Partida Rol por web

Un remolino surgió alrededor de los ojos amarillos, y poco a poco una columna de agua fue ascendiendo, posando su extremo superior en la borda. El agua desapareció, y pudisteis ver al dueño de esos misteriosos ojos

Os mira sonriente

Tritón es mi nombre, para los que no esteis seguros, hermanos. Y tranquilos por los humanos, mis sirenas les mantienen ocupados, si os paráis a escuchar...

No tenéis por qué creer mis palabras, pero el tridente de mi padre me parta si son falsas. Del lado de Atenea me sitúo y, por tanto, del vuestro también.

Os vengo a avisar de que los hermanos de nuestro Padre, Poseidón y Hades, están de su lado. A pesar de las diferencias y las guerras que han tenido entre ellos en el pasado, se han puesto de acuerdo, y los tres atacarán.

Creedme que estoy de vuestro lado, pues si todo el poder de mi padre hubiera llegado en esa ola, la isla entera hubiera desaparecido. Conseguí bloquear parte de su energía, aunque por suerte vosotros conseguisteis detenerla.

Hizo un gesto que abarcó todo el mar que podíais ver

El océano es inmenso, y mi padre Poseidón domina todo ello. Podría volver el agua contra la tierra y sumergirla, y entonces mi poder sería inútil.

Y aquí mi consejo. Bajad a las profundidades marinas y venced a mi padre. Si le derrotáis, le podéis obligar a no atacar, y tendríais un rival menos

Era cierto… con la tensión del momento ni siquiera me había dado cuenta que las sirenas estaban entonando uno de sus característicos cantos dejando a los marineros lo suficientemente  cautivados como para no enterarse de aquella entrevista.

Miré con cierto recelo a Tritón, no muy convencida con la propuesta que nos estaba haciendo.

- No es extraño ver a un hijo rebelarse contra su padre pero… creo ver  más ambiciones ocultas tras tus palabras que el simple deseo de ayudarnos. Si nosotros vencemos no sólo tendremos un rival menos sino que tú tendrás un reino entero para gobernar ¿me equivoco?

Observe a uno de mis sobrinos con una mezcla de suspicacia y atencion. Tenia que darle la razon en algo, si nos enfrentabamos con los aliados de Zeus, no necesariamente combatir, uno a uno seria mas facil debilitar sus fuerzas.

"Divide y venceras"

Sin embargo habia que actuar con mucho cuidado no sabiamos quien estaba en que bando.

-Tu padre no puedo inundar la tierra, no segun el juramento que hizo y eso es mas sagrado que cualquier cosa-dije

Joven Perséfone, soy muy sabio, quizá el que más sabiduría tenga de entre todos los dioses. Se que el poder corrompe y eso no puedo permitirlo. Por ello, no tengo intención de gobernar bajo el mar. Siempre he sido el consejero, y ese es mi papel en cualquier reino.

Tritón asintió ante las palabras de Demeter y contestó

Sí, se que él hizo ese juramento. Pero también Zeus quería proteger a los hombres, y su opinión ha cambiado. Por muy por encima que estén las promesas, los Tres Grandes se han unido para destruir a la humanidad, y con ello todo lo dicho y escrito ha cambiado

-Sabia y modesto -observó con tranquilidad Hécate- Pero dinos entonces, ¿como podríamos bajar sin que estos cuerpos mortales se ahogaran en el proceso?

Cerró los ojos.

-También tomando este método, todos deberían estar conscientes de que también deberemos bajar al inframundo en algun momento.

- ¿Mi marido está metido en esto? Pero si no soporta a Zeus y mucho menos a Poseidón...-Mi tono estaba pasando del asombro al enfado- Podía haberme dicho algo, pero nada... Ni por asomo sospechaba tal cosa.

Me quedé pensando en las palabras de Tritón, ¿qué podría haber sucedido para que los tres grandes se unieran contra la humanidad? Tiene que ser algo muy grave.

- El inframundo ahora mismo no me preocupa, Hécate. Según Tritón deberemos antes descender a las profundidades marinas y atacar a Poseidón en su propio reino. Ja... primero tendremos que conseguir tal cosa, después... -Moví la cabeza dudosa, en aquellos momentos ya no estaba tan segura de haber adoptado la decisión correcta.- Si en nuestra mano está hacer algo deberemos decidirnos ya, el tiempo no juega a nuestro favor.

Pose los ojos en blanco ante la nencion del marido de mi hija.

"Otra vez no..."

- Entonces no es imposible, asi que pensad positivo-

Me pase las manos por el pelo mientras recordaba como consegui recuperar a mi hija.

Vuestros cuerpos mortales no se ahogaran... Así no Tritón junta las manos y entrelaza sus dedos. Un pequeño murmullo surge de sus labios. Al separar las manos, cinco burbujas semitransparentes aparecen. Lentamente se dirigen a vosotros y os tocan en la frente. Como si se tratara de agua, se expande por vuestro cuerpo hasta que crea una ligera película.

Ahora podréis respirar sin problema.

Sabias son vuestras palabras, deberéis bajar también al Inframundo cuando lleguéis a tierra firme.

Tritón os observa con calma

¿Me acompañáis entonces?

¿ Cuantas opciones más tenemos ? . 

Preguntó el Dios de los sueños a sus compañeros inmortales de forma ironica . 

Desde luego es mejor enfrentarnos a ellos de uno en uno a hacerlo contra todos a la vez . 

Miré uno a uno al resto de dioses pensando si había alguna otra opción para evitar aquella lucha, pero en el fondo sabía de sobra que no. Respiré profundamente antes de tomar mi decisión. Cuando hablé, mi voz sonó calmada.

