no, en las montañas, si te subes a un árbol es porque no eres enano!

Con esfuerzo, el mediano intento rememorar lo que había pasado.
[...]

Cita:

Momentos antes, haciendo la ronda para evitar invasores, Vater se subió a un árbol para tener mejor vista del lugar a la vez que permanecía oculto, sin darse cuenta escogió un lugar tan cómodo y que se ajustaba de tal manera a su forma, que repentinamente cayo en el suave influjo... diríamos... bueno!... se durmió... solo fue que cuando recordó, en sueños, a su primo lanzándole una bola de lodo en la cara que se desplomo al suelo, más justo por allí pasaba un enano enardecido de su propia grandeza.

[...]

Luego de hacer de hazmerreir de su amigo, nuestro mediano se acercó a ya desarmada Paladina, la esbelta y formada figura de Aniel era toda una visión para el mediano, aunque la idea de la sangre y las heridas le daban más preocupación que otra cosa, no había forma de hacer un halago sin ser rudo, así que prefirió el sutil humor mediano para arrancar una conversación...
¡Pero qué bien te sientan esas vendas muchacha! ¡He escuchado que son la última moda en Sundabar! se sonrió y siguió camino, pero la intempestiva semielfa le contesto sagaz sobre sus obligaciones con su prisionero... ... ... ... Su prisionero... ¡¡SU PRISIONERO!! El golpe en la cabeza y las carcajadas de su amigo le habían hecho olvidarse de esto, salió corriendo hasta el árbol donde lo había atado, solo para descubrir al malviviente malhechor kobold desesperado porque un alacrán no le pique la cola...

Se acercó hasta estar a unos centímetros de él, lo miro fijo, soltarlo hubiera sido un problema para otro, matarlo no estaba entre sus planes... resoplo una... resoplo dos... resoplo tres veces, y a la tercera sonrió, Bueno, se dijo para sí mismo, si la vida te da kobolds, hasta una mascota!

Y mientras tarareaba una melodía de costura de la abuela, le desato del árbol, le ato ambas manos y con la soga al cuello se lo llevo como si de un perro nuevo se tratara...

Tararira... tarara... Ketips te llamare, y noble guardián, algún día serás... tararira... tarara...

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12/02/2017, 02:36
ZzEldintel

A Eldintel, por momentos, le costaba seguir la conversación de los demás. Demasiado tiempo en la soledad del bosque, incluso el lenguaje había evolucionado en los últimos lustros. Y después estaba aquella jerga urbana, con referencias múltiples a cosas que él desconocía. El propio proceso de caminar por las montañas le resultaba mucho más placentero, a pesar de los peligros, las montañas eran fascinantes, le gustaban las rocas y los riachuelos, y los pequeños arbustos, y los animales que salían huyendo de ellos cuando se acercaban.

Pero los diálogos. A veces simplemente sonreía y asentía sin más al ser interpelado en alguna broma que no comprendía. Sus compañeros eran buenos compañeros (al menos cada noche podía dormir traquilo porque confiaba en ellos), pero aún así se sentía alejado de ellos, incapaz de mantener el grado de humor, camaradería y cordialidad que notaba ya entre ellos.

"Bueno, quizás a los elfos nos han dotado de una vida tan larga porque nos cuesta mucho más aprender"

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19/02/2017, 00:18
-Dungeon Máster-

El mago a pesar de estar intacto, decidió permanecer sentado junto a la tienda de Diesa. Observaba mientras uno a uno iban ingresando para ser atendidos.
Se sentía cansado y su batalla contra el sueño le chupaba toda la energía que le quedaba en el cuerpo, intentaba concentrarse en su grimorio, repasando los conjuros escritos allí, pero en cuanto leía una frase, el cansancio la hacía borrar de inmediato de su cabeza, incluso el cansancio había heco que ignorara a Diesa cuando ella preguntó sobre posibles conocimientos del idioma orco o Goblin. Garath conocía el orco, pero no se enterarían hasta ser más tarde. Era consciente que no podía dormirse y debía aportar al grupo al menos vigilando la zona.
Se levantó de su puesto y sin alejarse más de 5 metros observó alrededor del perímetro de luces realizadas por el Elfo explorador. Pensó en él como un sujeto reservado y que hacía las tareas sin esperar nada a cambio, un alma noble de corazón que deambulaba en silencio y pasando desapercibido. Esa era la percepción de Garath sobre Eldintel.

En medio de los rezos de Diesa, ya cuando la luz sol despuntaba sobre los altos picos de las montañas, la imagen de la vieja VIet llegó a su memoria, como si un mensaje de Sharindar fuese enviado sutilmente. Un escalofrío recorrió su espina dorsal sin un motivo aparente y su vellos corporales se erizaron a pesar que no sentía frío ni temor. Un mal presagio. Tragó saliva y salió de su tienda después de rezar.
Observó como la comitiva descansaba y esperaba por ella, Orsik, a pesar de su torpeza, no había esperado a recibir órdenes para tener a los caballos listos para la partida. Solo faltaba desmontar la tienda para avanzar.

Levantaron el campamento lo más rápido posible para salir de ese horrible lugar que casi había costado vidas. El cansancio pesaba más que el equipo que llevaban a cuestas y cada paso de caballo parecía un suplicio. Los cuerpos, incluso del de los resistentes enanos, suplicaban clemencia y las mentes requerían descanso.

