Partida Rol por web

La navaja de Ockham -Sangre en las calles (Cap-II)

Carrusel de espejos (I)

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22/02/2018, 19:56
Director

¿Infectado de que? - Ladeo un poco la cabeza mirandote de arriba a abajo, mientras arrugaba la nariz- comprendo...Cógelo, os abriré la puerta, pero no toques nada, no entres hasta que no te lo indique y sigue mis pasos. Ve a la parte trasera del edificio, os dejaré entrar por el soportal.- Desapareció sin mediar palabra. 

El edificio no era demasiado grande, apenas tendría 4 pisos medianos en cada planta y le confería un aspecto antiguo con la pintura amarillenta descascarillándose. Escuchaste como el cuerpo de tu compañero caía al suelo, porque había intentado salir del coche. Se había arrastrado hasta la parte del maletero. El problema estaba siendo, que empezaba a cambiar de forma. Sus manos apoyadas en el pavimento a tu vista empezaron a agrandarse, sus poros se abrieron, el vello salió a trompicones mientras el resto de él estaba tras el coche. Escuchaste un quejido lastimero y luego un gruñido bajo que distaba mucho de ser tranquilo, o sereno. Había violencia, estaba cargado de ella. Ocultó las manos, ya no le veías. 

Más al final, solo un suspiro ahogado de un hombre mortal.- ¿Lu...?

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22/02/2018, 20:03
Director

La muchacha fue arrastrada por ti, sin terminar de entender nada de lo que estaba pasando realmente. Preguntó por quien era ese que habías mentado, y ¿como que estaba muerto? El caos empezó a hacerse cargo del lugar aunque la gente aun no había optado por la violencia. 

Por ahora todos se mantenían bajo raya con un par de copas a las que invitaba la casa. JP se cruzó con tu mirada, mientras veías como se marchaba hacia su cuarto, el mismo donde habías estado no hacía demasiado. No parecía demasiado nerviosa, incluso sonreía, pero en el fondo, por la forma de tomar las ruedas con sus dedos en forma de garfios, sabías que algo si pasaba. 

 

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23/02/2018, 19:52
Lu

Gracias, dijo de forma ahogada, ligeramente perpleja. No había hecho preguntas, no demasiadas. No había puesto pegas. Eso le hizo pensar en que el precio le iba a salir caro o que quizá tuviese segundas intenciones, aprovecharse de la situación, pero honestamente no tenía tiempo de cubrirse las espaldas con ello. Si podía hacer algo por su compañero, era suficiente. Por ahora.

Asintió con rapidez, devolviendo el móvil al interior de su chaqueta. Después se volvió hacia el coche, atisbando la figura -más bien las manos- escondida de Gwilherm. Tuvo un instante de confrontación, una sacudida interna, violenta y desagradable, en la que no supo qué le pasaba por la mente.

Noche... ¿Cómo estás? —susurró, acercándose con cautela. Un garou inestable era peligroso; un danzante podía ser letal. —Clara nos va a ayudar, ¿vale?

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23/02/2018, 23:16
Raphel

Me pareció un insulto, una última ofensa la que aquella estúpida hacía a Toni. A Toni, que acababa de morir entre mis brazos, que su cuerpo se había desmenuzado como si fuera un muñeco, y ahora la muy idiota preguntaba quién era su propio compañero. ¡Desgraciada! La hubiera golpeado, ciego de impotencia y rabia, pero incluso en mi estado sentí el ánimo caldeado de los clientes que seguían esperando a que terminara su encierro.

Que salieran, si era lo que querían. Que se fueran todos. Que viesen lo que pululaba por las calles, lo que terminaba con cualquiera de nosotros antes de sentir su aliento bestial siquiera. Yo había visto aquellos ojos, y los había visto también antes de aquella noche. Ojos de muerte, una muerte roja y cruel. 

JP apareció de alguna parte y solté a la camarera del brazo con un último empellón. Fui tras ella y la llamé: - ¡JP! - mi voz se perdió ronca en los rincones del local. Volví a intentarlo - ¡JP! - y su nombre esfumó en el aire una vez más, pero mis piernas todavía eran más rápidas que sus ruedas y antes de que llegara a su cuarto cogí los mandos de su silla de ruedas y de un brusco tirón primero detuve su marcha y después la empujé de nuevo hacia adelante, hacia su habitación, una vez que me aseguré que se había percatado de mi presencia. 

La miré desde arriba y ella levantó la cabeza, así que su imagen girada me resultó tan absurda que rompí a reír. Una risa desquiciada.

