Partida Rol por web

Manteniendose al lado del guerrero elfo que empuñaba con tanta seguridad su varita, Rómulo decide enfundar su cimitarra y preparar su honda. Dejando que su perro acompase su paso al de Arthedain se gira una y otra vez, hacia un lado y hacia el otro, tratando de mirar hacia atrás mientras Remo marcha hacia adelante.

Por un momento se plantea si montar de espaldas... aunque por el momento descarta la idea. Es algo que nunca ha intentado y no está seguro de que le resulte sencillo hacerlo... ni si podrá montar "como correponde" si en algún momento resulta necesario

El grupo avanzó por la penumbra del extraño túnel. En cabeza Gaius y Bhain, seguidos de cerca por Mosest - quien no había contestado a la pregunta del asesino - y Robin, en tercera fila Silvania y Mama Briggite y cerrando el grupo Arthedain y Rómulo, montado en Remo. A sus espaldas dejaron la puerta de metal y fueron internándose en el túnel.

El túnel era inusualmente largo para estar cavado en la piedra viva. Incluso para los que poco entendían de construcciones estaba claro que algo así tenía que ser excesivamente caro. Llevaban unos cinco minutos caminando en línea recta antes de ver el primer cruce. Un cruce de cuatro caminos cada uno de los cuales llevaba a un túnel de iguales características al que venían siguiendo.

De la derecha les llegaba una ráfaga de aire que, momentáneamente, alivió la opresión de aire que venían sufriendo. De los otros dos túneles no llegaba ninguna señal.

El mediano, comodamente montado siguió al grupo sin preocuparse demasiado por lo que podían encontrar delante, sino por lo que los pudiera alcanzar por atrás. Su cuerpo se giraba para un lado y para el otro, tratando de no perder de vista el tunel que, poco a poco, iban dejando a sus espaldas.

En su mano derecha, la honda se balanceaba de un lado hacia otro mientras que en la siniestra acomodaba un par de balas, listo y preparado para realizar un disparo en cuanto algo, o alguien, se pusiera al alcance de sus ojos.

Bhain se agacho y dejo que a pidra le hablase, rememoro las enseñanzas de su padre y de los maestros enanos en sus años de juventud.
-Es el tunel de la izquierda, estoy seguro, ese es el camino que debemos seguir

no se quien a construido esto pero desde luego es una ora de ingenieria. Esto ha costado mucho tiempo y dinero. Perderse aqui abajo podria ser una trampa mortal hasta para los mas avezados aventureros

Finalmente el mediano se decidió, con un rápido movimiento, tras conseguir que su montura se quedara quieta, giró en la montura y quedó mirando hacia atrás - Tu síguelos - le murmuró a su compañero mientras en su extraña postura taloneaba a Remo y lo hacía avanzar "o será retroceder" se preguntó extrañado a si mismo.

"Ahora es más sencillo" pensó mientras permanecía montado de espaldas, verificando que nadie los siguiera, con su rodela mágica en una mano y su honda preparada en la otra.

Los aventureros tomaron el recodo de la izquierda. Alguno reprimió una sonrisa pensando en que, dijera lo que dijera el enano, Medus había sido muy explícito en el camino a seguir. Al menos a sus espaldas los ruidos habían cesado por completos. Un extraño silencio, roto solo por los movimientos del grupo, reinaba en aquellos pasillos de piedra.

El túnel continuaba con aspecto anodino. Rómulo, montado de espaldas, observaba el camino que dejaban atrás. Todos eran conscientes de que estaban descendiendo. Primero levemente, luego siguiendo una inclinación mucho más notable. Finalmente el túnel desembocó en una cámara de piedra rectangular. Un cubo de unos diez metros de arista recibía a los aventureros. De la cámara salían, nuevamente, cuatro caminos: uno en cada dirección. Pero lo que más llamaba la atención era la estatua que había en su centro. Se trataba de una estatua de tamaño humanoide que representaba a una figura vestida con una larga túnica. Lo más sorprendente era sin duda su rostro, repleto de tentáculos y de aspecto tan extraño como malvado. Su brazo derecho estaba erguido, señalando hacia uno de los túneles, como indicando el camino. De hecho los viajeros constataron que el túnel escogido era el que quedaba a su izquierda...

- Personal conmigo mismo.- dijo Mosest mientras caminaban, procurando no alzar demasiado la voz. -Ya sé que a tí te da igual salir corriendo como una rata, Gaius, así que no te preocupes por ello.

Una vez llegados a la estancia, Mosest se quedó mirando a la horrible estatua. Con gesto serio, se acercó a examinarla de cerca.

Al llegar a la extraña sala, tan poco "natural" el mediano vuelve a montar al derecho y observa las acciones del paladín - Estais seguro que quereis revisarla - pregunta con algo de miedo - Parece... maligna. Mejor dejarla allí. Sin tocarla. Me da un mal pálpito -

Con más miedo del que quiere reconocer deja que su vívora salga de las alforjas y se trepe por su cuerpo. Sin soltar su honda la acaricia mientras mira la mole de piedra con curiosidad, tratando de identificar la figura que representa.

