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La sombra del Norte

Capítulo 3: Bree

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28/01/2017, 22:55
Director

Capítulo 3: Bree

La Joya en la Concha

Turno 1 - 18 de Noviembre del 1.974 de la Tercera edad

Bree era un antiguo pueblo localizado en pleno centro de Eriador, en el cruce del Camino del Este y el Camino Verde. Era la mayor población de las tierras que llevaban su nombre: una pequeña región civilizada que comprendía otras tres aldeas: Entibo, Archet y Combe. Desde la segunda mitad de la Tercera Edad, en la villa y la región coexistían en paz los hombres de Bree con un grupo numeroso hobbits que habían dejado atrás la Comarca, aunque en estas tierras dominadas por la Gente Alta, los llamaban medianos, por medir la mitad que un hombre común.

Bree se elevaba en la vertiente oeste de la Colina de Bree, cerca del Bosque de Chet. Al pie del monte se podía encontrar un centenar de casas de hombres, construidas con ladrillo, madera y piedra. Más arriba, en la loma, los agujeros Hobbit. El pueblo estaba rodeado por una empalizada semicircular de madera, guardada por dos puertas, una del lado oeste y otra en el extremo sur. Al ser un cruce de caminos importante, Bree canalizaba buena parte del comercio de Eriador, y era una parada obligatoria de todo viajero. Sin embargo, en esos días oscuros un gran número de refugiados la ocupaban donde antes hubiera comerciantes, aumentando así el número de habitantes y atestando sus calles, tabernas y posadas. La guerra obligaba a muchas familias a emigrar de sus casas, sus tierras y sus vidas dejando atrás un pasado que difícilmente lograrían recuperar.

El grupo pasó andando todo aquel día, tan sólo parando a descansar a mediodía para comer y a media tarde para descansar levemente. Desde que dejaran atrás las Quebradas de los Túmulos, Dimrod había aligerado el paso pero sin detener la marcha. Finalmente, al caer la noche llegaron a la ciudad de Bree.

Alrededor de la loma de Bree y de las villas que la circundan había una pequeña región de campos y bosques cultivados, de unas pocas millas de extensión. El grupo subió el camino que llevaba a la puerta de la ciudad, a un lado se encontraba un denso arbusto que crecía a modo de adorno, aunque hacía años que habían dejado de cuidarlo y sus ramas crecían medio salvajes sin belleza alguna, al otro lado se encontraban casas de hombres que no vivían dentro de los límites que marcaba la empalizada de la ciudad. Mientras recorrían aquel camino comenzó a chispear tras un día sin lluvia aunque sin noticias del sol, oculto tras las nubes.

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30/01/2017, 03:49
Mithdúlin

Sueños de cráneos pudriéndose entre la niebla y chirriantes cadenas seguidas del distante tañido de una sombría campana lo habían atormentado hasta que despertó empapado en sudor frío. Dimrod los despertó y los apremió para desayunar copiosamente y partir cuanto antes. Mientras los demás recogían sus cosas, Mithdúlin aprovechó para limpiarse la cara y el cuello con un poco de agua de su odre. No tardaron en dejar la torre atrás, para el alivio de todos.

Caminaron bajo la ominosa pesadez de un cielo nublado y plomizo. Todos parecían estar de acuerdo en abandonar aquella ruta cuanto antes y se dirigieron con prontitud al siguiente destino. Por suerte, no se encontraron con más sobresaltos. La mala fama de las Quebradas, o quizás su imponente número, mantenían alejados a los posibles asaltantes.

Llegaron por la noche a Bree. Las nubarrones cumplieron su velada amenaza en forma de llovizna. No era terrible, pero podía ver en los ojos de algunos de sus compañeros la urgencia por encontrar una buena posada donde reposas sus cansados huesos. 
Mithdúlin observó con pena a los refugiados. Él había abandonado su hogar por voluntad propia, pero aquellos pobres hombres habían tenido que huir. No podía imaginar lo doloroso que debía ser tener que abandonarlo todo; perderlo todo. Aquella era la cara de la guerra que no acostumbraba a ser retratada en las canciones de los elfos. Existían elegías, sí, y muy hermosas. Pero se preguntaba si realmente aquellos bardos habían visto cara a cara la tragedia, los ojos hundidos, las familias rotas...

