Partida Rol por web

Me había olvidado completamente de Ainhoa.

- Joder es verdad, que cabeza la mía si falta Ainhoa, no no, entonces me espero y ya bajamos los tres juntos. Pause un momento mi discurso y le dije mirando a la cara. A menos que quieras estar un rato a solas, eso depende de tía.

¡Está bien! ¡Confío en ti! Dijo sin añadir nada más Ainhoa. Muchas gracias, te mando un whatsapp con la ubicación cuando vayamos a salir para allí. Estate atenta y ya veré cómo hago para decirles que tú también vienes. ¡No te preocupes!

Buenas noches. Dijo colgando tras escuchar su respuesta.

Ainhoa se terminó de lavar la cara y de arreglar un poco. Adecentó un poco su pelo y salió del cuarto de baño un poco más nerviosa de lo que había entrado antes. Ahora respiró hondo y miró a Hellin que acababa de llamar a la puerta. Perdona, me sentía un poco indispuesta. Dijo llevando su cara a su rostro para tapar un supuesto halo de vergüenza. ¿Dónde está Ricardo?

-Ok, allí nos vemos. No dijo nada más. Estaba demasiado nerviosa por lo que planeaban hacer en la universidad.

- En dos palabras: Im-Presionante jajajaja.- Dijo Martin tras recuperarse de su cara de flipado.-Bueno ya que la has abierto lo mejor sera que subamos y les damos una sorpresa. Dame solo un segundo que cierre el coche.

Martin se acercó a su bolido y tras accionar el cierre centralizado comprobó que todo estaba cerrado y bien cerrado. Luego se volvio hacia el portal donde Sabina deberia de estar sujetando la puerta (deberia...) pensando que se iban a pasar un bueeen rato esperando a pasar la segunda puerta. No sabia por que pero le daba a la nariz.

Jejeje ya te dije, que en mi insti había mucho tío chungo—Sabina recordó como una vez la habían encerrado en un baño y había salido con esa técnica. Afortunadamente nunca había tenido miedo a los espacios cerrados. Sin embargo, cuando Martin sugirió pasar Sabina negó con la cabeza; la idea de esperar tras la puerta no le molaba nada, y menos aún el entrar y encontrárselos dándose el lote o algo así. Aunque sería gracioso abrir la puerta de helena sin las llaves. Eso si que era cierto. Nah, dijiste que preferías esperar abajo ¿no? Pues tomemos un rato el aire, que mal no nos va a venir.

-Y asi es, pero la idea de aparecer en la casa de repente tambien me parece bastante morbosa.- Sugirio Martin mientras sujetaba la puerta apoyado en una mano.- Ademas, igual pillamos a Helena y a Ricardo haciendo manitas- Dijo en tono hilarante y comenzo a carcajearse- Y si eso estuviera pasando me encantaria estar ahi para joderselo y recordarles que ahora mismo tenemos cosas mas serias entre manos.

"La verdad que un poco de diversion no estaria mal, y mas cuando estamos esperando a que la gente baje para ir a la FACULTAD a robar el EXAMEN, asi que no estaria de menos que pasara lo que pasara entendieran que tenemos algo serio entre manos."

Y detras de todo esto Martin estaba interesado tambien en saber si Sabina tenia suficiente habilidad como para abrir la puerta de una casa.

Asi que sin mas dilacion dejo de sujetar la puerta y se dirigio escaleras arriba, sin importarle tanto si Sabina le seguia como si no.

Sabina palideció (dentro de sus posibles) al oír aquella posibilidad que solo había sospechado y de pronto sintió que se ahogaba, que tenía que hacer algo, si se quedaba allí iba a volverse LOCA. Sí...sí...que diablos... además, si estaban liados que tuviesen los cojones de decírselo a la cara en vez de jugar y romperla el corazón. Subiría y abriría esa dichosa puerta.

Vamos. Ya te dije que la del portal es más difícil. Las de arriba, si no han puesto el pestillo estará tirada. Acto seguido la chica subió las escaleras de dos en dos sin hacer casi ruido, gracias a sus zapatillas deportivas. Cuando estuvo al lado de la puerta esperó a que el rubio la alcanzase y con los ojos brillantes por la emoción (o quizás por las emociones encontradas) metió la radiografía y con una habilidad digna de un bombero, policía, ladrón o quien sabe qué abrió la puerta.

Abierta

-¡Ricardo!-Llamo a mi compañero ante la pregunta de Ainhoa, pero este estaba tan cerca que mi tono era un poco exagerado.

- Ya hemos preparado todo, nos esperan abajo.

Llevo la mochila a cuestas y me dispongo a bajar, no sin antes despedirme mucho de mis dos amiguitos peludines. Cuando volviera a casa, les daría chuches perrunas.

Abro la puerta y les ofrezco pasar, siendo muy caballerosa. Aparte, tenía que cerrar con llave.

- ¿Al final Beatriz qué?- Le pregunto a Ainhoa mientras bajábamos.

Al escuchar las palabras de Hellin, me sorprendo, Para que grita si estoy casi a su lado.

- ¿Ya estamos no? le digo a las dos, mientras le intento quitar la mochila a Hellin para que no cargue ella con el peso, para eso soy un caballero. Deja que ya lo llevo yo, que aunque llevemos poco se nota el peso.

Ainhoa no pudo evitar disimular el rubor en sus pálidas mejillas. ¿Tan evidente era que había ido al baño a hablar con Beatriz? No pensaba que Hellin se hubiera dado cuenta de ello, la verdad. Así que mentir sería absurdo, además no estaba por allí Sabina que realmente era a la que le molestaba contar con el apoyo de más gente.