- ¿Has visto lo que has hecho? ¿No? - solté la empuñadura de la silla para limpiarme los labios y volví a asirla con fuerza. - Haremos una cosa: tú ahora me pones uno de esos chupitos verdes - la ansiedad crispó mis dedos, que rozaban sus cabellos lacios y desparramados mientras llegábamos a su habitación - Y yo te cuento lo que acabo de ver. Seré rápido, porque ¿sabes? Podemos morir en cualquier momento. Morir todos.

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24/02/2018, 19:01
Gwilherm

Lo que estabas viendo bien podría haber salido de alguna de tus pesadillas, de esas que la noche se preocupaba en cortar y la mente de olvidar. 

El cuerpo de tu compañero se pegaba contra el coche, intentando llegar a un cambio que no llegaba a producirse. Los parpados se estaban hinchando hasta limites monstruosos, como sus labios, solo para perder eso mismo cuando él soltaba aire. Era como si su cuerpo entero fuese un globo demasiado lleno, que buscaba una salida para lograr un poco de paz. Sufría, podías olerlo, como el orín que manchaba sus pantalones. 

Un grito silenciado por una lengua demasiado inflada que no le dejaba respirar bien dejaron a la vista unos colmillos deformados que atravesaban encías hacia todos los lados, manchando de sangre nueva su cavidad bucal y desparramandose en coágulos por las comisuras, deslizándose hacia la camisa. Una de esas caras que le gustaba comprar de algodón puro. 

Las manos se tensaron y cambiaron, rompiéndose sus uñas contra el pavimento hasta dejar fuera las garras que abrían la piel, dejando la rojez bajo la dermis a la vista. Bajó la cabeza violentamente, dejando de respirar en el mismo momento que su ropa se iba rompiendo, cediendo las costuras por el cambio de tamaño. Un gruñido bajo, soterrado y desesperado, lleno de dolor e ira te llegó mientras su cuerpo cambiaba.

No paró en Glabro.

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24/02/2018, 19:51
Lu

Los ojos de Lu se inundaron con la imagen de su compañero, con su dolor y sufrimiento, con la silueta deforme y grotesca que mostraba la aberración natural que ellos mismos eran en aquel estatus. Estaba siendo lento y atroz, como si estuviese intentando salir de su capullo, de aquel cuerpo humano, frágil, endeble y corrupto que tantas veces le había traicionado. Pero ese no era él, no era el hombre que había estado a su lado todos aquellos años. El horror rajó su pecho sin piedad, y supo que una triste ambulancia no habría podido hacer nada por ayudarle. Aquello iba mucho más allá de las capacidades de los paramédicos. Iba mucho más allá de sus propias capacidades.

Noche. Noche, no —masculló, acercándose con las manos en alto y un temblor incontrolable. ¿Estaba ahí? ¿Era él? ¿En qué momento la bestia iba a tomar control? Supo que si le dejaba continuar, que si la Bestia corrupta salía no iba a poder salvarle. ¿Cuántas cámaras habría en la calle? ¿Patrullas? Seguro que ya tenían la matrícula de su coche. Joder. —Joder… Gwilherm, para. Por favor, por favor te lo suplico. Clara te va a ayudar, no te va a doler más. Sólo… Vuelve a tu forma. Confía en mí, vuelve a lupus, por favor.

Acarició su pelo y su rostro notando la sangre tibia empapar sus manos. Cayó de rodillas, suplicando, abrazándole como si eso fuese a refrenar el cambio.

Venga… Sé que puedes hacerlo, eres mejor que esto. Sólo-sólo escucha mi voz. Piensa en el bosque, en la tierra, en lo bien que huele la-la tierra cuando l-llueve. Lejos. Lejos de la ciudad y de aquí. Sé que eres más fuerte que esto. Joder, eres más fuerte que yo. Que yo no sé qué haría sin ti, Noche… —Se le estaba empezando a romper la voz y las palabras en cientos y miles y millones de cristales luminiscentes, como esas noches infinitas en las que miraba desde lo alto los cambiantes colores de la ciudad y aquel cielo opaco, sintiéndose pequeña, muy pequeña, diminuta. — No me dejes sola. Por favor…

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24/02/2018, 19:57
Gwilherm

Noche. Noche, no...

A veces solo podemos llorar como si nadie pudiese escucharnos, ni en este, ni en los cientos de lugares que estaban superpuestos en nuestra esencia. Notaba como se rompía en cada respiración, como el miedo se colaba entre las raíces de la piel que se abría. Aquello se revolvía en el estómago como si la rata quisiera escapar de su jaula, royendo, arañando, una y otra vez desgastando la voluntad del juzgado. La pena era proporcional, el castigo era eternamente concluyente...

