Partida Rol por web

Los bereberes nos desarman por orden de su principe, y seguidamente nos amenazan con sus armas acercandolas cerca de nuestras gargantas. Estamos en clara desventaja numérica como para ponernos a pelear, pero por otra parte mi cabreo va augmentando considerablemente por los ultimos acontecimientos en esa cabaña.

-Malditos bereberes, pero que demonios os habeis creido que sois? sois escoria! acabare con todos vosotros y hare una montaña con vuestras cabezas marrones!- Digo mirando al principe

Una vez dicho esto, observo a uno de los bereberes que me custodian y le lanzo un sonoro escupitajo en la cara -Espero que te guste JA JA JA!-

Soy consciente de mi escasa habilidad con la espada y si ya tendría dificultades con uno sólo contra tres no tengo ninguna opción.

Muerto o provocar una lucha sin ordenes de la Princesa no es una buena opción.

Sin hacer intención de sacar mis armas centro mi mirada en Yasmina. – Como deseéis pues. Me habéis puesto en un difícil dilema.

– Abandonar mi puesto o una lucha que implicara derramamiento de sangre lo que sería una falta mas grave.

Mostrándole mis manos con las palmas de la mano abiertas. – Me habéis ganado lo reconozco, vos diréis  Yasmina.

La reina se disponía a cruzar el umbral de la entrada a la cabaña seguida por la princesa Áurea cuando los bereberes que la custodiaban les cortaron el paso y las desarmaron a punta de espada. Al parecer, los hombres del desierto sabían jugar rudo y poco conocían del honor y la verdadera hospitalidad.

Sin ofrecer resistencia, se volvió al tiempo que veía y escuchaba la reacción del noble y del bárbaro. Podía sentir como la impotencia los invadía y con que gusto hubieran deseado rajar las gargantas de sus oponentes. Pero estaban en inferioridad, se mirara por donde se mirara la situación.

Callada, con el rostro adusto, la reina volvió a su lugar y se sentó sin demostrar ninguna otra emoción. Si el bereber esperaba verla suplicar estaba muy equivocado.

-Muy bien. Deseais seguir negociando. Hasta ahora no has propuesto ningún trato justo. En qué momento empezaréis a comportaros como un hombre de honor? Allí recién comenzaremos a negociar. Ahora simplemente estáis chantajeándonos.

- JAJAJAJAJA Aurea parecía divertida con la situación, o quizás fuera su forma de exteriorizar su rabia contenida. ¿Tan feas son tus mujeres que necesitas raptar otras para llevártelas a la cama Príncipe? ¿O será que aquí todas conocen tus pocas dotes en la cama? JAJAJAJAJAJA.

Aurea se movió desde la salida que había intentado usar hasta la mesa donde estaban inicialmente, pero no se sentó, se quedó de pie.

- Así que quieres negociar. A ver qué te parece este trato. Hablemos tú y yo a solas, para algo soy la líder de esta expedición, y deja que queden todos libres sin daño alguno. Si logras convencerme quizás me lleves a la cama esta noche. Hay otras muchas formas de matar además de una espada Príncipe.

El príncipe al ver la reacción de lord Agrael le dice:

- Que triste que un lord arrodillarse ante sus captores pidiendo que le maten. Eso en este pueblo llamarse cobardía- tras decir estas palabras Garren le escupió en la cara- por lo menos aun hay alguien con valor en vuestro grupo, ¡quitarle la armadura!- ordenó a los 4 bereberes que se dedicaron a ese fin- y a las mujeres y al otro hombre que no decir nada también, quitarles todo lo que lleven, incluidos esos macutos.

Esperó a que todos estuviérais despojados de vuestras pertenencias, deja la manzana que tenía ya medio acabada y se pone en pie:

- Ser tradición en el desierto negociar, yo poner un precio, ni siquiera discutirlo. Solo intentar agredirme, escupirme y faltarme al respeto. Por ello os expulso de Narit, os dejo libres a excepción de la mujer de cabello rubio que se quedará conmigo como propuso, le debéis la vida.

Manda a sus hombres a que os lleven a la fuerza a la entrada del pueblo, donde estaba el abrebadero. Lo único que os dan es una botella de agua para todos. Cuando salís de la cabaña no véis a Bernat por ningún lado.

- ¡ESPERA! Hemos jugado a tu juego. Si les dejas sin nada morirán y faltarás a tu palabra. gritó mientras le quitaban la armadura y empujaban a sus compañeros fuera. Había conseguido algo de tiempo y alguna posibilidad de salvarse a sus compañeros, pero sin armas, sin dinero, sin comida, sin agua, no habría nada que hacer en el desierto.

 Quien es mas cobarde, yo por mi actuacion o tu que no eres lo suficientemente hombre como para enfrentarte a mi cuarpo a cuerpo. Te reto a una lucha a muerte entre tu y yo, sin armas, solo nuestros puños... en ese momento el principe ordeno que nos retiraran de aquel lugar.