Bueno... dijo dudando como sacar el tema, Beatriz ha dicho que nos ayudará, aún no sé cómo, pero creo que sabe más de lo que me ha querido decir, supongo que si me lo contaba todo lo mismo la dejábamos fuera, así que ha preferido quedar con nosotros allí y guardarse algún tipo de as en la manga.

Ainhoa, Hellin y Ricardo estaban preparados para bajar. Hellin fue a llevar la mano al picaporte de la puerta cuando ésta se abrió sola.

La situación se puso tensa. El pasillo estaba a oscuras y sólo podíais ver dos figuras oscuras, dos pares de ojos que os miraban.

Pero, cuando la luz se hizo, allí estaban Martin y Sabina, la última con la radiografía en la mano.

El pálido rostro de Ainhoa se volvió aún más pálido si cabía. No pudo evitar un respingo y llevarse el bolso hacia su pecho. Luego se frotó la cara y mostró una amplia sonrisa a sus compañeros.

¡Joder! ¡Qué susto más tonto me he dado! Serán los nervios del momento... dice encogiéndose de hombros y saliendo la primera.

Al salir de la casa, de repente aparecen dos sombras delante de nosotros, y mi instinto hace que me ponga delante de Hellin para evitar que le pueda pasar algo. Luego más tarde me doy cuenta que son Martín y Sabina, y la radiografía con la cual conseguiremos entrar esta noche en la universidad.

- Que susto me habéis dado. Dije con una media sonrisa, tampoco quería parecer un miedoso delante de las chicas.

A Martin todo le resultaba muy comico.

-Os habeis asustado, eh cabronceteees?- Dijo entre una carcajada.- Aunque tengo que decir Sabina que eres increible, contigo no habrá puerta que se nos resista en la facultad.

Martin vio el estado del grupo, a priori no parecia que hubieran preparado nada, pero tampoco hacia falta ser arrogante.

-Ahora, que lo sentimos por el susto. Solo queriamos daros una sorpresa pero no esperabamos que fuerais a salir ya. Estabais tardando tanto...

Por ultimo antes de cederle la palabra a ninguno de sus compañeros no podia acabar sin soltar la frase que llevaba todo el tiempo rondandole por la cabeza, asi se quitaria la preocupacion de encima.

-Estamos listos entonces?

No es para tanto... dijo Sabina con calma y ligeramente ensimismada antes de volverse hacia Hellin y decirle en tono preocupado Helena, deberías pasar el cerrojo cuando estés sola. Es más fácil de abrir de lo que pensaba. Y no te olvides dar vueltas al pasador cuando salgas. Ya has visto que fácil se puede abrir una puerta.

Y alguien podría teñirte el pelo mientras duermes de un color humano y dejar de ser "guay".... Te has pasado Sabi, ella no tiene la culpa, no es mala tía...joder... Será mejor que deje de pensar esas barbaridades ¿Me convertirá eso en una mala persona? Nunca haría nada malo a nadie pero joder...no me gusta pensar estas cosas.

Tras un  par de segundos pensativa sabina esbozó una sonrisa dulce y picarona. Sus ojos brillaban y, aunque parecía nerviosa, se la veía bastante entera. Además se había cambiado de ropa; ahora llegaba unos leggins negros y una amplia camiseta oscura que llegaba casi hasta las rodillas. Parecía un ladrón de película, de aquellos que se pegaban contra las paredes mientras un foco de luz los buscaba. 

Ya veréis como todo sale bien. Mañana haremos circular el examen. Lo meteremos en las carpetas de los alumnos y en las mochilas con una nota explicando porque lo hacemos. ¿Nos vamos?

¡Venga! Dijo asintiendo ante todos los consejos que Sabina le daba a Hellin. Ya no había razón por la que seguir permaneciendo allí. Además ya tenía la excusa perfecta para contar en el plan con Beatriz. Así que no había razón para investarse una.

Y entonces Ainhoa se dio cuenta de lo que estaban a punto de hacer, comenzó a ponerse más nerviosa de lo que pensaba, se le helaron las manos y las rodillas comenzaron a temblarle. Era mejor estar callada y mantener un poco las distancias, no quería parecer la cobarde del grupo.

Joder... es que como nos pillen se nos va a caer el pelo...

Al ver aquellas dos figuras y todo completamente oscuro no pude pensar en otra cosa.

"Aliens, sabía que algún día vendrían a por mi. Sé demasiado de ellos y cada día sé más."

Veo como Ricardo se pone delante de mi para protegerme y yo le cojo por atrás, abrazándole fuerte.

"Si le van a abducir a él, yo voy detrás" Pienso decidida.

Entonces, tras los comentarios de mis compañeros, me doy cuenta de que no eran aliens, si no, Sabina y Martin.

- Ya lo tenemos todo listo, vamos para allí.- Digo algo enfadada, pero disimulando el susto.

- No te preocupes Sabina, suelo cerrar bien.- Le contesto secamente, aún afectada por el susto.

"Y después de lo de la niña cerraré mucho mejor."

Listos para partir, os encaminasteis hacia la Universidad.

Los nervios estaban a flor de piel. Hacíais comentarios, pero rápidamente la atmósfera os callaba. La situación era, cuanto menos tensa. Ibais de camino a robar un examen. Si todo salía bien, os podríais quedar estudiando. En caso contrario... Era mejor no pensarlo.

El camino se hizo muy corto, quizá demasiado corto. Algo en vuestro interior esperaba que hubiese algún problema que os impidiera llegar, pero no fue así. Así que aparcasteis. Allí estabais.

Y, en los aparcamientos de la Universidad, visteis una figura solitaria que no dejaba de moverse. Era de noche, pero no quitaba que seguramente os pudiera ver. De hecho, parecía que sí os había visto.