Partida Rol por web

La respuesta de la princesa Yasmina supuso una gran sorpresa y un enorme alivio para Tyaeda. Alparecer, la llave había resuelto todo el problema de la princesa de Narit. Ahora sólo restaba descansar y aguardar el día siguiente cuando podrían retomar el viaje hacia Arberbuck.

-Bueno, parece que todo terminó bien. Gracias princesa por vuestra hospitalidad.- Cuando ésta se retiró, la reina se dispuso a comer y beber con moderación, pues necesitaba reponer fuerzas pero no quería sentirse pesada el día siguiente.

Aurea sonrió ante las palabras de la princesa Yasmina, eso haría que no se retrasara el viaje y que su pueblo la admirara mucho más por arreglarlo sola.

- Princesa, dijo antes que se marchara, necesitaríamos un camello más, ya que perdimos uno por los dingos, lo pagaremos por supuesto. Me alegro mucho que podáis por fin reclamar lo que es vuestro. Siempre seréis bienvenidos en Loarrus.

Algo no le había cerrado al pobre Sergi, su mente limitado para algunos le hacía pensar que no sería tan fácil que lograra el objetivo la princesa del desierto. Algo le daba mala espina, quizás la experiencia de la vida de que nada es tan sencillo como parece y que todo siempre cuesta mucho más de lo que uno cree, pero él nada dijo y se quedó callado. Asintió para dar las gracias a la princesa y asumió que las cinco sirvientas eran para sus compañeros y por ello solo se limitó a seguir a los demás hasta donde les tocara ir y él vería que hacer.

¿Tan fácil era? ¿Por qué entonces no fue con su guardia a recuperar el cofre y lo forzaron para recuperar los documentos?

Permanezco quieto y callado agradeciéndole a con una inclinación de cabeza a la Reina de Linfa que solicite un camellos para mi.

¿Cinco sirvientas para seis? No creo que la Yasmina se haya descontado y les habrá indicado alguien a quienes deben atender.

Me limito a esperar tranquilo que se dirijan hacía aquellos que les han ordenado atender.

 La princesa salió de la cabaña sin poder escuchar vuestros comentarios pero allí se quedaron las sirvientas para complaceros en todo lo que necesitárais. Una de ellas que parecía entender el idioma, respondió vuestras dudas:

- Antes de partir pedir a princesa ese camello y no tendrá reparos en daróslo, ahora acompañádnos a vuestros aposentos, las dos mujeres venir conmigo y los hombres ir cada uno con una de las demás sirvientas, os tratarán bien.

Se aproximó hasta la puerta mientras acababa de decir eso para que la siguiérais y lo mismo hicieron las otras 4 sirvientas, a la espera de que eligiéseis con quién queríais ir. La verdad que no se les veía demasiado, a simple vista parecían todas iguales ya que iban tapadas con la misma túnica con la que iba su princesa.

 Cuando las sirvientas se aproximaron a la puerta, me dirigi hacia una de las 4 que quedaban libres, y le dije... Llevadme a mis aposentos porfavor.

Antes de desaparecer con aquella sirvienta, me gire hacia mis compañeros y les dije... Espero que paseis una buena noche, mañana al alba nos volveremos a ver.

Parecía que la pesadilla termianba, aún así no las tenía todas conmigo, prefería mantenerme alerta a ser pillada por sorpresa.

Seguí a la sirvienta, pues era algo que hacía habitualmente, y le dije mientras a la Reina Elfa: No bajes la guardia, Tyaeda, sigo sin fiarme de esta gente. 

Intentó que nadie más la oyera, estaba segura que los hombres podrían arreglárselas bien, y también estarían alerta, o eso confiaba.

Una vez que terminaron la cena, Tyaeda se levantó junto a los demás y junto con la princesa Áurea siguió a la sirvienta que las conduciría a sus habitaciones. Con ella llevaba todas sus posesiones y a pesar de la fría calma que aparentaba, por dentro sentía tanta inquietud como el Diamante de Loarrus.

-Así será Princesa. Mis ojos están abiertos, mis oidos alertas. Aunque estemos entre amigos... nunca está de mas tomar ciertas precauciones.

Hablando quedamente y en el mismo tono que la princesa, la reina de Linfa mantuvo el paso hasta llegar al sitio que Yasmina había dispuesto para que pasaran la noche.

Sus suposiciones habían sido erradas con respecto a lo de las sirvientas, se quedó asombrado al saber que tendría alguien que le atendería aun que sea por una noche. Se dejó guiar por una de ellas yendo a la habitación que le habían designado. A él le parecía que todo estaba yendo mejor al fin, al fin un poco de suerte para este grupo y quizás pensaba que hasta esa misteriosa princesa se podría unir a ellos, después de todo, había una representante real de cada reino donde han estado.

Estoy desconcertado por la oferta de Yasmina pero antes de que pueda objetar nada veo que su alteza la Princesa Aurea y la Reina de Linfa precedidas por Lord Agrael marcha de la sala acompañados de las sirvientas.

Cuando Sergi se dirige hacía la puerta con una de ellas me levanto y me aproximo a la mas cercana.

– Acompañarme si es vuestro deseo y el de vuestra Princesa Yasmina.

Las dos chicas os vais con una de las sirvientas que os conduce hasta una cabaña bastante acogedora en la cual hay un par de camastros, una mesa, dos sillas y una especie de armario. El suelo está decorado con alfombras persas pero las paredes están despojadas de decoración. Encima de la mesa hay un botijo con agua y dos vasos. Os quedáis solas ya que una vez la sirvienta os acompaña se va y cierra la puerta al salir, una puerta que dentro tiene una especie de pestillo por si queréis sentiros más seguras.