Avanzaron durante unas dos horas, con el paso apretado y sin detenerse, hasta llegar casi al límite de sus capacidades, se habían alejado lo suficiente del alcance de esas criaturas y ahora se encontraban sobre el camino, cerca a un túmulo de piedras redondas del tamaño de la cabeza de un gigante. Era un Hito que demarcaba la mitad de camino entre Argluna y Eternlud.

Se detuvieron para descansar, tomar aire y comer algo, pero debían decidir si continuaban el viaje o descansaban por completo en ese lugar. No había tiempo que perder, la urgencia por llegar a Olostin era inmediata. Por cada hora que perdían, las posibilidades de rescatar a la niña con vida disminuían dramáticamente, pero por otro lado, los cuerpos magullados clamaban por piedad y combatir en esas condiciones podría resultar peligroso.

El pobre prisionero Kobold miraba con extremo deseo la comida de los héroes, durante el trayecto se había comportado bien, no había intentado escapar ni mucho menos gritar. A pesar de su hambruna, no dijo nada, era perder el tiempo habñar con quien no entiende su idioma.

Mientras tanto, Garath se frustraba de nuevo intentando encontrar la concentración para leer sus tomos -Igluzhk! -Maldijo en idioma orco, una palabra que por razones desconocidas le gustaba.
El kobold pareció entender y habló al mago en un muy básico idioma orco, para sorpresa de todos, el mago respondió mientras intentaba sacar información.

Ellos eran miembro de una banda de kobolds forajidos, siempre han tenido su guarida a unos kilómetros del camino, pero jamás habían intentado asaltar viajeros, para su antiguo jefe era mejor dejar en paz a los hombres y no llamar su atención.
Sin embargo, un grande y rudo ser había logrado cazar al líder y asesinarlo junto a sus fieles seguidores. La criatura coincidía con la descripción de un Bugbear, belicosas criaturas que usan tácticas arteras para conseguir su cometido, codiciosas por oro.
Los kobolds restantes no tuvieron más opción que seguir sus órdenes y desde entonces (hace unas cuantas lunas) han tenido órdenes de vigilar y asaltar el camino.
Los aventureros habían sido las primeras víctimas y al parecer no había salido bien el plan.

Aún quedaban cosas por averiguar y decisiones que tomar. Era peligroso dejar a esa banda de Kobolds campantes asaltando el camino, pero la urgencia de la misión actual chocaba con la idea de ir tras ellos.
El descanso apremiaba, pero el tiempo jugaba en su contra.
Y el prisionero estaba dispuesto a soltar más la lengua si se le persuadía con algo de comida o una buena intimidación, respondería a las preguntas apropiadas.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Notas de juego

3 Khes, Año 2 de la era de la alianza.
Alba, Frío y Despejado.
Próximo Post: Lunes

Vaya posteo, alcancé a hacer palomitas y todo para leerlos 50 Px a Todos por postear.

- Aniel recupera 7Pg
- Diesa pierde un slot de nivel 1 (queda con 0/2 slots)

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20/02/2017, 23:55
Diesa EscudoDorado

Junto a las plegarias de Diesa, las primeras pinceladas del alba afloraron en el horizonte; unas, de oscuro carmesí como la sangre; otras, brillantes y azafranadas como el fuego. Y la imagen de una silenciosa anciana.

Viet —susurró la enana, con el corazón prieto en un puño.

Aún restaban largos días de viaje hasta el fuerte Olostin. Largos y arduos días de camino, pero el corazón de la enana ya cabalgaba desbocado e infatigable hacia el sur. —Viet.— Ni la niña perdida, ni los kobolds, ni sus compañeros, nada más importaba. Solo Viet. Jamás se perdonaría si la anciana… Agitó la cabeza en un vano intento de espantar el mal augurio que le mordía las entrañas. Era mejor no pensar en eso. Fue así que, presta, desmontó la tienda y cabalgó más allá del límite de su resistencia, y hubiera seguido cabalgando si no fuera porque los heridos necesitaban descansar y recuperar fuerzas si querían llegar medianamente enteros hasta Eternlud. Una vez allí, decidiría qué y cómo…

Ensimismada en sus pensamientos, no se había percatado de nada de lo que acaecía en derredor. Ni en el inusual mutismo de Orsik (¿acaso había percibido lo mismo que ella?), ni en el entrecortado diálogo entre el prisionero y el mago en una áspera lengua que Diesa pronto reconoció. (¡Garath conocía la lengua de los orcos y estaba interrogando al kobold!) Entonces, entre bocado y bocado, escuchó con atención lo que el mago descifró de las respuestas del prisionero. El que comandaba a aquellas arteras criaturas era… ¡un bugbear! Aunque jamás había visto uno con sus propios ojos, eran tantas las historias que había escuchado sobre ellos que podía describirlos con gran detalle; y así lo hizo:

—Los bugbears son unas criaturas de unos siete pies de alto. Según se cuenta en Adbar, el tintineo del oro es su pasión; el vino y la cerveza también. Son enormes y peludos, su pelaje va del castaño claro al cobrizo y poseen un hocico que recuerda al de los osos. Pero no os confundáis: nada los emparenta con esas valerosas bestias. Pero como los osos, tienen un fino olfato y muy buena vista. Como ya dije, son codiciosos, y tal vez esa sea su única debilidad. Habitan en cuevas ocultas a los ojos de extraños donde ocultan el botín de sus tropelías. Son crueles predadores, emboscan a sus presas y rara vez hacen prisioneros. —Hizo una pausa y miró, uno a uno, a sus compañeros. —Cuentan quienes exploraron sus infectos refugios que hallaron huesos roídos de elfos, de hombres y de enanos…

Luego regresó a sus pensamientos, a Viet. ¿A qué peligros se habrían enfrentado los otros? ¿Acaso Agaroth la habría abandonado a su suerte ante el primer contratiempo? ¿Esa espina que laceraba su pecho era acaso un mensaje de Sharíndlar? —Protegedla, mi Señora, que vuestra mirada esté sobre ella…. —susurró.

Fue la misma Viet, aquella anciana silenciosa y amada, quien le narrara a la pequeña Diesa las circunstancias de su nacimiento y la heroica muerte de su madre en medio de una cruenta batalla, entre el trémolo del acero y el acre sabor de la sangre. Pero si bien aquel relato era cierto, Diesa jamás conoció los secretos detalles de aquella historia ni de aquel corazón endurecido como la piedra por un dolor que jamás menguaba… Nadie en Adbar osaba pronunciar sus nombres, y si Diesa los conocía fue gracias a Viet. Estaban vedados a las lenguas de los enanos; y en la Gran Fortaleza del Norte nadie repetía aquellos nombres. Así fue ordenado, y así fue respetado. Solo Viet se había atrevido a quebrantar aquella prohibición. Y Diesa jamás supo si aquello le había acarreado alguna maldición.

¿Cuál era el precio que la anciana había pagado por ello? ¿Y cuál el que pagaba Diesa?

Y cuál el porqué…

***

Transcurría las primeras dekhanas del 1357, el Año del Príncipe. Por entonces los rumores decían que Brúenor Mazaguerra, después de matar al dragón de las sombras Shimmergloom, se proclamaría Octavo Rey del Salón de Mithril, pero no era aquello algo en lo que ella pensara.

A lo lejos, el trémolo del acero y el siseante silbido de las flechas, los gritos de guerra de sus compañeros de armas y los gruñidos de los orcos. La distancia que la separaba del bosque le alcanzó para la canción que solo los guerreros podían cantar. Cantando prometían cada mañana al Señor de las Batallas, a Clangeddin Bargenta, honrar la sangre que se había tendido a dormir por la noche y a cambio, suplicaban vengarla o morir en la pelea. Desde la muerte de Travok, Audhild se había vuelto áspera y silenciosa. Antes decían de ella que peleaba sin miedo a la muerte. Ahora, se lamentaban de verla pelear sin apego a la vida. Y era así, tal y como decían quienes la contemplaban al pasar, con la mirada seca y fría y los puños apretados empuñando la maza y el escudo que antes pertenecieran a Travok No buscaba la victoria, ni la guiaba la sed de venganza como muchos sostenían. No, no era eso. Audhild anhelaba la paz que solo la muerte le otorgaría, el eterno olvido, la postrera cura de las heridas que todavía sangraban.

No podía (ni quería) olvidar que fue por un error suyo que Travok no se encontrara allí, junto a los otros guerreros, en el campo de batalla, destrozando cráneos y pisoteando orcos. Travok, quien fuera su compañero en la vida y el padre de la criatura que cargaba en su vientre. Audhild no portaba apenas una cota de malla que ni siquiera alcanzaba a cubrir su abultado vientre. La criatura pateaba al son de los tambores. La enana ignoraba si anhelando entrar en combate o si, por el contrario, instándola a alejarse de allí. Poco importaba. Audhild ya no encontraba en su pecho sitio para el amor, solo para el dolor.

Y fue en aquella cruenta batalla, bajo el clamor del acero y el acre sabor de la sangre, que Audhild encontró el camino a la única paz posible para su atormentado espíritu. Muchas heridas atravesaban su carne, pero no más dolorosas ni crueles que las que guardaba para sí. Y fue allí donde dio a luz a su única hija; y dónde, en un acto último de amor tal vez, la alimentó con la leche y la sangre de su postrer aliento. La recién nacida alzó la mirada hacia la moribunda enana.

—Tienes la misma mirada que Travok —susurró, y cerró los ojos.

Todavía se prolongó la lucha, y se amontonaron los muertos. Pero al final de la mañana, después de una batalla que mereció canciones, los guerreros de la ciudadela de Adbar pudieron mirar su victoria. Eso que quedaba de ellos. Esos pocos vivos, esa montaña de muertos. Eso que no se podía reír, ni amar, ni beber, era una victoria.

***

Luego de un corto pero reparador descanso y de unos bocadillos que apenas pudo tragar (tal era el ímpetu y la angustia que le oprimía el pecho y la garganta), Diesa se incorporó y se preparó para continuar viaje.