Jajajaja, lo suponia, eres un cobarde. Miralo, ahi, rodeado de 17 bebeberes, porque no eres ni la mitad de hombre que cualquiera de sus guardaespaldas. Incluso gussanda tiene mas agallas que tu... Dicho esto, me sacan de la cabaña junto a mis otros compañeros a escepcion de Aurea, que se queda con ellos.

Entre forcejeos con mis captores logro decirle a Aurea... no te dejes amedrentar, se fuerte.

Tyaeda, lívida como el papel, se levantó de su asiento sin dejar que la tocaran. Los habían despojado de todo menos de su dignidad y no permitiría que lo hicieran.

-Sé que podrás con él princesa- murmuró por lo bajo cuando pasó junto a Áurea y le apretó suavemente el brazo como para transmitirle su apoyo. Sabía que el bereber no doblegaría al Diamante de Loarrus.

-Vamos compañeros, no tenemos nada más que hacer aquí.

Sin mirar atrás, se dirigió a la salida y esta vez sí logro cruzar el umbral.

Un caos se había desatado en la tienda y arrastrado por el mismo, Sergi se ve despojado de lo poco que tenía, él que tanto guardó ese dinero para volver con su familia por si la misión fallaba y verse sin el ahora no le dió precisamente alegría a su ser.

Pero callado como siempre, aceptó el castigo impuesto por el líder del desierto y se quedó fuera del pueblo sin mediar palabra alguna con sus compañeros, sabiendo que ese poca agua no duraría para todo el grupo.

- Me alegra que vos haber tomado esa decisión, es la correcta, seguidme por favor- os pide Yasmina que comienza a andar dirigiéndose hacia una de las cabañas que hay más lejanas.

Los tres bereberes que se dirigían hacia vos se sitúan entonces detrás vuestro para asegurarse de  que hacéis lo que os manda la mujer.

Vuestros compañeros continúan dentro de la cabaña ya que no has visto salir a ninguno de allí.

Avanzo ligeramente detrás de ella intentando captar detalles mientras simulo estar interesado en su figura como si intentara intuir su silueta debajo de esas ropas.

Oigo pasos detrás mío pero no me giro para ver si me siguen los tres que vi antes o un numero distinto.

A cada paso que doy sin ser desarmado lo encuentro todo aun mas extraño. Será Yasmina una noble de elevado rango y simplemente intenta recalcármelo…

Sí es así entonces en el caso de invertir los papeles podría ser un soldado escoltando a alguien que se negara a aceptar una sugerencia de la Princesa Aurea..

Rapidamente, los bereberes nos hechan fuera de la cabaña desposados de nuestras pertenencias, unicamente con un poco de agua para que segun ellos nos ayude a sobrevivir en esas áridas tierras. Sorpresivamente, el principe decide quedarse con Aurea. forcejeo todo lo que puedo con nuestros "amigos", pero es inutil, son demasiados hombres.

-Malditos bastardos! os aseguro que nos volveremos a encontrar! y os dare muerte a todos y cada uno de vosotros!!-

Seguís a Yasmina hasta una cabaña algo alejada de la que están vuestros compañeros y nada  más entrar véis 5 monturas para camellos que estaban colocadas en fila, esperando a que alguien las colocase en los animales.

- Estas ser las monturas que colocar en camellos, ¡guardias, traed animales!- gritó a los tres bereberes para que fueran a  por ellos y al instante se presentaron en la puerta de la cabaña con 5 animales realmente hermosos, eran enormes y su pelaje era digno de admirar- deber colocarles montura, los mercaderes estar a punto de llegar para montar en ellos e irse en expedición, si no estar a tiempo el príncipe enfadar mucho,comercio ser muy importante en Narit.

El príncipe consiguió lo que quería, quedarse a solas con Aurea, echando a todos los demás de allí. Le hizo un gesto a Gussanda para que también saliese fuera y también a los bereberes que quedaban.

- ¿Acaso una botella de agua ser poco? Si ser listos sabrán sobrevivir. Y bien, ya estar solos vos y yo- dijo mientras se acercaba lentamente hacia vos y acariciando un mechón de vuestro pelo.

Los guardias os escoltan hasta el abrevadero de la entrada del pueblo, se ponen de forma lineal haciendo una barrera para que no podáis entrar de nuevo a Narit y uno de ellos os dice:
Tomad el agua y suerte en el desierto, mientras el resto de los bereberes se reían a carcajadas, Ahhh tener cuidado con los dingos no tener amigos

Aurea apartó la cabeza bruscamente... No sois un hombre de honor. Sabéis de sobra que morirán antes de llegar la noche. Se mordió el labio y añadió: Os ruego que les dejéis continuar con la misión, sin eso todo mi pueblo estará acabado. Sus ojos miraron al suelo, amargamente tristes.

Cumplid vuestra parte del trato y no solo dejar ir con ellos sino que también devolver todas vuestras armas.
El príncipe se os acerca de nuevo a vos y os vuelve a tocar el pelo.