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REGIMIENTO JOSÉ BONAPARTE

Se trató de una unidad española que luchó en Rusia con Napoleón. Estaba formada por hombres de la División del Norte, al mando del Marques de La Romana que no pudieron abandonar Dinamarca en barcos ingleses en 1808.
A fines de 1807 estaban acantonados en Hamburgo mas de 16.000 españoles, que formaban parte del ejercito francés, pues por esas fechas eramos sus aliados.
Pelearon valerosamente algunos batallones en el sitio de Stralsund defendido por los Suizos. Estuvieron muy bien consideradas por el mariscal Bernadotte, general en jefe del Ejército del Elba, quien llegó a escoger para su escolta personal a 100 granaderos españoles del Regimiento de Zamora .
Al llegar la primavera de 1808 pasaron a Dinamarca, aliada de Francia ,con la intención de desembarcar en Suecia, permaneciendo al principio reunidas en la península de Jutlandia, pero en el mes de junio y a consecuencia de los sucesos que se estaban ocurriendo en España, fueron diseminadas por todo el territorio danés, según orden expresa de Napoleón, a quien no les gustaba que estuvieran agrupados.
La orden de prestar juramento de fidelidad al Rey José que Napoleón había puesto en España produjo gran excitación en el ánimo de los soldados españoles, pues estaban ya informados de lo que estaba ocurriendo en su patria . El General Kindelán, que desde el principio tomo partido por los franceses, consiguió que jurasen las tropas de Jutlandia, con el engaño de que las demás ya lo habían hecho . En el Regimiento de Almansa interrumpieron la lectura de la orden con los gritos de ¡Viva España y muera Napoleón! Y en los demas regimientos también hubo irritación y desconciero. Las circunstancias inspiraron a algunos oficiales del Batallón Ligero de Catalunya la idea de fugarse en buques británicos, siendo los más decididos y resueltos de ellos los capitanes Francisco Vives, Luis de Caixal y el subteniente Antonio Fábregues, el cual en un acto audaz de valentía, pudo ponerse en contacto con oficiales de la Marina Real Británica y acordar el plan general de evasión,
El 5 de septiembre de 1808 las tropas bajo el mando del Marqués de la Romana consiguen escapar de Dinamarca a bordo de navíos ingleses. Poco tiempo después desembarcaran en Santander y se integraron rápidamente en las unidades de españoles que combaten al francés.
Pero no todos lograron embarcar . El traidor afrancesado General Kindelán, comunicó a los franceses la intención de los españoles, impidiendo que 200 oficiales y 5.000 soldados, embarcasen en los barcos ingleses, por lo que son apresados y encerrados en presidios.
El 19 de septiembre de 1808, España declara la guerra a Dinamarca. En ese momento los 5.000 prisioneros son trasladados a Hamburgo . Evasión era lo que se gestaba en las mentes de los españoles para conseguir llegar a España y hubo varios intentos, pagándolo la mayor parte de ellos con sus vidas.
A principios de 1809, Napoleón ofrece a los prisioneros la oportunidad de jurar fidelidad a su hermano Jose como rey de España , y dejar de ser prisioneros. Los que aceptan el juramento para abandonar las duras condiciones de los presidios, son la mayoría, pero no son liberados, sino que como soldados de una nación aliada en guerra, permanecen esperando nuevo destino.
En 1810 son reagrupados en el nuevo Regimiento José Bonaparte, al mando del general Kindelán, en 4 batallones de 1000 hombres cada uno, y se les proporciona nuevos uniformes blancos, con correaje también blanco .
En el año 1812, Napoleón decide invadir Rusia y la mayoría de estos soldados españoles son obligados, en contra de su voluntad, a alistarse en La Grande Armeé. El General Kindelán deja el mando de la unidad y se pierde su pista.
El regimiento parte para la invasión de Rusia. Forman parte de la división del general Friant en el primer cuerpo de ejército. Se calculan los efectivos del Gran Ejercito en unos 600.000 hombres. De estos, solo alrededor de un 50% eran franceses, el otro 50% es la contribución del resto de Europa impuesto por la bota vencedora de Napoleón.

Estaba allí, de pie sobre la colina, y al fondo ardía Sbodonovo. Estaba allí, pequeño y gris
con su capote de cazadores de la Guardia, rodeado de plumas y entorchados, gerifaltes y edecanes,
maldiciendo entre dientes con el catalejo incrustado bajo una ceja, porque el humo no le dejaba ver
lo que ocurría en el flanco derecho.

-¿Alguien puede decirme -se había vuelto hacia sus edecanes, pálido y rechoncho, y los
fulminaba con aquellos ojos suyos que parecían carbones ardiendo cuando se le atravesaba algo en
el gaznate- qué diablos está pasando en el flanco derecho?

-La progresión se ve entorpecida, Sire.