—Ya habrá tiempo de indagar sobre esos kobolds y su líder. Ahora debemos continuar —afirmó. —En Eternlud informaremos sobre lo que sabemos y dejaremos advertencias en todas las posadas y dependencias militares que hallemos en el camino, así como a cualquier viajero que encontremos a nuestro paso. Tal vez en Eternlud encontremos la forma de que la noticia llegue a Argluna, sobre lo que acaece en estos páramos. —Y añadió: —Entretanto, Garath, averigua cuántos son y en qué otras zonas acechan a los viajeros. No sea que volvamos a toparnos con ellos. Y si existen otros grupos, otras criaturas acechando más adelante. Grupos rivales o aliados a ellos. Ahora mismo, no podemos darnos el lujo de otro combate. Dile que si osa mentir u ocultar información, yo misma le echaré tal maldición que deseará estar muerto. Pero que si colabora, su vida será respetada. —Entonces miró a Vater. —Que coma unos pocos bocados como para despertarle la lengua, y dadle un poco de agua. Si colabora, comerá algo más.

Finalmente miró a Orsik.

—Partiremos de inmediato —repitió.

Viet, pensó.

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21/02/2017, 13:53
Vater D'eproot

El alba repuntaba y el camino era largo, sabian que debían continuar, cabalgaron toda la mañana, llevo al kobolds a lomos de su caballo como si fuera un invitado, lo llevaba siempre delante suyo y reconoció la docilidad de la criatura en su mala condición, adicionalmente los problemas de Garath para concentrarse en su libro grueso eran algo entretenido de ver, pensaba mientras bostezaba con fuerza.
Durante el descanso compartió solo agua con su captivo, lo observo, como así también miro a Orsik algo molesto por Vater ofreciéndole cuidados a tal vil y baja criatura. Se sonrió, mientras se levantaba, ato a su captivo a un árbol y se aproximó su amigo enano diciendo... Hey, Orsik, ¿te sabes el chiste del zorrino y el Tezhyriano? [...]
Más cuando volvió, vio a Garath hablando con su captivo en una lengua extraña. Se asombró, gesticulando con sus cejas un asombro inclinado, ese mago tenía más recursos de los que él se imaginaba.
Se aproximó a ellos, y le pregunto a Garath como se llamaba, quien era, y por qué los asaltaron. Mas cuando recibió respuesta, le pregunto si el tenia familia o amigos todavía en aquella banda de asaltantes, azuzados por el cruel tirano, también fue que el mediano se presentó y le aclaro que él era su prisionero, pero no su esclavo.
Le daba tanta alegría poder hablar, al menos a través de un intermediario, que abrazo al mago con fuerzas y aulló de la alegría. Lo había decidido, le pediría al mago que le enseñe la lengua común a esa criatura...

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24/02/2017, 05:10
-Dungeon Máster-

Garath no sabía mucho de los Bugbears, apenas los había escuchado hablar como criaturas peligrosas que era mejor evitar. Prestó atención a las palabras de la Enana y tomó apuntes en uno de sus grandes tomos que cargaba en el zurrón.

El interrogatorio siguió, pero el mago parecía frustrarse de manera exponencial. Repetía cuatro y cinco veces la misma pregunta, ayudándose con gestos de su mano, imitando lo que preguntaba. Pero el Kobold hablaba su idioma nativo y solo unas cuantas palabras en el idioma de los orcos.

Al final, después de rendirse, Garath trasmitió lo que había podido discernir de aquella estúpida criatura. Al parecer el Bugbear había llegado recientemente y se dedicaba a explotar y amedrentar a los Kobolds. Pero las pequeñas criaturas solo obedecían. El Kobold parecía más a gusto siendo el "esclavo" de Vater (cuando Garath intentó explicarle mil veces lo que el mediano quería, el Kobold había entendido al revés) que esbirro de aquel despreciable ser. El mediano le brindaba atenciones y le evitaba la molestia de caminar, ese concepto de esclavitud si le gustaba.

Los caminos son asaltados únicamente porque las patrullas han cesado sus viajes rutinarios, su número no es apto para enfrentar a la legión argenteada, los viajeros que utilizaban el camino por lo general eran desesperados y los desesperados viajeros eran buenas víctimas. O eso les decía su venerado líder. 
La banda solo acechaba en ese punto del camino y por ahora no sostenía alianzas o acuerdos con otras criaturas de la zona. Su guarida se ubicaba en una antigua tumba, donde el venerado líder encontró la "refulgente" maza de guerra que utilizaba para aplastar cráneos.

Más de una vez el Kobold chilló de miedo al pensar que la bruja enana le echaría una maldición, pero después de muchos intentos, el mago logró explicar que la lanzaría solo si no colaboraba y soltaba la lengua (sin pensarlo pidió un cuchillo para "soltarse" la lengua).

El elfo permaneción en calma y en silencio, le era indiferente la situación con el prisionero. Solo anhelaba llegar a salvo a Eternlud y luego a Olostin.

A pesar del cansancio, Diesa "Invitó" a sus compañeros para seguir con el camino, la resistencia de su raza le permitía proponer tal idea descabellada. Pero implantada la idea, implantada la acción. El Elfo no iba a ser quien se negara a continuar y el mediano no iba a quedarse atrás.
El único que protestó fue Garath, quien alegaba necesitar el descanso para poder estudiar sus tomos con mente fresca. 

- Los conjuros son mejor escritos en la cabeza que escritos en el libro!

Pero al final la voluntad de la mayoría se impuso y emprendieron el viaje a pesar de haber descansado tan poco la noche anterior.

