Partida Rol por web

- Señores, dejen a las autoridades que hagan su labor. Nosotros tenemos temas que tratar. Sabemos que Colin es inocente, dejemos que la ley siga su curso.

Es hora de que Konrad y el tal Dillinger demuestren sus dotes no universitarias.

El señor Bangs observo la detención de Colin Baxter bastante tranquilo, pensaba que era inocente, pero si había cuatro testigos que le habían visto en el cementerio quizás fuera porque había abandonado el barco sin que él lo viera. Normalmente, la policía hacía bastante bien su trabajo.

Mientras se demuestra la inocencia de Colin. Siempre podríamos ir valorando lo que rescatamos de bajo el océano.- Sugiere el anticuario.- Así cuando salga le estará esperando su parte del pastel.- Pasa a explicarse cuando los demás marineros le miran con cara de pocos amigos.

- Mostremos nuestros respetos a los muertos. - asiento tras entender las intenciones de Konrad. - Luego tendremos tiempo de sobra de tasar todo lo que hemos encontrado. Sé dónde buscar prestamistas y otra gente interesada en comprar nuestras mercancías. Nos harán un buen precio. -

Observo en la distancia cómo se llevan a Colin, saco un cigarrillo, me lo enciendo, y tras dar una calada ofrezco uno al resto de mis compañeros por si a alguno le apetece acompañarme en el vicio.

La noche está apunto de caer, sin lugar a dudas, el mejor momento para ir a un cementerio sin ser vistos y buscar las pistas pertinentes. Pero antes está el tema de la mercancía, la plata y el símbolo.

Joe tiene que hacer un par de llamadas para ver si es viable colocar toda la mercancía. Los marineros en un principio se muestran sorprendidos y luego reticentes. Se acuerda dejar la mercancía a bordo mientras intentáis colocarla y se aclara el asunto de Colin y Billy, la tripulación está sin jefes y no sois precisamente bien recibidos por el resto, de manera que dejan un hombre de guardia en el muelle y decidís volver al bar a que Joe haga un par de llamadas por ser el sitio más cercano con teléfono que sepáis.

El viejete está tras la barra y el local está vacío

- buenasss noches. ¿Ya habéis vuelto? me acabo de enterar de lo de Colin y Billy. Esos cabrones mentirosos. Ellos nunca matarían al Padre García.

Joe va al teléfono y hace un par de llamadas mientras el resto esperáis.

-¿Algo de beber?

Saca unas cervezas y dice

-¡Que se joda la policía!

Os dáis cuenta de que al servir las cervezas, debajo de una de ellas os ha dejado un papel doblado. Lo desdobláis y empezáis a leerlo uno a uno -a esta ronda invita la casa -dice con una sonrisa.

"A un amigo:

Me marcho de la ciudad pues temo por mi vida, pero antes de irme debo intentar ayudar a un amigo. Colin Baxter es inocente. Yo estaba en la iglesia cuando los hombres mataron al Padre García con la pala. Fueron los hombres del criadero de cocodrilos. No pude verles pero reconocí la voz del feo, y oí cómo se alejaban en su camión. El pobre Padre García estaba ya muerto cuando llegué a él y por eso salí corriendo. Por favor ayuda a Colin.

Esmeralda."

Mientras apuraba la cerveza que tan generosamente les había ofrecido aquel hombre, Konrad leyó la carta. Una testigo, pero si abandonaba la ciudad, no les sería de mucha utilidad... No obstante, aportaba algunas pistas por donde ir tirando

- ¿Criadero de cocodrilos? Señor Dillinguer, usted es de aquí. ¿Le dice algo esto?

Saboreo con lentitud la cerveza y no soy ni mucho menos el primero en percatarse del papel bajo uno de ellas nos aguardaba. Tras leerlo sonrío con tristeza, era evidente que se trataba de una trampa y que íbamos a tener que tirar de pistola una vez más.

- Por lo que se ve, también hay reptiles de dos patas por esta zona.

No has conseguido un precio muy bueno.

Ofrecen 14.000$ por todo el paquete. Como hay que dividirlo en siete partes: vosotros cuatro, Colin, Billy y el resto de la tripulación, saldríais cada uno a 2.000$.

Florida está llena de cocodrilos, bueno... a decir verdad también Luisiana, Missisipi y Alabama. Sabes de la existencia de varios criaderos por estos estados, la carne a veces se consume y sobre todo la piel, un negocio nada desdeñable. Hay uno a las afueras  de San Agustín, no has ido nunca ni conoces a los dueños.

Regreso junto al resto tras realizar un par de llamadas. Mi rostro no denota excesiva felicidad, hago una mueca de desagrado y me siento mientras agarro la cerveza que había para mí. Este bar y su dueño me caen bien.

- Mal asunto. – digo refiriéndome a la venta. – Me ofrecen 14000$ por todo el paquete. Como hay que dividir entre siete salimos a 2000$ cada uno. – mi cara dice claramente que no es lo que esperaba de esta expedición. Miro a los demás y aclaro: - Nosotros cuatro, Colin, Billy y el resto de la tripulación. –

No es lo que se dice un negocio precisamente redondo. Entonces echo un vistazo a la servilleta que sostiene Konrad en sus manos y le miro intrigado por la pregunta del criadero de cocodrilos.