Pobres almas, hasta estas gentes llega la mano del rey de la casa de hierro*— murmuró para sí, sombrío y cabizbajo.

 

Notas de juego

*: Angmar es "casa de hierro" en sindarin.

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30/01/2017, 20:25
Rossuon Pairaniar
Sólo para el director

El joven noble echó un vistazo a las runas del martillo, intuyendo de repente que debería haber prestado más atención a su maestro. ¿Qué le diría ahora? ¿Le sonreiría con gesto bobalicón mientras volvía a retomar la lección desde el inicio, como siempre? ¿Cuánto tardaría en dejar de atenderle? ¿Qué le habría estado repitiendo mientras él volaba disperso en otras preocupaciones? Cada vez le surgían más incógnitas. Y fue consciente de cuán pequeño había sido su mundo.

Los acontecimientos nocturnos le hicieron tomar la decisión de posponer sus entrenamientos. No quería atraer la atención de más espectros, ni de nada peor. Se sorprendió levemente disgustado, pero sabía que era lo más sensato e intentó descansar. También lo necesitaba. 

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30/01/2017, 20:26
Rossuon Pairaniar

La esencia de los túmulos penetró en los sueños de Rossuon minando su descanso. Despertó a la primera llamada, deseoso por abandonar aquel lugar. Se apresuró con los preparativos para poder iniciar la marcha cuanto antes y a media jornada notó el cansancio acumulado. Durante el día participó activamente en las conversaciones con buen humor y se preocupó por el estado de Gramj, aunque no había parecido que fuera gran cosa para el enano. Al distinguir Bree resopló, un último esfuerzo.

Lo que se encontró no fue de su agrado. Aquellos rostros que lo habían perdido todo y huían de la guerra le perturbaron. Estaba poco al tanto del conflicto, nunca se había preocupado. Y en ese momento no supo si debía lamentarse por ello. Caminó en silencio, ensimismado en sus propios pensamientos. Su padre había intentado prevenirlo. El joven noble no había podido imaginarlo. 

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30/01/2017, 22:12
"Aceroamargo"

Aceroamargo quedó extrañado por las palabras de Mithdulin; aquello era obra de hombres. Con fascinación, fantaseó son el origen del martillo. Tal vez las runas fuesen parte de algún dialecto antiguo de Numenor, un dialecto no usado por Elendil y sus fieles. Tal vez perteneciese a los que habían seguido al orgulloso rey Ar-Pharazôn "El Dorado", que hizo la guerra a Sauron y consiguió apresarlo; aunque su orgullo lo llevó a un mal final cuando osó declarar la guerra a los Valar, provocando la caída de Numenor.

Dado que iban a llevarse la mayor parte del tesoro con ellos, Aceroamargo decidió coger también el martillo. tal vez durante el viaje encontrase a alguien capaz de reconocer aquella escritura. Quien sabe si en el propio Bree, era una importante encrucijada de comercio y, además, la guerra había atraído a multitud de refugiados a las tres colinas.

La caminata aquel día fue pesada; tras el incidente con los tumularios, Dimrod había decidido aligerar el paso. Aceroamargo se mantuvo todo el trayecto en silencio, caminando en su posición junto a la dama Melyanna. Cuando estaban llegando a Bree empezó a chispear, y el joven se quitó el yelmo para evitar el repiqueteo de la lluvia y dejar que se mojase su dorado cabello. Las cosas no parecían marchar bien aún en Bree; los refugiados reemplazaban a los comerciantes y las calles rebosaban de caras angustiadas y tristes. Tales eran el poder y la maldad del Enemigo.

- ¿Haremos noche en la posada? - Preguntó a Dimrod.- No se si habrá sitio...- Sentenció, contemplando el panorama.

Notas de juego

Lo dicho, cojo el martillo.