El grupo avanzó pesadamente durante todo el día, con un paso apretado gracias al ímpetu y voluntad de la Enana. El elfo intentaba guiar lo mejor que podía y Vater se distraía con Orsik y con su "esclavo". Garath no estaba de genio para enseñar a la pequeña alimaña el idioma común, por él y lo lanzaba en uno de los acantilados. Todos permanecían atentos a los peligros que rondaban las inmediaciones del camino, por fortuna nigún Troll, gigante, Dragón o tribu orco hizo presencia.

El cielo empezaba a empalidecer a medida que el astro empezaba a perder intensidad para dejar paso a la oscura y temida noche. Eldintel buscó donde poder resguardarse de forma segura, pero no encontró ni una grieta para poder guarecerse (malditas grietas de las montañas, no están cuando uno las necesita!). Hizo lo mejor que pudo al encontrar un espacio apto para acampar. Una pared empinada que se alzaba cientos de metros hacía imposible una emboscada desde arriba. Una enorme roca tapaba otro de los lados, amortiguaba la luz del campamento y cortaba el frío viento. A pesar de ello, seguían a la intemperie.
Diesa montó su tienda habitual con la ayuda de Orsik y sin duda era la más cómoda. Entre todos se repartieron las guardias del tiempo de meditación del Elfo. Eldintel volvió a insistir en la impertinencia de encender un fuego, pero nadie salvo Diesa estaba aptos para pasar la noche sin el calor del fuego.

La paranoia invadió al mago y a Orsik mientras hacían la primera guardia, los gruñidos de bestias se escuchaban a la distancia y solo podían pensar en que en cualquier momento alguna criatura saltaría a cazarlos y a comerlos. Pero no sucedió ni en la guardia de ellos, ni en la de Diesa con Vater ni en el resto de la noche mientras el misterioso Elfo posaba su vista en el horizonte.

Al despuntar el sol, el ánimo era completamente diferente. Garath intentaba enseñar palabras en común al Kobold, pero sus fibras vocales no estaban aptas para aprender a pronunciarlas. Aún así, el "esclavo" de Vater lo intentaba. Orsik ayudó a Diesa a desarmar la tienda, pero su prisa por ir a ver al Kobold con Garath lo hacía ser más torpe que de costumbre y sus buenos gritos y coscorrones se ganó de la impetuosa Enana.

El descanso, a pesar del frío y la incomodidad, había sido reparador. Luego de un suculento desayuno de fruta seca, pan rancio y agua, se prepararon para seguir. El camino poco a poco se empezó a allanar y las mlntañas empezaron a achatarse hasta convertirse en terreno suave y ondulado.

A la distancia, se observó unos carromatos que se acercaban. Eran 4 carromatos, custodiados por media docena de hombres armados y varios plebeyos entre artesanos, viajeros y choferes acompañaban el ritmo de viaje.

-Saludos! -Dijo el hombre que conducía el carro que iba a la cabeza -¿Cómo está el camino a Argluna?.

Esperaron respuesta, mientras observaban con recelo al Kobold amarrado y montado sobre el pony de Vater.

- Tiradas (6)

Notas de juego

 

4 Khes, Año 2 de la era de la alianza.
Mañana, Frío y Despejado.
Próximo Post: Martes (De ahora en adelante los posts serán martes y viernes)

10 Px a Vater y Diesa por postear

- Diesa recupera sus slots de conjuro
- Aniel recupera todos sus Pg y 1 Ph (podría recuperar uno adicional)
- Vater recupera sus slots de conjuro
- Eldintel recupera 5Pg y 1 Ph (podría recuperar uno adicional)
- Garath recupera sus slots de conjuro

@Diesa: Realiza una tirada de medicina CD 15 para curar 1Ph adicional a Aniel y a Eldintel.

@Diesa y Eldintel: En su próximo post deben mencionar los conjuros preparados del día. De no hacerlo, asumiré que preparan los mismos del día anterior.

 

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24/02/2017, 06:59
Diesa EscudoDorado

Diesa despertó cuando aún no despuntaba el alba, con un sueño intranquilo y tortuoso, plagado de lúgubres presagios. —Viet, pensó. —A su lado descansaba Aniel, con quien había compartido la tienda. La elfa respiraba con una suave cadencia. Tenía los párpados cerrados, pero no dormía. Y quizá no hubiera dormido en toda la noche, aunque fue relevada de las guardias por orden expresa de la enana y pese a las protestas de Aniel.

A sabiendas de que la elfa la escuchaba, Diesa murmuró:

—No te coloques la armadura. Primero calentaré un poco de agua y limpiaré tus heridas —dijo, y salió de la tienda.

Una vez a la intemperie, el gélido viento barrió con los últimos restos de una larga noche de sombríos pensamientos. Orsik roncaba con tal estruendo que, pensó la enana, si hubiera un enemigo en las inmediaciones podría haberlos encontrado aun con los ojos cerrados.

—¡Despierta, holgazán! —ordenó Diesa.

De un salto, el joven escudero se puso en pie y exclamó con los párpados prietos y entre ronquidos:

—No dormía, Diesa: estaba vigilando con los oídos.

La enana sonrió de lado y le aplicó un ligero puntapié.