- De acuerdo, podéis contar conmigo.

Simplemente me quede esperando a que los demas aceptasen. Era bien sabido que mi caracter no era belicoso pero dadas las circunstancias habia que coger el toro por los cuerno como la ultima vez.

"Cuanto antes lo hagamos antes volveremos a la normalidad"

-Yo estoy lista-informe con tono calmado.

Quizas podriamos convencer a alguno de ellos pero no parecia tener pinta de ser posible.

-Creo que es una sabia elección. Bajemos -dijo dando su consentimiento también. Se acercó a la barandilla, con aire contemplativo mientras observaba la barrera que cubría su cuerpo.

Interesante, realmente, interesante...

El ulular de un búho hace que os giréis hacia la puerta. Por ella entra volando ese animal, con la grandeza de un dios

Se posa sobre la estatua de Atenea. Su cuerpo empieza a emitir destellos dorados. Mientras desciende lentamente, empieza a cambiar, para que, al llegar al suelo, se haya convertido en una mujer hermosa. La diosa Atenea.

-Soy hijo de Tía e Hiperión, quién es hijo de Urano y Gea. Titanes, como yo. Nuestras razas se han enfrentado a Zeus anteriormente y han caído bajo el yugo del dios. Muchos de los míos se encuentran hoy encerrados en el Tártaro. Quizás, con su ayuda, podamos evitar que el maniático dios destruya a los hombres.- dijo ofreciéndose así a la misión que le proponía la diosa. No lo hacía por amor a los humanos, en verdad los hombres le resultaban indiferentes, no los amaba ni los odiaba, sin embargo la curiosidad por el futuro venidero lo hacía querer formar parte activa en él. –También deberíamos convencer a los cíclopes, ellos fueron quienes diseñaron las armas de Zeus, quizás puedan sernos de gran ayuda. Quizás puedan crear algo para nosotros que nos proteja de los rayos divinos o quizás aún mejor algo que nos permita derrotar a Zeus con mayor facilidad- se había metido de lleno el problema, un problema que no era suyo, pero que por algún extraño motivo no podía dejar atrás

El Tártaro está bien protegido por los poderes de los tres grandes: Zeus, Poseidón y Hades. Si quieres liberarlos, tendrías que vencera a los tres dioses. Y los titanes destruyeron todo el territorio hace tiempo, es muy arriesgado, pues estarán llenos de ira por haberles encerrado.

Tus planes llevarían mucho tiempo, Helios. ¿Y te has fijado en el Sol?

El Sol no volverá a salir. Os señala hacia la entrada

El primer signo ya se hace evidente. Contempla esas nubes, pues la oscuridad ya se ha hecho presente entre nosotros. El rayo pronto caerá y empezará a destrozar todo.

Soy su hija, nací de su cabeza. Pero he de mirar por la humanidad. Las desgracias humanas no tardarán en aparecer. Y yo moriré en mi templo si no podemos detener a Zeus.

Hay que hacer frente a un dios que es corrupto. Nuestra lealtad estaba con aquel Zeus que luchó por nosotros. No debe seguir con el nuevo Zeus, que busca venganza por algo que ha ayudado a los hombres.

He de cumplir, además, la profecía que le dieron antes de que yo naciera. Sus hijos se volverían contra él, igual que él lo hizo contra su padre. Es el momento.

-Si tú, la diosa de la guerra cree que mi idea es inviable. ¿Quién soy yo para cuestionar tu juicio?- le sonrió con sinceridad y continuó –Dime entonces hija de Zeus. ¿Qué propones que hagamos para detener este terrible mal?- Helios la miró con consternación. No sólo por lo grave que parecía ser la situación, ni por las consecuencias que podría tener para el perder la venidera batalla, sino porque las últimas palabras de la diosa le habían hecho dudar de los verdaderos motivos de esta. ¿Quería destronar a Zeus porque este planeaba arrasar con la humanidad o a caso porque pretendía coronarse reina del Olimpo? Hasta el momento no había dudado de su amor por los hombres, pero el hecho de notarla tan ansiosa por cumplir con aquella profecía lo preocupó.
Se preguntó entonces si hacía bien en seguirla en aquella aventura, si no sería mejor abandonar ahora y permanecer neutral. Zeus había perdonado a los Titanes que se habían mantenido neutrales en la Titanomaquia. Se debatió unos segundos consigo mismo y entonces decidió que seguiría a Atena, al menos por el momento

He intentado hablar con Zeus, pero no me ha hecho caso. De hecho, me atacó con uno de sus rayos. Escapé a tiempo y me puse a salvo.

Quiero que vayáis a ver a Zeus. Y hablo en plural porque otros dioses ya han partido. Pero no os podéis presentaros ante Zeus sin más. Tendréis que ir en vuestra forma humana hasta el Olimpo. Si él os descubriese en vuestra forma divina yendo hasta él, lo tomaría como un ataque, y el resultado de una guerra de dioses... No quiero ni pensarlo.

Si no queda más remedio, se peleará contra él. Pero preferiría no hacerlo. Hay que intentar que Zeus entre en razón antes de llegar a las armas.

Pero, por desgracia, no todos los que están a su lado quieren razonar. Demeter, Perséfone, Hécate e Hypno se están enfrentando en estos momentos a Poseidón. Atacó esta isla con una gran ola que ellos pudieron repeler.

Atenea se acercó a ti y puso una mano en tu hombro.

Si estás dispuesto, puedo mandarte ahora mismo con ellos