El final estaba tan cerca...solo una capa fina cual entrañas que protegían a la cría se interponía ante la luz oscura que brillaba en medio de aquel eclipse donde las ruecas sonaban. Las ruecas...el tiempo...la sangre vertida.

Sólo-sólo escucha mi voz

Fantasmas arremolinados que susurraban palabras inconexas, hechizos que se arrebujaban entre la carne y el músculo, y cuando no quedaba carne, entre el músculo y el hueso, para acabar infiltrándose en el tuétano. En lo más profundo. La notaba, era capaz de olerla aunque mi olfato estuviese muerto, era capaz de notarla, sentirla, domarla en lo profundo de la garganta, pero a la vez la quería muerta. Podrida y abandonada. 

No me dejes sola. Por favor…

Retazos deslavazados de recuerdos compartidos. La risa que hacía tanto se había perdido, mientras ella solo observaba el cielo prendido en llamas antinaturales hundida en su soledad. Tantos intentos, tantos abrazos, tantas comparsas bajo las sábanas que no eran al final mas que pantomimas. No...la quería muerta. Podrida. Abandonada. 

¿Seguro? 

El cuerpo de Gwilherm se había quedado atascado en una mezcla entre un gran animal de caza y una bestia de guerra, que gruñía asfixiado con los ojos abiertos como platos, sin ver, sin percibirte ya, mientras notabas la electricidad recorrer el pelaje que se erizaba. Noche, negro como pocos, ojos cristalinos como hielos que estaban impregnados, bañados en la sangre de sus venas palpitantes. Era un monstruo. Deforme, con el estómago hundido, el hocico que antes era alargado y suave, estaba quebrado, agrietado. Olía a muerte, olía a peste, a destrucción y sebo.  

Cerró los párpados, temblaron sus patas y la cola, pelada, a medio formar golpeó con una dureza que rompió el asfalto este un par de veces. Un suspiro moribundo, una mueca sonriente en aquel rostro que no reconocías mas que por secciones antes de que perdiese las fuerzas y quedase yaciendo allí mismo. 

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24/02/2018, 21:04
Lu

En silencio continuó suplicando, abrazando aquel hedor pútrido que le arrancaba arcadas desde el fondo de su estómago. El olor a algo que nunca debería haber pasado. Pero se quedó allí, en tensión, musitando palabras cada vez más rotas con un sobresalto cuando él golpeó el asfalto, la incertidumbre llamando a trompazos. Su cuerpo desfalleció echando el peso encima y Lu se quedó paralizada, respirando a trompicones.

Gracias... —A él, pero también a nadie en concreto. A que estaba viva, a que el mundo se desmoronaba pero podía seguir caminando, a que no había pasado a Crinos. A que Clara les estaba esperando, quizá. — Te voy a sacar d-de esta. Vamos.

Dejó un beso en su sien; un gesto torpe y tembloroso que iba imbuido de cariño. Era cierto, sin él no sabría qué hacer, y se acababa de dar cuenta de lo mucho que le aterrorizaba aquel pensamiento. ¿Sobrevivir? Claro que sobreviviría, eso sabía hacerlo sin pestañear. Todo lo demás era lo que no habría tenido un pase. Quizá.

De rodillas, plantó uno de los pies en tierra, todavía sujetándole a duras penas. Podía notar la fuerza que aquel cuerpo le daba, pero en aquel momento habría sido más fácil lanzar el coche que cargar con aquel peso muerto mediotransformado en su forma de guerra. Era una abominación horrible y algo dentro de ella rechazaba la idea de que siguiese siendo Gwilherm, su Galliard. Pero lo era, de lo contrario no habría detenido aquella locura lo que le devolvía una chispa de esperanza, de posibilidad. Podía salvarlo si encontraba la ayuda apropiada. No sabía si Clara era esa ayuda, pero si alguien podía apuntarla en la dirección correcta era ella. Así que lo cargó como pudo, medio arrastrándolo por la acera, resollando como una mula notando como cada paso los pies -garras- se le hundían cada vez más. El sofoco llegó a los pocos pasos y la angustia también. Y el cansancio, el errante dolor en su cabeza, la presión sobre su espalda y sus músculos. Pero no hacerlo no era una opción, así que lo hizo.

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24/02/2018, 21:44
JP

Llevaste a JP empujandola a su cuarto, incluso sacaste cojones para exigirle una dosis de tu pequeño veneno personal. Cuando entrasteis te ordenó que cerrases la puerta con la voz tan dura como una piedra. 