—Abre los ojos o tropezaras, no una, sino ocho veces…

Somnoliento, Orsik trotó dando trompicones tras los pasos de Diesa. La clériga buscó un sitio al reparo de las miradas, tanto de extraños como de compañeros y elevó los brazos hacia lo alto. Con voz ronca, recitó en la lengua de sus ancestros una lenta letanía invocando el favor de La Clemente y danzó bajo un cielo que se teñía de ocres y púrpuras.

—Sharíndlar, la Clemente, quien enanos y dioses recurren en las horas aciagas… —clamó.

Entre tanto, las níveas cumbres recibían la bendición del nuevo día y la ecléctica compañía se preparaba para la nueva jornada.

Eldintel ya había puesto a calentar agua al calor de las brasas y Diesa aprovechó para limpiar sus implementos, preparar algunos emplastos y separar unas vendas nuevas. Sentada en la entrada de la tienda, comenzó revisando la herida de Orsik, pero el enano no se quedaba quieto: murmuraba entre dientes y estiraba el cuello intentando ver lo que acaecía entre el mago, Vater y el prisionero. Diesa perdió la paciencia y lo despidió con unas galletas que el enano devoró de inmediato dejando su bermeja barba salpicada de migas y echó a correr hacia donde se encontraba el mediano. Luego le tocó el turno al elfo. Como en la ocasión anterior, Eldintel le había ahorrado trabajo al limpiar el mismo sus heridas. La clériga se encargó de revisar las suturas y de colocar un nuevo emplasto. Finalmente cambió las vendas por unas limpias y le solicitó al elfo que se encargara de Orsik, si acaso tenía más suerte y conseguía que se quedara quieto.* Y le entregó unas vendas y unos emplastos. Hecho esto, se metió en la tienda donde Aniel aguardaba impaciente.

Con la paladina la faena era más compleja, debido a sus muchas y muy graves heridas. Comenzó por la espalda, donde había recibido el flechazo más profundo. Luego continuó con las demás. En esta ocasión trabajó con mucha delicadeza, deteniéndose en cada sutura, limpiando los coágulos y cubriendo una a una las herida sin escatimar vendas. Aniel no se quejó en ningún momento. Mientras esto hacía, Diesa pensó que en Eternlud debería hacer una parada en alguna botica y aprovisionarse de hierbas, vendas y otros elementos. Algo que, por ciento, haría ella misma; no podía confiarle aquella tarea a Orsik.

Llegó la hora de partir, y la compañía cabalgó rauda hacia Eternlud. Si no acaecía ningún imprevisto, llegarían a la ciudadela antes del ocaso. Pero, a mitad de la jornada se toparon con unos carromatos, custodiados por varios guardias armados, estaban lejos aún cuando Diesa guió su montura hasta la paladina y murmuró :

—¿Cómo pensarán atravesar el paso con toda esa nieve acumulada? ¿Acaso ignoran en Eternlud que el paso es intransitable para los carromatos en esta época del año? —inquirió, fastidiada. Le irritaba la ¿torpeza, ignorancia? de aquellas gentes. Si, en Argluna, Dustier (un forastero) era conocedor de tal circunstancia, cuánto más quienes venían desde Eternlud, el emplazamiento más próximo al paso. —Aniel, encárgate tú de disuadirlos. No estoy de humor para tales menesteres…

Un poco más atrás, Orsik silbaba una antigua canción y, de tanto en tanto, echaba suspicaces miradas hacia Vater y su nueva adquisición. Pero no entonaba cualquier canción, sino "esa" canción. Por un breve instante, Diesa imaginó las mil y un artimañas que el enano estaba tramando, y sonrió de lado.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Ignoro los bonificadores, pero tiro por los tres heridos: Orsik, Eldintel y Aniel. Creo que no resta nadie más. 

*Como fallo en la primera tirada, Diesa le cede a Eldintel algunos implementos para que cure la herida de Orsik, tal vez tenga más suerte con el enano. =P

Y le cede la palabra a Aniel, para que encare a los recién llegados. =)

Después miro los conjuros y elijo tres.

Muy pronto, en sus pantallas, "La venganza de Orsik". xDDD

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26/02/2017, 17:07
Aniel

Me había mantenido callada y sin hacer ningún movimiento excesivo, para que mi cuerpo se recuperara lo antes posible, y así fue, cogí fuerza con rapidez.
Al parecer el Kobolt sabia hablar algo de Orco, pero nada de conocer el Infracomún, la lengua común de casi todos los seres malignos y de los subsuelos. pero en fin, supongo que esa banda Kobolt habría tenido poca relación con nadie hasta ahora, pero un Bugbear hablando orco, no seria raro, aunque Kobolts... eso si que era raro.
Al parecer desde que un Bugbear se había echo con el control de la banda habían empezado a atacar el camino.
La jornada fue dura y a marcha forzada, descansamos para comer y volvimos a la carga.
al final de la jornada nos aposentamos en un buen lugar resguarnecido del viento.
Pasamos la noche sin incidentes y al día siguientes mientras empezábamos a recorrer el camino vimos 4 carromatos protegidos por hombres armados, al acercarse nos preguntaban que como estaba el camino hasta Arglua, por lo que digo:- En el camino fuimos atacados por una banda de Kobold, mandados por un Bugbear según comenta el kobold que atrapamos, serian unos 30 o 40, de los que matamos unos cuantos, están cerca de una antigua tumba, a unos XXXkm* de Arglua, quizás no os ataquen si están lamiéndose las heridas, pero a los Bugbear les encanta el dinero, así que sinceramente lo dudo.
Por otro lado, tiene algo para comerciar?, quizás necesitáramos algo que quieran vender? Y de donde vienen?, que tal es el camino?

