No me lo podía creer que había sido ese ruido, era un disparo sin duda, seguro que alguien había caído. Mi instinto me hace levantarme, pero me mantengo debajo de la mesa.
Motivo: Locura
Dificultad: 12
Habilidad: 0+4
Tirada: 5 6 7
Total: 6 +4 = 10 Fracaso
Escondida ahí con Ricardo me sentía protegida, sin embargo el peligro acechaba. Me giro para darle un beso de tranquilización a mi amigo en la mejilla pero de pronto, mi amigo no estaba...
... En su lugar volvía a estar.... ¡El muerto viviente! No podía ser.
Doy un grito ahogado e intento alejarme lo máximo posible, tropezándome con algunas sillas.
- ¿Dónde está mi amigo?- Pregunto a voz de grito y arranco a llorar.
Motivo: Locura
Dificultad: 16
Habilidad: 0+6
Tirada: 5 8 9
Total: 8 +6 = 14 Fracaso
El estres te ha pasado factura. Tu mente se ha detenido, tanto que parece que está yendo marcha atrás. De manera desenfocada, crees ver todo lo que ha pasado en ese día, pero todo se está perdiendo en el olvido...
Y de pronto, ya no sabes dónde estás. Miras a tu alrededor, y ves una clase y, en ella, Sabina. ¿Cómo ha llegado allí? Hace apenas un segundo estabas bajo una mesa, sintiendo una presión insoportable por la posiblidad de no poder volver a jugar por tu esguince... ¡Tu tobillo! Hasta parece que el dolor ha vuelto a aparecer
Amnesia parcial. Desde que saliste de debajo de la mesa, no te acuerdas de nada.
El estres te ha pasado factura. Tu mente se ha detenido, tanto que parece que está yendo marcha atrás. De manera desenfocada, crees ver todo lo que ha pasado en ese día, pero todo se está perdiendo en el olvido...
Y de pronto, ya no sabes dónde estás. Miras a tu alrededor, y te encuentras con Hellin. ¿Cómo ha llegado allí? Hace apenas un segundo estabas en el pasillo de informática, acababa de decir que tu compañera y tu no podías salir de la Universidad...
Amnesia parcial. Desde que estabas en la zona de informática, no te acuerdas de nada.
Veía a Hellin gritarme que dónde estaba yo, no se que le estaba pasando, o era yo mismo que no sabía dónde estaba. Me encontraba como desubicado, como cuando me pasaba de tomar porros los días de fin de semana, y no me acordaba de nada, salvo que no tenía esa sonrisa característica, todo lo contrario, tenía miedo en el cuerpo.
- Tranquilízate anda, que estoy aquí, no me ves. Miro a mi alrededor para ver si encontraba la causa de que estuvieras dentro de un aula de la universidad.
Sus palabras eran tranquilizadoras pero no me fiaba ni un pelo, miro a la puerta con intención de salir corriendo pero algo me paraba.
La sensación fue como la de despertar de un sueño. ¿Donde estaba?. Reconoció a una compañera suya de la clase de Matemáticas. Creyo recordar que se llamaba Sabina. Pero era demasiado tarde para estar en horario de clase. Además la el aula en la que se encontraban siquiera aparecia en la mente de Martin como un espacio reconocible.
Y luego el dolor de la pierna. Que había pasado. Era como si se hubiese torcido el tobillo, pero ¿Cuando?
El dolor era demasiado real para que fuera todo un sueño. El chico se limito a arrastrarse a la pata coja hasta una mesa para no forzar la pierna. "Joder, por culpa de esto me voy a perder la final"
E Ignorando un poco todo lo que se acontecia a su alrededor se quedo sentado en silencio. Sintiendo como poco a poco le carcomia un sentimiento de desesperacion, esperando despertarse pronto de aquella pesadilla.
¿Que le pasa? ¿Por qué no me habla? Sabina no se había dado cuenta de que Marrtin estaba amnesico, pero estaba muy claro que algo le ocurría. Ahora sí que sí tenían que salir de allí. Martin —llamó suavemente mientras se acercaba— Venga vámonos. La chica se acercó y posó la mano sobre el hombro del muchacho. No pasará nada, de verdad, pero tenemos que salir de aquí o nos pillaran.
Motivo: horror
Tirada: 1d4
Resultado: 2
Motivo: asaltos despavorida
Tirada: 5d6
Resultado: 22
madre mía, me he lucido con las tiradas,jajaja. Por cierto, espero que estén bien, aunque aún ando un poco atontada por la medicación.
Los gritos de Ainhoa parecían servir: Beatriz empezó a aminorar la velocidad de su carrera, haciendo que la otra muchacha pudiera alcanzarla, hasta el punto que casi se detuvo. Ainhoa, sin darse cuenta si pasaba algo o no, cogió de la mano a su compañerera, y juntas comenzaron a subir las escaleras, sin mirar atrás, pero sintiendo las pisadas aceleradas de su perseguidor.
Estaban en un grave problema, y eso no les hizo apenas preocuparse por sus compañeros. ¿Les habría pasado algo? ¿Les habría dado caza ese loco que iba con una pistola por los pasillos de la Universidad?
Haz mezclado las tablas, Beatriz. Te explico.
Os pedí un TS de Locura. En la escena Miedo, Horror y Locura, son las tablas relacionadas con el último post.