Tenemos que quedarnos aquí, si entran este sitio estará seguro...-miró hacia la mesita- No hay de tu licor aquí y no vas a salir, si lo haces, no vas a volver a entrar, eso que te quede claro.- La mirada se deslizó a ti, mientras ella avanzaba como podía hasta la mesita de la cual sacó un revolver pequeño que se quedó en su regazo para volver a girarse y mirarte. 

Esto no tiene que ver con lo que he hecho, es la ciudad, algunos se han vuelto locos. 

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25/02/2018, 11:09
Raphel

No quería obedecerle como el perrito de siempre, no quería ser lo que sabía que era. Ni siquiera entendía por qué me estaba comportando así. Parecía estar viendo a otro tipo, uno muy distinto a mí, con mi aspecto y mi ropa, pero nada más. Un tipo que, a pesar de todo, hizo lo que le decían y cerró la puerta de la habitación.

Me dijo que no tenía nada que ofrecerme, que no tenía mi licor. Eso me irritó, acrecentó mi rabia, apreté los puños. - ¿No lo tienes o no quieres dármelo? - escupí las palabras a gritos, señalé el palco donde habíamos hablado un rato antes, al volver yo de mi entrevista con madame Lu y mi paseo por la ciudad. - ¡Te he visto con un vaso lleno antes!

Me esforcé por centrar el interés en la situación que nos rodeaba, más allá de mi sed. En sus palabras, en su advertencia - "si sales no vuelves", y ya sabía lo que me esperaba fuera - y en aquella noche de locos de la que pensé que no saldríamos vivos. Entonces JP sacó el revólver. 

- ¿Nada que ver contigo, aunque tú misma dices que algo has hecho, no? - me reí - Todos locos, es verdad. Una puta ciudad de locos. ¿Has visto lo que hay ahí fuera? Hay que estar loco para soportarlo. ¿Qué vas a hacer, dispararme? - abrí los brazos en cruz, ofreciendo mi pecho y dando un paso adelante. - Hazme ese favor, sí. ¿Ya te has aburrido de mi? ¿Ya me has exprimido bastante? Entonces mátame, joder. - Su frialdad me envenenaba, me hacía arder. ¿Imposible parar? No lo se, pues ni lo intenté. - ¡MÁTAME! - tiré de mi camisa y algunos botones saltaron, mi pecho quedó al descubierto entre la tela y en mi mano brilló la hoja de mi navaja cuando la hoja saltó bajo la presión de mis dedos.

- O prefieres que lo haga yo mismo? - estiré mi brazo y acerqué la hoja a la muñeca mientras con un paso más quedaba en pie junto a ella, tan cerca que podía distinguir las raíces crecidas del tinte de su cabello descuidado y el maquillaje apelmazado en sus pestañas.

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25/02/2018, 13:28
JP

ME LO HE BEBIDO!- Gritó mientras le recriminabas que no quisiera darte aquello. Negó con la cabeza al verte despecheretado, con una sonrisa ladeada y el revolver en la mano mientras le pedías que te matase.- Valiente imbécil...-susurró abriendo los ojos como platos al ver el brillo del filo de la navaja en tus manos con un miedo primordial de que lo usaras contra ella. 

¿podrías?- su voz sonó aguda y furiosa pero no la alzó, retandote con la mirada que se paseaba de tus ojos a tu piel donde en breve se posaría el frío metal- Escuchame bien Rhapel, yo no tengo que ver con lo que está pasando fuera, si he enviado a gente a por esa mamarracha que te ha metido ideas en la cabeza. Mírate!- lo hizo de arriba a abajo- ¿Quien eres y que has hecho con el chiquillo asustado del mundo? ¿quieres morir? ¿Quieres librarte del sufrimiento que es esta maldita, y vacía existencia? Pues lo siento pero NO- Espetó. 

Ábrete las venas si quieres, pero te despertarás en un hospital, y estaré allí- su voz bajó apenas un par de tonos- siempre me buscarás...-volvió a sostener tu mirada con esa altivez de quien sabía que estaba por encima tuya, que era mejor, sin temor a equivocarse. 

Porque para ella, siempre serías solo un niño, un pequeño ser indefenso que necesitaba de ella, mientras con su correa, en forma de tinta sobre vuestras pieles te llevaba por los caminos que deseaba. 

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26/02/2018, 18:14
Raphel

No habría consuelo verde, pero apenas me importó. Hice lo que me decía: mirarme, aunque mi mirada saltaba de la navaja a su gesto de desprecio, y de ahí a mi mano cada vez más temblorosa. Estaba comprendiendo que tenía razón, que era un imbécil. Había vaciado mi ira y ahora me sentía estúpido y asustado. Inspiré profundamente con la sensación de ser incapaz de llenar los pulmones.