Aquello era un descarado eufemismo. Era igual que, supongamos, decir: «Luis XVI se cortó
al afeitarse, Sire». O: «el príncipe Fernando de España es un hombre de honestidad discutible,
Sire». La progresión, como sabía todo el mundo a aquellas alturas, se veía entorpecida porque la
artillería rusa había machacado concienzudamente a dos regimientos de infantería de línea a
primera hora de la mañana, sólo un rato antes de que la caballería cosaca hiciera filetes,
literalmente, a un escuadrón del Tercero de Húsares y a otro de lanceros polacos. Sbodonovo
estaba a menos de una legua, pero igual daba que estuviese en el fin del mundo. El flanco derecho
era una piltrafa, y tras cuatro horas de aguantar el cañoneo se batía en retirada entre los rastrojos
humeantes de los maizales arrasados por la artillería.

Emilio mira a su alrededor intentando encontrar algo que le de una excusa para buscar unas palabras de ánimo a sus compañeros que tienen un carácter gris y triste que no ayuda mucho a intentar olvidar el lío en el que se encuentran.

- "¿Alguien más piensa que hemos pasado de la sartén al fuego? Porque estoy de acuerdo que la prisión no era una gran posada y que no había demasiado entretenimiento. Pero ver a aquel pequeñajo poniendo poses con su séquito de lamebotas con un estupendo fondo de llamas, será muy artístico... Pero es más coñazo que cuidar cabras."

Sigue andando entre el agreste suelo, como si paseara por un jardín.

- "Yo prefiero dispararle a lo que sea, por tener algo de música digo... Mejor eso a que cante el valenciano."

Estaba claro que el humo iba a ser su mejor amigo durante el resto del día, así que se puso un pañuelo mojado sobre la nariz y la boca para no toser demasiado.

Pues esto es lo que hay, caballeros.

Ahí estáis vosotros, el 326 de línea, en el puto flanco derecho de la batalla, formados en cuadro un poco más allá del alcance de la artillería rusa, y habiendo rechazado sin excesivos problemas un par de cargas de caballería en lo que va de mañana (los cosacos de los cojones se creían que el tema era pan comido, átame esa mosca por el rabo, Iván), preguntándoos qué hacer.

Por encima de vuestros oficiales españoles sólo hay dos gabachos, el coronel Oudin y el comandante Gerard. El primero es una mala bestia, que ya en el paso del Niemen había hecho fusilar a media docena de compañeros que habían intentado tomar las de Villadiego; el segundo había combatido en España en 1808, en el parque de Monteleón, donde quedó admirado del valor de nuestros paisanos.

Pues yo estoy encantado de haber salido de aquel agujero.Volver a respirar aire fresco y sobre todo que los gabachos tienen dinero fresco que esta dispuesto a cambiar de bolsillosDigo antes de escupir hacia un lado.Luego continuo con una gran sonrisa de oreja a oreja: Ademas , una batalla son cuerpos que registrar.¿Lleváis algo de valor que me merezca la pena recuperar de vuestros pellejos o mejor me dedico a los megsieus?.

Emilio sonrío ante el "interesado" comentario de su compañero, parecía que no era el único que quería olvidar sus penas...

- "Cordobés, a menos que tengas morriña y quieras unos calzones de la patria yo que tú apuntaría algo más alto, a los oficiales. Pero de los nuestros, que los puñeteros cosacos parecen más pobres que perros... E igual de torpes."

Siguió avanzando no pudiendo evitar el gesto de bajar el pañuelo para hablar casi a gritos con el sonido de las explosiones en el agobiante clima en el que se encontraban, echaba de menos la verde Navarra.

- "Eso sí, que no se entere el Capitán que te entretienes en tonterías porque seguro que te deja un par de marcas de su generosa y sólida culata."

Sin duda habíamos pasado ya tantas que estar allí en mitad de ninguna parte mientras veíamos como los rusos nos iban a destrozar, antes incluso de que pudiéramos hacer nada, ya era como el que está sentado y mira lo que pasa por delante de su ventana.

- Ojalá se les congelen las putas ideas, tanto a los putos gabachos como a los putos rusos! - Pero si algo había que reconocer era que el clima aún no era tan frío como nos habían dicho por ahí que sería. Lo que ya no podía saber era por cuénto tiempo.

Las palabras del cordobés me hicieron mirarle y negar con la cabeza, aunque hasta hizo que mostrara una sonrisa, irónica, pero una sonrisa a find e cuentas.

- Casi que prefiero decirte que no.. por si acaso más que nada. Ya es un marrón estar en el puto culo del mundo, como para que el tío que pelea a mi lado me pregunte eso..