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02/02/2017, 13:32
Aular Robleviejo

Debe de ser la primera vez que ver un lugar civilizado hace que Aular se relaje pero la noche en la torre y el ataque de los espectros has sido demasiado incluso para el hombre de los bosques. Hay todavía un halo de negrura y algo de inquietud por el hecho de que se hayan traído el tesoro y no puede evitar la sensación de que se han traído un trozo de su maldición con ellos pero poco mas puede hacer que permanecer apartado de eso .
Echa un vistazo al lugar ante la pregunta de Aceroamargo y no puede evitar torcer el gesto ante la idea de tener que pasar la noche bajo techo pero no parece haber una lugar donde pernoctar al aire libre y los lugares civilizados suelen ponerse puntillosos con la gente que duerme en la calle .Si no hay mas remedio..

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02/02/2017, 22:57
Aeth Umbradacil

Durante la jornada Aeth podía sentir las frías miradas de varis de sus compañeros mercenarios clavadas en su nuca, acusadoras; pero él no estaba dispuesto ni inclinado a mostrar arrepentimiento. El oro y la plata valían lo mismo fuera cual fuera su procedencia, y lo único que impedía a los demás abalanzarse sobre el tesoro era el miedo a una maldición imaginaria. A pesar de todo, el explorador cargaba con su nueva y valiosa carga, agradeciendo el peso sabedor de lo que valía todo aquello.

Aunque más cansado y dolorido que de costumbre, cuando terminaron la jornada a las afueras de Bree, ya muy alejados de las quebradas de los túmulos, Aeth no contuvo una carcajada de suficiencia mientras pensaba para sus adentros. - Maldiciones... si claro. A saber lo que tardan intentar en reclamar parte de mi tesoro ahora que hemos dejado atrás las criptas. - 

La escena en el pueblo no era precisamente alegre, incluso en una aldea de paso como aquella se notaban los estragos de la guerra. Cada vez que se cruzaban con un grupo harapiento y con aspecto de no haber comido en varios días le recorría un escalofrío por la espalda y una vocecilla al fondo de su cabeza le susurraba que era afortunado de no pasarlo tan mal como ellos. Aceroamargo propuso entonces acudir a la posada a pasar la noche

Aceroamargo: No se si habrá sitio...

- En mitad del camino no lo vamos a averiguar. - bufó siguiendo con la mirada a una multitud al tiempo que me acomodaba el saco al hombro, intentando que las monedas no entrechocasen demasiado en su interior - Allá vamos. -

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03/02/2017, 14:33
Hunkel Saeta de Hierro

- ¿Sitió para qué?, ¿descansar?, ¿comer algo caliente? - preguntó el enano en tono serio pero suave. -Todo eso lo puedes conseguir en cualquier lugar del camino, no necesitas una posada para ellos. La única diferencia sería un baño caliente con fragancias o bien esas mujeres que suelen pulular en las posadas y que buscan hacer compañía a los hombres por la noche. De hecho, sin ven a una de esas en los bosques, seguro que se trata de otro espectro- concluyó riendo un poco, ante un chiste que probablemente solo el entendía.

Lo cierto era que lo de la posada a él le daba igual, lo único interesante en Bree era conocer un lugar nuevo, pero solo eso. Más allá de todo no había nada interesante, pues lo que realmente emocionaba al enano, estaba afuera, en el exterior.

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03/02/2017, 23:34
Dimrod

-Espero que podamos encontrar una.- Respondió Dimrod. -Sería más seguro pasar la noche bajo techo. - Miró receloso los cofres que portaban los asnos y también a la dama Melyanna, Dimrod era incluso más protector con ella que con el cofre, como bien sabía el fallido galán Eoden.

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03/02/2017, 23:44
Melyanna Forestel

-Agh... -Resopló la dama tras las palabras del enano. -Espero que no estéis hablando en serio. -Dijo con disgusto, ni había entendido el chiste, ni consideraba de buen gusto su comentario sobre las mujeres de las posadas, pero sobre todo le preocupaba tener que dormir una noche más a la intemperie como sugería el enano teniendo posadas en las que poder guarecerse de la lluvia que comenzaba a caer sobre ellos. Afortunadamente Dimrod tranquilizó su espíritu asegurando que buscarían posada para pasar allí la noche.