- Florida está llena de cocodrilos. – respondo con  una sonrisa. – Bueno, a decir verdad, también Luisiana, Missisipi y Alabama. La carne a veces se consume, y sobretodo la piel. Un negocio nada desdeñable. – doy un trago lento a la cerveza, saboreándola. En esta época es difícil conseguir dar un trago a algo así.

- Hay un criadero en las afueras de San Agustín. No he ido nunca ni conozco a los dueños pero puedo llevaros. – No sé para qué quieren ir a un criadero de cocodrilos pero imagino que ya me lo explicarán cuando estimen oportuno. A lo mejor no quieren decirme nada delante del camarero…

- Pueden quedarse con mi parte -respondió Konrad- Yo no he contribuido a la expedición. Bueno, entonces ¿vamos primero al cementerio o le hacemos una visita a esos criadores?
 

No deberíamos aceptar menos de 20.000 por todo el lote.- respondió el señor Bangs a Dilinger que aunque contentó, por haber multiplicado por cuatro su inversión pensaba que aún podían sacarle más partido.

Yo iría primero al cementerio, ya habrá tiempo para encararnos a los hombres del criadero.- decide- Y por cierto, ¿Alguien sabe quien esa Esmeralda?

Miro al viejo profesor. Tras esas gafas hay un tipo que seguro que en su día debió de ser rebelde hasta el final. Un hueso duro de roer. – Estoy de acuerdo, no deberíamos aceptar menos de 20.000 pero aquí y ahora yo no puedo conseguir más de lo que les he dicho. Quizá si ayudamos a Colin a salir de la cárcel, él tenga algún contacto para sacar más dinero por el lote. –

Me encojo de hombros. Luego medito sobre la propuesta de Konrad.

- Estoy con Bangs. Primero al cementerio. – digo apurando hasta la última gota de mi jarra. Me ajusto el sombrero. – Y luego iremos a ver si nos podemos hacer con unas buenas botas de piel de cocodrilo. – añado con una sonrisa.

Asiento lentamente mientras me incorporo y dejo la cerveza ya acabada sobre la barra.

- Adelante entonces, vayamos al cementerio. No sé porqué me da en la nariz que nuestro viaje y el hallazgo que hemos hecho tiene que ver con que Colin esté en la cárcel.

El cementerio no tiene pérdida, el propio viejete del bar os informa de su localización exacta "un poco al norte de la Iglesia, siguiendo por el camino".

Toca caminar de nuevo, ahora de noche. Por suerte el casco urbano está bien iluminado, se ve aún a gente por la calle, lo que ayuda a no tener esa sensación de inquietud al tener que caminar en mitad de la noche por una ciudad desierta. Pasáis cerca del castillo de San Marcos de nuevo y tomáis el mismo camino que la vez anterior.

Salís de los límites urbanos y llegáis a la iglesia, ahora cerrada, tomáis el camino que va al norte hasta llegar a una zona baja y arenosa en la que se enclava el pequeño cementerio de apenas un millar de tumbas. No hay nada de luz, así que Konrad y Joe van delante iluminando con sus linternas.

Como era de esperar, no hay nadie en el cementerio, ni siquiera un guarda o un empleado municipal, absolutamente nadie. Se os ponen los pelos de punta.

Las tumbas son casi todas cruces blancas, muchas de ellas ya prácticamente marrones , algunas lápidas y apenas media docena o alguna más de criptas. Se nota que es un cementerio de estilo colonial, no se ve ninguna tumba característica del norte, no hay cruces célticas ni nada que se le parezca.

- Bien, ya estamos aquí. – comento mientras apunto alrededor con la linterna. Intento buscar con la mirada para ver si se lee algún nombre en las tumbas. - ¿Ahora qué? – pregunto a Konrad y al resto.

- Supongo que estamos buscando la tumba del Padre… - mis ojos se fijan principalmente en las tumbas con las cruces blancas, las que parezca que han sido puestas más recientemente. Incluso trato de divisar si algún montón de tierra parece removida, o colocada más recientemente que el resto. Deberían ser signos evidentes de que alguien ha sido enterrado hace poco.

- Hay que buscar la tumba del sacerdote... susurro sin poder evitarlo... pero mejor no separarnos demasiado.

Con cuidado voy mirando los nombres de las tumbas, de vez en cuando, compruebo que mi pistola sigue conmigo. Desde que empezó todo esto ya no me fío de nada, ni siquiera de los muertos.

El cementerio parecía ser atemporal, haber estado siempre así, no había señales evidentes de cambios en el terreno ni en las tumbas o lápidas, todo estaba muy muy descuidado, los árboles eran viejos y sin apenas hojas. Os daba la sensación de estar en uno de esos cementerios de las novelas de terror. Pero por contra, cuando echásteis un buen vistazo a todo el recinto - el cual realmente estaba bastante cohesionado para no tener cercas ni nada del estilo - os dísteis cuenta de que había una zona más reciente en la que podían verse aún pisadas y algunas flores, síntoma de movimiento.

Fue en esa zona precisamente, frente a la tumba del Padre García, en la que notásteis que algo no encajaba...
 

No me gusta nada estar en un cementerio a estas horas de la noche, me da por recordar las viejas historias de Nueva Orleans que mi madre me contaba cuando era niño. Sobre todo la de la bruja Marie Laveau y su enorme poder, se me ponen los pelos de punta solo de recordarla. Definitivamente no me gusta el sur, con sus inmigrantes de tez oscura y aún más oscuros dioses.