Partida Rol por web

- ¿A qué parte del trato os referís? Yo solo dije que hablaría con vos a solas. la princesa trató de apartarse de nuevo, esta vez algo más nerviosa y rabiosa.

Creo que vos olvidar la situación, el trato ser sencillo, vos yacer conmigo y yo dejar en libertad con armas, ¿qué parte no entender?
El príncipe por 3ª vez se acerca a vos y os toca el pelo de nuevo esperando vuestra sumisión.

Aurea se volvió a apartar de su lado, necesitaba un arma, miró por alrededor por si podía llegar a coger algo con lo que pudiera golpear al hombre.

Véis cómo el príncipe se coloca delante de vos fiéramente, agarra fuertemente vuestra melena echando vuestra cabeza hacia atrás y posa una mano en uno de vuestros senos.

- Vos yaceréis conmigo aquí y ahora, un trato es un trato- os susurra al oído.

Dicho esto suelta vuestra melena, os da la vuelta y os sujeta por las muñecas con vuestros brazos en la espalda, con una sola mano le basta para poneros así. Con la otra mano comienza a acariciar ambos senos por dentro de la ropa.

- ¡SUELTAME ESCORIA! gritó la joven princesa. ¡ANTES MUERTA! continuó gritando y cogió lo primero que pilló para lanzárselo al Príncipe que trataba de agredirla.

 ¡¡¡ Malditos bastardos del desierto !!!... Comportaos como hombres de verdad y venid uno a uno sin armas, lucharemos cuerpo a cuerpo hasta la muerte... dije desafiando aquellos mal nacidos que nos acababan de expulsar de Narit.

La ayudo en el cometido que me indica expectante por lo que pueda ocurrir.

A medida que pasan los minutos me reafirmo en que debe ser una notable local y simplemente quiere demostrármelo y mas a los guardias que estaban ante la puerta del Príncipe.

Sí, si no fuera una noble los guardias del Príncipe no habrían abandonado su puesto.

-Tranquilo lord Agrael, no logramos nada peleando con estos hombres sin honor. Debemos esperar a la princesa Áurea. Sugiero que busquemos una sombra y nos sentemos a reunir todas las fuerzas que seamos capaces. Si ella no consigue hacer entrar en razón al líder tendremos que viajar de noche para no morir abrasados.- La reina se mostraba tranquila y con la cabeza fría. Sin embargo, tras ese manto de serenidad, no se encontraba tan segura de que todo fuera a resultar bien.

Tyaeda, con sus palabras consiguio apaciguarme y desisti de enfrentarme contra aquel grupo de mal olientes bereberes... Teneis razon Tyaeda, sera mejor que guarde mis fuerzas para afrontar el calor del desierto.

Una vez la mujer ha recibido la ayuda que esperaba por vuestra parte os da las gracias y os dice de volver a la cabaña donde se encontraban vuestros compañeros con el príncipe de Narit.

- Volver allí para ver si ya terminar de hablar y poder reuniros con ellos de nuevo. No olvidaré la ayuda que haberme prestado, era muy importante para nuestro comercio.

Dicho esto le acompañáis hasta la cabaña seguidos por los tres bereberes que no os quitan el ojo de encima. Abrís la puerta y véis la siguiente escena: el príncipe se encuentra encima de Aurea, no hay nadie más en la sala y la princesa estaba sin sus armas y armadura, y además tenía la camisa medio desabrochada.

Conseguís zafaros del príncipe pero este insiste y se vuelve a colocar encima de vos mas bruscamente.De pronto veis como se abre la puerta y entran sin avisar varias personas:una bella dama, Bernat y 3 guardias que se os quedan mirando asombrados.

La bella mujer que iba con Bernat al ver aquella situación tan incómoda grita:

Yasmina: ¡Qué hacéis! ¡Soltadla enseguida!

Príncipe: ¡Iros de aquí, nadie os ha invitado!

Yasmina: ¡He dicho que la soltéis, padre no querría esto! Siempre que tenemos una mujer invitada pasar lo mismo. ¿Y el resto de invitados? ¿Dónde estar?

El príncipe se aleja un poco de Aurea y contesta:

Príncipe: Fuí amable con ellos, proponerles trato y ellos escupirme e insultarme así que yo desterrar de Narit sin armas porque esta mujer de cabellos rubios ofrecerse a mi si yo soltar a ellos.

La bella mujer al escuchar aquello se gira hacia los tres guardias que tenía detrás y les dice:

Yasmina: buscad y traed al resto de invitados pero ser amables.

Príncipe: ¿Por qué preocuparte tanto? ¡No son nadie!

Yasmina: Vos siempre pensar con miembro viril, no con cabeza, hermano. ¡No os puedo dejar solo! Ser como niño pequeño, hasta Gussanda ser más sensato que vos- dice mientras se acerca hasta Aurea-Yo ser Yasmina, la princesa de Narit. ¿Vos estar bien? Yo sentir mucho la reacción de mi hermano, vuestro arquero ser muy caballeroso conmigo y eso denota la amabilidad de vuestro pueblo. Sois nuestros invitados y se os tratará como tal. Podéis beber y comer lo que queráis- observa el amasijo de armas amontonadas en un rincón- suponer que esas armas ser vuestras, se os serán devueltas y seréis recompesados por los problemas ocasionados.