Mi seguridad se deshizo con cada palabra suya, que hablaba con la energía de la poción verde. Pensé que tal vez ella misma pronto decayera pero ¿qué me había ocurrido? Sí, ¿qué me había hecho aquella madame Lu, o lo que se escondía tras ella? Sentí un sudor frío en la nuca y la navaja tembló tanto en mi mano vacilante que al fin la aparté asustado. Sí, quería morir, pero su alternativa me gustó más: dejarme llevar, dormir un sueño plácido y despertar con ella a mi lado, una y otra vez. Ella cuidándome, preocupada por mi... Siempre la buscaría. Y si alguna vez despertaba y me encontraba solo? El vacío me atrapó, me imaginé desorientado, llamándola, y ella estaba donde yo siempre había sabido que debía estar: en el callejón oscuro, tendida e inerte.

- No me dejes solo, por favor. Haré lo que quieras. Lo que sea, ya lo sabes. Pero no me dejes, por favor. - Recordé su promesa de pocas noches atrás, había aceptado el casamiento, y luego me dejó conocer a aquel hombre... me estremecí con el recuerdo del placer infinito. Pero recordé también mis promesas fallidas, y pese a todo ella me quería a su lado. Mi mano, sujetando todavía la navaja, se desplazó hasta el cuello, allí donde el tatuaje me unía más que en ninguna parte a ella. No lo merecía. Me inundaba el desprecio por mí mismo y el agradecimiento inmenso hacia JP. La volví a mirar y era bella, hermosa, el más radiante de los seres. - Lo siento, lo siento... - quería borrar esa marca, era indigno de ella, y apreté la punta afilada sobre la tinta hasta que sentí una quemazón en la piel y una gota de sangre se derramó por la hoja de metal. Solo entonces la aparté y se la ofrecí, rendido.

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26/02/2018, 20:22
JP

Vacío e insustancial, como debía de ser. Era obvio que se había preocupado al ver como acercaba la hoja al cuello, cuando presionó y como lo hizo, apenas para hacerse sangre, para romper el negro que rayaba decorando la piel. Más...estaba empezando a cansarse de que no tuviese autonomía alguna, al menos en algunos momentos. 

¿Quien te crees que eres para atraerme a este lugar con represalias en modo de cortarte las venas?- no era lo mas inteligente que le podías decir a alguien como él, pero ella no era una experta en ayudar a la gente a mejorar- Me lloras diciendo que harías lo que fuera, pero luego te amilanas a la primera de cambio- chasqueó la lengua en su boca- Rhapel, ¿qué te da tanto miedo que te hace tener esos arranques estúpidos de niño de parvulario? ¿Es la droga? ¿Lo verde?- entrecerró los ojos, mientras fuera el jolgorio empezó a diluirse- ¿es eso? 

Aceptó la navaja, la cogió y la observó manchada, para luego alzar la vista a ti- Sabes...-deslizó la hoja que se clavó levemente en su muslo, dejando una linea fina que empezó a sangrar apenas con unas cuantas gotas que se unían para crear un pequeño lago- no lo noto...-su voz se volvió serena y calma- ¿Has pensado en matarme? ¿En atravesarme con esto?- miró de nuevo tu navaja- ¿O solo has fantaseado con romperme la ropa?- la tiró contra la puerta, bajándose el vestido hasta que no viste mas de su piel. 

Me avisarán cuando todo esté libre- había perdido el interés en tu persona, se movió hacia la cama, donde con la fuerza de sus brazos se deslizó de la silla al linde de la cama- te quiero fuera, no aparezcas en unos días, o simplemente no aparezcas más...ve y que te quiten de la droga, de la bebida, de las putas y la mala vida...porque no es un lugar para ti- revisó el arma entre sus manos- ¿Que demonios haces en este lugar?

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27/02/2018, 21:28
Raphel

Las preguntas de JP se superponían a las mías formando un torbellino en mi cabeza. No tenía posibilidad ninguna de responder a todo aquello y solo logré balbucir sin sentido mientras juntaba mis manos y presionaba los dedos con tanta fuerza que mis nudillos se volvieron blancos. Vi que una gota roja caía de mi cuello libremente hasta estamparse contra el suelo de la habitación y recordé la sangre oscura y espesa de Toni. Tal vez seguía allí. O puede que aquellos ojos se lo hubieran llevado.

- No. ¡NO! ¡NO! - grité, negué. Sin responderle, sino queriendo negar la imagen que se había grabado en mi retina. Y las que vi cuando me escondí como un cobarde hacía ya tantas noches, aunque siempre recordaría que era un Martes y que entonces me habían convertido en lo que era. 