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03/02/2017, 23:48
Director

Turno 2

Cruzaron la puerta de la empalizada que daba acceso a la ciudad de Bree tras saludar al viejo guardián que la custodiaba y se adentraron en su interior, atestado de gente. Buscaron cobijo en varios lugares sin éxito, todas las posadas en las que consultaron se encontraban sin habitaciones disponibles, incluso el famoso Poney Pisador había colocado en la ventaja contigua a la puerta de entrada un cartel que indicaba que se encontraba sin habitaciones disponibles para esa noche.

La tarea de encontrar lugar donde descansar se estaba volviendo tediosa y agotadora, yendo de un lugar a otro y recorriendo calles y más calles sin éxito alguno mientras la lluvia comenzaba a arreciar. Melyanna se encontraba agotada de dar vueltas de un lugar a otro y Matha, que en ese día apenas había hablado palabra tras el susto de la noche anterior, también se empezaba a cansar de dar tantas vueltas. Hasta que finalmente un grupo de soldados del ejército real se acercó a ellos, sus uniformes estaban sucios y sus barbas descuidadas y desaliñadas, pero en aquellos tiempos, todos los que volvían de la zona cercana a Angmar lo hacía de esa guisa. Los soldados se ofrecieron a escoltar al grupo hasta una buena posada.

-La Joya en la Concha -dijo uno de ellos - es una pequeña pero acogedora taberna frente a la explanada del mercado. Allí encontraréis alojamiento.

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04/02/2017, 13:26
"Aceroamargo"

Aceroamargo dedicó una significativa mirada a Hunkel ante la contestación de Melyanna; si bien todos, o casi todos, los miembros de la escolta estaban acostumbrados y podían pasar perfectamente, durmiendo al raso; la joven noble y su dama de compañía requerían cuidados más "delicados".

Tras patear las calles de la demasiado poblada aldea y tras llamar en innumerables puertas y recibir otras tantas negativas, el grupo estaba a punto de darse por vencido. "Efectivamente, mucha gente para tan poco sitio. En tiempos de guerra hay más refugiados que comerciantes en tiempos de paz." Pensaba el joven.

Pero, por fortuna, una pequeña tropa de soldados leales, los detuvo y les indicó una posada donde podría haber sitio para ellos. Aquello puso de buen humor a Aceroamargo, pero en seguida el aspecto de los soldados lo desconcertó. Uniformes sucios, lo mismo que las barbas descuidadas; un aspecto desaliñado, raro en los soldados del Rey. "O tienen un comandante laxo, o...no tienen uno en absoluto", pensó. Nadie esperaba que un soldado volviese del frente de punto en blanco; pero una vez en Bree, había una disciplina que cumplir. O al menos así habría pensado el padre del joven.

Aceroamargo los miró con ojo más crítico. Evaluándolos. Al fin y al cabo, se estaban ofreciendo a escoltarlos hasta la posada. Decidió ponerlos a prueba.- ¡Svath alde nerehem!- Dijo en tono de saludo, agradecimiento- ¿Berem ased, pert faelas vum dem nordis? ¿Veam buhr aldealas olered efrem? 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro percepción, examinando a la tropa, por si viese algo raro o fuera de lugar en ellos.

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04/02/2017, 13:39
"Aceroamargo"

Notas de juego

Traducción Adunaico.

- Salve y gracias por el consejo hermanos. Pero decidme ¿Como marcha la guerra? ¿Qué noticias traéis del frente del Norte; hace poco que volvisteis no?