El príncipe mira a su hermana desafiantemente y le dice mientras sale de la cabaña:

Príncipe: si no ser por padre ya os habría dado muerte, tener suerte.

Os sentáis a la sombra en espera de vuestros compañeros, pero veis algo que os vuelve a llamar la atención: tres guardias nuevos se dirigen hacia vosotros atravesando la muralla que habían formado los guardias que os expulsaron de Narit. Uno de ellos se planta ante vosotros y os dice muy amablemente:
¿Poder acompañarnos por favor a la cabaña del príncipe? La princesa Yasmina requerer vuestra presencia inmediata.

 No entendia nada, primero la hostilidad con la que nos reciben y ahora vienen pidiendo porfavor. Algo no cuadraba en todo aquello.

Mire a mis compañeros... ¿ Accedemos a su peticion ?.

El primer impulso es de intervenir pero al ver la cara de Yasmina aguardo unos instantes.

Su reacción y palabras me confirman mis suposiciones limitándome a vigilar las reacciones del Príncipe por si intentara atacar a alguna de las dos.

Una vez marcha le hago una ligera inclinación a Yasmina. – Os agradezco que hayáis intercedido por mi señora.

Me dirijo al lado de Aurea tendiéndole la mano para ayudarla a levantarse. – ¿Os encontráis bien?

Aunque no puedo evitar mostrarme dolido por su desprecio hacia mi al rebajarme durante todo el viaje pese a ser un miembro de las tropas reales encargado por su propio padre de su protección. Nada mas salir de las puertas del castillo sólo tenía oídos para el noble que la acompañaba. – ¿Y Lord Agrael, como lo ha consentido?

A pesar de todo lo sucedido, el pobre campesino seguía al grupo, él nada decidía solo era parte de las decisiones de los demás, su vida siempre fue así, hacer caso en todo lo que le digan sin protestar. Pensaba que los nobles y líderes a los cuales seguía tenían una inteligencia sin igual, pero al verlos actuar casi siempre de manera equivocada, le daba mucho que pensar.

Aun cuando salieron del poblado el Lord se empecinó en seguir enojado contra todos los que veía hasta que la reina elfa logró calmarlo con unas simples palabras. Se ve que su furia no era tan grande o fundada como pareciera ser, quien sabe. Lo que si sabe el pobre Sergi es que ahora está de nuevo abajo del sol abrasador a la espera de que ahora decidan si aceptan o no la petición que le acaban de proponer al grupo. Rogando que una vez en la vida las decisiones que toma el grupo sean acertadas, o por lo menos los que dirigen al grupo.

La situación en la que me encuentran los que entran en la tienda no es nada honrosa, mi rabia aumenta al grado casi de locura.

Sin embargo, la conversación entre los príncipes apacigua algo mi mal humor.

- Estoy bien, no dejaría nunca que esa rata del desierto me tocara, levantó la voz enfadada, ¡ANTES MUERTA! trató de gritar para que el príncipe la escuchara.

Vio un gesto extraño en la cara del arquero cuando le tendió la mano para ayudar a levantarla, por un momento llevada por su mal humor iba a despreciarla, pero tenía que reconocer en su fuero interno que se alegraba de verle.

- Gracias, dijo simplemente poniendo su mano encima y cogiéndola con fuerza para levantarse.

- Soy la princesa Aurea de Loarrus, ya no me fio de vuestra hospitalidad, dijo mirándola fijamente, ¿o acaso esto que acaba de pasar es uno de vuestros rituales de bienvenida? La tomó con ella que era una extraña, a pesar de que la había salvado. Pero su enfado estaba demasiado fuerte como para deshacerse sin más como una figura de arena, se había contenido con Bernat, pero no tenía por qué hacerlo con ella.

Por un instante unas palabras brotaron a su cabeza, de su madre, El orgullo es tan afilado como cualquier espada, si dejas que te toque, podría matarte.

Se mordió la lengua haciendo que incluso sangrara, pero aún así aceptó su situación, su derrota y a sus salvadores.

- Ahhh suspiró sonoramente, Lamento mis modales Princesa. Dijo inclinando la cabeza. Es un placer conocerla. Las... circunstancias acontecidas me han hecho enfurecer como comprenderá. Agradezco su intervención y su hospitalidad. dijo tan correcta y serenamente que parecía otra persona.

Después se dirigió a Bernat, que se había quedado junto a ella tras levantarse. Estoy bien. Gracias. hizo una pequeña sonrisa, algo incómoda, pero seguramente la mejor que en aquel momento podía ofrecerle. ¿Y tú?

Deliberadamente hizo caso omiso a la pregunta sobre el caballero, ya tendría una charla con él después, ya que le había parecido un cobarde, pero eso sería más tarde.

una vez expulsados del Narit y descansando bajo una de las pocas sombras de ese arido desierto, se nos acercan 3 guardias con una curiosa propuesta. Veo que Agrael duda un poco en tomar la decisión y me acerco a el para compartir unas palabras

-Creo que lo mejor que podemos hacer es acceder a la peticion de la princesa, es eso o seguir deambulando por el desierto sin nuestra compañera y nuestras armas, no creo que eso ultimo nos apetezca demasiado. Podemos ir a ver que es lo que tiene que decirnos, y luego decidimos que hacemos- Le digo a Agrael, a tyaeda y al pequeño campesino-Siempre y cuando esteis todos de acuerdo, por supuesto-