Sin duda, no esperaba que tuvieran que registrar mi cadáver, porque intención de morirme no tenía precisamente y esperaba poder cumplir eso.

ja,ja,ja,ja.No seáis egoístas, mejor que lo disfrute un amigo que por lo menos brindara a vuestra salud que no uno de esos peludos salvajes de enfrente .Ademas pa lo que vais llevar buenas ganas de hacerse mala sangre .Vuelvo a escupir otra vez .Maldito polvo!.Lo que el capitán no ve no le hará daño

 García se quedó mirando algún punto fijo en el horizonte, sabía que las habían pasado negras pero que quizás y en el peor de los casos, no todo terminaba allí. Escuchar la conversación de los hombres le hizo volver a la realidad, una realidad que odiaba más que a nada en el mundo pero en la cual se sentía vivo. Miró a los hombres como pocas veces los había visto en los últimos días y su deseo en ese momento hubiera sido darles un poco de descanso en medio de aquel mundo de explosiones pero no, no era el tiempo, ya más adelante podrían tranquilzarse un poco. 

-Al menos estoy rodeado de hombres valientes, siempre podía ser peor.

Pero García no hablaba mucho, al menos no quería hacerlo los últimos días pues tenía demasiadas cosas en qué pensar, así que sólo siguió atento la conversación de aquellos que le habían acompañado últimamente y prosiguió el camino.

Dirijo una mirada al plomizo cielo que se alza sobre nuestras cabezas. El tiempo no favorece el ánimo de mi pequeño y desamparado rebaño. El frío y la humadad nos azotan día y noche, mermando nuestras fuerzas y nuestras esperanza.

—Y dice el Séptimo Mandamiento: no robarás. Pero a veces nuestro Señor nos pone a prueba. Y si hemos de robar para sobrevivir, que así sea. Los tiempos son difíciles y el enemigo no perdona. Aún así recordad que somos hijos de Dios y que nuestro Padre nunca nos carga con una cruz demasiado pesada— digo en tono solemne, intentando confortar un poco a los hombros.

Tomo mano de mi rosario y estrecho entre mis tenaces dedos la primera cuenta.

Emilio se acercó al Capitán García que permanecía silencioso y más taciturno que de costumbre:

- "Señor, ¿quiere que los hostigadores del grupo nos adelantemos para inspeccionar el área?"

Con la humareda que se estaba formando no sabían donde se estaban metiendo y podían estar yendo de cabeza a una emboscada charlando tranquilamente...

Tras hablar volvió a ponerse el pañuelo para evitar pasarse el tiempo como Pedro escupiendo el polvo que flotaba en el aire debido a los ataques de la artillería.

El barbuquejo del colbac resultaba cada vez más incómodo, el chacó le apretaba el pecho mientras gotas de sudor le recorrían la espalda, y para colmo se le estaban metiendo los calzones por la raja del culo. Además, se estaba cagando. Cagontó, no es por miedo, es que hace mucho que no hago del vientre, se repetía. Entre estas y otras tribulaciones apenas sí oía la conversación de sus compañeros; aunque sí se le grabó lo que había proferido el Cordobés. A Ortega no le hacía maldita la gracia imaginar su cadáver saqueado por algún engreído alosanfán o por algún bárbaro tovarish. Y eso que su propio sable provenía precisamente de ese tipo de ejercicio. De saquear, vamos.

Mientras desechaba todos esos fantasmas y alguno más, no pudo evitar crispar su mano en torno a la cazoleta de su sable. Al menos seguía ahí. Más de lo que se podía decir del 326 de línea...

De repente, un caballo avanza hasta donde os encontráis. Es el cabrito del coronel Oudin que, para variar, se ha levantado de mal café.

¡Soldados!, ladra desde las alturas. La Fgance os necesita. Vamos a demostgag a esos peggos ggusos el valog de la Ggande Agmée.

Capitain: mande fogmag en línea, ¡que no tenemos todo el día, voyons!

Desde el otro lado de la formación se oye la voz del comandante Bernard: Vamos, caballegos, ya han oido al cogonel, la gloire no espega a nadie.

- Jodidos gangosos de mierda.. - Pensé mirando hacia el caballo y lo agusto que tendría que ir el cabrón del coronel con el culo en la silla de montar. - Tú déjame el caballo que ya verás si vamos o no vamos.. " si tuviegas tantos callos en los pies como tengo yo " ..

Llevaba ya un rato caminando a la vez que rezongaba por lo bajo una y otra vez, pero es que me parecía que aquello ya era mear fuera del tiesto y que al final, tanto hacer el idiota nos matarían a todos, incluyendo al enano que lo lideraba a todos, aunque yo prefería salvar mi trasero y no tener que pensar en el de ninguno de los gabachos de marras, como mucho, en ayudar a alguno de aquellos hombres que llevaban tanto tiempo viajando conmigo y quizás.. bueno, tampoco iba a ponerme a ayudar a demasiada gente que luego el que necesitaría ayuda iba a acabar siendo yo.

XDXDXD

Iba a poner más o menos lo mismo. Me limito a un +1 ^^