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04/02/2017, 17:35
Mithdúlin

Mithdúlin, que había entendido las palabras de Aceroamargo, se preguntó qué le habría llevado a no contestarles en Oestrón. ¿Deseaba probar sus intenciones, acaso? Lo cierto era que podía entender perfectamente sus dudas, aquellos guardias ofrecían un aspecto bastante deplorable para tratarse de hombres del rey. 
Esperaba de verdad que no se tratase de un engaño. Pese a las palabras de Hunkel, él agradecía poder pasar la noche bajo techo sin tener que preocuparse por las guardias. La noche anterior había sido bastante dura y no había podido descansar del todo bien. Miró a Dimrod para ver si él estaba de acuerdo con aquello o también intuía algún problema.
 

¿Creé que podemos fiarnos, maese Dimrod? Me cuesta creer una casualidad tan oportuna— le susurró, procurando que no le escuchasen los soldados.

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04/02/2017, 17:55
Dimrod

-No nos queda otra opción. -Le respondió al elfo. -Hemos paseado demasiado estos cofres por la ciudad, y me temo que si seguimos así levantaremos demasiado interés. Pero no bajéis la guardia, por si acaso.

Su mirada se dirigió una vez más hacía Melyanna, realmente le preocupaba más que le hicieran algo a la dama que a los cofres, o que resultara herida en un posible robo. Por ello tenía cierta prisa por ponerse a cubierto.

-Gracias muchachos. -Les dijo a los soldados adelantándose hacía ellos. -Os seguiremos con mucho gusto. - Dimrod miró entonces al resto del grupo para que le siguieran, pero su mirada mostraba un brillo de desconfianza que pretendía prevenir a los demás para que estuvieran al tanto por si acaso se trataba de una emboscada.

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04/02/2017, 18:05
Director

-Tá an-áthas dúinn. - Respondió el soldado que se había dirigido anteriormente a ellos con cordialidad y la misma amabilidad de Aceroamargo. El numenoreano no se terminaba de fiar del grupo de soldados y estudió con detenimiento al grupo de soldados, llegando a la conclusión, de que su descuidado aspecto se debía al cansancio y el trabajo en la guarnición. -Is é an cogadh deacair. An iomarca básanna. - Informó con cierto pesar. -Táimid tar éis ar ais lá atá inniu ann. Ár tasc a bhí a choimhdeacht ar an dídeanaithe.

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04/02/2017, 18:14
Director

Notas de juego

Del Adunaico:

-Es un placer para nosotros. La guerra está difícil, demasiadas bajas. Nosotros hemos regresado hoy, nuestra tarea era escoltar a los refugiados.

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04/02/2017, 19:31
"Aceroamargo"

Aceroamargo inclinó levemente la cabeza en señal de respeto; quizá espoleado en una velada disculpa por su inicial desconfianza. Al parecer aquellos hombres habían llegado hoy del frente, escoltando refugiados. Lo que había tomado por sospechosa indisciplina, no era más que el rigor de la guerra.- Im-bo forgaenen, enthe morgothi sona.- Sentenció antes de seguir al grupo rumbo a la posada.

Sin embargo, no le pasó desapercibida la mirada de Dimrod, y permaneció alerta; más por no contrariar al eriadoriano que por auténtica desconfianza.

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04/02/2017, 19:38
"Aceroamargo"

Notas de juego

Traducción Adunaico.

Que nuestra suerte cambie, y la desgracia caiga sobre el Enemigo.

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06/02/2017, 02:18
Mithdúlin

Mithdúlin asintió a la respuesta de Dimrod y también se mantuvo alerta. Decidió mantenerse cerca de Martha y prepararse para sacar su arco o su lira en caso de peligro. No estaba entrenado en combate y dudaba que su arco o su arpa sirviesen de algo en un combate cuerpo a cuerpo, pero no estaba dispuesto a ser un estorbo para sus compañeros ni otro pasajero al que proteger. 
Sin embargo, la respuesta del soldado lo tranquilizó un poco. Tal vez sus sospechas eran infundadas, pero decidió no bajar la guardia. Había oído historias y sabía que la sombra tenía ojos por todas partes. Nunca debía uno descuidarse, tanto si era cierto que aquellos hombres decían la verdad como si no, aquella sería una confirmación más de los estragos que estaba causando el rey brujo.