La vi coger el arma y cortar su piel y no temí nada, sólo me pregunté tontamente si en realidad sentía el dolor, o tal vez sus terminaciones nerviosas estaban muertas y podía herirse hasta desangrarse sin sentirlo siquiera. Ella misma lo aclaró y sentí que yo también debía sincerarme con ella. - Claro que sueño con matarte. Y te veo muerta todas las malditas noches, se cómo vas a morir, pero no creo que yo te mate. No estoy seguro. Pero no es aquí. Eso que me das... esa droga - jamás la habíamos llamado así, siempre la vi como un regalo y sentí la punzada de una pequeña traición al nombrarla. - Quiero más, y más. Lo necesito. 

También la necesitaba a ella, pero de nuevo me echaba de su lado. La fugaz imagen de su muslo ensangrentado se me ocultó y me despidió, encendiendo mi rabia de nuevo. - ¿Que me vaya? ¿A dónde crees que me voy a ir? Y quién me va a quitar de... todo esto? ¿De quién hablas, puta loca? Ahí fuera hay unas bestias que nos van a matar a todos y hablas como si fueras la reina de la ciudad. Mírate joder, mira tu garito de mierda, mira los clientes de mierda, mírame a mí. Eres tan patética como yo. De hecho yo al menos podría arrancarte la ropa, follarte y tirarte como a un trapo viejo y salir andando por la puerta. ¿Me quieres decir qué coño puedes hacer tú, vieja amargada? - me dolía la garganta de gritar, sentía la voz ronca y la mente, fracturada en mil pedazos. - ¡DAME MI PUTO CHUPITO! O mejor todavía, dime dónde conseguirlo y te juro que no volverás a verme nunca. ¡NUNCA! 

Arranqué la navaja de la puerta, me volví una última vez hacia ella, cerré el puño sin llegar siquiera a levantarlo aunque apreté los dientes hasta que mi mandíbula crujió con fuerza y abrí la puerta para marcharme con un portazo que hiciera temblar aquel cuchitril mientras la sangre me bombeaba en las sienes a punto del infarto.

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28/02/2018, 19:59
JP

Gritaste y sus nervios se crisparon. Entrecerró los ojos al comprobar como te ibas desligando de ella y como la estabas tratando, como si no fuese nadie, como si fuese alguien como tú. No pudiste darte cuenta del pequeño gesto de sus pestañas temblando ni la breve mirada al suelo, gestos que arrancaron algunas de tus palabras, creando una duda donde siempre había cemento. 

Llevó la mano al arma cuando le gritaste que le dieras TU chupito y escuchaste como por si acaso, quitaba el seguro. Mas fuiste hacia la puerta y ella no respondió, ni dijo nada. Solo escuchaste la detonación cuando le habías dado la espalda. El proyectil dio en un lateral de la puerta, en el marco casi de esta, muy cerca de donde tu estabas. 

Te había disparado...pero había fallado, porque seguramente no sabría ni como hacerlo de verdad. 

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28/02/2018, 20:13
Raphel
Sólo para el director

Notas de juego

Depende lo que ella le diga. Si le da algún sitio donde ir, o no. Pero va a salir de ahí (del local) rápido. Y de ahí... o vuelta al puente, o al local de Lu o hasta donde llegue vivo. Que hora es?

Sobre las 2 de la mañana. 

Tan pronto? Creía que el local cerraba al amanecer, o al menos sobre las 5 de la mañana y si la gente hace rato que se iba... Que serían sobre las 6. Vaya garito tiene JP, cierra antes que las cafeterías:(

Como mucho serán las 3, pero piensa, que es normal que la gente entre y salga el problema es que no han podido salir porque hay gresca fuera, y eso pone los ánimos encendidos. 

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01/03/2018, 22:25
Raphel

Notas de juego

Bien Bien, si sólo era curiosidad.

Tienes el post en el de arriba XD 

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02/03/2018, 14:01
Director

No hay lugar donde esconderse
Con este hambre en el interior

Cargaste con el cuerpo, tensando cada uno de tus músculos en el proceso de arrastrar lo que quedaba de tu...del Galliard. El edificio no era demasiado ancho así que solo tendrías que darle la vuelta por alguno de los laterales. Callejones pequeños y estrechos donde la oscuridad encerraba el olor a basura y falsos dioses a ojos de los hombres. Botellas, un par de finos resplandores de agujas usadas en el suelo.

Voy a comerte viva.