Notas de juego

* supongo que sabre mas o menos a que distancia estaba desde Arglua

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01/03/2017, 13:17
Vater D'eproot

El descanso había sido reparador, tanto para el mediano como para su reptiliano prisionero. Tan pronto como dejo de bostezar, se acerco con cierto sigilo torpe, a meditar como lo hacia cada día, y como su abuela le había enseñado.

Cita:

"Siempre hay que volver a conectarse contigo mismo luego de dormir bien, el alma y la mente vuelan lejos cuando uno duerme, nunca lo olvides Vater"

Era una practica extraña que tenia asimilada desde que era un tierno niño, era como cepillarse los dientes por la mañana. Nunca se le habia ocurrido preguntarse por que lo hacia.

Era un momento mágico donde tenia visiones y su mente viajaba entre bosques, sentía que tenia alas y se despegaba del suelo, gastaba bromas a los animales y reía entre seres extraños y únicos, sus sentidos se agudizaban en ese mundo feérico donde podía percibir todo, desde las sombras de un abedul a las motas de esporas que los hongos soltaban al asomarse el sol, las piedras y ríos cantaban canciones y los "hombres ciervo" jugaban con las "niñas cedros" y todo tenia un dinamismo único y gracioso.

Podría quedarse allí por siempre, pero la visión se volvía mas ligera hasta desvanecerse luego de unos minutos.
Cuanto tiempo pasaba allí, tenia una extraña sensación de libertad que le reconfortaba.
Abuela nunca le había explicado con total detalle que era lo que pasaba. Pero le había dicho de que era un niño listo que algún día lo descubriría. Vater nunca se siento un niño listo, así que no estaba seguro de que algún día lo haría, aunque tenia sospechas.
Penso en preguntarle al elfo-bonito-del-bosque-254, este parecia entender de cosas naturales y de la naturaleza, pero le estremecio la idea de compartir con tan aterradora criatura algo tan intimo, sintio miedo de que pasaria si eso pasaria, mejor hablaria con el sabio Garath una vez conociera mejor al arcano.

Todavía veía motas de polvo en el amanecer, cuando hizo su saludo secreto de 45 movimientos con un Orsik confundido luego de su letargo. El mediano estaba seguro que eso robaría una sonrisa a su buen amigo. Y así fue, todavia mas, desayunaron juntos mientras compartían chistes pasajeros sobre medianos caídos de arboles y el enano le contaba que para su raza los chistes de medianos cayendo de arboles se comparaban a los chistes enanos cayendo en pozos. Ambos dos miraron al elfo, y compartieron una mirada confusa sobre si los elfos tendrían sentido del humor en lo absoluto. Se rieron un rato... casi pareciera que elfo-bonito-del-bosque-254 se molesto, pero ninguna muesca salio de su parco rostro.

Dando un brinco, Vater tomo algo de pan rancio, agua y 2 nueces (si, solo 2), se acerco al árbol donde estaba atado el Kobold, le desato, le dio el pan rancio y el agua, espero que desayune, y le mostró las nueces, y comenzó su tarea.

Apunto para si mismo, repitiendo su nombre Vater.... Vater... Vater.. El reptil comprendio e intento repetir su nombre Shater... Shatter... Slater... Vlater... Dater... Vater... y fue al sexto intento que lo logro, entonces le recompenso con una nuez.
Luego, intento hacerlo en sentido inverso, Ketips.... Ketips... Ketips.. repitio señalando a su reptiliana humanidad, el reptil lo intento nuevamente Quetish... Shtip... Khhetish... Ketipsh... lo habia logrado! Vater se mostró feliz y le entrego la segunda nuez, y lo felicito con una sonrisa y acariciándole la cabeza. Tomo su soga y lo llevo hasta su poni, estaban listos para continuar camino.

Juntaron sus cosas y siguieron camino, mas cuando salieron del terreno montañoso, recordó, que mas se hallaba mas al este, el desvio del camino llevaba a Yálanzhar, su mente quedo suspendida en aquel poblado y dejo de oír todo lo que se decía a su alrededor, dejo de hablar y su mirada se fijo en un destino lejano, donde los recuerdos llenaron toda su atención. Casi sintió las voces de sus primos, tíos y su abuela a lo lejos.

La realidad lo recapturo cuando mas adelante vieron viajeros viajando en dirección opuesta, rápidamente sabia que habría menos desconfianza entre los viajeros si no parecían aliados a un kobold, así que con gesto firme señalo el suelo y repitió el nombre Ketips, el reptil respondio raudo y confundido. Orsik esbozo una sonrisa ladeada.

La voz de la semielfa desvio la atención del mediano, y este resoplo mas relajado.

