Partida Rol por web

Ainhoa se quedó petrificada al escuchar el grito de alguien más. Ella no era la única que estaba asustada, parecía como si una de sus compañeras también lo estuviese. Así que, sin pensárselo dos veces decidió actuar. De nada servía quedarse allí lamentándose por lo que había visto o había oído. Lo mejor era dejar de hacer el gilipollas, ponerse serias y firmes e ir a ayudar a quien estuviese en peligro. Era muy probable que pudieran estar violándola, pero esta vez no dejaría que volviera a pasar.

Así que, la oronda chica salió corriendo todo lo que pudo para encontrar el origen de su compañera. ¡Ya voy! Gritó a todo pulmón tratando de intimidar a quien la estuviese haciendo daño.

-Mierda!-

El chico entro en una situacion de estres, respirar, uno dos, no había tiempo. Busco algo rápido que le hiciera el apaño de muleta aunque fuera un perchero, antes de dirigirse fuera de la clase siguiendo el grito.

Pero que cojones eran estas puertas, parecían que nos estaban espiando, era una base de datos con diferente información nuestra, incluso cosas privadas como la aversión que tengo yo hacía los aparatos eléctricos. 

El grito de una mujer se oye desde cierta distancia, pero en mi posición no puedo asegurar de que dirección viene. Tengo que salir de aquí y ver si Hellin esta bien. 

Voy a la puerta de la derecha de la última que he probado. Alguna sería la salida....

Trató de orientarse mientras caminaba por el pasillo, alargó un brazo para tantear las paredes en la oscuridad.
no pienses en la serpiente, no pienses en la serpiente, no pienses en la serpiente.... volvió la cabeza tratando de ver algo tras de sí, mientras un escalofrío recorría su espina dorsal.
El despacho de López, tenía que llegar hasta él, el resto seguirían adelante con el plan; eso era casi seguro. Tarde o temprano volverían a reunirse, en el despacho de López.
 

Voy corriendo hacia el grito, sea malo o bueno... Allí se encontraba alguien y prefería estar mal acompañada que sola.

- ¿HOLAAAAAAAAAAAAA?

La velocidad no era tu fuerte, pero avanzabas tan rápido cómo podías. Ya no se escuchaban gritos. ¿Qué habría pasado? La habían amordazado, estaba atada y tirada en el suelo. Un payaso estaría sobre ella mientras se reía cruelmente...

Tus pensamientos no te dejaban centrarte y las consecuencias llegaron de manera inmediata. Algo se puso en tu camino, algo o alguien que te hizo caerte al suelo. La oscuridad... La oscuridad era cruel y traicionera, tanto que no sabías si era una columna o un hombre...
 

Era imposible, pero la serpiente parecía estar siguiéndote. Escuchabas el siseo, notabas cómo reptaba, persiguiéndote... O quizá eran sólo imaginaciones, pero, ¿cómo saberlo? La oscuridad no te dejaba ver más allá.
 

La velocidad de tus pasos no te impedía escuchar unos pasos por detrás. ¿Te estaban siguiendo? ¿Sería la persona que te había tocado mientras estabas escondida debajo de las escaleras?

Lo peor de todo fue escuchar esa risa otra vez...

Tus movimientos no eran demasiado rápidos para evitar sentir el zumbido de las avispas. Cada vez sonaba más y más fuerte, y los choques con la urna que las retenía era mayor. Se iban a escapar... ¡Se iban a escapar!

Te quedaban sólo dos puertas y optaste por la más próxima. Otra vez tuviste que poner la mano sobre el panel, y la misma mujer habló.

Relación cercana con la muchacha conocida como Hellín, reivindicativa.

Los pensamientos de ambos deben ser reducidos. No pueden abandonar la Universidad con esas ideas.

Tus pasos eran inciertos, tan inciertos como el destino de Martin. El muchacho estaba asustado, atemorizado por tener que abandonar el deporte. Y ahora estaba solo, como tu...

¿O no?

Unos pasos detrás de ti te avisó de que estabas acompañada. La oscuridad no te dejaba ver bien, pero los pasos se detuvieron. Cuando tus ojos se acostumbraron medianamente, viste algo que parecía un cuerpo muy pequeño, sentado en el suelo. Unos ojos grandes, sin vida, parecían mirarte desde la distancia...