Entra un poco de luz por una ventana, la única que hay en toda la cabaña, pero podéis observar que empieza a anochecer y la temperatura comienza a bajar desorbitádamente. Encima de las camas hay unas cuantas pieles de camello que os han preparado ahí para dormir.

 Os váis cada uno con una sirvienta que os conduce hasta una cabaña bastante acogedora pero pequeña. Tiene una sola ventana por la cual véis que comienza a anochecer y la temperatura empieza a bajar considerablemente. Hay un camastro y encima de él unas cuantas pieles de camello. También hay una mesa de madera y una silla. Encima de la mesa hay un botijo con agua y un vaso. El suelo está decorado con alfombras persas pero las paredes están vacías. Para guardar vuestras cosas hay un pequeño armario cerca de la cama.

Os quedáis solos ya que una vez la sirvienta os ha llevado hasta ahí se marcha cerrando la puerta al salir, una puerta que por dentro tiene una especie de pestillo por si queréis cerrar. 

 Os váis cada uno con una sirvienta que os conduce hasta una cabaña bastante acogedora pero pequeña. Tiene una sola ventana por la cual véis que comienza a anochecer y la temperatura empieza a bajar considerablemente. Hay un camastro y encima de él unas cuantas pieles de camello. También hay una mesa de madera y una silla. Encima de la mesa hay un botijo con agua y un vaso. El suelo está decorado con alfombras persas pero las paredes están vacías. Para guardar vuestras cosas hay un pequeño armario cerca de la cama.

Os quedáis solos ya que una vez la sirvienta os ha llevado hasta ahí se marcha cerrando la puerta al salir, una puerta que por dentro tiene una especie de pestillo por si queréis cerrar. 

 Os váis cada uno con una sirvienta que os conduce hasta una cabaña bastante acogedora pero pequeña. Tiene una sola ventana por la cual véis que comienza a anochecer y la temperatura empieza a bajar considerablemente. Hay un camastro y encima de él unas cuantas pieles de camello. También hay una mesa de madera y una silla. Encima de la mesa hay un botijo con agua y un vaso. El suelo está decorado con alfombras persas pero las paredes están vacías. Para guardar vuestras cosas hay un pequeño armario cerca de la cama.

Os quedáis solos ya que una vez la sirvienta os ha llevado hasta ahí se marcha cerrando la puerta al salir, una puerta que por dentro tiene una especie de pestillo por si queréis cerrar. 

 Os váis cada uno con una sirvienta que os conduce hasta una cabaña bastante acogedora pero pequeña. Tiene una sola ventana por la cual véis que comienza a anochecer y la temperatura empieza a bajar considerablemente. Hay un camastro y encima de él unas cuantas pieles de camello. También hay una mesa de madera y una silla. Encima de la mesa hay un botijo con agua y un vaso. El suelo está decorado con alfombras persas pero las paredes están vacías. Para guardar vuestras cosas hay un pequeño armario cerca de la cama.

Os quedáis solos ya que una vez la sirvienta os ha llevado hasta ahí se marcha cerrando la puerta al salir, una puerta que por dentro tiene una especie de pestillo por si queréis cerrar. 

- Mañana deberíamos partir, quiero estar en este lugar el menos tiempo posible. ¿Os parece bien Tyaeda? dijo mientras miraba por la ventana el cielo del atardecer.

Estaba nerviosa y preocupada, y eso se notaba a la legua, aunque habia cambiado y trataba de ser más amable con la Reina Elfa.

 Me dejo llevar por una de las sirvientas a la cabaña donde pasaria la noche.

Asi que me dirigo hacia la puerta despidiendome de la sirvienta... Gracias por vuestra hospitalidad y que tengais buenas noches... le digo cuando me despido de ella. Tras despedirme, la sirvienta cierra la puerta y pongo el pestillo para estar algo mas resguardado.

Cuando veo el armario sopeso la idea de dejar mis bienes dentro, pero prefiero no despojarme de mis armas, por lo menos, mientras este solo en un lugar desconocido. 

Sin desvestirme ni quitarme las armas ni el escudo, me tumbo en la cama y dejo que el sueño me venza lentamente.

Le habían conducido a un confortable lugar y no tardó mucho en dormirse después de cerrar la puerta con la traba que disponía, confiado y tranquilo estaba por al fin poder descansar mejor que los días anteriores y no tardó mucho en cerrar los ojos.

La reina entró a la cabaña y se dirigió a una de las camas. Estaba cansada, el viaje y las emociones del día estaban comenzando a pesar. Se sentó mirando a la princesa y le sonrió.

-Estoy de acuerdo contigo. Hemos perdido ya demasiado tiempo en este lugar y vuestro pueblo espera. Además, aunque la princesa Yasmina diga que tiene todo bajo control, no creo que su hermano acepte de buen grado que ha perdido la batalla. Nuestra presencia tan solo podría avivar más esos fuegos. Cuanto antes partamos mejor.

Sintiendo como el frío de la noche comenzaba a filtrarse en la estancia, Tyaeda se dispuso a descansar bajo unas cuantas pieles de camello.

-Princesa deberás disculparme pero el agotamiento me vence. Si no confías plenamente en esta gente, dividámonos la noche para montar guarida, pero te suplico que tomes la primera porque si no, es más que seguro que me dormiré. Y otra cosa... me alegro de ver cuanto has madurado como gobernante. Tu padre estará orgulloso de ver en que gran heredera te has convertido. Hasta luego, que descanses.