Eso no tenía sentido si veías el general del barrio, y menos aun teniendo en cuenta al lado de que local estaba. ¿O quizás fuese al revés? Puede, que eso significase más de lo que podías ver en un primer momento. Era un lugar por el que no querría pasar nadie en su sano juicio, a no ser que buscase problemas. Escuchaste la voz de Claro cuando estabas por la mitad del camino.

Rápido- El metal chocando contra una pared. A tu vista tras atravesar esa marea de podredumbre una pequeña puerta metálica abierta. Muy justa para lo que portabas en los brazos. Empezaste a notar la suciedad en el pelaje que no solía ser muy agradable, por el esfuerzo que te suponía mover a ese mastodonte. Mas la mujer no salía del umbral de la puerta, solo os miraba con su vestido blanco y su rebeca roja cargada de leve preocupación.

Tu corazón late como un tambor

Se hizo a un lado para dejarte espacio- Todo recto, no lo sueltes, que no se te caiga, y avanza solo por el sendero marcado con la sal- Cerró la puerta, andando a paso rápido por el pasillo ancho de paredes verdes que estaba casi en oscuridad total. Iluminado solo por velas arenosas en el aire, rodeadas por el cerumen que se había deslizado pero se negaba a caer al suelo. No había sal. No la veías al menos. Aquello recreaba un aura mística que no recordabas. Un poder que bien podía ser una ilusión, pero que te traía pensamientos oscuros, densos, mortecinos.

La persecución acaba de empezar

Pasaste por umbrales donde solo había la oscuridad mas insondable, e incluso te pareció escuchar algunas voces conocidas, pero el retumbar de tu corazón te salvaba de entender la mayoría...aunque si te diste cuenta de la voz que te hablaba, que estaba en el fondo de tu cabeza, que había estado cada paso hasta ahí. ¿Qué era aquello? Tuviste verdadero pánico al rememorar no solo como decía que te iba a comer, si no que casi podías notar los dientes en el interior robando mucho mas de lo que podías darle. 

¿Cuanto tiempo lleva así?- El aire estaba empezando a viciarse, y cada metro estaba requiriendo de toda tu atención por no caer desplomada.

Tras lo que pareció una eternidad te diste cuenta de que estabais ya entrando a una sala redonda con una cama de piedra en un lateral, enorme, donde un crinos podría descansar sin muchos problemas- Déjalo allí- Un pozo, o algo así...¿un estanque alto? No lo sabías. Piedra sobre piedra, gris sobre gris, donde te pareció ver agua en su superficie, calma.- Tu también hueles...- Solo tres velas, una sobre la cama, otra encima de la puerta por la que habíais pasado y otra en el lado contrario, en lo alto de una mesa de madera oscura con un montón de botes y objetos de cristal y metal que no lograbas comprender.- Quítale la poca ropa que le quede, y luego quítate tu ropa.- te miró de reojo, pasando por el pozo hasta el mueble negro para recoger o revisar algunas cosas.- túmbate junto a él. Necesito saber si disponéis de mas gente en vuestra manada que pueda apoyar un ritual. 

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02/03/2018, 17:34
Raphel

- Lástima que hayas fallado, pero gracias por intentarlo. - supe bien que no quería matarme en realidad, pero aquel gesto rompió el frágil hilo que sentía que me unía a ella. Me di la vuelta y me adentré en los pasillos, recorrí las sombras hasta una de las barras y me serví un chupito de una botella que no me molesté en identificar. Un líquido oscuro desbordó el pequeño vaso y al cogerlo y vaciarlo, mis dedos se mojaron.

Me ardió la garganta y llené el vaso de nuevo. Esta vez algunas gotas empaparon mi camisa medio abierta. Alineé vasos uno junto al otro y vacié la botella en ellos, la posé sobre la barra con un golpe y me mezclé entre los clientes. - Barra libre - ni siquiera tuve que subir la voz, me crucé con los cuerpos en el estrecho pasillo, reconocí el sudor, la lujuria, los cargantes perfumes todavía latentes bajo manos de humo, pasión y olvido. 

Mientras llenaban la barra yo me abrí paso por la puerta principal, porque necesitaba salir de allí, pero no quería enfrentarme a Toni o lo que quedaba de él. Recordé el coche en llamas, volando en la calle principal, pero en ninguna parte, en ningún momento estaba ya a salvo. Me lié un cigarro y lo encendí, aspiré una calada y caminé y caminé, pensando en Toni, y en el señor Fletcher, y en la misteriosa mujer del puente, y en madame Lu, y en el vial que guardaba en mi bolsillo, y en el licor verde que iluminaba mi vida, y en el ser que me había regalado el momento más desgarrador, aquel que quería volver a verme, y pensé en todo lo que estaba perdiendo y sólo en algún momento me llegó la imagen fugaz de JP y estaba tan distante, tan orgullosa, tan llena de rencor que apenas me costó contener las ganas de volver corriendo a su lado, porque solo podría volver cuando tuviera algo que ofrecerle. Algo mejor que yo.
 