¡MIERDA!ERES IMBECIL; TODOS LO SABEN E INCLUSO GUIZMO LO SOSPECHA. Por eso te pasa todo...Contrólate y toma las riendas.
Sabina se frotó los ojos con los puños. Tenía que estar imaginándose aquel cuerpo, no podía ser real. Aquello parecía un niño muerto pero si estaba muerto no podía andar...es más...tampoco tenía que estar allí. La chica era consciente de que lo más probable era que se tratase de alguna alucinación provocada poir el estres, igual que la visión de Martin. Sin embargo ahora tenía solo una cosa en mente. Encontrar a Martin y largarse de allí. No tenía que haber aceptado el plan de la imbecil de Hellin de ir por la noche. El suyo era muchisimo mas sencillo y mejor. Se lo explicaría con calma a Martin, le convencería para irse de allí y esperaba que todo saliese bien.

Lo intento de nuevo en otra puerta y parece que no consigo nada, mi paciencia va al límite y grito.

- QUE COJONES ESTA PASANDO AQUÍ, DÓNDE ESTOYYYY.  A que se refiere la voz cuando dice que no puedo abandonar la universidad. Intento en la última puerta que me faltaba.

La maldita risa de los cojones me respondió, ni Sabina, ni Martin, ni Beatriz, ni... Ricardo.

El pánico me absorbió y salí corriendo de nuevo, en ninguna dirección en particular. Esto era horrible, por mucho que huyera la niña me encontraría, no le costaba nada hacerlo.

Recorrí todo el tercer piso corriendo, con la esperanza de ver a alguien o de que alguien me viera a mi ¿Dónde se habían metido todos?

Se pegó contra la pared, y fue caminando lo más rápido que pudo.Temía que aquel maldito bicho satánico le ataquase por la espalda.
Señor, se que he pecado y he actuado en contra de tu voluntad. Todo este plan ha sido un error tremendo, pero...Señor, te lo suplico aléjame de este ente del mal, símbolo de los actos más bajos de los hombres.... Por favor...
Estaba tan nerviosa que apenas podía pensar en otra cosa que no fuese salir de allí. Aún podía oir el siseo de la serpiente persiguiéndola por todo el pasillo.

Esta vez Ainhoa no se asustó, allí no había nadie, así que se puso en pie rápidamente y continuó corriendo. Se había propuesto dejar de preocuparse por las tonterías de su mente. Allí no debía de haber nadie y no era lógico seguir emparanoiándose con ello. Los que gritaban eran sus amigos, y nada ni nadie estaba en peligro.
 

La realidad pudo a tus temores. Era sólo una columna. No había nada ni nadie allí. Te levantaste, con más confianza y tranquilidad para buscar a la chica que había gritado, aunque pensar en ello te llenaba de angustia.

Caminando deprisa, llegaste a un pasillo nuevo. Le conocieras o no, daba igual, todos eran igual. Pero había un elemento extraño allí.

De hecho, a partir de la señal, sí que parecía que el suelo estuviera mojado. Lo que significaba que no estabais solos en la Universidad

Imaginaciones o no, el siseo desapareció en cuando comenzaste tus rezos. Con más seguridad, avanzaste por aquel pasillo a oscuras, deseando llevar ropas que no sonaran tanto al rozarse. ¿O simplemente era la tensión de tu cuerpo que seguía jugandote malas pasadas?

Pero hubo un sonido que parecía que silenciaba a todos. Una voz de un hombre tarareando algún tipo de canción. No le veías, pero si seguías por esa dirección, le encontrarías. ¿Alguno de tus compañeros? ¿O es que no estabais solos esa noche?

Tus pasos calmaban la ansiedad, cosa que ayudaba al no escuchar esa risa espeluznante a tu espalda. Te detuviste y miraste a todos lados. Nada ni nadie. Estabas en medio de la oscuridad de un pasillo, que en esos momentos ni te sonaba, aunque no dejaban de ser todos iguales.

La mente te volcó imágenes de tus compañeros. El grito de antes parecía volver a tus oídos. ¿Dónde estaban los demás? ¿Habrían llegado al despacho y se habrían ido? O peor, ¿les habría pasado algo?

Lo que estaba claro es que esa aventura nocturna no estaba resultando tan exitosa cómo esperabas. Y tus compañeros no estaban por ningún lado...

¿Ricardo habría encontrado a Sabina y te habrían dejado allí sola?