- Bien Mosest, si piensas así no seré yo quien te haga cambiar de opinión – respondió susurrando el asesino con algo de sorna en su tono. Sabía que las palabras del paladín guardaban un oído profundo engendrado por los ideales de las órdenes monásticas. – Se creen que su palabra es verdad absoluta, que equivocados están – pensó mientras miraba al necio joven empecinado en seguir un código moral que probablemente le llevara a una muerte temprana.

Volviendo la atención a sus pasos comprobó que el túnel que acaban de tomar desde la intersección era de las mismas características que los anteriores aunque descendente. Mientras la bajada se hacía cada vez más notable en su mente empezaron a formarse recuerdos de increíbles relatos de taberna que hablaban de ciudades subterráneas y seres monstruosos. La respuesta no se hizo esperar mucho.

En la nueva sala donde finalizaba el pasillo y que se abría como un cruce de caminos se erigía una estatua. Aquella escultura claramente era una de aquellas criaturas de los relatos. Busco entre sus compañeros una mirada de conocimiento, quizás alguno de ellos conociera exactamente la procedencia de aquel ser allí representado. Rómulo parecía concentrado en ella y decidió preguntarle.

- Bien mi pequeño amigo que puedes decirnos de la bestía a la que esta estatua representa, por su aspecto yo diría que tiene claros tintes esotéricos y como bien dices parece maligna – preguntó amistosamente al mediano intentado sacando más información de la situación.

Silvania sigue callada en el medio del grupo. Espera sin más a que otros tomen la decisión, no tiene nada que aportar.

Rómulo observo con detenimiento la estatua. Definitivamente aquella aberración no tenía nada de natural. Jamás había visto una criatura semejante.

Mosest observa la estatua pidiéndole consejo a su dios. Nada parece indicar que sea maligna en si misma. Sus ojos la recorrieron nuevamente: era, pese a su horrible aspecto, una obra de arte. Su pedestal, apoyado en la piedra, encajaba perfectamente con el suelo de alrededor, aunque no era parte del mismo. Parecía una talla tan real que casi se diría que en cualquier momento levantaría su brazo hacia el grupo recién llegado.

Al principio la maga se alertó al pensar que alguna criatura terrible les esperaba en el centro de la estancia. Su corazón se calmo al ver que sólo era una estatua y que las sombras danzantes producidas por la antorcha le habían jugado una mala pasada. ¿Pero qué representaba aquella figura o a quién? Señalaba un camino...curiosa forma de indicar una vía. Pensó para sí Mama. Analizó la estatua desde una distancia prudencial intentando averiguar qué o quién era ese ser tentacular.

- Pues realmente no tengo ni idea - termina contestando a las preguntas del asesino el mediano mientras sigue atento a su entorno - Supongo que lo mejor es seguir -

Parece que las instrucciones que nos dieron coinciden con lo que nos señala este feo bicho... Debemos seguir hacia la izquierda, el camino que nos marca la estatua.

"Dioses", pensó Robin, "esto cada vez me escama más... A cada paso que damos, nos metemos más a fondo en las entrañas de una antigua ciudad élfica que, por lo que parece, erigían estatuas a bichos con cara de calamar."

Robin llamó la atención a los que estaban estudiando las estatuas.

-Ahora no es momento de ponernos a apreciar la arquitectura élfica antigua; deberíamos continuar andando. Tomemos el camino de la izquierda, y que sea lo que Random quiera. Como siempre, vaya.

-¿Élfica?. -dijo Mosest girándose. -En mi educación me previnieron ante la retorcida mente y los rastreros intereses por los que se suele mover dicha raza, pero... ¿también adoran a horribles bestias como ésta?. Desde luego son peor de lo que pens...

El paladín se interrumpió repentinamente al caer en la cuenta de la presencia de Arthedain en el grupo. Si no quería acabar vilmente hechizado como el enano que se encontraron en la entrada de la ciudad, sería mejor callarse.

- En fin, élfica o no, yo no pienso hacerle caso a esta aberración aunque coincida con el gnomo, el cual por cierto tampoco parecía de fiar. Escojamos otro camino y encomendémonos a Gloranai por que proteja nuestros espíritus y nos lleve a buen puerto. - terminó diciendo con rotundidad.

- Pues a mi tampoco me agradó demasiado el gnomo - contestó Rómulo al paladín - aunque debo reconocer que consiguió que, por ahora, no nos siguieran. Creo que lo mejor es seguir sus indicaciones... aunque "Cara de Pulpo" coincida con el - aclaró en voz más baja.

-Yo pienso hacer caso a mi amigo, confio en el, debemos seguir sus instrucciones para salir de este lugar, de otra forma corremos el peligrod eperdernos por auqui o meternos en otro lio