Has sacado un 9 en tu tirada, cuando la dificultad era un 15. Has fallado por 6 puntos, por lo que tienes que fijarte en la columna "Efecto moderado fallar por 6~10". Al tirar 1d4, has sacado un 2, por lo que eso se traduce en Depresión:
""l personaje está melancólico, quiere estar solo, no hace sugerencias ni da órdenes"
Por mucho que te esfuerzas, Beatriz no parece hacer ningún esfuerzo por correr. La mirada de tu compañera parece perdida en un abismo oscuro, del que se ve incapaz de salir. Sus ojos se humedecen, pero no llega a derramar ni una gota
Tu mente no da órdenes a tu cuerpo, si te mueves es porque Ainhoa te está obligando. Pero estás tan cansada, y te sientes tan sola... ¿Cómo Dios ha permitido eso? ¿O es que te ha abandonado y te está persiguiendo el Diablo?
No tienes ganas de continuar, estás triste y asolada. Las lágrimas llenan tus ojos, pero sientes como que no merece la pena ni llorar, que no se escapan...
Poco a poco, haces que Ainhoa tenga que tirar más y más de ti, resultando casi un lastre. ¿Para qué seguir corriendo?
La voz de un hombre llega a través de la puerta.
Dejad a los chavales en paz, no saben nada. ¿Y qué si han visto el cadáver del decano? Mañana va a salir en todas las noticias... Ya, se que os han visto, pero no podrán decir nada, porque les pueden echar de aquí... Vale, está bien
Algo en esa voz os resulta familiar. Pero no estáis seguros
Una tirada de Advertir/Notar para ver si sabéis quién habla.
Recuerdas por qué habíais entrado en la universidad, y qué te había pasado en la pierna. Te recuerdo que estabas con Sabina en la garita del conserje porque escuchásteis un ruido y todos salísteis corriendo. Tu te escondiste bajo la mesa y te empezaste a agobiar por el dolor de la pierna (no podrías jugar de nuevo) y por tu claustrofóbia.
Clac, clac, clac...
El sonido de unos tacones recorriendo el pasillo os recordó que la presencia de alguien se estaba acercando. Se detuvo cerca de vuestra puerta
¿Qué coño quieres? susurró la voz de una mujer Si me escuchan, se van a esconder... Me han visto, ¡estúpido! Tengo que callarles la boca... Si no quieres pegarles un tiro en la cabeza, me los traes y yo me encargo. ¡Pero haz lo que te digo o no volverás a trabajar en tu vida de conserje!
El hecho de sentirse totalmente desorientado no ayudaba y poco a poco ciertas cosas volvian a la mente de Martín.
Estaban tratando de robar el examen y acababan de separarse, debido a un ruido que escucharon. Pero lo último que Martín recordaba era estar en otro aula. Mas bien un despacho.
Cuando Sabina comenzó a hablar. El chico alzó un dedo indicando silencio. El ruido de unos tacones se acercaba por el pasillo y de repente una voz de mujer... de mujer.
Por lo que parecía decir les habían perdido de vista. Pero seguían buscandoles. Y ahora estaban en una ratonera.
Cuando los tacones se alejaron Martín susurró a Sabina.
-Bueno, los perdimos de vista, ahora continuemos hacia el despacho de Lopez.
¡Vamos Bea! Gritó Ainhoa mientras tironeaba de la muchacha. No podemos quedarnos aquí, ese loco anda suelto y como sigas yendo tan lento puede que nos pillen. ¡En serio! ¡Tía! ¡Espabila! Tenemos que salir de aquí cuanto antes. Trató de animar a la muchacha aunque no tenía muy claro que lo fuera a conseguir, parecía como si estuviera catatónica, como si todo lo que dijera no sirviera de nada. Pero Ainhoa no se sentía con fuerzas para salir de allí ella sola, y mucho menos sabiendo que la estaba dejando atrás. Joder Beatriz, no me falles ahora...
Nada tenía sentido, estaban a punto de morir y todo por un estúpido exámen. Había obviado todas sus creencias y ahora estaba pagando caro haber apagado a voz de su conciencia. Sin embargo todo estaba próximo a acabar, Beatriz no tenía claro si tenía miedo o no, sólo quería dejar que todo terminara.
Notó en su brazo el tacto firme de Ahinoa tirando de su cuerpo escaleras arriba, ¿en serio creía que así podrían salvarse? Pobre iluso, sólo una cosa podía salvarlas y era rezar. Poner todas sus esperanzas en la magnanimidad del Señor.
Perdón por el error. Parece que la medicación me sentaba peor de lo que creía,jaja.
Sabina le agarró del brazo ¿Estás loco? susurró. Las ganas de abofetearle cuando levantó el dedo en un ademán entre autoritario y sabihondo aumentaron. La chica contó mentalmente hasta diez antes de...bueno. En realidad no llegó a siete. Pese a todo, la idea de abandonarle aún no se le había pasado por la cabeza. No estaría bien.
Sabi...relajate. Está en medio de un ataque de ansiedad. No sabe lo que dice...
No. Martin, nos están buscando y además el despacho de López está vigilado. Habíamos quedado en que nos pirabamos al coche con cuidado y despacio para no joderte más la pierna.
Por la noche no hay clase, niños dijo en voz alta la mujer a la que acabábais de oir hablar, claramente refiriéndose a vosotros. Salid, os tengo que enseñar una cosita que vuestro director ya no va a poder hacer... ¡Ja!
Los pasos de la mujer eran muy lentos, no se estaba alejando. Parecía saber que estábais allí, y quería encontraros.
Y vuestros mayores temores parecieron hacerse realidad. Escuchásteis cómo abría una puerta. Estaba registrando las aulas.