Notas de juego

Dirección... a la zona del accidente, hasta el puente o hasta donde sea posible acercarse. O hasta donde yo sea capaz de llegar :)

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02/03/2018, 19:11
Lu

Empezaba a ser una tortura, cada paso y cada trago de aire y vida que atesoraba para poder arrastrar a Gwilherm… O lo que quedase de él. Y, a pesar de ello, su mente logró atisbar las incongruencias de todo aquello, los extraños detalles que se acumulaban en el fondo de su memoria resonando con un chirrido afilado y molesto. ¿Por qué no salía? ¿Qué ocurría allí? ¿Quién más había escondido en la profunda oscuridad de aquel remanso de paz? Era como si algo no terminase de encajar en aquella escena, en lo que había imaginado o esperado del apacible lugar que brillaba bajo el abundante sol veraniego. Pero ahora no había sol ni luz, un paraíso anegado por monstruos desesperados… Quizá.

Pero nada de eso tenía importancia, al menos no mientras cargaba con el peso muerto de su compañero, muriéndose de formas que no recordaba. El tambor de su cabeza redoblaba esfuerzos por hacer lo que le pedían. ¿Sal? ¿Qué camino de sal? Pero las palabras, las frases se mezclaban entre sus pensamientos como si fuesen propias, como si naciesen de su propio ser. ¿Era la corrupción? ¿Era ajeno o intrínseco? ¿Era suyo? ¿Qué era? ¿Qué estaban haciendo allí?

El dolor había dejado de serlo para formar parte de lo que era, por eso cuando se detuvo al entrar en la sala, ahogada, insegura de si iba a poder llevarlo hasta donde decía. Recordó que no era una cuestión de ‘poder o no poder’. Aupó con un gruñido roto una última vez aquel cuerpo deforme y aberrante, arrastrándolo hasta donde Claro había pedido. Cuando terminó, se dobló hacia adelante pensando que iba a vomitar de nuevo del intenso malestar. Pero lo había hecho. Estaban allí.

No… Lo sé... —Se llevó la mano a la boca, conteniendo la respiración con los ojos empañados de lágrimas que no tenía claro a qué estímulo pertenecían. ¿Dolor? ¿Desespero? ¿Ansia? ¿Terror? —Sólo estamos él y yo.

Resopló de forma ahogada, mirando lo que quedaba de Gwilherm. Su mente sencillamente no podía juntar ambas imágenes bajo un mismo nombre. No podía. Y empezó a divagar, a preguntarse mientras aquella voz seguía amenazándolo todo. ¿Cómo había podido corromperse de esa manera? ¿Cómo no le había dicho nada? Era traición. Joder. Era traición de la peor clase. Era peor que haber enviado a Julián a la muerte. Era corromper la auténtica esencia de lo único que les mantenía con los pies en la tierra: Gaïa. Era la única barrera que no se debía cruzar jamás.

Algo, quizá la voz, quizá su propia imaginación, la devolvió a la urgencia de la situación sacudiendo la cabeza como si quisiese deshacerse de algo molesto. Desgarró sin problemas los retazos que quedaban, tirándolos al suelo con violencia, como si fuesen sanguijuelas que habían transmitido aquella enfermedad. Ella también sacó las llaves y el móvil, pero no se deshizo de la chaqueta.

Es un fetiche. Si yo estoy corrupta o lo que sea es posible que el espíritu también —explicó con brevedad. Fue entonces cuando realmente se detuvo a observar, aspirando por la nariz con profundidad, oteando el lugar sin comprender qué estaba pasando allí. —¿Qué es todo esto? ¿Qué vas a hacer?

Las preguntas empezarona a tropellarse en su boca, pero se quedó con aquellas dos. Aunque había una tercera que le quemaba las manos y que, en realidad, importaba poco. Fuera cual fuese el precio, lo iba a pagar. En aquella ciudad de mierda nadie daba nada de gratis, hasta ahí llegaban todos. Excepto los problemas, claro, esos llegaban de gratis y a puñados.

Se quedó mirándola, todavía en Glabro, con la sangre y la roña mezclándose con el color negro brea de su propio pelaje. Aquella maldita voz... No pudo evitarlo.

¿Qué... diablos estás haciendo aquí?