Notas de juego

Lamento la demora, pero con el feriado no estuve en la computadora hasta hoy

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01/03/2017, 22:50
Diesa EscudoDorado

El joven escudero alzó los ojos y contempló el cielo impoluto, ninguna nube manchaba aquella perfección celeste. Era un buen día, y así continuaría hasta el final de la jornada si era la voluntad de Moradin. Cabalgaba canturreando alegremente "esa" canción, y no cualquier otra, porque así lo requería la ocasión. No es bueno desairar a los dioses, si no deseas acabar desairado, decían en Adbar.

De tanto en tanto, echaba una mirada hacia Vater y su mascota, y sonreía de lado. Desde que el kobold fuera apresado las cosas habían cambiado, pero esos cambios no complacían a Orsik. El mediano le prodigaba mucha atención al prisionero y el enano se sentía relegado por una miserable lagartija y eso hería su orgullo. Si, era entretenido ver al mediano intentando enseñarle al kobold la lengua común, pero...

Orsik se mesó la barba y saboreó anticipadamente la pequeña"venganza" que tenía preparada a su amigo, seguro de que el mismo Vater la hubiera aprobado... De no ser la víctima, claro está. Pero aún no era el momento.

Se aproximó a los carromatos y saludó a los recién llegados:

—¡Qué los dioses os sean propicios! Pero, no será en este camino... La nieve lo cubre todo. ¿No os informaron en Eternlud que el paso está intransitable para los carromatos? —indagó.

La pregunta de Aniel captó su atención.¿Qué artículos llevarian estas buena gente para comerciar?

Unos pasos más atrás, Diesa permanecía montada en su caballo, con los pensamientos galopando muy lejos, hacia Olostin.

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01/03/2017, 22:57
-Dungeon Máster-

El hombre escondió su sonrisa al escuchar a la Enana y se limitó a responder con un seco -Sabemos lo que hacemos! -Restó importancia a lo que pudiera responder Diesa

Luego, la paladina, malherida se acercó al hombre contando a grandes rasgos lo que les había acontecido dos noches atrás. El semblante del hombre cambió rotundamente y tras rascarse la cabeza, citó a un ligero cónclave entre los conductores de los carros. A los ojos de los mercaderes, el grupo de aventureros bien armado era más que la media docena de guardias que los custodiaban y al ver a la paladina y al Elfo con heridas, supo que la cosa era seria.

Luego de intercambiar palabras con sus compañeros, volvió al grupo -En ese caso, es mejor devolvernos y avisar a las autoridades y contratar más músculo para escoltar la caravana ¿Ustedes no quisieran acompañarnos a cambio de unas buenas monedas de oro? Se encogió de hombros al escuchar la respuesta negativa.

Ciertamente era extraño un Kobold, pero rápidamente entendieron que se trataba de un prisionero o una mascota de Vater y decidieron no preguntar por él.
Los aventureros compartieron el resto de viaje a Eternlud con la caravana, avanzaban a buen paso y tener alguien con quien hablar resultaba reconfortante. Era una caravana proveniente de Cormyr, comercializaba especias y ropa de seda, cosas abundantes en el civilizado sur pero escasas en el norte. Su destino final era Mirabar. Les traía mucho afán en llegar a Argluna y despedirse de la Marca en el viaje hasta el oeste. Parecían buenas personas.

Finalmente, en horas de la tarde, cuando el sol empezaba a perder fuerza, observaron las imponentes murallas de Eternlud, un lujo de ciudad (ver la escena de ambientación). Allí podrían descansar y reabastecerse antes del viaje hasta Olostin, aún tenían tiempo de deambular por la ciudad antes de que el sol se ocultara y diera paso a la vida nocturna de la ciudad.

Pero antes, uno de los guardias de la entrada los detuvo: -Alto ahí! ¿Quienes son y que desean en esta ciudad? Esas criaturas aquí no son binvenidas, explíquen ahora mismo! -Dijo en tono fuerte señalando al pobre Kobold.

Notas de juego

4 Khes, Año 2 de la era de la alianza.
Tarde, Frío y Despejado.
Próximo Post: Viernes (De ahora en adelante los posts serán martes y viernes)

10 Px a todos menos Eldintel por postear

- Orsik sana todos sus Pg
- Aniel y Eldintel recuperan 1 Ph adicional

Después miro los conjuros y elijo tres.

Es que es un requisito que los que preparen magia, preparen sus conjuros en el primer post de cada nuevo día ya que por ladinámica de la partida, es posible que de un post a otro ocurra una situación. Y no es justo que "preparen" los conjros acorde a la situación presentada.
Agradezco a Eldintel y a Diesa poner sus conjuros preparad0s en su próximo post, o quedarán preparados solo aquellos que tenía el día anterior.

Con respecto a la subida de nivel, Vater y Aniel están a punto de hacerlo, así que es mejor hacerlo los tres al tiempo. Ellos podrían darme una mano explicándote más o menos como funciona.

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01/03/2017, 22:59
-Dungeon Máster-

Detrás del guardia, cerca de la puerta de entrada a la torre vigía, colgaba un tablón de anuncios.

En él, uno te llamó particularmente la atención: Un esquema dibujado en carbón de 3 enanos. Una vieja,una jóven y un jóven, los rostros se parecían bastante a los de Orsik,Viet y tuyo. Se ofrecía recompensa por ellos, 100 m.o y un objeto de Adbar. El rey en persona lo ofrecía!